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                                                                                                                                  Reflexiones sobre la promesa de la justicia restaurativa (Análisis)

                                                                                                                                  ¡Todo suena bonito, armonioso y reconstituyente! Pero el lenguaje es escurridizo y la justicia no llega a golpe de promesas. Reflexiones de Michael Reed Hurtado, investigador del centro de pensamineto y solución de conflictos londinense Guernica 37.

                                                                                                                                  Michael Reed Hurtado

                                                                                                                                  Magistrado Óscar Parra, de la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad durante los actos de perdón en La Guajira por parte de Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por un caso de falsos positivos.
                                                                                                                                  Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Apelando a la extendida frustración social con el sistema penal, se contrapone la nueva promesa de justicia a la vetusta y desgastada justicia retributiva – claro, frente a la discriminación y los daños sociales que genera la cárcel, muchos favorecen la promesa de la (desconocida) justicia restaurativa.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Invocando sentimientos morales, se exaltan la piedad y la compasión como valores positivos en las relaciones humanas, se enaltece el perdón como bien social y se invita a la reconstitución de los lazos sociales en una sociedad partida – nuevamente, ¿quién se opone?

                                                                                                                                  Finalmente, algunas personas, con poco cuidado por la separación de religión y estado, promueven la justicia restaurativa como una forma elevada de justicia que conduce a la expiación y a la sanación – y esa entrada basada en la fe, también, consigue muchos adeptos.

                                                                                                                                  Hay un gran combo subido en la ola restaurativa.  ¡Todo suena bonito, armonioso y reconstituyente! Pero el lenguaje es escurridizo y la justicia no llega a golpe de promesas.  Además, hay voces importantes, justamente de personas que han sufrido la violencia, que no comparten el ensueño restaurativo.  Recogí algunos testimonios a lo largo de un mes; fueron conversas largas y generosas.  He cambiado los nombres de las personas con las que hablé para evitar que sus opiniones tengan un efecto adverso sobre ellas o sus causas.  Es un grupo diverso, tanto por su edad y su procedencia regional, así como por su experiencia en la vida y en la búsqueda de justicia.  Sus reflexiones son muy profundas.

                                                                                                                                  La justicia restaurativa: ¿qué es y qué no es?

                                                                                                                                  El debate sobre la justicia restaurativa suele eludir definiciones. Todos hablan sobre una noción que intuitivamente conocen.  Cada interviniente se imagina lo que quiere o debe ser restaurativo y así procede.  De hecho, la noción se usa libremente como calificativo (restaurativa), verbo (restaurar) o sustantivo (restauración) y se equipara sin mayor cuidado a nociones ligadas a la restitución, la reparación o la sanación.

                                                                                                                                  Read more!
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Inauguración del primer proyecto del Sistema Restaurativo de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en Sumapaz.
                                                                                                                                  Foto: Óscar Pérez
                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Uno de los promotores originales de la justicia restaurativa, Howard Zehr, manifiesta que, justamente, la ambigüedad es una de las cualidades más poderosas de lo restaurativo, porque, dice él, activa el sentido común de las personas y facilita que todos (sin ser especialistas) se involucren en el debate. Pero, advierte que esa cualidad también representa una debilidad y es un claro factor de riesgo, porque permite que se incorporen nociones personales y subjetivas y se impongan soluciones a problemas que están lejos de ser justas.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  El “abuelo de la justicia restaurativa”, como se refieren a Zehr, insiste una y otra vez que la justicia restaurativa no es una forma especial de justicia, sino que es el término que se usa para describir una serie de prácticas que se pueden incorporar de distintas maneras y formas para atender los daños que generan distintos conflictos y trasgresiones sociales, favoreciendo el diálogo como medio de resolución.  Insiste que la práctica debe estar enraizada en las comunidades; no es algo externo a estas.

