¿Quién ordenó mi secuestro?: uno de los interrogantes de las víctimas a las exFarc
Este viernes, de manera virtual, se dieron cita en la JEP más de cinco víctimas del conflicto armado que padecieron el secuestro. La excandidata Íngrid Betancourt entre otros exsecuestrados rindieron su versión ante la justicia transicional. Lo hicieron tras conocer el documento macro en el que los miembros del extinto secretariado de las Farc reconocieron su responsabilidad en ese delito.
¿Quién ordenó mi secuestro? Esa es quizá la pregunta que más retumba en la cabeza de cada uno de los que padecieron el secuestro en Colombia. Hoy, las víctimas de este delito podrían acercase a la posibilidad de conocer esa verdad a través de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Este viernes, la Sala de Reconocimiento de la JEP abrió nuevamente un espacio para escuchar a los exsecuestrados de la guerrilla. El encuentro se llevó a cabo durante todo el día y se realizó con el fin de conocer las observaciones de las víctimas frente al reconocimiento que hizo meses atrás el antiguo secretariado de las Farc sobre el secuestro.
La magistrada Julietta Lemaitre, miembro de la Sala, explicó que los colombianos padecieron tres patrones de secuestro en manos de las extintas Farc: el financiero; el canjeable y el de control territorial. En el primero, la delegada del tribunal dijo que el secuestro extorsivo obedecía a la importancia que requería la financiación monetaria para el grupo guerrillero. Frente al canjeable, del que fueron víctimas políticos y miembros de la fuerza pública, generalmente era usado para intercambiar a los secuestrados por guerrilleros que permanecían presos.
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Y en la tercera modalidad, el de control territorial, las extintas Farc usualmente secuestraban, durante algunos días, a campesinos o pobladores que incumplieran las designaciones del grupo guerrillero. Estas detenciones daban muestra del dominio en las zonas que ocupaban. Con la explicación de Lemaitre, acompañada de la también magistrada, Marcela Giraldo, se dio paso a un diálogo con las víctimas del secuestro quienes no escatimaron en cuestionar el delito perpetrado en su contra.
Así las cosas, la tarea de la JEP, en este momento, es remitir todos los interrogantes a los líderes de las extintas Farc, entre ellos, Carlos Antonio Lozada, Pastor Alape, Rodrigo Londoño, Rodrigo Granda, Pablo Catatumbo y Milton Toncel, quienes en un extenso escrito remitido a las víctimas expresaron su culpa en el delito de secuestro. Los exretenidos se pusieron en la tarea de analizar cada línea que plasmaron los exjefes del grupo guerrillero y aunque coincidieron en que, a su modo, reconocieron responsabilidad, aún les hace falta saber más verdad.
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¿Quién ordenó mi secuestro? ¿Quiero saber por qué lo hicieron? “Yo lo único que quiero es saber la verdad” ¿Qué traen a nosotras las víctimas para tanto dolor causado? ¿Por qué nos quitaron a mi padre? ¿Por qué acabaron con nosotros? Estos interrogantes son de Pedro Rojas, Lourdes Offir, Gilma Carvajal, Hosseas Oyola y la excandidata presidencial Íngrid Betancourt. Todos se dieron cita de manera virtual para expresar el calvario que padecieron mientras fueron víctimas de ese delito.
Offir Delgado, con lagrimas en sus ojos cuestionó severamente que la hayan dejado huérfana de padre. Hoseas Oyola, por su parte, pidió saber por qué la secuestraron, y Jhon Jairo Gómez tan solo reseñó que él no le había hecho ningún daño a nadie para haber padecido el infierno del secuestro. A estos cuestionamientos y reclamos se sumó Íngrid Betancourt, quien asegura sentirse tranquila porque los exlíderes de la guerrilla reconocieron los crímenes de guerra y de lesa humanidad que perpetraron durante un poco más de 50 años.
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La excandidata presidencial fue más allá. Resaltó cada línea que escribieron los exmiembros del antiguo secretariado de las Farc. De Londoño dijo que siente que existe una “reflexión” de su parte. Cuestionó la narrativa que usó Carlos Antonio Lozada sobre equiparar la responsabilidad de las Farc con la del Gobierno. “Uno hubiera esperado que las Farc decidieran de manera unilateral la liberación, pero no fue así. Hay que tratar algunos puntos con cuidado. Las narrativas en estos casos son de suma importancia”.
