¿Quién es Francisco Ricaurte, el exmagistrado condenado hoy por el cartel de la toga?
El exmagistrado cartagenero Francisco Ricaurte viene de familia política y tuvo un hermano, a quien le decían Naruto, que fue condenado por narcotráfico. Pasó por la presidencia de la Corte Suprema de Justicia y por “puerta giratoria” llegó al Consejo Superior de la Judicatura. Hoy se convirtió en uno de los condenados por el cartel de la toga.
En horas de la mañana de este nueve de marzo, un juez de Bogotá condenó y envió a la cárcel al exmagistrado Francisco Ricaurte, quien fue declarado responsable por organizar una red corrupta en la cual congresistas y altos funcionarios, a cambio de millonarias sumas, negociaron decisiones ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, a mediados de la década pasada. Ricaurte fue el primer condenado por el cartel de la toga que no aceptó responsabilidad, pues otros involucrados obtuvieron rebaja de pena tras someterse a colaborar con la justicia.
En contexto: Cartel de la toga: condenan a Francisco Ricaurte, expresidente de la Corte Suprema.
De hecho, el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, condenado en 2018 a cuatro años y 10 meses de prisión, fungió como el verdugo de Ricaurte en el juicio penal del exmagistrado, pues la Fiscalía lo llamó como testigo principal y, ante el juez del caso, ventiló toda la información que su memoria le permitió sobre el cartel de la toga. Moreno aseguró, como lo ha hecho desde hace cuatro años, que él y Ricaurte montaron un supuesto bufete de abogados en Bogotá, donde los clientes buscaban “inmunidad” por investigaciones en la Corte Suprema de Justicia.
Ahora Francisco Ricaurte, afectado de salud y ad portas de entrar a la tercera edad, cómo lo alegó su defensa, volverá a prisión mientras su equipo de representantes pelea, en segunda instancia, la posible absolución del exmagistrado. Por ahora, todo indica que Ricaurte pasará los próximos años de su vida lejos de su natal Cartagena, ciudad que lo vio nacer como abogado y en donde creció al lado de una familia afín a la función pública. Su padre Rafael Ricaurte fue dirigente Conservador en la ciudad amurallada y uno de sus hermanos, José, fue alcalde menor en La Heroica.
Francisco Ricaurte estudió derecho en la Universidad de Cartagena y cuando apenas superaba la mayoría de edad, a los 20 años, se vinculó como escribiente en uno de los juzgados de la capital del Bolívar. De acuerdo con Caracol Radio, durante ocho años trabajó como colaborador del despacho y como auxiliar judicial en la Procuraduría y, en 1990, con 28 años, se posesionó como juez municipal. Durante los siguientes años se concentró en la rama del derecho que lo llevó a la Corte Suprema en su adultez, siendo nombrado juez laboral de circuito en Cartagena. Le fue tan bien que se ganó una beca para especializarse en la Universidad Javeriana, en Bogotá.
En el edificio Gabriel Giraldo de la Javeriana, donde se forman los abogados del alma mater de Ricaurte, el hoy condenado sacó la mayor calificación de su clase. Poco antes de finalizar su especialización en Derecho Laboral, Ricaurte conoció al entonces magistrado Germán Valdés, cuya naciente amistad desembocó en un nombramiento como juez en Barranquilla para, meses después, llevarlo como magistrado auxiliar y mano derecha con solo 36 años, un logró para el gremio del derecho en Colombia. Para entonces, Ricaurte ya estaba casado y tenía tres hijos.
Antecedentes: Cartel de la toga: versiones encontradas de cara a la sentencia de Francisco Ricaurte.