                                                                                                                                  Explica Zehr que las prácticas de la justicia restaurativa son variadas – incluyen los círculos comunitarios, mediaciones entre las personas ofendidas y ofensoras, y conferencias entre familias y comunidades específicas (como las educativas o las barriales).  Dice que el repertorio de prácticas no es lo importante; su arraigo social y su efectividad para resolver conflictos, restablecer relaciones sociales y atender los daños son las claves del proceso.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Las prácticas más exitosas han tenido lugar en comunidades concretas, y en contextos mucho menos violentos y conflictivos que el colombiano, como es el caso neozelandés o canadiense. En donde se han evaluado, los resultados de la justicia restaurativa no son conclusivos. Las mejores prácticas se registran en iniciativas de pequeña escala, en los que se garantiza el involucramiento de una comunidad concernida, hay cercanía en el intercambio entre personas ofendidas y ofensoras, y se establecen metas muy concretas y aterrizadas ligadas al daño en casos específicos.

                                                                                                                                  Andrew Woolford, un sociólogo y criminólogo canadiense, destacó que las valoraciones de la justicia restaurativa que hacen las partes ofensoras son más positivas que las que hacen las personas que han sido dañadas.  No es un punto menor, como veremos, que los más satisfechos con estos programas suelan ser los ofensores.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Woolford también destaca que, muchas veces, estas prácticas no tienen lugar como sustitutas de la justicia formal punitiva, sino como complemento.  Es decir, las prácticas restaurativas ayudan a dar un sentido de justicia robusto en casos en los que hay castigos activos, no les reemplazan.  El mismo Zehr insiste que la justicia restaurativa no está contrapuesta a la justicia retributiva.  Aclara que él no puede seriamente contemplar, en las sociedades en las que vivimos, un mundo sin prisiones para abordar casos que no pueden ser abordados por prácticas restaurativas.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  La complementariedad de los distintos valores que irradian la noción de justicia es expresión de su naturaleza multidimensional.  Esta constatación básica es ignorada de manera regular por quienes, ahora, en Colombia promueven el valor restaurativo de la justicia como único y excluyente de otros.  De esta manera, se anula la riqueza y la complejidad que son inherentes a la justicia y ordenan una noción plana y limitada. Hay muchas dimensiones de la justicia (además de la restaurativa y la retributiva), igual de interesantes y llenas de contenido, que no entran regularmente en la conversación; consideren, por ejemplo: la correctiva, la distributiva, la compensatoria, la tutelar o protectora, o la preventiva.  Además, hay que recordar que la dimensión punitiva o la retributiva cuenta con mucho respaldo individual y social.

                                                                                                                                  Al contraponer valores y centrar la discusión en los calificativos, se anula la discusión más importante: ¿Qué es justo y qué es injusto? Esa es la pregunta a la que todos deben y pueden aportar, especialmente las personas que han sido dañadas, afectadas o violentadas.  No se requiere título de jurisconsulto ni estudios avanzados en justicia restaurativa.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Zehr es particularmente cuidadoso en reclamar éxitos y advierte que la práctica de la justicia restaurativa le genera más preguntas y dudas que respuestas. Hace una advertencia fundamental: “Uno puede seguir los principios de la justicia restaurativa al pie de la letra y hacer cosas terribles”, si no se respetan ciertos valores, incluyendo el respeto, la responsabilidad y el restablecimiento de un marco relacional balanceado entre los involucrados.

                                                                                                                                  Ojalá su humildad tuviera algo de eco en quienes presentan “lo restaurativo” como pócima mágica para, ahora, hacer justicia en Colombia.

