"Romaña", el desertor del Acuerdo de Paz al que siguen buscando las autoridades
El fiscal general, Francisco Barbosa, anunció que este exjefe guerrillero estuvo detrás de los motines que se presentaron en cárceles el pasado 21 de marzo, primer día en que presos del país protestaron por miedo a un brote de la COVID-19 tras las rejas. Sus cuentas pendientes con la justicia ocupan una larga lista e incluyen el secuestro de una hija del exministro Luis Carlos Villegas. Fue también uno de los responsables del plagio de Guillermo "La Chiva" Cortés.
Redacción Judicial
El domingo pasado, el fiscal general, Francisco Barbosa, dio las que, aseguró él, son las primeras pistas que se tienen acerca de los motines que se presentaron en varias cárceles del país el pasado 21 de marzo. Ese fue el primer día en que los reclusos sentaron su voz de protesta por el temor de que la pandemia del nuevo coronavirus los alcanzara, pues sabían, como sabían también expertos y organizaciones de derechos humanos, que por sus condiciones de hacinamiento, un solo caso sería como encender la mecha de un explosivo. En La Modelo el asunto se tornó tan grave ese 21 de marzo que 23 internos murieron, según la ministra de Justicia, Margarita Cabello, en un intento de fuga.
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El domingo pasado, el fiscal general, Francisco Barbosa, dio las que, aseguró él, son las primeras pistas que se tienen acerca de los motines que se presentaron en varias cárceles del país el pasado 21 de marzo. Ese fue el primer día en que los reclusos sentaron su voz de protesta por el temor de que la pandemia del nuevo coronavirus los alcanzara, pues sabían, como sabían también expertos y organizaciones de derechos humanos, que por sus condiciones de hacinamiento, un solo caso sería como encender la mecha de un explosivo. En La Modelo el asunto se tornó tan grave ese 21 de marzo que 23 internos murieron, según la ministra de Justicia, Margarita Cabello, en un intento de fuga.
“Producto del trabajo articulado con distintas autoridades se ha conocido que, detrás de estos hechos (las revueltas en las cárceles), se encuentran relacionados cabecillas de los grupos armados del Eln y disidentes de las Farc, señalando como uno de los responsables a Henry Castellanos Garzón, alias Romaña, cabecilla de la disidencia de las Farc”, manifestó el fiscal Barbosa. “La Fiscalía, a través de su equipo de investigadores, ha recolectado material probatorio que demuestra que esta persona está detrás de los desórdenes que se presentaron en las cárceles”, agregó el alto funcionario. Por primera vez desde agosto del año pasado, Romaña volvía a aparecer en titulares de prensa.
Hace casi ocho meses, el 29 de agosto de 2019, apareció en Youtube un video que encabeza el exjefe de las Farc Iván Márquez al lado de otros excompañeros de armas como Jesús Santrich, Romaña, anunciando su retorno a la guerra. Los tres tenían en común, además de haber liderado grandes grupos en las Farc por décadas, haber participado en las negociaciones de paz en La Habana (Cuba). De hecho, cuando Romaña apareció en la capital cubana, fue el mensaje de que las Farc estaban poniendo todas sus cartas sobre las mesas, incluidos los jefes guerrilleros considerados de “línea dura”. Pues Romaña, por encima de muchos otros, era conocido como una máquina de guerra.
En la zona de distensión, autorizada por Andrés Pastrana durante su presidencia entre 1999 y 2002, su rostro se hizo muy conocido. Las Farc le asignaron a él, cuyo nombre real es Henry Castellanos Garzón, la tarea de coordinar el anillo de seguridad de la zona de despeje, en la que gobierno y guerrilla se sentaron a hablar por más de tres años sin presencia de fuerza pública hasta que el entonces presidente dijo: “Nos cansamos de la hipocresía de la guerrilla”. Su aspecto fue siempre el mismo: barba poblada y boina negra con una estrella. “Se cree el Che Guevara, ese es el problema”, dijo el humorista y periodista Jaime Garzón, según la revista Semana en el año 2000.
Antes de que El Caguán arrancara, Romaña ya era un viejo conocido entre periodistas y fuerza pública, sobre todo. No fue precisamente el “creador” de las pescas milagrosas pero, como discípulo y protegido del Mono Jojoy en el Bloque Oriental, las potenció entre Bogotá, Cundinamarca y el Meta hacia 1998, época en que las Farc tenían el propósito de cercar Bogotá para tomarse el poder. Y casi lo logran, con Romaña haciendo lo suyo para generar presión en favor de la guerrilla. El 6 de marzo de 1998, por ejemplo, montó un retén entre Villavicencio y Restrepo: un policía resultó asesinado, otros uniformados secuestrados y la guerrilla se apropió de $19 millones que eran para salarios de soldados en La Macarena.
