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Después de once años de estar preso en Estados Unidos, Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias Macaco, fue deportado a Colombia. En mayo de 2008, fue extraditado por el Gobierno de Álvaro Uribe junto a una docena de jefes paramilitares que eran requeridos por la justicia estadounidense por delitos de narcotráfico. Luego de más de una década, el exlíder del Bloque Central Bolívar (BCB) de los paramilitares tendrá que ponerle la cara a la justicia colombiana.
::Alias "Macaco", exjefe paramilitar, fue capturado por la Fiscalía luego de ser deportado::
Macaco, quien llegó vestido con un buso gris que tenía estampado "Miami" (ciudad en la que estuvo preso en los últimos años), fue capturado por miembros del CTI de la Fiscalía en el aeropuerto El Dorado. Desde el ente investigador, un fiscal especializado de Derechos Humanos ordenó que fuera detenido para que sea investigado por cerca de 100 hechos cometidos bajo su mando por integrantes del BCB en Risaralda, Putumayo, Santander, Caquetá y Antioquia.
Jiménez Naranjo, quien nació en Envigado, Antioquia en febrero de 1966, se vinculó al mundo de la criminalidad en los años noventa. Luego de haber vivido en Risaralda durante los primeros años de su vida, Macaco se fue a vivir a Puerto Asís, Putumayo, donde ingresó al negocio de la venta de combustible, logrando montar un estadero y una estación de gasolina. Al poco tiempo, junto con su esposa, empezó a ser extorsionado por el frente 32 de las Farc a cargo de alias Pedro. Incluso su pareja fue secuestrada por el grupo subversivo.
Según el portal web Verdad Abierta, Macaco le pagó a las Farc algo más de $125 millones por la libertad de su esposa. "No obstante, las amenazas en su contra continuaron por varias razones: de un lado, se había negado a reunirse con las guerrillas en varias ocasiones y, de otro, debido a que sus negocios eran frecuentados por funcionarios del DAS, lo que lo llevó a ser señalado por los insurgentes como “auxiliador” de las fuerzas del Estado", informó el medio periodístico en su momento.
::Tribunal Superior ratificó exclusión de alias 'Macaco' de Justicia y Paz::
Según las revelaciones que hizo el propio Macaco mientras estuvo preso en EE.UU, las recurrentes amenazas por parte de la guerrilla lo obligaron a abandonar Putumayo y se trasladó a Curillo, Caquetá, donde administró por algunos meses un local comercial. En 1993 y 1994 se desplazó con su esposa al Bajo Cauca antioqueño, región minera y ganadera, en donde en ese momento se constituían los paramilitares al mando del narcotraficante Ramiro Vanoy Murillo, alias ‘Cuco Vanoy’, quien luego se convertiría en el jefe del Bloque Mineros de las Auc.
Macaco ya instalado en la zona, permitió que dos de sus predios se convirtieran en las bases de los paramilitares de la región, una de ellas fue la finca La Esmeralda, ubicada en el corregimiento Piamonte, del municipio de Cáceres, zona en la que hacía presencia la guerrilla del Eln. En marzo de 2009, con Macaco en territorio estadounidense, las autoridades ocuparon varios de los bienes del exjefe paramilitar en esta zona del país, avaluados US$15 millones, aproximadamente.
En diciembre de 1996, le contó Macaco a fiscales de Justicia y Paz, fue atacado por el Eln. En estos hechos, murieron calcinados dos personas cercanas a él, un comandante del Ejército y un paramilitar. Este atentado, según el mismo, lo empujó a dejar de ser un colaborador de los grupos paramilitares y a armar su propio grupo paramilitar. Dentro de los miembros de ese grupo criminal hacían parte alias J.J, Queso y Monoteto, y el cual terminó llamándose Los Caparrapos, debido a que la mayoría venían de Caparrapí, Cundinamarca.
::Cambian nombre de grupo armado organizado Los Caparrapos::
En 1997, Vicente Castaño jefe narcotraficante y paramilitar de las autodefensas colombianas convocó a una reunión en una finca de Caucasia (Antioquia), a la que fueron invitados los comandantes de las estructuras paramilitares que existían en esta región del país. Producto de esta reunión, además de consolidarse el proyecto del paramilitarismo a nivel nacional, Macaco fue designado para hacerse cargo de la Piamonte, Puerto Colombia y Segovia en Antioquia.