                                                                                                                                  Dinámicas de poder y a quién se beneficia

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  La justicia restaurativa se pensó y se ha practicado en situaciones que buscan hacer frente a los perjuicios que causa la aplicación del derecho penal. Se trata esencialmente de una práctica que responde a los daños generados por una conducta ofensora, buscando evitar su tratamiento penal, puesto que este importa procesos de estigmatización y mayor vulneración de derechos sobre algunos sectores sociales, por ejemplo, jóvenes pobres miembros de pueblos indígenas u originarios en contextos urbanos canadienses.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  En el contexto de la JEP, la aplicación por analogía que se hace de la justicia restaurativa no guarda relación alguna con esos orígenes.  La justicia restaurativa se ha desarrollado en contextos de combate a la pobreza, disminución de vulnerabilidades sociales, iniciativas de promoción comunitaria, y fortalecimiento de herramientas de justicia informal.  En la JEP, se está aplicando, al menos en los casos de ejecuciones extrajudiciales, a oficiales del Ejército que tuvieron mucho poder y que (algunos) todavía lo tienen.  Son personas que activamente se opusieron a la justicia y que promueven estrategias de impunidad activa para evadir responsabilidades. No se trata de personas que sufran estigmatización o vulnerabilidades.  Además, en el contexto de la JEP, la trasplantación se hace a un foro reglado y formal:  a una jurisdicción.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tanto Woolford como George Pavlich, otro profesor universitario en Canadá que estudia la justicia restaurativa, advierten algunos de los riesgos de este tipo trasplantación a instancias formales, que muchas veces pasa por la imitación del lenguaje y las formas, careciendo de arraigo comunitario. Resaltan que, si no se abordan las dinámicas de poder y se neutralizan los procesos de discriminación y subordinación, las prácticas restaurativas (como los círculos de diálogo, o las confrontaciones mediadas entre ofensores y ofendidos) no tienen los efectos deseados y de hecho puede reforzar relaciones injustas.

                                                                                                                                  Acto de perdón en La Guajira por parte de Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por un caso de falsos positivos.
                                                                                                                                  Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  En el contexto de la JEP, los desbalances de poder que se observan al interior del grupo de los ofensores son extraordinarios: un coronel, por más retirado que esté, sigue siendo un jerarca frente al soldado.  Las diferencias que se marcan entre oficiales y suboficiales siguen vivas en ese grupo, y el soldado siempre es considerado un “siga-ordenes”.  Además, el espíritu de cuerpo de la organización castrense sigue vigente y continúa determinando comportamientos de los llamados “comparecientes” ante la JEP.  Estas dinámicas corrompen lo restaurativo.  Puede que haya casos extraordinarios de humanidad en el grupo, pero son excepciones muy contadas.

                                                                                                                                  Por otro lado, el desbalance de poder entre los oficiales responsables de las ejecuciones y las personas que reclaman justicia por los asesinatos de sus familiares fue extremo en el momento de los hechos y lo sigue siendo. Lo que es peor, muchas de estas personas sienten que el manto restaurativo que la JEP le ha metido a la justicia no es para ellas, sino para los que han dañado.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Matilde, una mujer llanera en sus cuarenta avanzados, me cuenta todos los pasos que dio durante una década para saber lo que pasó con sus familiares asesinados por el Ejército y presentados como guerrilleros muertos en combate. En relación con la justicia restaurativa es tersa: “Todo eso es para manipularnos, para utilizarnos.  Nos utilizan para el beneficio de los victimarios.  Nosotros somos los que tenemos que estar y sufrir para que los victimarios se salgan con la suya.  Nosotras, las víctimas no hemos sentido ningún beneficio hacia nosotras, solo para ellos hay beneficios”.  Y continúa, imaginándose la situación de quienes le han dañado y remata la idea: “No puede ser que yo voy y digo que soy asesino, que los maté y ya”.  Su sentimiento de que los asesinos y el Ejército se están saliendo con la suya, al no activarse formas consecuentes de responsabilidad – que no, necesariamente, implican cárcel – fue compartido por todas las personas que entrevisté.

                                                                                                                                  La gobernanza a través de la moralización

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Como advierten Zehr y otros académicos, las prácticas de la justicia restaurativa tienen el potencial de hacer daño.  Uno de los riesgos, documentado particularmente por Pavlich en 2005, es que el marco de la justicia restaurativa se utilice para “gobernar” cómo deben comportarse las personas, especialmente quienes tienen menos poder.  Como la aspiración es a cambiar la manera cómo regularmente se comportan las personas frente a los daños, las prácticas pueden ser utilizadas para controlar el comportamiento humano, favoreciendo ciertas actitudes y desincentivando otras.  El marco de la justicia restaurativa puede fácilmente utilizarse para ordenar a las personas reclamantes.  Gina, una mujer boyacense que lleva casi dos décadas persiguiendo justicia por la ejecución de su esposo fue directa: “Ellos (los de la JEP) buscan que nosotros caminemos por donde ellos quieren que caminemos”.