A menos de tres semanas, apareció otro retén ilegal en zona rural de Guayabetal, en la vía al Llano, en el que hombres bajo el mando de Romaña secuestraron a 32 personas y asesinaron un par de civiles. Entre las víctimas estaban un italiano y cuatro estadounidenses y así fue como llegó la primera solicitud de extradición de Estados Unidos. La petición se hizo en junio de 1998. Dos años más tarde, Romaña tenía 11 órdenes de captura en su contra. Para 2014, detalló El Espectador, tenía cerca de 70 investigaciones abiertas en la Fiscalía por delitos como secuestro, homicidio, terrorismo y narcotráfico. Fue justo en octubre de ese año que se desactivaron las órdenes de captura para que pudiera viajar a Cuba.
De acuerdo con la información disponible en el sistema de la judicatura, son varios los pendientes que Romaña, hoy disidente del Acuerdo de Paz que se firmó en 2016, sigue teniendo con la justicia. Allí figura, por ejemplo, el expediente por el secuestro y asesinato de quien era el gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa, su consejero de paz, Guillermo Echeverri y ocho militares, quienes fueron masacrados en zona rural de Urrao, Antioquia, en mayo de 2003. Desde marzo de 2006, Romaña y otros jefes de las Farc -la mayoría ya muertos, como Raúl Reyes o el Mono Jojoy- tienen una condena pendiente de 40 años de prisión y 8.150 salarios de multa. (15 años sin Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverry)
La magistrada del Tribunal Superior de Bogotá María Stella Jara, la misma que en primera instancia halló culpable al coronel (r) Alfonso Plazas por los desaparecidos del Palacio de Justicia, tiene en su despacho un proceso contra Romaña y otros exjefes guerrilleros por el delito de concierto para delinquir. El mismo tribunal determinó en 2009, con ponencia del magistrado Hermens Darío Lara Acuña, que Romaña era culpable del delito de rebelión y no hubo demanda de casación, por lo que la sentencia está en firme. El general (r) Harold Bedoya, excomandante de las Fuerzas Militares, denunció a Romaña y a la cúpula de las Farc por un homicidio de 1995, que terminó en una condena a 40 años de prisión.
En 2015, cuando ya ejercía en La Habana como negociador, el Juzgado Séptimo Especializado de Bogotá condenó a Romaña a 33 años de prisión por la planeación y ejecución de Juliana Villegas el 27 de noviembre de 2000. Para esa época, Romaña era uno de los comandantes del Bloque Oriental. Se trataba, ni más ni menos, que de la hija de Luis Carlos Villegas, expresidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), quien fue secuestrada luego de salir de clase en la Universidad Javeriana, ubicada en el nororiente de Bogotá. Estuvo cuatro meses en cautiverio. Era la época en que Romaña era un alfil esencial de las Farc en su propósito de cercar Bogotá.
Otro plagio que golpeó a la sociedad bogotana fue el de Guillermo La Chiva Cortés, realizado el 23 de enero de 2000 en la finca de Cortés y Daniel Samper en Choachí, municipio vecino de Bogotá. En la crónica “El secuestro de La Chiva”, publicada en la revista El Malpensante en junio de 2013 -dos meses después de la muerte del periodista-, está en detalle el testimonio de La Chiva sobre sus 230 días en cautiverio. Él contó que su hijo Carlos fue a El Caguán a tratar de negociar su secuestro y que, cuando el Mono Jojoy estaba “bastante ablandado”, Romaña intervino: “¡Ni puel carajo! (…) ¡Qué vamos a sacar a ese hijueputa que quería volar todo el campamento cuando se robó la granada!”.
El prontuario de Romaña es extenso. Cuando llegó a La Habana en 2014, El Espectador reveló mensajes que aparecían en un computador incautado a las Farc en la operación militar Raudales. En ellos se hablaba de la intención del Bloque Oriental de apoderarse del negocio de la minería ilegal, con Romaña, entre otros, a la cabeza. En 2018, dos años después de la firma del Acuerdo, Romaña se identificaba como un cultivador de girasoles entre La Uribe y Mesetas (Meta). Ya no usaba boina ni tenía barba. “Es lo más bonito del proceso de paz, que nos da la oportunidad para que nos digan qué errores cometimos, para pedir perdón”, decía entonces. “Somos un colectivo y hay que pedir disculpas”.
En agosto de 2019, sin embargo, se unió a los líderes exguerrilleros que volvieron a armarse bajo una premisa: que el Estado colombiano traicionó el Acuerdo de Paz. Desde entonces, las autoridades no han podido dar con su paradero, ni con el de Iván Márquez, el de Jesús Santrich o el del Paisa. La fuerza pública cree que todos están en Venezuela. En el video que divulgaron ellos mismos el 29 de agosto del año pasado, Romaña volvió a aparecer con su tradicional apariencia de boina y traje camuflado, aunque seguía sin la barba. “Anunciamos al mundo que ha comenzado una nueva Marquetalia”, dijo Iván Márquez. Los alcances de estos exguerrilleros, según la Fiscalía, ya llegan hasta las cárceles.