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Salvatore Mancuso busca repetir este miércoles lo que consiguió el pasado lunes: que autoridades de Justicia y Paz, jurisdicción en la que son procesados los paramilitares, le den su visto bueno para quedar libre. Aunque lo logró, el exjefe paramilitar sigue tras las rejas en la cárcel La Picota de Bogotá.
La Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla estudiará desde la mañana de este 6 de marzo si le levanta, o no, 33 solicitudes de prisión preventiva que hay en su contra. La defensa de Mancuso señala que su cliente puede quedar libre, ya que debe cumplir con su rol como gestor de paz del gobierno de Gustavo Petro.
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La primera en intervenir fue la Fiscalía General, quien señaló que es viable levantarle las 33 solicitudes de prisión preventiva para que inicie sus labores de paz. La representante del ente investigador señaló que el Tribunal Superior de Barranquilla deberá tener en cuenta una reciente decisión de una jueza de Justicia y Paz.
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El pasado lunes, seis días después de que Mancuso regresara a Colombia, una jueza de ejecución de sentencias de Justicia y Paz le otorgó a Mancuso su libertad, considerando que ya cumplió con las penas que le fueron impuestas dentro de ese sistema de justicia transicional. Sin embargo, la libertad fue condicionada por cuatro años y no podrá visitar las zonas que en el pasado los paramilitares inundaron de terror: Córdoba, Cesar, Norte de Santander, Magdalena, Antioquia, La Guajira, entre otras.
Según la jueza de Bogotá, el exjefe paramilitar cumplió con los compromisos de la Justicia y reparó a las víctimas, razón por la cual podrá tener libertad a prueba por cuatro años y tendrá que reportarse ante ese despacho judicial cada tres meses. Así las cosas, sus labores de gestoría de paz en territorio quedarían en el limbo.
La postura de las víctimas y la Procuraduría
Tres abogados de víctimas de este caso pidieron que las solicitudes de prisión preventiva fueran levantadas, ya que era clave que Mancuso siguiera aportando verdad y reparación en los territorios que su macroestructura criminal perpetró durante los años noventa y dos mil.
En cambio, el Ministerio Público tuvo varios reparos sobre el levantamiento de las medidas en contra de Mancuso. Primero, señaló que es difuso el papel de gestor de paz que cumpliría Mancuso en libertad y que además, no tiene representación alguna sobre las estructuras paramilitares que se formaron posterior a la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), es decir, del Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN). “Sería un nefasto precedente para la sociedad” y a acceder a la petición de libertad, señaló la procuradora Diana Niño.
Además, recordó que otros gestores de paz, como Francisco Galán y Carlos Velandia, cumplieron su labor tras las rejas. Por último, pidió que se haga un examen constitucional para verificar que esta solicitud del exjefe paramilitar cumpla con todos los requisitos de ley. Mancuso a continuación le respondió que en ningún momento ha sido delegado por esos grupos como vocero, si no como puente para llegar a una eventual negociación con el Gobierno de Gustavo Petro.
¿Quién es Salvatore Mancuso?
Mancuso, es un exjefe paramilitar que nació en Montería (Córdoba) el 17 de agosto de 1964. Es hijo del italiano Salvatore Mancuso D’Angiolella, de Nápoles (Italia), y de la monterinana Gladys Gómez. Es el segundo de seis hijos. El exjefe paramilitar estudió algunos semestres Ingeniería Civil en la Universidad Javeriana de Bogotá y Administración Agropecuaria en la Escuela de Formación Técnica Agrícola. Además, estudió inglés en la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, pero no terminó ninguna de las carreras.
En 1992, Mancuso trabajaba como administrador de varias fincas, incluyendo la de su esposa en Tierralta (Córdoba). Allí fue víctima de extorsiones y otras amenazas por parte de hombres del Ejército Popular de Liberación (EPL), por lo que decidió seguir a los hombres e identificar sus campamentos. Con esa información en mano, recurrió al Ejército y le entregó las coordenadas. Fue así como, según el portal Verdad Abierta, se convirtió en informante de las fuerzas militares, especialmente del mayor Walter Fratini Lobaccio. Luego, el propio uniformado le sugirió que él y otros ganaderos de la zona debían armarse como respuesta a las amenazas y exigencias de grupos armados ilegales.
Por su papel como colaborador con las fuerzas militares empezó a llamar la atención de los hermanos Carlos y Vicente Castaño, con quienes creó grupos paramilitares como las Autodefensas Unidas de Colombia o las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). De acuerdo con la Comisión de la Verdad, también ayudó en la creación de las Convivir en 1994, en las cuales se legitimó el uso de armas por parte de civiles, argumentando legítima defensa, apoyo a la seguridad y a la defensa nacionales, además de su articulación con la fuerza pública.
“[En Magdalena] Todos esos grupos los absorbió las autodefensas y los que no, se combatieron, porque allí había grupos que se habían desdoblado y habían empezado a secuestrar, a extorsionar, delincuencia común. Entonces la mayoría fueron absorbidos y algunos pocos se combatieron. Así empezó esa creación de autodefensas, Convivir y miembros de la fuerza pública e instituciones del Estado, de manera conjunta”, dijo el propio exjefe paramilitar. Dentro de los fundadores e integrantes de estos grupos armados estuvieron, además de Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40; Edward Cobo Téllez, Diego Vecino; Úber Enrique Bánquez, Juancho Dique; y Rodrigo Mercado Pelufo, alias Cadena.
En 2005, cuando se adelantaba el proceso de desmovilización de paramilitares, Mancuso dio a conocer su participación en la parapolítica. Dijo que “el 35% del Congreso había sido elegido gracias al paramilitarismo, dado que ese porcentaje correspondía a representantes de zonas de influencia paramilitar donde los dineros del narcotráfico habían sido fundamentales para las campañas”, de acuerdo con la información de la Comisión de la Verdad.
En mayo de 2008, Mancuso y los principales comandantes de las autodefensas fueron extraditadas a Estados Unidos en el gobierno de Álvaro Uribe. La cúpula del grupo paramilitar tenía requerimiento de la justicia de ese país por su posible participación en narcotráfico. Ante la Comisión de la Verdad, funcionarios judiciales señalaron que algunos jefes paras venían entregando información sobre los vínculos de políticos y empresarios con su estructura criminal y que cuando fueron extraditados fue una gran sorpresa y un duro golpe para sus pesquisas.
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