                                                                                                                                  De esta manera, contrario a la predicada centralidad de las personas victimizadas, se ordena la manera cómo deben aproximarse a los daños y a los conflictos, cómo deben comportarse.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Algunas de las personas que han hecho parte de las prácticas restaurativas que ha puesto en marcha la JEP, como las conferencias privadas con los perpetradores confesos, manifiestan que se les dirige a sólo hablar de los aspectos positivos del proceso y que si no se portan cómo se les indica, la JEP les excluye o les margina. Luciana, una joven costeña y estudiante universitaria, me cuenta que cada vez que va a decir algo, siempre hay un comentario de un funcionario de la JEP como de “ay, y ahora que más quiere esta niña”.  Luciana busca “tomar consciencia” de lo que pasó y exige justicia por el asesinato de su papá. Tiene una voz jovial, habla rápido; es auténticamente costeña.  Parece abogada, pero no lo es. Luciana cuenta: “a las voces disidentes las silencian.  A mí me dicen: ‘está bien lo que estás diciendo, pero escuchemos a otra persona’.  Y pasan a alguien que esté hablando de perdón”.  Estas expresiones que advierten sobre el silenciamiento de voces fuertes, que no aceptan libretos o guiones, demuestran que, como mínimo, las formas restaurativas están condicionando lo que las personas que reclaman justicia pueden decir y sedimentando un estado de cosas repleto de discriminaciones y prejuicios.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Además, Luciana llama la atención sobre cómo el moralismo se utiliza como marco disciplinante.  Ella manifiesta que la instrucción para quienes salen a lo público es mostrar un matiz positivo y pulcro de lo que pasa en las interacciones con los ofensores. Ella insiste, no obstante, en que “hay que hablar de lo que no es bonito. De eso también debe hablarse, debe mostrarse.  No puede ser solo lo bonito, lo de la restauración.  ¿Por qué no mostramos la crueldad de los testimonios?  Tenemos que mostrar la parte bonita para que los comparecientes se animen a dialogar. ¿Cómo así? No. Es que el conflicto no fue algo bonito”.

                                                                                                                                  Todas las personas entrevistadas – una muestra diversa de personas victimizadas – manifestaron que sienten el peso sobre ellas para cumplir con los fines restaurativos que la JEP les enseña.  Este traslado de responsabilidad puede estar generando mayor daño e, indudablemente, reproduce relaciones sociales marcadas por el poder y múltiples formas de discriminación, incluyendo por genero, y evidencia un control moralizante de cómo deben comportarse las personas que han sido victimizadas.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Hay personas que han roto con la JEP, justamente por esta razón.  Una persona con la que hablé me dijo: “Yo siento mucho dolor y mucha tristeza por las personas que están utilizando para esos casos. Yo personalmente no me presto para que nadie manipule mi forma de pensar”.

                                                                                                                                  General (r) Henry Torres Escalante, del Ejército, en la inauguración del proyecto “Siembras de Vida”, primer proyecto del Sistema Restaurativo de la Jurisdicción.
                                                                                                                                  Foto: Óscar Pérez

                                                                                                                                  Recuperar un sentido robusto de justicia: reto abierto

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Antonio, el hijo de un hombre ejecutado por el Ejército, es soñador y muy tranquilo.  Dice haber perdonado a los asesinos de su padre y quiere avanzar en el proceso.  Dice que a él le ha ido bien en la JEP, porque ha tenido oportunidad de intercambiar con magistrados, pero manifiesta preocupación por todos los que se han quedado por fuera, que son la mayoría. Además, advierte que hace falta mucha justicia y adiciona: “necesitamos una justicia más humana, más real; no una justicia de papel”. Es lo que también opina Doris, madre de un joven ejecutado; ella no solo expresa frustración con la justicia que está impartiendo la JEP, sino que manifiesta rechazo. Hacia el final de nuestra conversa, reflexionó: “Siento un dolor muy grande; porque es como si se estuvieran burlando de mí.  Que aquel trabajo que yo hice por años presionando en la justicia ordinaria” no vale y lo único que hace la JEP es anular lo logrado.  Concluye:  “Tanto esfuerzo para quedarse uno con las manos vacías”.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Recuperar la noción de lo justo, como valor cardinal en el plano social y político, tiene que ser una de las metas de los procesos que promueven justicia. Es fundamental que las personas que han sido victimizadas no experimenten el proceso como si se estuviese traficando o negociando con su dolor; ni que el proceso de averiguación de verdad esté mediado por una renuncia a lo que ellas consideran justo.  Si la JEP se tomara en serio la práctica de la justicia restaurativa tendría que brindar respuestas satisfactorias y concretas a las demandas y las necesidades de las personas victimizadas. Por ahora, la justicia parece atrapada en arenas movedizas, en discursos que prometen pero que poco entregan.

