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En el campo de ceremonias de la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, en Bogotá, el presidente Iván Duque presidió hoy el acto de ascensos de los cuatro nuevos brigadieres generales de la Policía Nacional, así como el ascenso póstumo al grado de subteniente de los 22 cadetes que murieron el 17 de enero de 2019, tras el atentado contra esa propia central de la institución castrense.
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El presidente entregó la insignia de ascenso y un sable marcado con el nombre de cada cadete a las familias de los estudiantes fallecidos, que pertenecían al curso 112. Asimismo, la estudiante ecuatoriana Erika Chico Vallejo, quien también falleció en el atentando, recibió la nacionalidad colombiana. Durante la ceremonia se supo que las familias de los cadetes recibirán el reconocimiento prestacional y pensional por parte de la Polícia.
Durante la ceremonia, también ascendieron al grado de brigadieres generales los coroneles de la Policía Nacional Pablo Antonio Criollo Rey, Luis Ernesto García Hernández, Gustavo Franco Gómez y Juan Carlos Rodríguez Acosta. Duque estuvo acompañado por el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, los altos mandos de las Fuerzas Militares y la Policía Naciona, como el general Óscar Atehortua, Nicacio Martínez, y el comandante de las Fuerzas Militares, Luis Fernando Navarro.
El atentado fue perpetrado por el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y el propio grupo guerrillero reconoció su autoría dejó 68 heridos. Según la Fiscalía, el autor material del atentado fue Jose Aldemar Rojas, de 56 años, miembro de esa guerrilla. Este hombre, que perdió la vida cuando ejecutó el crimen, fue el encargado de entrar, a la fuerza, una camioneta cargada con 80 kilos de pentolita.
Por estos hechos, se encuentra enjuiciado un hombre llamado Ricardo Carvajal Salgar, a quien el ente investigador señala de ser complice del atentado. Las pruebas reinas, según se relata en el documento, serían, por un lado la supuesta vinculación de Carvajal con la bodega del sur de Bogotá donde Rojas guardó durante dos meses la Nissan Patrol en la que efectuó el atentado; y, por otro, una llamada telefónica.