¿Quiénes son los 10 exmiembros de Farc imputados por violencia en Cauca y Valle?
Diez exguerrilleros de las antiguas Farc fueron imputados por delitos de lesa humanidad en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Se trata de nueve hombres y una mujer que pertenecieron a columnas móviles Jacobo Arenas y Gabriel Galvis, y que hacían parte del antiguo Bloque Occidental.
La Sala de Reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) imputó crímenes de guerra y de lesa humanidad a 10 antiguos miembros de las columnas móviles Jacobo Arenas y Gabriel Galvis de las Farc-EP. Los 10 imputados de esas dos antiguas columnas móviles deben responder por los crímenes de lesa humanidad de asesinato, desaparición forzada, traslado forzoso de población, persecución, confinamiento y otros actos inhumanos. La JEP los señala de generar una afectación sistemática al derecho a la identidad cultural de los pueblos ancestrales indígenas y afrocolombianos, y a las comunidades campesinas del norte del Cauca y el sur del Valle del Cauca.
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La Sala de Reconocimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) imputó crímenes de guerra y de lesa humanidad a 10 antiguos miembros de las columnas móviles Jacobo Arenas y Gabriel Galvis de las Farc-EP. Los 10 imputados de esas dos antiguas columnas móviles deben responder por los crímenes de lesa humanidad de asesinato, desaparición forzada, traslado forzoso de población, persecución, confinamiento y otros actos inhumanos. La JEP los señala de generar una afectación sistemática al derecho a la identidad cultural de los pueblos ancestrales indígenas y afrocolombianos, y a las comunidades campesinas del norte del Cauca y el sur del Valle del Cauca.
(Lea también: Así se construyó el control “étnico-racial” de las Farc en el Cauca, según la JEP)
Diego Ardila Merchán
Conocido en la guerra como Leonel Páez o Leonel Paz, Diego Ardila Merchán fue comandante de la columna Gabriel Galvis entre 2001 y 2014, con un mando específico sobre los municipios de Florida, Pradera, Palmira y Miranda. “Dentro del proceso se ha demostrado que Diego Ardila tenía un rol fundamental no solo en la planeación de los asesinatos, sino que además en algunos casos confirmaba la política que se aplicaba en toda su estructura mediante una intervención más activa”, aseguró la Sala de Reconocimiento en el auto de imputación. Él mismo reconoció varios de los crímenes.
José Gregorio Lasso Céspedes
Este exguerrillero estuvo en la columna Gabriel Galvis desde su creación, en 2002, hasta que entre 2009 y 2016 llegó a la comandancia. Conocido en la guerra como Luis o Garipari, José Gregorio Lasso Céspedes operaba principalmente en los municipios de Florida, Pradera, Palmira y Tuluá. Según la JEP, participó de los diez patrones de violencia ejercidos por las Farc en la zona, como “el desarrollo permanente del plan de reclutamiento o alistamiento y posterior utilización de niños y niñas de las comunidades de la región para obtener o mantener el control territorial y social”.
Efrén Núñez Pulido
Entre 2007 y 2016, Efrén Núñez, conocido como Míster o José 40, formó parte de la comandancia de la columna Gabriel Galvis. Este hombre reconoció su responsabilidad, por ejemplo, en la instalación de minas antipersona y en la ejecución sin garantías de personas que sentenciaban de ser colaboradores del Ejército. “No le explico, lo que pasa es que a las personas que eran infiltradas que venían a hacer daño no eran objeto de consejo de guerra, eran objeto del consejo de guerra eran los guerrilleros que había en delitos graves esos si se convocaban a consejo de guerra”, les dijo a los magistrados.
Remigio Valero Ríos
Tras pasar por los frentes 46 y 4, Remigio Valero, llegó a la Gabriel Galvis en 1994 y quedó al mando de esa estructura en 2014, hasta la desmovilización de las Farc. Tuvo mando, entonces, sobre Miranda, Corinto, Morales, Suárez, Toribío, Santander de Quilichao. Entre otros cargos, la JEP le imputó daño al medio ambiente porque “era consciente del riesgo que la implementación del plan de ataque a los municipios generaría frente a los civiles y aceptó ese resultado durante varios años de acciones a través de la colocación de bombas en los cascos urbanos, generando conscientemente un riesgo que se materializó en el resultado lesivo”, señala el documento.