                                                                                                                                  Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

                                                                                                                                  Magistrado Óscar Parra, de la Sala de Reconocimiento de Verdad y Responsabilidad durante los actos de perdón en La Guajira por parte de Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por un caso de falsos positivos.
                                                                                                                                  Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Apelando a la extendida frustración social con el sistema penal, se contrapone la nueva promesa de justicia a la vetusta y desgastada justicia retributiva – claro, frente a la discriminación y los daños sociales que genera la cárcel, muchos favorecen la promesa de la (desconocida) justicia restaurativa.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Invocando sentimientos morales, se exaltan la piedad y la compasión como valores positivos en las relaciones humanas, se enaltece el perdón como bien social y se invita a la reconstitución de los lazos sociales en una sociedad partida – nuevamente, ¿quién se opone?

                                                                                                                                  Finalmente, algunas personas, con poco cuidado por la separación de religión y estado, promueven la justicia restaurativa como una forma elevada de justicia que conduce a la expiación y a la sanación – y esa entrada basada en la fe, también, consigue muchos adeptos.

                                                                                                                                  Hay un gran combo subido en la ola restaurativa.  ¡Todo suena bonito, armonioso y reconstituyente! Pero el lenguaje es escurridizo y la justicia no llega a golpe de promesas.  Además, hay voces importantes, justamente de personas que han sufrido la violencia, que no comparten el ensueño restaurativo.  Recogí algunos testimonios a lo largo de un mes; fueron conversas largas y generosas.  He cambiado los nombres de las personas con las que hablé para evitar que sus opiniones tengan un efecto adverso sobre ellas o sus causas.  Es un grupo diverso, tanto por su edad y su procedencia regional, así como por su experiencia en la vida y en la búsqueda de justicia.  Sus reflexiones son muy profundas.

                                                                                                                                  La justicia restaurativa: ¿qué es y qué no es?

                                                                                                                                  El debate sobre la justicia restaurativa suele eludir definiciones. Todos hablan sobre una noción que intuitivamente conocen.  Cada interviniente se imagina lo que quiere o debe ser restaurativo y así procede.  De hecho, la noción se usa libremente como calificativo (restaurativa), verbo (restaurar) o sustantivo (restauración) y se equipara sin mayor cuidado a nociones ligadas a la restitución, la reparación o la sanación.

                                                                                                                                  Read more!
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Inauguración del primer proyecto del Sistema Restaurativo de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en Sumapaz.
                                                                                                                                  Foto: Óscar Pérez
                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Explica Zehr que las prácticas de la justicia restaurativa son variadas – incluyen los círculos comunitarios, mediaciones entre las personas ofendidas y ofensoras, y conferencias entre familias y comunidades específicas (como las educativas o las barriales).  Dice que el repertorio de prácticas no es lo importante; su arraigo social y su efectividad para resolver conflictos, restablecer relaciones sociales y atender los daños son las claves del proceso.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Las prácticas más exitosas han tenido lugar en comunidades concretas, y en contextos mucho menos violentos y conflictivos que el colombiano, como es el caso neozelandés o canadiense. En donde se han evaluado, los resultados de la justicia restaurativa no son conclusivos. Las mejores prácticas se registran en iniciativas de pequeña escala, en los que se garantiza el involucramiento de una comunidad concernida, hay cercanía en el intercambio entre personas ofendidas y ofensoras, y se establecen metas muy concretas y aterrizadas ligadas al daño en casos específicos.

