Palacio de Justicia: las cartas de nostalgia 37 años después del holocausto
Al cumplirse 37 años de la barbarie dentro del Palacio de Justicia, El Espectador invitó a varios de los familiares de las víctimas de este capítulo de la guerra a que le escribieran una carta a su ser querido. Estos fueron los mensajes.
Daniel Osorio Posada
El 6 y 7 de noviembre de 1985, 30 guerrilleros del M-19 se tomaron el Palacio de Justicia para hacerle un juicio popular al entonces presidente, Belisario Betancur. Luego el Ejército perpetró una retoma violenta en un edificio colmado de magistrados de las cortes, empleados, abogados, guerrilleros y visitantes. La toma y retoma resultaron en más de 100 muertos y, entonces, el reporte de 11 desaparecidos.
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El 6 y 7 de noviembre de 1985, 30 guerrilleros del M-19 se tomaron el Palacio de Justicia para hacerle un juicio popular al entonces presidente, Belisario Betancur. Luego el Ejército perpetró una retoma violenta en un edificio colmado de magistrados de las cortes, empleados, abogados, guerrilleros y visitantes. La toma y retoma resultaron en más de 100 muertos y, entonces, el reporte de 11 desaparecidos.
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El Espectador realizó un ejercicio con familias de las personas que sufrieron este capítulo de la guerra en Colombia. Los familiares le escribieron una carta a su ser querido. De la correspondencia familiar florecieron reclamos a la justicia, recuerdos, historias familiares y un sentimiento de ausencia que solo ellos pueden describir.
Carta a Gloria Isabel Anzola de Lanao, abogada desaparecida durante la retoma. Su cuerpo fue entregado en 2019.
Madre de mi corazón, espero te encuentres bien y finalmente te hayas podido encontrar con mi abuela Bibiana, y le hayas dado paz, porque siempre te buscó y la angustia de no saber dónde estabas fue lo que acabó con su salud y calidad de vida. Espero te encuentres en paz.
Madre, nosotros seguimos trabajando. Ahora vivo al lado del mar y estoy aprendiendo a disfrutar de este pedazo puro y natural de la vida. Cerrar la página de tu búsqueda no fue algo fácil, pero procuramos mantener algo de paciencia y cogernos de algún lado para no perder la esperanza en la humanidad.
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Lo tengo todo, y te agradezco porque sé que me cuidas desde el cielo. Los años pasan, vamos envejeciendo. A mi padre lo tuvieron que intervenir médicamente, pero él anda en sus recuperaciones, fuerte y sabio como el roble, como siempre. Es una persona increíble. Igual que mi angelito: mi madrastra, y ahora que tengo a mi sobrina es como una versión pequeña de ella.
Dame fuerzas, pues con el tiempo las heridas dejan huella, pero cicatrizan y en el mundo de la información que corre tan rápido la memoria es muy corta. Yo no te olvido, no permitiré que eso ocurra y tampoco permitiré que tu memoria sea un dolor más, sino el ejemplo de una lucha por todas esas familias que buscan a sus seres queridos. Te amo con el corazón y gracias por ser mi fuerza.
Carta a Luz Mary Portela. Estaba reemplazando a su madre como lavaplatos de la cafetería. Su cuerpo fue encontrado en 2016.
Hola mami, soy Rosa Milena. Llevo mucho tiempo sin escribirte. Aprovecho para agradecerte por la mujer que soy hoy: solidaria, buscadora, justa, soñadora y amorosa. He de admitir que desde que no estás aquí todo ha sido incierto, he tenido aciertos y fracasos, crecí muy rápido, al parecer con tu ausencia. Te extraño, pero he sentido tu presencia en cada paso que doy, porque lucho todos los días para no olvidarte. Me aferro a tu recuerdo y siento que estás aquí cuando recuerdo tus caricias, abrazos y besos, la gelatina verde que nos solías preparar y la música que te gustaba escuchar.
Te cuento que he conmemorado cada año desde que te desaparecieron y te arrebataron de nuestro hogar, he buscado, caminado, marchado, insistido y resistido hasta que lo logré. Cuando empecé a buscarte creí ser tu hermana, y al pasar mucho tiempo me enteré de que soy tu hija. Fue reparador encontrarte, aunque me invadió un mar de emociones, entre ellas la melancolía, al tenerte y saber que aún faltan desaparecidos, por eso ahora me dedico a trabajar en buscar la verdad de lo que te pasó a ti y a los demás desaparecidos.
Es impactante para mí verte salir viva de allí y recibir lo que no se desintegró de tu cuerpo. Recuerda que para mí eres la semilla que la tierra transformo en lucha, en justicia, en verdad. No sé cuantos años más pasarán, pero esta semilla que dejaste en mí seguirá germinando en persistencia, seguiré buscando la verdad para ti y los demás, seguiré creciendo, participando, ayudando, he decido que ahora la memoria es mi camino.