Gloria Inés Basto
Desde 1996, Gloria estuvo vinculada a las Farc. En dichas estructuras tuvo funciones como enfermera y sistematizadora de información y documentos. Desde comienzos de 2010 al 2011, se convirtió en una de las líderes de la columna Gabriel Galvis hasta que se desplazó junto con esta estructura hacia la zona comprendida por los municipios de Florida y Pradera del Valle del Cauca. Allí permaneció hasta el 20 de junio de 2011, cuando fue capturada en la ciudad de Cali. Para JEP, Gloria es responsable como coautora del crimen de lesa humanidad de asesinato, ordenar el desplazamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, reclutamiento de niños y niñas; y empleo, producción, comercialización y almacenamiento de minas antipersonal.
Reinel Natalio García Mujica
Conocido en las Farc como “El Pija” o “Ricardo”, Reinel Natalio García Mujica se vinculó a la columna móvil Jacobo Arenas desde su creación en 1993. Dos años después, pasó a ser uno de los comandantes de esa estructura, entonces dirigida por Carlos Patiño. Hasta que en 2013, con la muerte de Patiño, pasó a ser comandante de la columna hasta 2015. En su contra, la justicia ordinaria le procesó numerosos casos por homicidio. Entre muchos crímenes de lesa humanidad, la JEP también lo señala de múltiples reclutamientos de niños indígenas nasa en lugares como Caldono y Santander de Quilichao (Cauca). Según declaró Reinel: “Sí se cometieron ese ingreso de menores, porque hubo un tiempo en que cuando tenía que, por decir algo, responder a esa cuota que tenían que colocar”.
Braulio Vásquez Fonseca
Desde 1990 fue parte de la unidad Hernando González Acosta, encargada de la guardia de Alfonso Cano, de la cual hizo parte hasta 1999 cuando se vinculó a la columna móvil Jacobo Arenas, en la cual comenzó como guerrillero raso. Luego, fue ascendiendo en la organización hasta llegar a ser su máximo comandante en 2015. Allí fue conocido como “Jaime Barragán”. “Participó de manera consciente y voluntaria en aspectos esenciales del patrón de persecución de indígenas, afrodescendientes y campesinos para obtener o mantener el control territorial y social en la zona”, explicó la JEP sobre los actos de violencia que organizó en la guerrilla.
James Castro Jaramillo
Desde 1994 hasta 2015, James Castro fue comandante de escuadra, de guerrilla y de compañía. Conocido como el “Monín” en las Farc, operó especialmente en los municipios de Jambaló, Silvia, Santander de Quilichao, Piendamó, Morales, Cajibío, La Sierra, Totoró y Rosas. Entre los crímenes de lesa humanidad que le imputa la JEP, se encuentran asesinato, desaparición forzada, reclutamiento, instalación de minas antipersona y el crimen de guerra de destrucción del medio ambiente. La JEP le atribuye desplazamientos masivos como el de la comunidad indígena del Resguardo de Munchique, Los Tigres, jurisdicción de Santander de Quilichao, en 1999.
Heriberto Reina Suaza
El firmante de la paz Heriberto Reina Suaza, se vinculó a la columna móvil Jacobo Arenas desde su creación en el año 1993, en 1998 pasó a ser uno de los comandantes de esa estructura, hasta 2002 que se desvinculó de la organización. Era conocido en las Farc como “Fernando” o Garra Seca”, y operó en los municipios de Santander de Quilichao, Caldono, Piendamó, Caloto, Silvia, Inzá, Coconuco y Puracé. Según declaró, fue uno de los culpables de la masacre en El Bar los Recuerdos en Santander de Quilichao en el 2000. La JEP lo señaló de que conocía, además, de la existencia de desapariciones causadas por la Jacobo Arenas.
José Antonio Muñoz Díaz
Conocido como “Enover”, José Antonio Muñoz Díaz ingresó a las Farc desde 1991. En 2012 asumió como comandante de la columna móvil Jacobo Arenas, operando en los departamentos del Meta, Tolima y Cauca. Para obtener o mantener el control territorial y social en la zona, José Antonio participaba con un rol esencial, según la JEP, en la planeación de asesinatos de indígenas, campesinos y otras personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, señaladas por las Farc de ser informantes, colaboradores, enemigos o líderes contrarios a la organización.
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