Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Libertad de expresión o derecho al buen nombre? Ese fue el debate que acaba de zanjar el Tribunal Superior de Bogotá, tras una tutela del cineasta Ciro Guerra, reconocido por haber sido nominado al Óscar en 2016. El artista, inmerso en una disputa legal por siete denuncias por presunto acoso y abuso sexual, presentó este recurso judicial a mediados del año pasado. Para el tribunal que estudió la tutela, más allá de lo plasmado en un reportaje de la revista Volcánicas en junio de 2020, toda publicación de prensa debe estar “debidamente soportada y corroborada” para cumplir con los requisitos de veracidad e imparcialidad.
En contexto: Siete mujeres denuncian al cineasta Ciro Guerra de acoso y una más de abuso sexual
Los reflectores enfocaron a Ciro Guerra en este pleito judicial el 24 de junio de 2020, cuando las periodistas Catalina Ruiz-Navarro y Matilde de los Milagros Londoño publicaron el reportaje “Ocho denuncias de acoso y abuso sexual contra Ciro Guerra”. Se trata de ocho testimonios anónimos de mujeres que habrían sido acosadas por el cineasta, entre el 2013 y 2019. De acuerdo con las investigadoras, quienes reprodujeron la versión textual de las presuntas víctimas, las voces del reportaje habrían sido perseguidas en festivales de cines nacionales e internacionales, como en Cannes o en Cartagena.
Según el Tribunal, “existe conculcación del derecho al buen nombre y honra del actor, pues el artículo publicado al no estar sustentado con la suficiente exactitud que permita verificar la verdad de los hechos y evitar a la confusión del lector, desconoció el principio de veracidad e imparcialidad, lo cual afectó la opinión e imagen que la sociedad tiene del quejoso, lo cual amerita la protección del juez constitucional, pues recordemos que tales postulados se ven desquebrajados cuando la persona es puesta en tela de juicio de manera injustificada”, señaló el tribunal.
“Los testimonios siguen un patrón que incluye incómodas conversaciones de índole sexual, invitaciones a su hotel u apartamento, el uso de la fuerza para tocarlas sexualmente, besarlas y, en un caso, abusar sexualmente, a pesar de que ellas le dicen que ‘NO’ de forma clara, directa y reiterada. También muestran cómo Guerra usa su prestigio profesional para intimidar y establecer relaciones de poder abusivas frente a las agredidas”, exponen Ruiz-Navarro y Londoño en el reportaje, quienes se han preocupado por reservar la identidad de las mujeres. Las presuntas víctimas no quieren ser recordadas por las denuncias contra Guerra.
Lea también: Citaron a interrogatorio a las periodistas que revelaron supuestos acosos de Ciro Guerra
Una de las consideraciones del Tribunal Superior de Bogotá, que tuvo como ponente de este caso al magistrado Rafael Enrique López, está relacionada con el derecho de reserva de fuente. Según el togado, si bien los periodistas pueden publicar bajo el anonimato de sus protagonistas, los mismos comunicadores deben, “cuando menos, verificar su razonabilidad o plausibilidad, y solicitar la versión de la persona implicada y/o de otras personas, y abstenerse, en todo momento, de inducir a error a los lectores o asumir una actitud parcializada”. Según el despacho judicial, Ruiz-Navarro y Londoño fallaron al no contrastar la información recibida.
Además, el Tribunal Superior de Bogotá ordenó dejar publicada la nota, pero agregarle información para hacerla “veraz” e “imparcial”. Según el despacho judicial, ambas periodistas están obligadas a limitarse a la información obtenidas por las fuentes y no agregar juicios de valor entre líneas. Además, deberán hacer un esfuerzo por verificar las fuertes denuncias contra Ciro Guerra. Las presuntas víctimas, por su parte, les han dicho a las periodistas que no quieren denunciar penalmente al cineasta, pues su nombre podría aparecer ante la opinión pública.
