Operación Berlín: el ataque militar del que siguen apareciendo víctimas
El Espectador conoció la historia de una sobreviviente de la operación militar contra las FARC en la que murieron más de 74 niños que habían sido reclutados a la fuerza. Después de dos décadas, han sido exhumados más de 40 cuerpos.
Carolina Gómez
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En el cementerio Campo Hermoso de Bucaramanga (Santander) se encontraron hace menos de un mes 11 cuerpos, de los cuales ocho eran de niños que fueron reclutados por las extintas FARC y que murieron a manos del Ejército durante la Operación Berlín. Estas víctimas, que datan de principios de siglo, se suman a las otras 33 que se han recuperado desde el 2022. En el proceso de exhumación han participado tanto el Estado como las familias, que, a pesar del paso del tiempo, mantienen viva en su memoria la tragedia y continúan luchando por saber la verdad. El Espectador conoció la historia de Esperanza*, quien fue una de las niñas reclutadas en el Meta y que sobrevivió a violencia de la guerrilla.
El Ejército presentó la Operación Berlín en el año 2000 como una victoria militar en la que acabaron con la columna móvil Arturo Ruiz de la entonces guerrilla de las FARC. Sin embargo, el informe final de la Comisión de la Verdad señaló que durante los combates de esa operación, las Fuerzas Militares sabían que al menos 150 niños estaban en las filas del grupo armado y continuaron con la ofensiva. Los menores recorrieron a la fuerza casi todo el país con los alzados en armas que disputaban el control en la zona del Catatumbo con los grupos paramilitares. Niños de al menos tres departamentos (Caquetá, Meta y Guaviare) fueron llevados al campamento El Borugo liderado por Víctor Julio Suárez, alias “Mono Jojoy” o “Jorge Briceño”, en La Macarena (Meta).
En 2019 la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), a través de un informe redactado por Esperanza y otros niños sobrevivientes, conoció que menores de edad habían sido reclutados forzosamente por la guerrilla, obligados a recorrer más de 1,100 kilómetros desde Meta hasta Norte de Santander por tierra y río por aproximadamente cinco meses, y fueron atacados por el Ejército en la selva. Estos hechos llevaron a Esperanza, según afirmó a este diario, a vivir en el anonimato y a refugiarse durante más de 15 años en su verdad, porque la justicia no los reconoció como víctimas de la violencia, se sintieron perseguidos y juzgados como guerrilleros ante la sociedad.
Esperanza, quien tiene ahora 36 años, cuenta en sus desgarradores relatos que recorrer la selva cargando un fusil del doble de su estatura, someterse a humillaciones e incluso presenciar abusos sexuales por parte de los comandantes guerrilleros hacia sus compañeras, fue vivir el peor infierno de su vida. Cada paso que dio en la guerra era “un paso hacia la muerte”, según cuenta. Solo pensaba en cómo los violentos la alejaban de su madre y, que a pesar de las carencias que tuvo en su humilde casa, era una niña que se sentía amada por su familia.
Como un milagro, Esperanza describe haber sobrevivido a la arremetida del Ejército contra la columna de la guerrilla en la que fue obligada a militar. Tras la tragedia, de la que tuvo que salir caminando sobre los cuerpos de decenas de niños, emprendió la búsqueda de una de sus compañeras, pero hasta ahora no la ha encontrado. En esa labor, también tiene las manos metidas la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), que se ha encargado de la exhumación de 44 cuerpos que fueron encontrados en el cementerio Campo Hermoso de Bucaramanga en tres fases de intervención.
En el campo santo, según encontró la UBPD, las bóvedas que guardaron por 24 años los cadáveres de algunas de las víctimas de la Operación Berlín fueron reutilizadas por otros ciudadanos, cuando no quedaron más que huesos. Allí, año a año, fueron dejando bolsas con restos al fondo de la fosa, sin ningún registro ni orden administrativo del cementerio, lo que aún complica el trabajo de recuperación de cuerpos y reconocimiento de víctimas que adelanta la Unidad y lo ha hecho más demorado.
En diálogo con El Espectador, Luz Janeth Forero, Directora de la UBPD, aseguró que en todas las fases de búsqueda siempre hay mujeres víctimas que quieren participar y sentir que no están decayendo en el intento de encontrar a sus seres queridos. “Me dicen cosas como ‘así sea un huesito, doctora, así sea el polvito entrégueme algo’”, narró Forero a este diario. Dentro del equipo de la Unidad, hay psicólogos e investigadores como Ana María Salamanca que acompañaron el proceso previo a la exhumación de los cuerpos en Santander. Según ella, algunos relatos de sobrevivientes de la Operación Berlín, no todas las víctimas habrían terminado en ese departamento.
Salamanca en diálogo con este diario, manifestó que según ha podido conocer de boca de las propias víctimas que, aunque muchos de los reclutados para combatir a los paramilitares en el Catatumbo murieron en el ataque del Ejército en el Páramo de Berlín (Norte de Santander), hubo otros que lograron desertar, algunos, al parecer, enfermaron y murieron en el camino. Unos más, sí llegaron a la zona fronteriza con Venezuela para continuar la guerra por el control de ese territorio.
Cuando pudo llegar a Bogotá escapando de la violencia, Esperanza fue acogida por la Organización Benposta, una institución que promueve el derecho de los niños y niñas a una vida digna y a su reconocimiento como sujetos sociales. En su paso por la organización, fue protegida, acompañada junto con otras niñas víctimas de ese operativo militar y sintió la confianza para hablar de las cicatrices que le dejó el conflicto.
Esperanza relata que todos los niños de la columna móvil Arturo Ruiz de las FARC recibían órdenes de alias “Jorge Briceño”, quien al parecer era el encargado de armar toda la estructura guerrillera en el Meta, que habría sido solicitada por Rodrigo Londoño, alias “Timochenko” en el Catatumbo. Sin embargo, en un vídeo publicado el 22 de diciembre de 2021 por la Comisión de la Verdad, Londoño, quien fue el último comandante en jefe de las FARC, afirmó que “Jorge Briceño” fue quien hizo la propuesta de crear una nueva columna para enfrentar el paramilitarismo.
Por lo ocurrido con los niños durante la Operación Berlín, la Comisión de la Verdad llamó en 2021 a Andrés Pastrana, quien era el presidente en la época de los hechos. Su respuesta fue que aunque no recordaba los hechos puntuales de esa operación, confiaba en que el comandante de las Fuerzas Militares de su gobierno (Fernando Tapias Stahelin) respetaba los derechos humanos y no iba a haber abusos o excesos de la fuerza pública. Sin embargo, la realidad es otra y, aún más de 20 años después de la muerte de los niños a manos del Ejército en la Operación Berlín, ningún presidente de Colombia, ni el Ejército se ha dirigido a las víctimas para pedir perdón.
*El nombre de la víctima que habló con El Espectador fue cambiado por su propia petición para salvaguardar su seguridad.
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