Quarzo Bal Harbour, ¿hotel de lujo en Miami que resultó pirámide de colombianos?
Mientras una corte federal define si llama a juicio a Carlos Mahecha, a su esposa Anastasia Casas y a sus dos hijos, el socio de ellos, Juan Arcila, aceptó cargos. Recaudaron más de US40 millones de dólares para un proyecto hotelero inviable desde el inicio. Detalles del expediente de Arcila, en el cual se sostiene que usaron el dinero de inversores más antiguos para pagar a los más nuevos.
Diana Durán Núñez / @dicaduran
Mi nombre es Myriam. Soy una ciudadana colombiana y una persona mayor, de 70 años, embaucada por Carlos Mahecha y Juan Guillermo Arcila. Invertí los ahorros de toda mi vida (26 años). Me uní al proyecto el 18 de febrero de 2010. Juan Guillermo Arcila y Carlos Mahecha me prometieron un interés del 10 %. Tuve que conseguir un abogado en Miami y, en 2016, una corte de Miami ordenó que me pagaran US$63.000. Nunca pagaron nada. Mi mayor dolor fue hace tres años, mi padre murió y no tenía dinero para su funeral. Llamé a Mahecha y a Arcila desesperada. Arcila me ofreció US$10.000 a cambio de retirar mi demanda. Por supuesto, no podía aceptar.
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Mi nombre es Myriam. Soy una ciudadana colombiana y una persona mayor, de 70 años, embaucada por Carlos Mahecha y Juan Guillermo Arcila. Invertí los ahorros de toda mi vida (26 años). Me uní al proyecto el 18 de febrero de 2010. Juan Guillermo Arcila y Carlos Mahecha me prometieron un interés del 10 %. Tuve que conseguir un abogado en Miami y, en 2016, una corte de Miami ordenó que me pagaran US$63.000. Nunca pagaron nada. Mi mayor dolor fue hace tres años, mi padre murió y no tenía dinero para su funeral. Llamé a Mahecha y a Arcila desesperada. Arcila me ofreció US$10.000 a cambio de retirar mi demanda. Por supuesto, no podía aceptar.
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Carlos Mahecha Díaz, su esposa Anastasia Casas, sus hijos Felipe y Camilo Mahecha Casas —miembros de la alta sociedad bogotana— y su socio, Juan Arcila, crearon básicamente una pirámide en la zona más lujosa de Miami a través del proyecto hotelero Quarzo Bal Harbour. Así lo expone el indictment (acusación) en contra de Arcila, que quedó radicado el pasado 2 de diciembre en la Corte del Distrito Sur de la Florida, conocido por este diario. Arcila y sus socios, se lee allí, les mintieron a sus inversores al ofrecerles intereses superiores al 7 % anuales. Y, encima, les ocultaron un dato esencial: que con los recursos nuevos cubrirían las promesas de rentabilidad hechas a los inversionistas más antiguos.
Como reveló este diario hace unos días, los Mahecha Casas enfrentan la posibilidad de ir a juicio en Estados Unidos. El liquidador que nombró la Corte de Quiebras del Distrito Sur de la Florida (Drew Dillworth) recomendó a la justicia de ese país acusarlos por 18 cargos, todos relacionados con el mal manejo que les dieron a los dineros que captaron de cientos de inversionistas, la mayoría colombianos. El abogado Dillworth estima que recogieron más de US$45 millones. En el indictment contra su socio Arcila se dice que él y sus socios les deben a los inversores unos US$39 millones, y el documento contiene otros detalles que hoy resultan esenciales para entender esta gran estafa.
Para empezar, la justicia estadounidense señaló que el proyecto del hotel Quarzo Bal Harbour, que consistió en comprar unas instalaciones por US$22 millones para convertirlo en un hotel boutique de lujo, fue “económicamente inviable” desde 2008. Es decir, tan solo un año después de haber adquirido las propiedades. Aun así, señala el indictment, Juan Arcila y sus socios, que eran los Mahecha Casas, recolectaron dinero del público por ocho años más, hasta noviembre de 2016. Lo hacían a cambio de firmar unos pagarés en los que se comprometían a devolver lo invertido en un periodo de 12 a 18 meses, con intereses de hasta el 18 %. Los líos comenzaron cuando se quedaron sin dinero para responder. ('Pirámides', el mal que nunca pasa de moda)
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Yo, Pedro Pablo, fui engañado al invertir el 80 % de mi plan de pensión en Bal Harbour Quarzo y, como consecuencia, mi familia ha sufrido mucho. Fue el dinero que gané en 34 años de trabajo y con el que, se suponía, iba a mejorar mi mesada pensional, además de seguir apoyando la educación de mis hijos. Lo justo es que los defraudadores paguen por todo el daño económico y emocional que nos han causado a los inversores y a nuestras familias. Perder los ahorros de tantos años es muy doloroso, aún más cuando los responsables de estas acciones son personas de la alta sociedad (como el señor Mahecha, porque al señor Arcila no lo conozco).
