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Desde que el 23 de mayo la Corte Constitucional le permitió al periodista homosexual Chandler Burr adoptar dos menores de edad colombianos, aduciendo que su condición sexual no era motivo para impedir la adopción, el alto tribunal no se ha vuelto a pronunciar respecto a la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten.
Por ello, una pareja de lesbianas de la ciudad de Medellín le escribieron a los magistrados de esta corporación para que estudien prontamente la tutela que ellas interpusieron para que les permitieran adoptar y que ha generado todo un debate en el país entre quienes consideran que permitir a los homosexuales adoptar iría en contra de los derechos de los niños y quienes sostienen todo lo contrario y agregan que a la población LGBTI se le deben respetar los mismos derechos que a los ciudadanos heterosexuales.
Esta es la carta escrita por las lesbianas de la capital antioqueña:
Carta abierta de las Mamás Lesbianas de Medellín a la Corte Constitucional
Honorables Jueces de la Corte Constitucional de Colombia,
Hace 3 años nos acercamos al ICBF queriendo brindar la protección de 2 adultos a nuestra niña de entonces 1 año de edad, protección que por ley y constitución le es debida, al igual que a todos los otros niños de este país. El ICBF, y al parecer ustedes, no están de acuerdo con que la niña tenga los mismos derechos de protección, patrimonio, buen nombre y familia que otros niños. Nuestra niña es ciudadana de segunda clase, obligada a ser protegida por un solo adulto, por una mamá que es condenada a ser legalmente soltera, aunque ya haya escogido una pareja con quién conformar su familia.
Nuestra niña y sus mamás (todas colombianas) y su caso frente a ustedes son menos importantes que casos de extranjeros, que se resuelven en pocos meses mientras el nuestro languidece años sobre sus escritorios y su resolución se pierde entre politiquerías e influencias indebidas.
En este caso ustedes han decidido ignorar la ciencia, la jurisprudencia sentada por ustedes mismos sobre familia y los derechos de los ciudadanos y el hecho de que este es un estado laico, donde nadie tiene la potestad de imponer su moralidad sobre los demás. Han recibido a la jerarquía de la Iglesia Católica en sus recintos, negándonos a nosotras una audiencia bajo iguales condiciones.
Ser homosexual no es un delito, no es una enfermedad, y así les parezca a ustedes indecente o no, es una opción válida de vida, protegida por la Constitución. Teniendo esto en cuenta, los argumentos de que la niña pueda o no escoger ser homosexual no aplican; son tan consecuentes como preocuparse por si va a escoger ser liberal o conservadora, ingeniera o artista.
Si son válidas, en cambio, sus preocupaciones de que por ser sus mamás homosexuales, o si ella decide escoger este estilo de vida, pueda tener una vida más difícil por la homofobia que algunos de ustedes mismos exhiben y exudan en sus argumentos. Sin embargo, es su deber como Jueces de la República, garantizar la aplicación de las leyes que protegen a esta niña y a otros niños con familias homoparentales y que asegurarán que su vida sea tan plena y tranquila como a la que tienen derecho todos los niños colombianos.
Los derechos de los niños no dan espera. Nuestra hija merece pronta y cumplida justicia. ¡Manos a la obra!