Tres, por ejemplo, también fueron los intentos de Ricaurte para posesionarse como magistrado de la Corte Suprema de Justicia. En su primera postulación llegó a 14 votos, a falta de dos para llegar a uno de los puestos más respetados de la Rama Judicial. En su tercer intento, contó Ricaurte en una entrevista con El Espectador en 2008, el condenado logró el mínimo de votación y se hizo un espacio en la Sala Laboral de la alta corte. 2004, ese fue el año de su entrada a las grandes ligas. Tan solo cuatro años más tarde, en 2008, Ricaurte fue nombrado presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Aunque en entrevista con este diario Ricaurte confesó haber votado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, tanto en 2002 como en 2006, reconoció, además, que uno de los momentos más duros de su carrera fue darle cara a la condena de Yidis Medina, quien en junio de 2008 -cuando Ricaurte era presidente de la Corte Suprema- fue condenada a cuatro años de prisión por, como lo confesó, haber vendido su voto para aprobar el proyecto de reelección presidencial de Uribe Vélez. “Para mí era claro que no podíamos batallar contra la popularidad de Uribe, por eso siempre nos ubicamos en el terreno jurídico”, explicó entonces Francisco Ricaurte.
En noviembre de 2010, Francisco Ricaurte compró tres lotes vecinos en la vereda Senda de Garagoa, Boyacá. Cada terreno le costó $100 millones, donde luego se construyó una finca de reposo. Tiempo después, cuando estalló el escándalo del cartel de la toga, esas propiedades entraron en las investigaciones por posible corrupción. Por otro lado, el exmagistrado auxiliar Camilo Ruiz, condenado el 26 de febrero de 2020 por su participación en la “empresa criminal”, explicó que en septiembre de 2015 el exfiscal Luis Gustavo Moreno lo invitó a esa finca en Garagoa, para presentarlo con Ricaurte. La idea del encuentro fue pactar negocios con los expedientes de los exrepresentantes a la Cámara Nilton Córdoba y Argenis Velásquez.
Antecedentes: “Este juicio ha sido solo un show mediático”: defensa de Francisco Ricaurte.
Tiempo después de salir de la Corte Suprema de Justicia, en 2012, Francisco Ricaurte fue nombrado magistrado de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, cargo en el cual debía seleccionar los candidatos para togados en la Corte Suprema y en el Consejo de Estado. En junio de 2014, el Consejo anuló su nombramiento, pues fue seleccionado en la Sala Administrativa por los mismos funcionarios que él había designado en la anterior alta corte donde trabajó y donde fue presidente. Un cruce de favores. Luego, Ricaurte se desempeñó como abogado independiente y fue contratado como asesor legal del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade).
Durante el tiempo que Francisco Ricaurte trabajó como independiente, montó un supuesto bufete de abogados en compañía del exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, en el norte de Bogotá. Durante años le dio apariencia de legalidad, pero hoy un juez de Bogotá determinó que se trataba de una fachada para vender fallos judiciales en la Corte Suprema de Justicia, alto tribunal donde tenía aliados como el magistrado suspendido Gustavo Malo, de la Sala Penal, quien también tiene una investigación sobre sus hombros. ¿Cuándo cambió la suerte de Ricaurte? El día que el exgobernador de Córdoba, Alejandro Lyons, denunció a Moreno por haberle cobrado un millonario soborno a cambio de ayudarle en un expediente, en 2017.
Lea también: Ricaurte intenta probar que Moreno se aprovechó de él: Fiscalía en alegatos finales.
Desde entonces, han caído los principales involucrados en el escándalo del cartel de la toga. Luis Gustavo Moreno fue capturado el 27 de junio de 2017 y en menos de un mes le imputaron cargos por los delitos de concusión -aprovecharse de su función- y utilización de información privilegiada. En mayo de 2018, Moreno pactó un acuerdo con la Fiscalía y se comprometió a vincular nombres. ¿El más importante?: Francisco Ricaurte. En septiembre de 2019, la Fiscalía capturó al expresidente de la Corte Suprema por los delitos que hoy un juez avaló en audiencia de sentido de fallo. Durante un tiempo estuvo libre por vencimiento de términos, pero a partir de hoy todo indica que volverá a prisión.
Sin embargo, Francisco no es el primer miembro de su familia en ser condenado a prisión. En octubre de 2015, la Corte Suprema avaló la extradición a Estados Unidos de Rafael de Jesús Ricaurte, hermano del abogado protagonista del cartel de la toga. El hombre era requerido por el gobierno norteamericano por el delito de “conspiración para importar, fabricar y distribuir cinco gramos de cocaína para su importación ilegal a los Estados Unidos”. Rafael de Jesús Ricaurte era conocido en una organización criminal como Naruto y pagó alrededor de dos años de prisión por traficar “cinco kilogramos y más de mezclas y sustancias que contenían una calidad detectable de cocaína”, como decía la acusación.