Betancourt resaltó la intención de Mauricio Jaramillo de reconocer que no existió un manual para tratar a los secuestrados como se ha mencionado desde hace un tiempo. “Eso es muy importante para nosotros porque en algún momento hubo idea de que había un trato especial y en realidad lo que hubo fueron arbitrariedades a las que fuimos sometidos y de las que nadie se puede lavar las manos”, dijo la política.
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En su dicho, la excandidata no solo reprochó la manera en la que fueron tratados mientras estuvieron su poder. Habló sobre la violencia sexual que padecían; la crueldad que padeció su compañera de cautiverio Clara Rojas a la hora de dar a luz a Emmanuel; de los cuerpos sin vida de los secuestrados, y hasta de los supuestos beneficios y buenos tratos que tuvieron durante el secuestro.
Betancourt, a quién le dieron un rango más grueso de tiempo para expresarse porque, según la magistrada Lemaitre, representa a un número importante de población que padeció el secuestro, trajo a colación cada segmento que vivió durante su cautiverio y lo comparó con lo que consignaron los exmiembros de las Farc en el capítulo de reconocimiento. Sobre la etapa de embarazo de Clara Rojas, Betancourt reseñó que el secretariado tomó la decisión de abandonar a su suerte a la entonces política. Reprochó la actitud inhumana que tuvieron durante el parto, desde la ruptura del brazo de Emmanuel hasta la separación del seno de su madre. “En el caso de Clara son muchos los agravantes sobre su persona y la de su hijo. Muestra la frialdad humana con la que se trataba a los secuestrados”, dijo.
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Sobre la versión de Pablo Catatumbo en la que habló de los 11 diputados del Valle, que fueron secuestrados y asesinados, Betancourt le pasó factura y dijo que no compartía puntos en los que aclaran que el crimen de los políticos se presentó por cuenta de una inacción del Gobierno de turno. Pese a ello, consideró que la postura del exguerrillero, en relación con el reconocimiento, tenía un toque de empatía y compasión que deber ser valorado.
Sobre el reconocimiento por bloques, dijo que le preocupaba la narrativa que usó el Bloque Oriental. “Hablan de cárceles seguras y esos no eran cárceles, eran campos de concentración”, dijo, y añadió que las famosas zonas de ejercicio autoconstruidas que relatan en el documento no eran más que un escape a la desesperación que sostuvieron debido a que no podían moverse del lugar donde quedaban apresados. “No nos bajaban a bañarnos al río. Los chontos o baños estaban muy cerca de nosotros. Los lugares donde hacíamos necesidades eran muy cercanos al lugar donde descansábamos. Eso era una tortura”, expresó.
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Resaltó que no había acceso a juegos de mesa, ni libros, ni revistas como lo documentó el bloque. “Esos son relatos amañados. No había televisión. La exageración es bastante llevada fuera de la realidad”, resaltó y añadió que son hechos ofensivos y victimizantes decir que había espacios de teatro y artes. “Eso le quita seriedad a la intención de reconocimiento”, expresó la excandidata.
Por último, la política hizo un llamado a la JEP para que se tenga en cuenta los hechos de violencia sexual. “Son 100 páginas en el que miembros del secretariado niega su responsabilidad sobre estos crímenes de violencia”, acusó y entregó su testimonio sobre episodios de esa índole. Resaltó que tuvo problemas con algunos guerrilleros a quienes denunció antes todos los niveles jerárquicos de la organización sin tener éxito.
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“La realidad es que nunca se tomaron ningunas medidas ni se les llamó la atención, al contrario, se les premió y se les ascendió. En crímenes de violencia sexual la victimización fue absoluta. La humillación, la promoción y premio a quienes tenían estas conductas de irrespeto. Allí era tendencia considerar que una mujer denunciante estaba mintiendo. Esto es grave, es muy grave”, dijo en su intervención.
Betancourt cerró su intervención con las mismas preguntas de sus compañeros que padecieron el secuestro. “Quiero saber particularidades de la orden de mi secuestro. Quiero que se me explique cómo se discutió esa orden”, fue el pedido que le hizo a la magistrada Lemaitre. Resaltó que en algún momento tuvo conocimiento que el retén en el que cayó secuestrada fue instalado gracias a un aviso que provino desde el aeropuerto de Florencia donde había gran afluencia de presencia militar. “Allá había al menos 1.000 soldados y 12 helicópteros Black Hawk, y yo quisiera entender que fue lo que pasó en esas horas que llevaron a que ellos instalaran un retén por donde yo iba a pasar”, repuso.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.