                                                                                                                                  Andrew Woolford, un sociólogo y criminólogo canadiense, destacó que las valoraciones de la justicia restaurativa que hacen las partes ofensoras son más positivas que las que hacen las personas que han sido dañadas.  No es un punto menor, como veremos, que los más satisfechos con estos programas suelan ser los ofensores.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Woolford también destaca que, muchas veces, estas prácticas no tienen lugar como sustitutas de la justicia formal punitiva, sino como complemento.  Es decir, las prácticas restaurativas ayudan a dar un sentido de justicia robusto en casos en los que hay castigos activos, no les reemplazan.  El mismo Zehr insiste que la justicia restaurativa no está contrapuesta a la justicia retributiva.  Aclara que él no puede seriamente contemplar, en las sociedades en las que vivimos, un mundo sin prisiones para abordar casos que no pueden ser abordados por prácticas restaurativas.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  La complementariedad de los distintos valores que irradian la noción de justicia es expresión de su naturaleza multidimensional.  Esta constatación básica es ignorada de manera regular por quienes, ahora, en Colombia promueven el valor restaurativo de la justicia como único y excluyente de otros.  De esta manera, se anula la riqueza y la complejidad que son inherentes a la justicia y ordenan una noción plana y limitada. Hay muchas dimensiones de la justicia (además de la restaurativa y la retributiva), igual de interesantes y llenas de contenido, que no entran regularmente en la conversación; consideren, por ejemplo: la correctiva, la distributiva, la compensatoria, la tutelar o protectora, o la preventiva.  Además, hay que recordar que la dimensión punitiva o la retributiva cuenta con mucho respaldo individual y social.

                                                                                                                                  Al contraponer valores y centrar la discusión en los calificativos, se anula la discusión más importante: ¿Qué es justo y qué es injusto? Esa es la pregunta a la que todos deben y pueden aportar, especialmente las personas que han sido dañadas, afectadas o violentadas.  No se requiere título de jurisconsulto ni estudios avanzados en justicia restaurativa.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Zehr es particularmente cuidadoso en reclamar éxitos y advierte que la práctica de la justicia restaurativa le genera más preguntas y dudas que respuestas. Hace una advertencia fundamental: “Uno puede seguir los principios de la justicia restaurativa al pie de la letra y hacer cosas terribles”, si no se respetan ciertos valores, incluyendo el respeto, la responsabilidad y el restablecimiento de un marco relacional balanceado entre los involucrados.

                                                                                                                                  Ojalá su humildad tuviera algo de eco en quienes presentan “lo restaurativo” como pócima mágica para, ahora, hacer justicia en Colombia.

                                                                                                                                  Dinámicas de poder y a quién se beneficia

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  La justicia restaurativa se pensó y se ha practicado en situaciones que buscan hacer frente a los perjuicios que causa la aplicación del derecho penal. Se trata esencialmente de una práctica que responde a los daños generados por una conducta ofensora, buscando evitar su tratamiento penal, puesto que este importa procesos de estigmatización y mayor vulneración de derechos sobre algunos sectores sociales, por ejemplo, jóvenes pobres miembros de pueblos indígenas u originarios en contextos urbanos canadienses.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  En el contexto de la JEP, la aplicación por analogía que se hace de la justicia restaurativa no guarda relación alguna con esos orígenes.  La justicia restaurativa se ha desarrollado en contextos de combate a la pobreza, disminución de vulnerabilidades sociales, iniciativas de promoción comunitaria, y fortalecimiento de herramientas de justicia informal.  En la JEP, se está aplicando, al menos en los casos de ejecuciones extrajudiciales, a oficiales del Ejército que tuvieron mucho poder y que (algunos) todavía lo tienen.  Son personas que activamente se opusieron a la justicia y que promueven estrategias de impunidad activa para evadir responsabilidades. No se trata de personas que sufran estigmatización o vulnerabilidades.  Además, en el contexto de la JEP, la trasplantación se hace a un foro reglado y formal:  a una jurisdicción.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tanto Woolford como George Pavlich, otro profesor universitario en Canadá que estudia la justicia restaurativa, advierten algunos de los riesgos de este tipo trasplantación a instancias formales, que muchas veces pasa por la imitación del lenguaje y las formas, careciendo de arraigo comunitario. Resaltan que, si no se abordan las dinámicas de poder y se neutralizan los procesos de discriminación y subordinación, las prácticas restaurativas (como los círculos de diálogo, o las confrontaciones mediadas entre ofensores y ofendidos) no tienen los efectos deseados y de hecho puede reforzar relaciones injustas.