Sin embargo, Ana Bejarano, abogada de Catalina Ruiz-Navarro, aseguró que ambas periodistas van a acatar el fallo, pero debe examinarse la decisión. “El juez les está diciendo que haga nueva información, pero desde el punto de vista de las personas que son las fuentes de este reportaje, sería una vulneración a sus derechos porque decidieron hablar de manera reservada. Es partir de una desconfianza de las periodistas de que ese contraste no se hizo antes y por supuesto que se hizo. Lo que pasa es que el reportaje privilegia las voces de estas mujeres. Para acatar la rectificación Catalina y Matilde tiene que dar más información y ponerlo explícito”, dijo la jurista en entrevista con El Espectador.
En diálogo con este diario, la periodista Catalina Ruiz-Navarro aseguró que acatará el fallo, aunque considera que es adverso a la libertad de expresión. “Esto no es solo un reportaje sobre violencia de género, sino también sobre las garantías que tenemos los y las periodistas para proteger a nuestras fuentes cuando contamos historias en periodismo de investigación. Tenemos a nuestro favor que estas historias son ciertas. Vamos a publicar más información sobre los casos, cuidando para que esta no se revele la identidad de las denunciantes que confiaron en nosotras”.
Por otro lado, el Tribunal Superior de Bogotá consideró que las periodistas no le pusieron de presente a Ciro Guerra, en el momento que lo llamaron, que se trataba de un reportaje para publicar en el medio de comunicación. “Las interpelaciones fueron genéricas y no contextualizaron al actor, al punto, que el accionante ante unas de las preguntas les manifestó: ‘Pues, o sea, a ver, ¿esto es una entrevista que va a salir publicada?’”, aseguró el magistrado del tribunal. Sin embargo, la representación de las periodistas alega que Guerra estaba enterado del trabajo periodístico que existía en su contra.
Le puede interesar: El lío jurídico que desataron las denuncias de acoso contra Ciro Guerra
“Matilde (Londoño) va a tener que entrevistarlo de nuevo a él, cuando ya le había dicho que se trataba de un reportaje. Yo no había visto algo así en temas de libertad de expresión. La sentencia, de la cual, por supuesto no estamos de acuerdo, pero que vamos a acatar, pidió una rectificación, pero no pide ni que se baje el artículo, ni que se retiren las historias, ni que se diga que son falsas. Las mujeres eventualmente pueden decir que no quieren que las llamen mentirosas y quizás puedan salir a hablar”, agregó la abogada Ana Bejarano.
La tutela de Guerra había sido negada en primera instancia por el Juzgado 5° Penal del Circuito de Conocimiento de Bogotá, el pasado 4 de marzo. En su momento, el despacho judicial consideró que no advertía los perjuicios irremediables contra el director y, además, que tenía otros medios idóneos para hacer valer sus derechos a la honra, buen nombre y presunción de inocencia. Sin embargo, Guerra impugnó la decisión, agregando frases que Ruiz-Navarro y Londoño habrían plasmado en el texto.
Voz de Catalina Ruiz-Navarro: El “método Ciro Guerra”
“No se necesita una denuncia penal para decir que alguien es un violador; no puedo mantenerme neutral ante estos testimonios y por supuesto que pienso que CIRO GUERRA es culpable; la presunción de inocencia es un derecho que uno tiene frente a los jueces y frente al Estado, pero eso no significa que todos los ciudadanos estemos obligados a presumir la inocencia de todos los otros ciudadanos, yo como ciudadana tengo absoluto derecho a tener una opinión y pensar que X o Y persona es culpable de tal cosa, porque ese es mi derecho como ciudadana y lo puedo decir en voz alta”, son frases reportadas por la representación judicial de Guerra sobre el texto en Volcánicas. Sin embargo, a la fecha no están en el reportaje.
“Nosotras mantenemos nuestro compromiso con las fuentes y, aunque no compartimos su razonamiento porque consideramos que es contrario a estándares de libertad de expresión, cumpliremos el fallo dando más información que no ponga en evidencia sus identidades y que reitere la confirmación de tiempo, modo y lugar de los hechos que hicimos para la publicación del reportaje, con el más alto estándar y rigor periodístico”, concluyeron Catalina Ruiz-Navarro y Matilde de los Milagros Londoño.