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Este viernes, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) lanzó su informe anual de monitoreo de las áreas cultivadas de coca para fines ilícitos en el país. Tal como lo indicó el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, los cultivos de coca con fines ilícitos aumentaron en 2015: de 69.00 hectáreas que había sembradas en el país en 2014, se pasó a 96.000 el año pasado, lo que representa un incremento del 39% en los mismos. (Lea: Se disparan los cultivos de coca: en Colombia hay 96 mil hectáreas)
Sin embargo, advirtió el organismo internacional, el año pasado “constituye uno de los años con menor área afectada en toda la serie histórica”. Esto quiere decir que, tal como viene ocurriendo desde hace varios años, la tendencia es situar los cultivos en zonas específicas, cada vez más concentradas. Cinco departamentos, de los 23 afectados por cultivo de coca, tienen el 81% del área sembrada. Estos son: Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá y Norte de Santander.
El organismo señaló que el 87% del incremento de cultivos de coca sucedió en los territorios que tenía coca sembrada en el 2014. ¿Qué está causando este fenómeno? El informe del organismo internacional, que desde 2005 viene monitoreando los cultivos en el país, señaló que los diálogos de paz con la guerrilla de Farc han tenido una gran incidencia en la forma como se siembran y manejas los cultivos ilícitos. (Lea: Gobierno anuncia nuevas medidas ante aumento de cultivos de uso ilícito)
Se dio, dijo la Unodc, “una densificación de la siembra en los núcleos más tradicionales, una participación más activa de las comunidades afectadas, fluctuación en los precios de los mercados ilegales en las regiones afectadas por cultivos ilícitos, el surgimiento de nuevos grupos o la lucha de los existentes para adueñarse del negocio y una serie de expectativas de beneficios para los cultivadores de coca”. (Lea: Aumento de cultivos ilícitos estimula a estructuras de las Farc a no desmovilizarse: Procurador)
Estos incentivos, rescató la Unodc, incluirían el aumento del precio de las hojas de coca, pues de $2.150 por kilogramo que les pagaban en 2014, se pasó a un pago de $3.000. Además, la suspensión de la erradicación mediante la aspersión aérea desde abril del año pasado, generó que los cultivadores vieran un menor riesgo en el cultivo. Asimismo, la posibilidad de impedir la erradicación manual mediante bloqueos a la Fuerza Pública también serían incentivos, dijo la Unodc.
El posible escenario de posconflicto también sería, paradójicamente, una causa del aumento en la siembra. Ante un panorama en el que posiblemente se le otorguen beneficios a quienes vivan de la economía ilegal, para que opten por cultivos legales, los campesinos se habrían embarcado en la siembra de coca con la esperanza de recibir parte de estas ayudas estatales, encontró la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito (Unodc).
Por último, señala el informe, hechos coyunturales, como la crisis del petróleo en Catatumbo la sequía en Antioquia y el sur del Bolívar y la reducción “de los esfuerzos en desarrollo alternativo de todo el país” estarían impulsando a los campesinos hacia la siembra de cultivos ilícitos. Y es que, señala el documento, solo el 32% de los territorios afectados por cultivos de coca han sido intervenidos con desarrollo alternativo.
Para la Unodc, los beneficios que trae la coca a los hogares rurales siguen siendo evidentes y con las condiciones actuales, este sigue siendo un poderoso incentivo. La investigación señala que por ejemplo, en las regiones central y del Putumayo – Caquetá, si bien la diferencia en las ganancias anuales que deja dedicarse a la agricultura de productos legales y la coca no es muy elevada (los hogares dedicados al cultivo de coca ganan tan solo $586.000 más), la estabilidad en los precios, el poco tiempo que requiere la coca para comenzar a producir y una venta segura, vuelven mucho más atractivo para los hogares rurales vincularse al este negocio.