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Rostro perdido. Mirada al suelo. Manos que tiemblan. Un tímido intento por llamar a la “prensa, la prensa”. El cuerpo de Carlos Mattos habló por sí mismo, en la mañana de este 17 de octubre, a punto de cumplirse su anunciada extradición de España a Colombia. En suelo colombiano, el reconocido empresario, mandamás de la casa automotriz de Hyundai por 25 años, enfrentará el desenlace de su juicio por, al parecer, sobornar a dos jueces en procesos judiciales relacionados con sus exitosos negocios. Se ha declarado inocente.
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Luego de tres años, el caso Hyundai tiene a su principal protagonista, un hombre de más de 70 años, presente ante las autoridades judiciales nacionales. Carlos Mattos, el hombre de quien se decía ya venía a Colombia y que su extradición ya estaba lista. El caso tiene su génesis en 2016, cuando la casa matriz de Hyundai en Corea rompió relaciones con el empresario tras un cuarto de siglo, para darle el puesto al grupo ecuatoriano Eljuri. Mattos interpuso una demanda civil en la que fue favorecido con unas medidas cautelares, ordenadas por el exjuez Reinaldo Huertas.
Y entonces, Mattos logró seguir comercializando autos Hyundai en Colombia de manera exclusiva, mientras el expediente se desarrollaba en su totalidad. A pocos días de ordenar la medida cautelar a favor de Mattos, el jefe de despacho compró un carro nuevo y de contado. Desde entonces, inició el denominado caso Hyundai, en el cual ya hay registro de condenas y suspensiones. Mattos tiene cuentas pendientes por los delitos de cohecho —soborno— por dar u ofrecer, utilización ilícita de redes de comunicaciones, acceso abusivo a sistema y daño informático.
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Un empresario exitoso
25 años a cargo de Hyundai Colombia, un puesto envidiable. Hijo de José Bolívar Mattos y Susana Mattos, el reconocido empresario sabe lo que es lograr dinero en abundancia, pues viene de una familia de algodoneros y ganaderos. “Sufrieron por la violencia guerrillera”, explicó Carlos Mattos en un video autobiográfico. Fue uno de los primeros comerciantes en importar carros chinos de la empresa Cinascar. También fue integrante de la junta directiva de Babson College, una institución de educación superior en Estados Unidos especializada en negocios.
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Carlos Mattos logró exitosos negocios en Ecuador, Venezuela y Colombia. Ha demostrado una devoción especial por la arquitectura católica, pues ha entregado millonarias sumas para reparar la Catedral Basílica Santa Catalina de Alejandría (Cartagena), la Catedral Metropolitana de Barranquilla y hasta el Seminario Juan Pablo Segundo de Valledupar. Durante los noventa, cuenta Mattos, participó en el desarrollo de las fundaciones Nutrir y Formemos, destinadas a la educación y alimentación de niños menos favorecidos. La suerte, no obstante, se le torció después de 2016.
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El empresario es hermano de Alonso Enrique Mattos, senador por el partido Conservador en el periodo 1998-2002. Hay registros de que el político ingresó al partido Cambio Radical desde 2014. Carmen Cecilia Gutiérrez, sobrina del extraditado, fue representante a la Cámara por el César. Los expedientes judiciales también han perseguido al ganadero Eduard Mattos, hermano de Carlos Mattos, quien en mayo de 2020 fue capturado en medio de la investigación por la muerte de dos personas en 2001, en Codazzi (Cesar).
Carlos Mattos fue reconocido por varias revistas nacionales, como uno de los hombres más ricos de Colombia. Tenía apartamentos en varias ciudades del país, incluyendo lujosas casas en Miami, Bogotá y Cartagena, donde una periodista española relató haberlo visto descender de un ascensor de oro y caminar por un vestíbulo decorado con esculturas del artista Fernando Botero. Tenía, además, un avión privado y, según El Tiempo, gran parte de su fortuna la invirtió en finca raíz.
De acuerdo con cifras de la revista Dinero, durante 2010 los concesionarios Hyundai en Colombia registraron ventas por $866.000 millones. La publicación, además, calculó que el flujo para los accionistas de esa empresa podría alcanzar los $43.000 millones. La exitosa carrera de Mattos en el mundo de los negocios tenía detrás sus estudios universitarios en la Universidad de Lowell, localizada al norte de Boston y un MBA en Babson College.
El 30 de noviembre de 2017, el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso pidió cupo en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), para registrar su testimonio sobre el conflicto armado. En su extensa solicitud, el líder de las Auc habló de la supuesta relación de Mattos con sus hombres: “Como ocurrió con el caso del señor Carlos Mattos de la Hyundai, son varias las empresas nacionales y multinacionales que se vieron beneficiadas inicialmente con nuestro actuar”.
