Restituyen casa a mujer desplazada durante la barbarie paramilitar en La Gabarra
Yasneury Arroyave volvió al hogar donde en 1999 paramilitares la amenazaron con asesinarla, pues estaba en una lista falsamente señalada como colaboradora de la guerrilla. Fue desalojada de sus locales comerciales en La Gabarra (Norte de Santander), donde fueron masacradas casi 40 personas ese mismo año.
23 años después, Yasneury Arroyave regresó al hogar que tuvo que abandonar en Cúcuta, cuando a mediados de 1999, paramilitares la amenazaron de muerte. Le dijeron que, si no huía lo más lejos que pudiese, la iban a asesinar y que no había duda de que era una supuesta colaboradora de la guerrilla, como lo sostenía una lista del Bloque Catatumbo de las Autodefensas.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
23 años después, Yasneury Arroyave regresó al hogar que tuvo que abandonar en Cúcuta, cuando a mediados de 1999, paramilitares la amenazaron de muerte. Le dijeron que, si no huía lo más lejos que pudiese, la iban a asesinar y que no había duda de que era una supuesta colaboradora de la guerrilla, como lo sostenía una lista del Bloque Catatumbo de las Autodefensas.
Le puede interesar: Restituyen finca a campesino que perdió una pierna y un brazo por mina antipersona
El Tribunal Especializado de Restitución de Tierras de Cúcuta, tras analizar la solicitud presentada por la Unidad de Restitución, le entregó de nuevo la casa a Arroyave. “Estoy muy feliz. Lucharon por lo que me quitaron. Cuando a uno le pasa eso, se siente uno solo en la tierra. Imagina lo que es tu trabajar toda tu vida. Trabajar muchísimo para que otro se lo lleve”, le dijo a El Espectador.
En 1999, Yasneury Arroyave tenía su casa en Cúcuta, pero trabajaba en el corregimiento La Gabarra, en Tibú (Norte de Santander). Allí, aprovechando la ausencia de bares, montó su propio local y lo puso al lado de una peluquería que llevaba su nombre.
Lea: Morir esperando la restitución de tierras: el caso de los reclamantes del Urabá
Cuando Arroyave encontró su estabilidad en la región, los paramilitares del Bloque Catatumbo llegaron a perpetrar una de las barbaries más sangrientas en la historia reciente. El 29 de mayo de 1999, alrededor de 200 “paras” llegaron en camionetas desde Urabá y asesinaron a todo aquel que consideraron socio del Eln o de las Farc.
“Los ‘paras’ recorrieron más de 700 kilómetros, enviados por los hermanos Vicente y Carlos Castaño para quitarle el control de la zona al Eln y las Farc que manejaban el tráfico de drogas en la frontera con Venezuela”, explica el portal Rutas del Conflicto. Fueron alrededor de 38 los asesinados durante la incursión.
Le puede interesar: Lo que está en juego con la demanda más ambiciosa para recuperar las tierras de los nukaks
Yasneury Arroyave tuvo que abandonar sus locales comerciales, pero el terror no paró allí. A su casa en Cúcuta, horas después de la incursión, un grupo de paramilitares tocó su puerta y la obligaron a desplazarse. “Estando aquí vinieron unos hombres y me hicieron un atentado. Quedé muy nerviosa. Yo no podía que nadie se me arrimara, ni vivir en un sitio mucho tiempo”, agregó.
La mujer restituida estuvo dando vueltas por Colombia hasta que pudo echar raíces en Antioquia, para luego buscar suerte en Estados Unidos. Presentó la solicitud de restitución a la Unidad una vez conoció las garantías de la Ley de Víctimas, de 2011, y más de dos décadas después de su desplazamiento pudo recuperar su casa.
Lea: Campesino recupera la tierra que la avaricia paramilitar de Mancuso le arrebató
“En uno de los postulados que la Fiscalía hizo en Cúcuta con las víctimas de la masacre de La Gabarra, yo tuve que ir. Allí le preguntaron a los paramilitares que si se acordaban de mi nombre, que si sabían quién era yo y que si mi desplazamiento y mi atentado tenían que ver con mi condición sexual; pero ellos lo negaron”, agregó Arroyave.
La sentencia de restitución ordena a favor de Arroyave un alivio de pasivos de la vivienda, así como atención médica y psicológica priorizada por parte de la Secretaría de Salud de Cúcuta. Además, se podrá postular para una formación académica en el SENA. “Estoy feliz de recuperar el trabajo de mi vida”, concluyó.
Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.