Esperanza, quien tiene ahora 36 años, cuenta en sus desgarradores relatos que recorrer la selva cargando un fusil del doble de su estatura, someterse a humillaciones e incluso presenciar abusos sexuales por parte de los comandantes guerrilleros hacia sus compañeras, fue vivir el peor infierno de su vida.
Foto: Eder Rodríguez
Por Carolina Gómez
Comunicadora Social-Periodista santandereana. Apasionada por la escritura, los idiomas y la fotografía. Amante de la verdad y amiga de la empatía. Writer_Caacgomez@elespectador.com