La intervención de Betancourt como la de más de 10 víctimas de secuestro quedaron plasmadas en la audiencia que adelanta la JEP en el macrocaso denominado detenciones ilegales en la cual los exjefes el grupo guerrillero han demostrado reconocimiento de culpa en dicho delito.
¿Quién ordenó mi secuestro? Esa es quizá la pregunta que más retumba en la cabeza de cada uno de los que padecieron el secuestro en Colombia. Hoy, las víctimas de este delito podrían acercase a la posibilidad de conocer esa verdad a través de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Este viernes, la Sala de Reconocimiento de la JEP abrió nuevamente un espacio para escuchar a los exsecuestrados de la guerrilla. El encuentro se llevó a cabo durante todo el día y se realizó con el fin de conocer las observaciones de las víctimas frente al reconocimiento que hizo meses atrás el antiguo secretariado de las Farc sobre el secuestro.
La magistrada Julietta Lemaitre, miembro de la Sala, explicó que los colombianos padecieron tres patrones de secuestro en manos de las extintas Farc: el financiero; el canjeable y el de control territorial. En el primero, la delegada del tribunal dijo que el secuestro extorsivo obedecía a la importancia que requería la financiación monetaria para el grupo guerrillero. Frente al canjeable, del que fueron víctimas políticos y miembros de la fuerza pública, generalmente era usado para intercambiar a los secuestrados por guerrilleros que permanecían presos.
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Y en la tercera modalidad, el de control territorial, las extintas Farc usualmente secuestraban, durante algunos días, a campesinos o pobladores que incumplieran las designaciones del grupo guerrillero. Estas detenciones daban muestra del dominio en las zonas que ocupaban. Con la explicación de Lemaitre, acompañada de la también magistrada, Marcela Giraldo, se dio paso a un diálogo con las víctimas del secuestro quienes no escatimaron en cuestionar el delito perpetrado en su contra.
Así las cosas, la tarea de la JEP, en este momento, es remitir todos los interrogantes a los líderes de las extintas Farc, entre ellos, Carlos Antonio Lozada, Pastor Alape, Rodrigo Londoño, Rodrigo Granda, Pablo Catatumbo y Milton Toncel, quienes en un extenso escrito remitido a las víctimas expresaron su culpa en el delito de secuestro. Los exretenidos se pusieron en la tarea de analizar cada línea que plasmaron los exjefes del grupo guerrillero y aunque coincidieron en que, a su modo, reconocieron responsabilidad, aún les hace falta saber más verdad.
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Offir Delgado, con lagrimas en sus ojos cuestionó severamente que la hayan dejado huérfana de padre. Hoseas Oyola, por su parte, pidió saber por qué la secuestraron, y Jhon Jairo Gómez tan solo reseñó que él no le había hecho ningún daño a nadie para haber padecido el infierno del secuestro. A estos cuestionamientos y reclamos se sumó Íngrid Betancourt, quien asegura sentirse tranquila porque los exlíderes de la guerrilla reconocieron los crímenes de guerra y de lesa humanidad que perpetraron durante un poco más de 50 años.
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La excandidata presidencial fue más allá. Resaltó cada línea que escribieron los exmiembros del antiguo secretariado de las Farc. De Londoño dijo que siente que existe una “reflexión” de su parte. Cuestionó la narrativa que usó Carlos Antonio Lozada sobre equiparar la responsabilidad de las Farc con la del Gobierno. “Uno hubiera esperado que las Farc decidieran de manera unilateral la liberación, pero no fue así. Hay que tratar algunos puntos con cuidado. Las narrativas en estos casos son de suma importancia”.
Betancourt resaltó la intención de Mauricio Jaramillo de reconocer que no existió un manual para tratar a los secuestrados como se ha mencionado desde hace un tiempo. “Eso es muy importante para nosotros porque en algún momento hubo idea de que había un trato especial y en realidad lo que hubo fueron arbitrariedades a las que fuimos sometidos y de las que nadie se puede lavar las manos”, dijo la política.