En horas de la mañana de este nueve de marzo, un juez de Bogotá condenó y envió a la cárcel al exmagistrado Francisco Ricaurte, quien fue declarado responsable por organizar una red corrupta en la cual congresistas y altos funcionarios, a cambio de millonarias sumas, negociaron decisiones ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, a mediados de la década pasada. Ricaurte fue el primer condenado por el cartel de la toga que no aceptó responsabilidad, pues otros involucrados obtuvieron rebaja de pena tras someterse a colaborar con la justicia.
En contexto: Cartel de la toga: condenan a Francisco Ricaurte, expresidente de la Corte Suprema.
De hecho, el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, condenado en 2018 a cuatro años y 10 meses de prisión, fungió como el verdugo de Ricaurte en el juicio penal del exmagistrado, pues la Fiscalía lo llamó como testigo principal y, ante el juez del caso, ventiló toda la información que su memoria le permitió sobre el cartel de la toga. Moreno aseguró, como lo ha hecho desde hace cuatro años, que él y Ricaurte montaron un supuesto bufete de abogados en Bogotá, donde los clientes buscaban “inmunidad” por investigaciones en la Corte Suprema de Justicia.
Ahora Francisco Ricaurte, afectado de salud y ad portas de entrar a la tercera edad, cómo lo alegó su defensa, volverá a prisión mientras su equipo de representantes pelea, en segunda instancia, la posible absolución del exmagistrado. Por ahora, todo indica que Ricaurte pasará los próximos años de su vida lejos de su natal Cartagena, ciudad que lo vio nacer como abogado y en donde creció al lado de una familia afín a la función pública. Su padre Rafael Ricaurte fue dirigente Conservador en la ciudad amurallada y uno de sus hermanos, José, fue alcalde menor en La Heroica.
Francisco Ricaurte estudió derecho en la Universidad de Cartagena y cuando apenas superaba la mayoría de edad, a los 20 años, se vinculó como escribiente en uno de los juzgados de la capital del Bolívar. De acuerdo con Caracol Radio, durante ocho años trabajó como colaborador del despacho y como auxiliar judicial en la Procuraduría y, en 1990, con 28 años, se posesionó como juez municipal. Durante los siguientes años se concentró en la rama del derecho que lo llevó a la Corte Suprema en su adultez, siendo nombrado juez laboral de circuito en Cartagena. Le fue tan bien que se ganó una beca para especializarse en la Universidad Javeriana, en Bogotá.
En el edificio Gabriel Giraldo de la Javeriana, donde se forman los abogados del alma mater de Ricaurte, el hoy condenado sacó la mayor calificación de su clase. Poco antes de finalizar su especialización en Derecho Laboral, Ricaurte conoció al entonces magistrado Germán Valdés, cuya naciente amistad desembocó en un nombramiento como juez en Barranquilla para, meses después, llevarlo como magistrado auxiliar y mano derecha con solo 36 años, un logró para el gremio del derecho en Colombia. Para entonces, Ricaurte ya estaba casado y tenía tres hijos.
Antecedentes: Cartel de la toga: versiones encontradas de cara a la sentencia de Francisco Ricaurte.
Tres, por ejemplo, también fueron los intentos de Ricaurte para posesionarse como magistrado de la Corte Suprema de Justicia. En su primera postulación llegó a 14 votos, a falta de dos para llegar a uno de los puestos más respetados de la Rama Judicial. En su tercer intento, contó Ricaurte en una entrevista con El Espectador en 2008, el condenado logró el mínimo de votación y se hizo un espacio en la Sala Laboral de la alta corte. 2004, ese fue el año de su entrada a las grandes ligas. Tan solo cuatro años más tarde, en 2008, Ricaurte fue nombrado presidente de la Corte Suprema de Justicia.
