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En Colombia existen pueblos indígenas no contactados por la civilización occidental y uno de ellos son los Yuri-Passé de la Amazonia. Un pueblo del que apenas se tienen un puñado de fotos, que inspiró parte del libro “Perdido en el Amazonas” de Germán Castro Caicedo y que ahora entabla una batalla judicial, encabezada por la Unidad de Restitución de Tierras.
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La Unidad de Restitución radicó una solicitud de medidas cautelares para proteger a los Yuri-Passé, un pueblo que, como lo relatan las crónicas de la corona española sobre la Amazonía, habitaron la cuenca del río Amazonas y hoy sobreviven en asilamiento voluntario cerca al Parque Nacional Río Puré, en el sur del país y a pocos kilómetros de Leticia.
La solicitud busca frenar el riesgo inminente de contacto y daño ambiental por la minería ilegal, que se está desarrollando en el río Puré, ubicado en zona fronteriza con Brasil. Entre las principales medidas solicitadas está generar medidas de protección para frenar estas actividades, como la destrucción e inhabilitación de la maquinaria minera en la zona.
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“Por otra parte, se busca que se realice una identificación y evaluación del río Puré y sus afluentes como sitios afectados por mercurio o compuestos de mercurio”, explica la Unidad de Restitución, la cual visitó el misterioso territorio en cabeza de su director Giovanni Yule, líder indígena, y en compañía de la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica.
La información oficial y más actualizado sobre el pueblo Yuri-Passé está en un decreto de Gobierno, de 2018, en el que se ordenó la protección de los derechos de los indígenas en aislamiento o estado natural. Se les definió como pueblos que no mantienen contacto sostenido con la población mayoritariamente no indígena, que suelen decir “no” ante cualquier tipo de encuentro y, de tenerlo, regresan a su aislamiento y rompen toda relación.
De los Yuri-Passé hay literatura biográfica y académica. La Organización Nacional Indígena (Onic) dice que son alrededor de 220 indígenas y que viven de los peces y la cacería, en medio de plantaciones de plátano y chontaduro. En el libro “Perdido en el Amazonas” (1978) de Germán Castro Caicedo, se los menciona como un pueblo indígena cercano a Leticia, en donde terminó el protagonista de la historia, el exinfante de Marina Julián Gil. El mismo que se perdió en la selva buscando “fortuna en el sur del país”.
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Años antes, en 1969, El Espectador contó la historia de “la familia Caraballo”, conformada por un hombre, una mujer y cuatro niños, quienes eran Yuri-Passé y aparecieron en el corregimiento La Pedrera, a más de 300 kilómetros de Leticia y que se hicieron famosos por el parentesco del padre de familia con el boxeador Bernardo Caraballo. Entonces, el deportista era la sensación al pelear por el título mundial de peso gallo.
Según el investigador Roberto Franco, de la Universidad Nacional de Colombia, “los Yuris y otros pueblos indígenas de la región son los descendientes de los poderosos cacicazgos que dominaron el curso medio del río amazonas desde tiempos prehispánicos”, como se lee en la revista mexicana Sociedad y Ambiente (2007).
Padecieron procesos de evangelización entre los siglos XVIII y XIX, pero la crisis que los obligó a entregar el dominio del Río Amazonas llegó en el siglo XX, con la fiebre industrial del caucho en la región y la esclavitud impuesta por quienes vieron en el sur de Colombia una región prospera para la minería.
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“Según diversos relatos recogidos por Franco, los episodios de violencia entre grupos de guerrilleros, narcotraficantes y tribus aisladas durante las décadas de 1980 y 1990 fueron recurrentes. La presencia de pistas clandestinas para el tráfico de pasta de cocaína, y el refugio que encontraban los grupos subversivos amenazó con causar un exterminio de estos grupos indígenas”, se lee en el texto académico, financiado y editado por el gobierno mexicano.
Con respecto a la actualidad, datos históricos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) establecen que, entre 1985 y 2020, hubo un aumento del 656 % de actividad minera en la región, incluyendo la legal. La Alianza Regional Amazónica para la Reducción de los Impactos de la Minería de Oro, por su parte, establece que las balsas y dragas pasaron de estar, en 2020, a 100 km en línea recta del pueblo en aislamiento Yurí-Passé, a estar a solo 10 km en 2022.
En los últimos años, la amenaza contra los Yuri-Passé la representan los grupos de minería ilegal, principalmente del Brasil, dada la ausencia del Estado colombiano y la riqueza del territorio. Por ello, la Unidad de Restitución busca que se ordenen medidas para su protección, en lo que significa la primera alianza de este pueblo desconocido con cualquiera de los gobiernos que ha tenido Colombia en sus más de 200 años de historia.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.