Durante la expansión de los Caparrapos, Jiménez Naranjo empezó a ganarse la confianza de los hermanos Carlos y Vicente Castaño por sus resultados en contra de la Guerrilla. Fue así como el grupo criminal empezó a operar en Pueblo Claro, San Marcos, Pueblo Rico, Los Corchos, Cejas de Segovia, Los Azules y El Tigre, una amplia zona ubicada entre las subregiones del Bajo Cauca y el Nordeste de Antioquia. En el año 2000 la estructura ilegal tomó el nombre de Bloque Central Bolívar.
Este escuadrón de la muerte, el cual también estuvo al mando de alias Julián Bolívar, Pablo Sevillano, entre otros, delinquió con varias estructuras en Antioquia, Bolívar, Vichada, Putumayo, Risaralda, Caquetá, Arauca y Caldas, ocho departamentos donde dejó por lo menos 14 mil víctimas entre asesinatos, desaparecidos y desplazados, según el registro de Justicia y Paz.
Sin embargo, en medio de las confesiones que desató el proceso de desmovilización de los paramilitares, alias Diego Rivera, quien hizo parte del grupo de asesores del exjefe paramilitar alias Ernesto Báez, aseguró que los hermanos Castaño habían vendido ‘franquicias’ del paramilitarismo a narcotraficantes que querían por medio de Justicia y Paz, evitar la extradición. Entre ellos, según Rivera, Jiménez Naranjo había adquirido la franquicia de las autodefensas de Nariño, por un pago de $2.000 millones. No obstante, Don Berna ha desmentido tajantemente esta versión.
Jiménez, quien se desmovilizó en diciembre del 2005 junto con 1.900 miembros de las Auc, fue expulsado de los beneficios de la Justicia y Paz en el 2014 por el Tribunal Superior de Bogotá. Uno de los compromisos para ser investigado por esta jurisdicción especial, surgida de la desmovilización de las AUC, era no continuar delinquiendo, sin embargo, este siguió en el mundo del narcotráfico mientras estuvo recluido en la cárcel de Itaguí, según las autoridades.
Por esta razón, aseguró el gobierno de Álvaro Uribe, Macaco y otra docena de jéfes paramilitares fueron extraditados a los Estados Unidos. En mayo de 2008, un vuelo chárter envió a Macaco, junto a Salvatore Mancuso, El Tuso Sierra, Hernán Giraldo, Jorge 40, Cuco Vanoy y Don Berna, entre otros, para que la justicia de EE.UU los enjuiciara.
En noviembre de 2011, la justicia estadounidense condenó a Jiménez Naranjo a 33 años de cárcel por delitos de narcotráfico. Sin embargo, la semana pasada se supo que el exlíder de las AUC volvería al país tras, aparentemente, haber colaborado con las autoridades norteamericanas y recibir una rebaja de condena a 11 años de prisión. Macaco, quien es señalado de ser uno de los paramilitares más sanguinarios, confesó que envió droga a EE.UU desde el 17 de diciembre de 1997 hasta el 25 de septiembre de 2007. Según los expedientes estadounidenses, le heredó a Hernando Gómez, alias Rasguño, varias rutas, contactos y unas 15.000 toneladas de cocaína listas para exportar.
En enero de 2010, Jiménez Naranjo se declaró culpable en el Distrito de Columbia de los delitos de "conspiración para manufacturar y distribuir cinco kilogramos o más de cocaína, con la intención de exportarla a Estados Unidos", entre otros cargos. En junio del mismo año se declaró también culpable en el distrito sur de Florida del cargo de "conspiración para importar miles de kilos de cocaína con destino a Estados Unidos a través de pistas de aterrizaje clandestinas y aviones".
El testimonio de Macaco desde los EE.UU fue clave para que las autoridades pudiera condenar al exgeneral de la Policía Flavio Buitrago, exjefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe, quien resultó teniendo nexos con el narcotraficante alias el Papero. En mayo pasado, la Corte Suprema dejó en firme su condena a nueve años de prisión por lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
Otro alto oficial que terminó tras las rejas, en parte, por los testimonios de Macaco fue el general retirado de la Policía, Mauricio Santoyo. Según el testimonio de Jiménez Naranjo, Salvatore Mancuso y el Tuso Sierra, el exoficial Santoyo fue activo cooperante de los grupos paramilitares y de la Oficina de Envigado, la organización criminal que creó Pablo Escobar en los años ochenta en Medellín. Santoyo, quien también fue jefe de seguridad del expresidente Uribe, volvió al país en mayo pasado, al cumplir su condena en Estados Unidos. En Colombia sigue investigado por otros delitos