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El Mono Abello, José Rafael Abello Silva, está en poder del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía. Se trata de uno de los marimberos y narcotraficantes más poderosos de los años ochenta, quien estuvo preso en extradición en Estados Unidos y ahora fue recapturado, en el centro comercial Prado Plaza en Santa Marta.
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Según conoció El Espectador, hay pruebas de que el Mono Abello podría haber intimidado a una jueza de la región, sin embargo, todavía la Fiscalía no da respuestas por una posible imputación, que devele los motivos de su captura. Lo cierto es que Santa Marta ha sido su fortín histórico, donde controló las principales rutas de contrabando e, incluso, una de las playas paradisiacas que ahora están en poder de empresarios legales.
José Rafael Abello Silva es dueño de un antecedente único: fue el primer y único narcotraficante en ser extraditado a Estados Unidos, en 1987, bajo la política de la “guerra contra el narcotráfico” impulsada por los expresidentes George H. W. Bush y Virgilio Barco, de Estados Unidos y Colombia respectivamente. Entonces, el país estaba doblegado bajo el poder de Pablo Escobar, que, a sangre y fuego, al tiempo, peleó por la no-extradición para narcos.
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Los antecedentes de El Mono Abello están en los ochenta. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, entonces marimberos y contrabandistas de La Guajira, Atlántico y Magdalena, su organización con el “fin de extender su control territorial y conquistar el mercado y las rutas del narcotráfico hacia Estados Unidos”.
Entre ellos estaba El Mono Abello y nombres como Julio César Nasser David y Jorge Gnecco Cerchar, según el Centro de Memoria. Con el surgimiento del Cartel de Medellín, en la misma década, las agrupaciones de marimberos fueron cooptadas por Pablo Escobar, quien designó a El Mono Abello como líder de la organización que agrupó a los contrabandistas: el Cartel de la Costa.
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Las mieles del narcotráfico le duraron una década a El Mono Abello hasta que fue capturado y extraditado a Estados Unidos, donde en 1990 una corte federal del distrito de Tulsa, en Oklahoma, lo sentenció a 30 años de prisión. Entonces, el Departamento de Justicia gringo lo tenía reseñado como el “cuarto” del Cartel de Medellín, retratado en organigramas junto a otros capos como los hermanos Ochoa.
“Cuando llegó al juicio, la fiscalía acusó a Abello Silva de haberse sometido a una cirugía plástica para alterar su apariencia, de haber organizado varios asesinatos en Colombia y de haber intentado sobornar a la policía colombiana que lo arrestó”, establece el artículo “Conspiración de Abello”, de 1990 del Departamento de Justicia estadounidense.
La acusación en su contra de Abello establecía que, entre 1986 y 1987, participó en el envío de hasta 500 kilos de cocaína a Estados Unidos desde Colombia, con la ayuda de socios en Colombia y Aruba. Mientras era juzgado, los norteamericanos le adicionaron otra acusación, esta vez como protagonista principal y como socio de los carteles de Cali y Medellín.
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Aunque el Mono Abello aseguró ante las autoridades que era inocente, un rico ganadero, importador de automóviles y hasta torero a medio tiempo, estuvo preso por 17 años. Recién en 2007 volvió a Colombia y ya ha sido protagonista de diversos escándalos. Como lo registró el Diario Criterio, en 2021, un empresario samario lo señaló por lesiones personales.
Lo que el economista Camilo Mario Dávila Villareal les dijo a las autoridades, y al Diario Criterio, es que el Mono Abello le habría pegado con la cacha de un arma de fuego en uno de sus ojos, cuando realizaba un levantamiento topográfico en la exclusiva zona de El Rodadero, conocida como Inca – Inca. Esa zona ha sido históricamente vinculada a El Mono Abello, no obstante, el economista Dávila tiene un certificado de tradición que prueba la tierra como suya.
Ahora, el Mono Abello está en poder de las autoridades por las amenazas que habría comunicado a una jueza de la región. En sus expedientes judiciales tiene varias batallas con la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes y la Dirección de Extinción de Dominio, ambas autoridades relacionadas con la incautación y administración de bienes decomisados a la mafia. Por los homicidios y la criminalidad que le atribuyen, no tienen un solo proceso en Colombia.
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