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Con la deportación de Salvatore Mancuso Gómez a Colombia, luego de casi 16 años desde su extradición a Estados Unidos, fueron más las dudas que las certezas sobre sus intenciones para regreso a suelo colombiano, así como de su situación jurídica. Es tan complejo su caso que muchas de las preguntas que trae su caso ni el más versado jurista puede responder. Sin embargo, sí hay pistas, datos y hechos para entender mejor lo que pasó, lo que está pasando y lo que se viene en el caso de este exjefe paramilitar.
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¿Quién es y qué hizo Salvatore Mancuso?
Salvatore Mancuso es uno de los más conocidos exjefes paramilitares de Colombia. Junto con los hermanos Carlos y Vicente Castaño fundó y lideró las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Acuu) en la década de 1990. Nació en Montería (Córdoba) el 17 de agosto de 1964, en el seno de una familia italocolombiana. Su padre, Salvatore Mancuso D’Angiolella, originario de Nápoles (Italia), y su madre, Gladys Gómez, natural de Montería. Salvatore Mancuso es el segundo de seis hijos de esa unión.
Antes de ingresar a la vida criminal, Mancuso realizó algunos estudios. Según su hoja de vida, adelantó algunos semestres de Ingeniería Civil en la Universidad Javeriana de Bogotá y Administración Agropecuaria en la Escuela de Formación Técnica Agrícola. También estudió inglés en la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos. Pero no terminó ninguna de las carreras.
Los primeros pinos en el mundo profesional los hizo como administrador de varias fincas de la familia de su esposa, en Córdoba. Sin embargo, fue allí donde tuvo el primer contacto con el mundo criminal. Estando en Tierralta (Córdoba), fue víctima de extorsiones y otras amenazas por parte de hombres del Ejército Popular de Liberación (EPL), por lo que decidió seguir a los hombres e identificar sus campamentos.
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Así fue que empezó a tener información que podía ser útil para la fuerza pública y el Ejército identificó en él un posible informante. En ese acercamiento con uniformados es que se creó la idea de armar a ganaderos de la zona, como respuesta a las amenazas y exigencias de grupos armados ilegales. Uno de los hombres que habría sugerido la idea fue el mayor (r) Walter Fratini Lobaccio.
Así se crearon los primeros vínculos entre grupos de autodefensas y ganaderos de Córdoba. Su gestión en la conformación de estos grupos llegó a oídos de los hermanos Vicente y Carlos Castaño, quienes lo invitaron a una reunión y allí se habría tranzado una alianza criminal que habría de sembrar el terror en el norte del país. Para 1994, fundaron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Acuu) con Mancuso como uno de sus principales líderes.
De acuerdo con la Comisión de la Verdad, también ayudó en la creación de las Convivir en 1994, en las cuales se legitimó el uso de armas por parte de civiles, argumentando legítima defensa, apoyo a la seguridad y a la defensa nacionales, además de su articulación con la fuerza pública. “[En Magdalena] Todos esos grupos los absorbió las autodefensas y los que no, se combatieron, porque allí había grupos que se habían desdoblado y habían empezado a secuestrar, a extorsionar, delincuencia común. Entonces la mayoría fueron absorbidos y algunos pocos se combatieron. Así empezó esa creación de autodefensas, Convivir y miembros de la fuerza pública e instituciones del Estado, de manera conjunta”, dijo el propio exjefe paramilitar.
Asimismo, Justicia y Paz ha dicho en distintas sentencias que las Convivir fueron “cantera de los grupos paramilitares y un mecanismo para encubrir su actividad (...) donde participaron amplios sectores del Estado y la sociedad civil, con la complacencia o tolerancia de los demás sectores del Gobierno nacional”. El propio Mancuso dijo ante la Comisión de la Verdad que los paramilitares tuvieron responsabilidades directas en casos como el exterminio de la Unión Patriótica. Según dijo el exjefe paramilitar, “cuando la guerrilla decide conformar la UP y empieza su vinculación con su vida política y a hacer campañas y participación en las elecciones democráticas y logra acceder a concejos, alcaldías, gobernaciones, etc., la preocupación enorme viene de las instituciones de seguridad del Estado, de los gremios económicos, industriales, y quiero decirle algo en este momento: la UP no fue exterminada por las autodefensas, su gran victimario fue el Estado colombiano”.
En 2005, cuando se adelantaba el proceso de desmovilización de paramilitares, Mancuso dio a conocer su participación en la parapolítica. Dijo que “el 35% del Congreso había sido elegido gracias al paramilitarismo, dado que ese porcentaje correspondía a representantes de zonas de influencia paramilitar donde los dineros del narcotráfico habían sido fundamentales para las campañas”, de acuerdo con la información de la Comisión de la Verdad.
¿Por qué estaba en Estados Unidos?
Desde mayo de 2008, Mancuso y la cúpula de las autodefensas fueron extraditadas a Estados Unidos por el entonces presidente Álvaro Uribe. La cúpula del grupo paramilitar tenía requerimiento de la justicia de ese país por su posible participación en narcotráfico. Ante la Comisión de la Verdad, funcionarios judiciales señalaron que algunos jefes paras venían entregando información sobre los vínculos de políticos y empresarios con su estructura criminal y que cuando fueron extraditados fue una gran sorpresa y un duro golpe para sus pesquisas.