                                                                                                                                  Acto de perdón en La Guajira por parte de Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) por un caso de falsos positivos.
                                                                                                                                  Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  En el contexto de la JEP, los desbalances de poder que se observan al interior del grupo de los ofensores son extraordinarios: un coronel, por más retirado que esté, sigue siendo un jerarca frente al soldado.  Las diferencias que se marcan entre oficiales y suboficiales siguen vivas en ese grupo, y el soldado siempre es considerado un “siga-ordenes”.  Además, el espíritu de cuerpo de la organización castrense sigue vigente y continúa determinando comportamientos de los llamados “comparecientes” ante la JEP.  Estas dinámicas corrompen lo restaurativo.  Puede que haya casos extraordinarios de humanidad en el grupo, pero son excepciones muy contadas.

                                                                                                                                  Por otro lado, el desbalance de poder entre los oficiales responsables de las ejecuciones y las personas que reclaman justicia por los asesinatos de sus familiares fue extremo en el momento de los hechos y lo sigue siendo. Lo que es peor, muchas de estas personas sienten que el manto restaurativo que la JEP le ha metido a la justicia no es para ellas, sino para los que han dañado.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Matilde, una mujer llanera en sus cuarenta avanzados, me cuenta todos los pasos que dio durante una década para saber lo que pasó con sus familiares asesinados por el Ejército y presentados como guerrilleros muertos en combate. En relación con la justicia restaurativa es tersa: “Todo eso es para manipularnos, para utilizarnos.  Nos utilizan para el beneficio de los victimarios.  Nosotros somos los que tenemos que estar y sufrir para que los victimarios se salgan con la suya.  Nosotras, las víctimas no hemos sentido ningún beneficio hacia nosotras, solo para ellos hay beneficios”.  Y continúa, imaginándose la situación de quienes le han dañado y remata la idea: “No puede ser que yo voy y digo que soy asesino, que los maté y ya”.  Su sentimiento de que los asesinos y el Ejército se están saliendo con la suya, al no activarse formas consecuentes de responsabilidad – que no, necesariamente, implican cárcel – fue compartido por todas las personas que entrevisté.

                                                                                                                                  La gobernanza a través de la moralización

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Como advierten Zehr y otros académicos, las prácticas de la justicia restaurativa tienen el potencial de hacer daño.  Uno de los riesgos, documentado particularmente por Pavlich en 2005, es que el marco de la justicia restaurativa se utilice para “gobernar” cómo deben comportarse las personas, especialmente quienes tienen menos poder.  Como la aspiración es a cambiar la manera cómo regularmente se comportan las personas frente a los daños, las prácticas pueden ser utilizadas para controlar el comportamiento humano, favoreciendo ciertas actitudes y desincentivando otras.  El marco de la justicia restaurativa puede fácilmente utilizarse para ordenar a las personas reclamantes.  Gina, una mujer boyacense que lleva casi dos décadas persiguiendo justicia por la ejecución de su esposo fue directa: “Ellos (los de la JEP) buscan que nosotros caminemos por donde ellos quieren que caminemos”.