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Mami, no quiero decir adiós, trataré de escribirte más seguido, ojalá con buenas noticias: que todos tus compañeros aparecieron, que la sentencia se cumplió en totalidad y que los responsables nos contaron la verdad y que en nuestro país no volvieron a haber desaparecidos.
Carta a Nury de Piñeres de Soto, trabajadora del despacho del magistrado Dante Fiorillo. No hay claridad sobre si un cuerpo enterrado en 1985 corresponde al de ella.
Hola, mami, han pasado 37 años desde la última vez que me despediste en la ruta del colegio con un beso en la mejilla, un te quiero y una tarea: traer mi fólder para revisar mi ortografía. Quiero que sepas que te cumplí, llegué con mis guías y se quedaron sin corregir porque no volviste a casa. La buena noticia es que mejoré mi ortografía, lo que tanto te preocupaba. Te extraño, mami, tu ausencia duele. Daría lo que fuera por tenerte junto a mí y sentir tu amor. Te esperé meses en la ventana de la casa pensando que algún día me encontrarías, hasta que un día perdí la esperanza y entendí que no te volvería a ver.
Mami, te quiero contar una gran noticia para que te sientas orgullosa de mí: me gradué como administradora de empresas y hace poco me especialicé. A veces me pregunto si debí estudiar derecho para seguir tus pasos. Aunque no fue fácil para mi papá quedarse solo con una niña, le doy gracias porque lo que soy se lo debo a él, valieron la pena todos sus esfuerzos. Soy muy feliz, mami, tengo un hogar con un hombre maravilloso, se llama Alejandro, llena mi vida de momentos alegres y mucho amor. Además, tienes un nieto hermoso, Juan Sebastián, un niño con un gran corazón, amoroso e inteligente, que ahora tiene nueve años, la misma edad que tenía yo cuando ocurrió la toma del Palacio de Justicia en 1985.
Mami, te tengo una mala noticia, hace siete años recibí una llamada de la Fiscalía para autorizar tu exhumación, no están seguros del levantamiento de tu cuerpo del año 1985 y lo peor es que no ha sido posible determinar tu ADN. Te han realizado tantas pruebas sin resultados y me agobia no saber si eres tú o dónde estás para darte una despedida digna y cumplir la promesa que querías: ser enterrada cerca del mar. A raíz de esto he indagado mucho sobre tu caso y son más las dudas que las respuestas. Solo espero conocer la verdad, quiero saber qué pasó contigo y que puedas descansar en paz, no merecías morir así.
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Mami, eras el ser más hermoso que Dios puso en nuestras vidas, eras una mujer noble, inteligente, y sobre todo, con un amor incondicional para tu familia que te extraña y que todos los días te lleva en su corazón. Con amor, tu hija, Yovi
Carta a Ana Rosa Castiblanco, trabajadora de la cafetería desaparecida. Su cuerpo fue encontrado en el 2001 e identificado en el 2017.
Por medio de estas palabras te quiero expresar que, desde tu desaparición, tú recuerdo vive en mi corazón. Que aunque han pasado 37 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia, recuerdo ese 6 de noviembre como el día en el que la angustia llenó todo mi cuerpo y mis pensamientos. Recuerdo que desde esa fecha te busqué sin parar y que luego de todos estos años tu memoria y tu ser viven en mi corazón.
Quiero contarte que con el pasar de los años tu recuerdo ha construido magia en mi vida. Hago parte de una obra, sí, ¡una obra!, jamás me imaginé hacer parte de un proyecto así, es muy bonito recordar y darle vida a los momentos que compartimos juntas por medio del arte.
Te cuento que desde el momento de tu desaparición conocí varias personas que perdieron a un ser especial como lo eras tú para mí. Un suceso tan terrible que vivimos en el país, como es la desaparición forzada, nos llevó a unirnos como los familiares del Palacio de Justicia, y desde ese momento he construido lazos de búsqueda, lucha, amor y resistencia con grandes seres.
Esta carta es para decirte que seguiré manteniendo tu recuerdo vivo por medio del arte y mis palabras, y que con cada paso que doy mantengo tu memoria, ya sea en fotos, palabras, arte. Esto se debe a que desde hace 37 años hago parte de varias organizaciones con as que luchamos por mantener el recuerdo de las personas desaparecidas, y que hasta donde la vida me llene de fuerza estaré para recordarte recordar a los miles de desaparecidos del país.
Carta a Carlos Augusto Rodríguez, administrador de la cafetería, desaparecido durante la retoma del Palacio. Aún no ha sido encontrado.
Carlitos, querido hermano.