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En su dicho, la excandidata no solo reprochó la manera en la que fueron tratados mientras estuvieron su poder. Habló sobre la violencia sexual que padecían; la crueldad que padeció su compañera de cautiverio Clara Rojas a la hora de dar a luz a Emmanuel; de los cuerpos sin vida de los secuestrados, y hasta de los supuestos beneficios y buenos tratos que tuvieron durante el secuestro.
Betancourt, a quién le dieron un rango más grueso de tiempo para expresarse porque, según la magistrada Lemaitre, representa a un número importante de población que padeció el secuestro, trajo a colación cada segmento que vivió durante su cautiverio y lo comparó con lo que consignaron los exmiembros de las Farc en el capítulo de reconocimiento. Sobre la etapa de embarazo de Clara Rojas, Betancourt reseñó que el secretariado tomó la decisión de abandonar a su suerte a la entonces política. Reprochó la actitud inhumana que tuvieron durante el parto, desde la ruptura del brazo de Emmanuel hasta la separación del seno de su madre. “En el caso de Clara son muchos los agravantes sobre su persona y la de su hijo. Muestra la frialdad humana con la que se trataba a los secuestrados”, dijo.
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Sobre la versión de Pablo Catatumbo en la que habló de los 11 diputados del Valle, que fueron secuestrados y asesinados, Betancourt le pasó factura y dijo que no compartía puntos en los que aclaran que el crimen de los políticos se presentó por cuenta de una inacción del Gobierno de turno. Pese a ello, consideró que la postura del exguerrillero, en relación con el reconocimiento, tenía un toque de empatía y compasión que deber ser valorado.
Sobre el reconocimiento por bloques, dijo que le preocupaba la narrativa que usó el Bloque Oriental. “Hablan de cárceles seguras y esos no eran cárceles, eran campos de concentración”, dijo, y añadió que las famosas zonas de ejercicio autoconstruidas que relatan en el documento no eran más que un escape a la desesperación que sostuvieron debido a que no podían moverse del lugar donde quedaban apresados. “No nos bajaban a bañarnos al río. Los chontos o baños estaban muy cerca de nosotros. Los lugares donde hacíamos necesidades eran muy cercanos al lugar donde descansábamos. Eso era una tortura”, expresó.
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Resaltó que no había acceso a juegos de mesa, ni libros, ni revistas como lo documentó el bloque. “Esos son relatos amañados. No había televisión. La exageración es bastante llevada fuera de la realidad”, resaltó y añadió que son hechos ofensivos y victimizantes decir que había espacios de teatro y artes. “Eso le quita seriedad a la intención de reconocimiento”, expresó la excandidata.
Por último, la política hizo un llamado a la JEP para que se tenga en cuenta los hechos de violencia sexual. “Son 100 páginas en el que miembros del secretariado niega su responsabilidad sobre estos crímenes de violencia”, acusó y entregó su testimonio sobre episodios de esa índole. Resaltó que tuvo problemas con algunos guerrilleros a quienes denunció antes todos los niveles jerárquicos de la organización sin tener éxito.
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“La realidad es que nunca se tomaron ningunas medidas ni se les llamó la atención, al contrario, se les premió y se les ascendió. En crímenes de violencia sexual la victimización fue absoluta. La humillación, la promoción y premio a quienes tenían estas conductas de irrespeto. Allí era tendencia considerar que una mujer denunciante estaba mintiendo. Esto es grave, es muy grave”, dijo en su intervención.
Betancourt cerró su intervención con las mismas preguntas de sus compañeros que padecieron el secuestro. “Quiero saber particularidades de la orden de mi secuestro. Quiero que se me explique cómo se discutió esa orden”, fue el pedido que le hizo a la magistrada Lemaitre. Resaltó que en algún momento tuvo conocimiento que el retén en el que cayó secuestrada fue instalado gracias a un aviso que provino desde el aeropuerto de Florencia donde había gran afluencia de presencia militar. “Allá había al menos 1.000 soldados y 12 helicópteros Black Hawk, y yo quisiera entender que fue lo que pasó en esas horas que llevaron a que ellos instalaran un retén por donde yo iba a pasar”, repuso.
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La intervención de Betancourt como la de más de 10 víctimas de secuestro quedaron plasmadas en la audiencia que adelanta la JEP en el macrocaso denominado detenciones ilegales en la cual los exjefes el grupo guerrillero han demostrado reconocimiento de culpa en dicho delito.