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Además de los procesos civiles que se han abierto desde 2010 contra Arcila y los Mahecha Casas, a la Corte del Distrito Sur de la Florida han llegado decenas de cartas de inversores colombianos que reclaman daños y perjuicios por el proyecto Bal Harbour Quarzo. Según el indictment, Arcila y otros se pusieron de acuerdo para diseñar un “esquema” con el propósito de engañar y obtener dinero bajo falsas promesas, y tanto él como sus socios se apropiaron de esos recursos “para su propio beneficio”. En el caso de los Mahecha Casas, por ejemplo, se documentó que parte de la plata del proyecto se usó para cubrir los gastos de su apartamento en Miami o el BMW (y luego el Audi) que conducía Carlos Mahecha Díaz.
Arcila y sus socios, sostiene el documento, fallaron de múltiples maneras ante sus inversores, con quienes tenían el deber de actuar de buena fe. Por ejemplo, omitieron contarles a los nuevos inversionistas que ya tenían varias demandas a cuestas o que no estaban haciendo los pagos mensuales que requería la hipoteca de la propiedad. En julio de 2017, en una transacción que el liquidador Dillworth cuestionó, Arcila y los Mahecha Casas vendieron el hotel por US$19 millones, es decir, por un precio inferior al que pagaron ellos en 2007. Para la época de la compraventa, no todos los inversores habían recibido su dinero. A la fecha, ese continúa siendo el panorama para muchos. (El regreso de David Murcia Guzmán a Colombia)
El pasado 3 de diciembre, Juan Arcila fue detenido en Miami. El mismo día recuperó su libertad, luego de que su esposa, Marcela Orrego, pagara una multa de US$100.000. Es una libertad condicionada: tuvo que entregar su pasaporte, debe reportarse cada que la Corte lo solicite y no puede hacer negocios con finca raíz. Tres semanas después de su arresto, pidió permiso para hacer un viaje con su familia a Orlando, que le fue concedido. Y a partir del pasado 10 de febrero, la Corte lo autorizó a viajar a cualquier lugar de Estados Unidos continental, siempre y cuando dé un aviso de 48 horas de anticipación que incluya información de las fechas, del lugar de hospedaje y de los vuelos.
La situación judicial de Arcila es clara: aceptó cargos. Un documento del pasado 5 de febrero con su firma estampada así lo confirma. Podría ser condenado a un mínimo de tres años en prisión, pero también a un máximo de 20 años, y le dijo al juez de su proceso que era consciente de lo que afrontaba. A la Corte Distrital del Sur de la Florida siguen llegando cartas de los inversores afectados por el proyecto Bal Harbour Quarzo, que fue liderado por Arcila y los Mahecha Díaz, con la esperanza de que la Corte tenga en cuenta sus testimonios a la hora de determinar cuál será la pena para Arcila y de decidir si llama o no a juicio a los Mahecha Díaz. En el caso de Arcila, el castigo se conocerá el 6 de mayo de este año.
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En mi caso entregué US$1’195.000 a Carlos Mahecha y Juan Arcila, socios de Bal Harbour. Dichos pagos fueron el resultado de dividendos de la compañía donde somos socios y dueños mi esposo y yo, trabajo de 30 años que realizamos con honestidad, responsabilidad y un gran posicionamiento en la industria médica, pero también un sacrificio a nivel familiar por todo lo que conlleva crear empresa y el descuido de la familia por construir un patrimonio. Fueron recursos que no se repartieron durante muchos años por querer dejarles a nuestras hijas una inversión. Estas personas, como llamamos en nuestro país, son ladrones de cuello blanco. D. y L.