En versiones bajo la Ley de Justicia y Paz, Mancuso aseguró que Mattos supuestamente le entregó cuatro vehículos anuales para apoyarlos. El Heraldo, en la publicación “Mancuso se mete con multinacionales”, de 2007, reportó que Mancuso ante la Fiscalía de Medellín aseguró que el empresario supuestamente se reunió con Carlos Castaño, quien le habría pedido un helicóptero para sus desplazamientos personales. Ante la imposibilidad, habrían entrado en juego los automóviles. El empresario niega tales versiones.
El caso Hyundai: ¿si alguien recibió, alguien entregó?
Las sospechas contra el juez Reinaldo Huertas, en el ámbito disciplinario, fueron confirmadas el pasado 12 de noviembre. La Comisión Nacional de Disciplina Judicial destituyó e inhabilitó por 15 años al funcionario por, según la hipótesis, recibir dinero de Carlos Mattos. Las autoridades nacionales, por su parte, persiguen al reconocido empresario quien durante el éxtasis de las denuncias en su contra se refugió en España, desde donde daba noticias sobre un grave estado de salud. En octubre de 2018, cuando Mattos ya llevaba meses en Europa, un juzgado de Bogotá lo imputó y ordenó su captura inmediata. Un mes antes, Mattos se había negado a comparecer ante la Fiscalía en audiencia virtual.
Y mientras iniciaban los trámites para traer a Mattos en extradición, en septiembre de 2019 la jueza Ligia del Carmen Hernández fue condenada a dos años de cárcel por recibir “nada más”, como lo testificó, $100 millones del empresario. Su historia comienza cuando, previamente, la Fiscalía dio a conocer que existió una manipulación en el sistema de reparto en el Centro de Servicios Judiciales de los juzgados civiles de Bogotá, para que el caso cayera exclusivamente en manos del juez Huertas. Entonces, un exfuncionario de los juzgados civiles aseguró que uno de los abogados de Mattos lo llamaba para concretar entregas de dinero para la exjueza Hernández.
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Una de esas reuniones se dio en el carro del abogado Luis David Durán, defensor de Mattos. A pesar de que, según la Fiscalía, hubo por lo menos cinco entregas de dinero, las graves fueron por lo menos dos, durante las cuales la jueza Hernández todavía tenía en su poder el caso de Mattos en contra de Hyundai, luego de que Huertas emitiera las medidas cautelares. Dos meses después de la condena contra la exjueza Ligia del Carmen Hernández, quien aceptó su responsabilidad, el empresario logró frenar su extradición de España a Colombia con una acción de tutela.
Todo parecía indicar que Mattos regresaría en Colombia durante 2019. Sin embargo, esa acción logró que la Sala Primera del Tribunal Constitucional de España frenara el traslado. Ese despacho indicó que las decisiones de la Audiencia Nacional —máximo tribunal español— resultaron una “vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva por incumplimiento del canon de motivación forzada y del derecho a un proceso con todas las garantías”. Autoridades de justicia nacional interpusieron recursos para, desde entonces, lograr la extradición que se cumplió hoy.
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Pero los jueces no son los únicos involucrados en el caso Hyundai. El 5 de noviembre de 2020, el ingeniero Edwin Angulo, exfuncionario de la Dirección Ejecutiva Seccional de Administración Judicial, fue condenado a 44 meses de prisión por manipular el sistema de repartos del Juzgado Sexto Civil de circuito de Bogotá en 2016, para que Huertas favoreciera a Mattos. Confesó haber recibido $12 millones por el “empujón”. En este caso, quien encendió el “ventilador” fue la funcionaria Diana Marcela Romero, quien estaba encargada del reparto por ventanilla y quien notó que no era una coincidencia la lentitud de su sistema.
Tal es el estado de salud de Mattos, cuya medida de aseguramiento en Colombia es inminente, que las autoridades en Madrid (España) exigieron que el desplazamiento se hiciera con el acompañamiento de un médico. Un profesional de la Dijín, oficial de la policía, está a su lado mientras regresa a Bogotá, donde hace unos años era dueño de una potente fuente de recursos. Saco rojo y tenis negros, así se vistió Mattos para su regreso. Las cámaras lo captaron tomándose la cabeza, eludiendo a los efectivos de Interpol. Ahora, tendrá lo que resta de su juicio para probar su inocencia. Las cartas no lo favorecen.
Nota de la editora: Esta nota fue modificada el 2 de marzo de 2022 para incluir enlaces del más reciente escándalo que enfrenta Carlos Mattos- Esta vez, por cuenta de sus salidas de la cárcel a temas diferentes a citas médicas.
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