                                                                                                                                  De esta manera, contrario a la predicada centralidad de las personas victimizadas, se ordena la manera cómo deben aproximarse a los daños y a los conflictos, cómo deben comportarse.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Algunas de las personas que han hecho parte de las prácticas restaurativas que ha puesto en marcha la JEP, como las conferencias privadas con los perpetradores confesos, manifiestan que se les dirige a sólo hablar de los aspectos positivos del proceso y que si no se portan cómo se les indica, la JEP les excluye o les margina. Luciana, una joven costeña y estudiante universitaria, me cuenta que cada vez que va a decir algo, siempre hay un comentario de un funcionario de la JEP como de “ay, y ahora que más quiere esta niña”.  Luciana busca “tomar consciencia” de lo que pasó y exige justicia por el asesinato de su papá. Tiene una voz jovial, habla rápido; es auténticamente costeña.  Parece abogada, pero no lo es. Luciana cuenta: “a las voces disidentes las silencian.  A mí me dicen: ‘está bien lo que estás diciendo, pero escuchemos a otra persona’.  Y pasan a alguien que esté hablando de perdón”.  Estas expresiones que advierten sobre el silenciamiento de voces fuertes, que no aceptan libretos o guiones, demuestran que, como mínimo, las formas restaurativas están condicionando lo que las personas que reclaman justicia pueden decir y sedimentando un estado de cosas repleto de discriminaciones y prejuicios.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Además, Luciana llama la atención sobre cómo el moralismo se utiliza como marco disciplinante.  Ella manifiesta que la instrucción para quienes salen a lo público es mostrar un matiz positivo y pulcro de lo que pasa en las interacciones con los ofensores. Ella insiste, no obstante, en que “hay que hablar de lo que no es bonito. De eso también debe hablarse, debe mostrarse.  No puede ser solo lo bonito, lo de la restauración.  ¿Por qué no mostramos la crueldad de los testimonios?  Tenemos que mostrar la parte bonita para que los comparecientes se animen a dialogar. ¿Cómo así? No. Es que el conflicto no fue algo bonito”.

                                                                                                                                  Todas las personas entrevistadas – una muestra diversa de personas victimizadas – manifestaron que sienten el peso sobre ellas para cumplir con los fines restaurativos que la JEP les enseña.  Este traslado de responsabilidad puede estar generando mayor daño e, indudablemente, reproduce relaciones sociales marcadas por el poder y múltiples formas de discriminación, incluyendo por genero, y evidencia un control moralizante de cómo deben comportarse las personas que han sido victimizadas.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Hay personas que han roto con la JEP, justamente por esta razón.  Una persona con la que hablé me dijo: “Yo siento mucho dolor y mucha tristeza por las personas que están utilizando para esos casos. Yo personalmente no me presto para que nadie manipule mi forma de pensar”.

                                                                                                                                  General (r) Henry Torres Escalante, del Ejército, en la inauguración del proyecto “Siembras de Vida”, primer proyecto del Sistema Restaurativo de la Jurisdicción.
                                                                                                                                  Foto: Óscar Pérez

                                                                                                                                  Recuperar un sentido robusto de justicia: reto abierto

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Antonio, el hijo de un hombre ejecutado por el Ejército, es soñador y muy tranquilo.  Dice haber perdonado a los asesinos de su padre y quiere avanzar en el proceso.  Dice que a él le ha ido bien en la JEP, porque ha tenido oportunidad de intercambiar con magistrados, pero manifiesta preocupación por todos los que se han quedado por fuera, que son la mayoría. Además, advierte que hace falta mucha justicia y adiciona: “necesitamos una justicia más humana, más real; no una justicia de papel”. Es lo que también opina Doris, madre de un joven ejecutado; ella no solo expresa frustración con la justicia que está impartiendo la JEP, sino que manifiesta rechazo. Hacia el final de nuestra conversa, reflexionó: “Siento un dolor muy grande; porque es como si se estuvieran burlando de mí.  Que aquel trabajo que yo hice por años presionando en la justicia ordinaria” no vale y lo único que hace la JEP es anular lo logrado.  Concluye:  “Tanto esfuerzo para quedarse uno con las manos vacías”.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Recuperar la noción de lo justo, como valor cardinal en el plano social y político, tiene que ser una de las metas de los procesos que promueven justicia. Es fundamental que las personas que han sido victimizadas no experimenten el proceso como si se estuviese traficando o negociando con su dolor; ni que el proceso de averiguación de verdad esté mediado por una renuncia a lo que ellas consideran justo.  Si la JEP se tomara en serio la práctica de la justicia restaurativa tendría que brindar respuestas satisfactorias y concretas a las demandas y las necesidades de las personas victimizadas. Por ahora, la justicia parece atrapada en arenas movedizas, en discursos que prometen pero que poco entregan.

                                                                                                                                  Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

                                                                                                                                  Por Michael Reed Hurtado

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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