Ojalá, ojalá pudiera hablar contigo. En estos días se van a cumplir 37 años de no verte, de no poder compartir contigo. Hace 37 años te desaparecieron, acabaron con tu vida, acabaron con tus sueños. Para nosotros también ha sido muy duro, para nuestros padres especialmente. Fue como arrancarnos un pedazo de la vida. Lo peor que le puede suceder a un ser humano te sucedió a ti y a tus compañeros: la desaparición forzada.
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No solo tuviste que vivir las 28 horas de la tragedia de la guerra librada entre las Fuerzas Militares y el M-19 en el Palacio de Justicia, sino que, cuando por fin lograste salir, te llevaron a la Casa del Florero, te subieron al segundo piso por considerarte especial y luego te llevaron a instalaciones militares. Te desaparecieron y no volvimos a saber nada de ti. 37 años, casi una vida completa.
No pudiste compartir con tu hija que acababa de nacer. Alejandra tenía apenas un mes de nacida cuando te desaparecieron. Para ella también ha sido muy duro no poder tener a su padre, no poder compartir su vida contigo. Habrías sido un magnífico padre, así como fuiste mi hermano. Eras una persona maravillosa.
Te extraño, te extrañamos todos, todos los días. Hemos luchado mucho, pero desafortunadamente esta lucha no ha dado tantos frutos. Ha sido una lucha muy difícil. Se han conseguido logros importantes de justicia, pero desafortunadamente se han ido desbaratando con el tiempo.
Se logró la condena de dos importantísimos oficiales que fueron los principales responsables de tu desaparición: el coronel Plazas Vega y el general Arias Cabrales. El primero finalmente fue absuelto por la Corte Suprema de Justicia y el segundo, que fue condenado por la Corte Suprema, ahora está gozando de beneficios de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
La lucha ha sido muy difícil, especialmente para tu padre, que le dedicó casi todo lo que quedaba de su vida a buscarte y a buscar justicia y verdad. Nuestra vida cambió por no estar tú, por no contar contigo. Estabas pasando por uno de los mejores momentos de tu vida, terminando tu primer año de Derecho. Habías decidido irte por la misma línea de tu papá, estabas felizmente casado con Cecilia, acababa de nacer tu hija Alejandra, les estaba yendo muy bien administrando la cafetería del Palacio de Justicia. Esta tragedia cortó todo.
Lamento mucho no haber podido hacer nada mejor por ti, hemos trabajado mucho y hemos luchado, pero desafortunadamente nunca logramos recuperarte, de todas maneras, seguiremos insistiendo. No esperamos ya mayor cosa de la justicia, pero por lo menos de la memoria sí. Te recordamos todos los días y siempre estaremos exigiendo que se reconozca la dignidad tuya y la de tus compañeros. Te quiero mucho, hermano y lamento tremendamente todo lo que ha sucedido.
Carta a Héctor Jaime Beltrán, trabajador de la cafetería desaparecido. Su cuerpo fue encontrado en 2017.
Ya transcurrieron 37 años sin verte, años en los que, a través de sueños, cartas, pensamientos y charlas imaginándote a mi lado, te cuento todo lo que ha pasado desde tu desaparición.
Mi Yimmy, como te he dicho antes, nuestras hijas crecieron. Si estuvieras ahora serías abuelos y nuestros nietos te harían sentir muy orgulloso, son muy amables, generosos y solidarios. Te imagino hablando con ellos por mucho tiempo, contándoles lo hermosa que es tu tierra, Sahagún, hablando de tus dibujos y tus historias leídas en tus librillos. Si no te hubieran desaparecido, supongo que así vivirías junto a ellos.
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Te he contado cada asunto que va sucediendo con lo del Palacio de Justicia, pero, ¿sabes?, algo ocurrió no hace mucho, fue algo triste, complejo y doloroso. Te vi en un video saliendo con vida del Palacio de Justicia, tal y como un testigo ya lo había dicho. Te vi asustado con los militares que te conducen a la Casa del Florero.
Mi Yimmy, fue desconcertante ver eso, yo ya había cerrado un ciclo doloroso cuando recuperé algunas partes de tu cuerpo hace cinco años, pero ahora te volví a imaginar corriendo entre disparos y fuego pidiendo por tu vida, aferrándote a la fotografía que llevabas en tu camisa ese día, la foto de tus cuatro hijas.
Me duele ver esto porque no quería que sufrieras. Te esperé y te busqué por mucho tiempo, y ahora, al mirar nuevamente esas imágenes, regresó el dolor, la infinita tristeza y la impotencia. Hoy no quiero escribirte más, pero quiero terminar diciendo, como siempre, que pase lo que pase amor mío, me he prometido seguir buscando la verdad hasta que mi corazón deje de latir.
Tú siempre estás en mí.