Aunque en entrevista con este diario Ricaurte confesó haber votado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, tanto en 2002 como en 2006, reconoció, además, que uno de los momentos más duros de su carrera fue darle cara a la condena de Yidis Medina, quien en junio de 2008 -cuando Ricaurte era presidente de la Corte Suprema- fue condenada a cuatro años de prisión por, como lo confesó, haber vendido su voto para aprobar el proyecto de reelección presidencial de Uribe Vélez. “Para mí era claro que no podíamos batallar contra la popularidad de Uribe, por eso siempre nos ubicamos en el terreno jurídico”, explicó entonces Francisco Ricaurte.
En noviembre de 2010, Francisco Ricaurte compró tres lotes vecinos en la vereda Senda de Garagoa, Boyacá. Cada terreno le costó $100 millones, donde luego se construyó una finca de reposo. Tiempo después, cuando estalló el escándalo del cartel de la toga, esas propiedades entraron en las investigaciones por posible corrupción. Por otro lado, el exmagistrado auxiliar Camilo Ruiz, condenado el 26 de febrero de 2020 por su participación en la “empresa criminal”, explicó que en septiembre de 2015 el exfiscal Luis Gustavo Moreno lo invitó a esa finca en Garagoa, para presentarlo con Ricaurte. La idea del encuentro fue pactar negocios con los expedientes de los exrepresentantes a la Cámara Nilton Córdoba y Argenis Velásquez.
Antecedentes: “Este juicio ha sido solo un show mediático”: defensa de Francisco Ricaurte.
Tiempo después de salir de la Corte Suprema de Justicia, en 2012, Francisco Ricaurte fue nombrado magistrado de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, cargo en el cual debía seleccionar los candidatos para togados en la Corte Suprema y en el Consejo de Estado. En junio de 2014, el Consejo anuló su nombramiento, pues fue seleccionado en la Sala Administrativa por los mismos funcionarios que él había designado en la anterior alta corte donde trabajó y donde fue presidente. Un cruce de favores. Luego, Ricaurte se desempeñó como abogado independiente y fue contratado como asesor legal del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade).
Durante el tiempo que Francisco Ricaurte trabajó como independiente, montó un supuesto bufete de abogados en compañía del exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, en el norte de Bogotá. Durante años le dio apariencia de legalidad, pero hoy un juez de Bogotá determinó que se trataba de una fachada para vender fallos judiciales en la Corte Suprema de Justicia, alto tribunal donde tenía aliados como el magistrado suspendido Gustavo Malo, de la Sala Penal, quien también tiene una investigación sobre sus hombros. ¿Cuándo cambió la suerte de Ricaurte? El día que el exgobernador de Córdoba, Alejandro Lyons, denunció a Moreno por haberle cobrado un millonario soborno a cambio de ayudarle en un expediente, en 2017.
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Desde entonces, han caído los principales involucrados en el escándalo del cartel de la toga. Luis Gustavo Moreno fue capturado el 27 de junio de 2017 y en menos de un mes le imputaron cargos por los delitos de concusión -aprovecharse de su función- y utilización de información privilegiada. En mayo de 2018, Moreno pactó un acuerdo con la Fiscalía y se comprometió a vincular nombres. ¿El más importante?: Francisco Ricaurte. En septiembre de 2019, la Fiscalía capturó al expresidente de la Corte Suprema por los delitos que hoy un juez avaló en audiencia de sentido de fallo. Durante un tiempo estuvo libre por vencimiento de términos, pero a partir de hoy todo indica que volverá a prisión.
Sin embargo, Francisco no es el primer miembro de su familia en ser condenado a prisión. En octubre de 2015, la Corte Suprema avaló la extradición a Estados Unidos de Rafael de Jesús Ricaurte, hermano del abogado protagonista del cartel de la toga. El hombre era requerido por el gobierno norteamericano por el delito de “conspiración para importar, fabricar y distribuir cinco gramos de cocaína para su importación ilegal a los Estados Unidos”. Rafael de Jesús Ricaurte era conocido en una organización criminal como Naruto y pagó alrededor de dos años de prisión por traficar “cinco kilogramos y más de mezclas y sustancias que contenían una calidad detectable de cocaína”, como decía la acusación.