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¿Por qué volvió a Colombia después de tanto tiempo?
En 2015, Mancuso fue condenado por narcotráfico a 15 años de prisión por narcotráfico. Sin embargo, logró rebajar su condena y en 2020 intentó esquivar la justicia colombiana y le pidió a las autoridades de Estados Unidos que lo deportaran a Italia, país de donde también tiene nacionalidad. Es decir, antes de que el Gobierno de Petro lo nombrara como gestor de paz, Mancuso no había manifestado su voluntad de darle la cara a la justicia y a las miles de víctimas del paramilitarismo, como lo hizo recientemente en su vuelta a Colombia.
¿Qué va a pasar con Salvatore Mancuso?
Por ahora, permanecerá recluido en el pabellón de máxima seguridad de la cárcel la Picota, en Bogotá. Se espera que el próximo viernes 1° de marzo un juzgado de Justicia y Paz lo citó para evaluar una solicitud de sus abogados para volver a la libertad. la decisión tiene como finalidad que esta instancia determine “el momento en el cual Mancuso comenzará a descontar el término de libertad y definir qué obligaciones deberá cumplir durante ese lapso, así como ordenar su liberación inmediata, que se eliminen las restricciones a su movilidad atendiendo que debe cumplir la designación como gestor de paz que le efectuó el Gobierno Nacional”.
A mediano plazo, Mancuso también tendrá que seguir cumpliendo con sus compromisos en la JEP, a la que se sometió en noviembre de 2023, luego de entregar varias declaraciones sobre políticos, militares y empresarios que, según él, se aliaron con el proyecto paramilitar de los hermanos Castaño.
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¿Qué casos tiene pendientes Salvatore Mancuso?
Según datos de la Fiscalía, Salvatore Mancuso tiene 59 medidas de aseguramiento en su contra por casos de Justicia y Paz. En casos concretos, en la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos del ente investigador hay 417 investigaciones contra el exjefe paramilitar, de las cuales 198 se encuentran activas y 215 inactivas. Todas tienen que ver con su rol como comandante de las autodefensas, es decir, están bajo el sistema de Justicia y Paz.
De esos expedientes, 49 ya tienen una condena en su contra. Ahora bien, antes de que entrara funcionar el sistema de justicia transicional para los paramilitares, la justicia ya lo había condenado 24 veces, sentencias que se terminaron acumulando con las de Justicia y Paz. Todos estos casos están bajo revisión de un Juzgado Penal del Circuito con Función de Ejecución de Sentencias para las Sala de Justicia y Paz del Territorio Nacional, que ya citó a una audiencia para el próximo viernes primero de marzo para entender qué debe seguir con la libertad de Mancuso.
Si bien la lista es larga en casos de Justicia y Paz, esa no es la única instancia en la que el exjefe paramilitar se juega su libertad. Uno de los casos más importantes que afronta Mancuso en Colombia es el que adelanta un juzgado especializado por los delitos de lavado de activos, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir por hechos que habrían sucedido después de su desmovilización. De hallarlo culpable, podría quitarle los beneficios judiciales de Justicia y Paz. Entre ellos, pagar una condena no mayor a ocho años de cárcel.
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¿Salvatore Mancuso va a pagar sus delitos en Colombia?
Depende de cuáles delitos. Según su defensa, el exjefe paramilitar no tendría que pagar ni un año más de cárcel por los casos de Justicia y Paz, pues la única pena para esos asuntos del paramilitarismo quedó pactada para que no sea mayor de ocho años y Mancuso ya pasó ese tiempo de prisión en Estados Unidos. Es decir, según la ley, el recién deportado ya pagó en Estados Unidos por sus delitos en Colombia. Ahora bien, su situación judicial es tan complicada que la respuesta a la pregunta no es clara para nadie.
Primero, porque Mancuso tiene otros procesos en justicia ordinaria que todavía no se han resuelto. Especialmente el de lavado de activos, concierto para delinquir y enriquecimiento ilícito, cuya pena podría ser mucho mayor a los años que permaneció en la cárcel. Segundo, porque todavía no es claro si, por ser gestor de paz, podría quedar libre mucho más rápido y evitaría pagar más tiempo en la cárcel. Y tercero, porque Mancuso también está compareciendo ante la JEP, en donde también podría recibir beneficios.
Para tener más clara la respuesta para esta pregunta es clave la audiencia que convocó el Juzgado Penal del Circuito con Función de Ejecución de Sentencias para las Sala de Justicia y Paz del Territorio Nacional para el próximo viernes primero de marzo. Allí, el juzgado va a analizar las penas en contra del exjefe parailitar y los casos que todavía tiene pendiente para poder hacer un cálculo más aproximado de cuáles son las cuentas pendientes de Mancuso ante la justicia y, sobre todo, si debe seguir en la cárcel.
¿Por qué Mancuso es gestor de paz y quién le dio esa oportunidad?
En octubre de 2022, cuando el presidente Gustavo Petro llevaba solo dos meses de Gobierno, pero ya había dejado claro que la columna vertebral de su mandato sería la paz total, Mancuso le envió una carta. En ella le dejó saber su supuesta intención de entablar una conversación “para materializar esta voluntad compartida de entregarle a las nuevas generaciones una Colombia pacificada y más humana”. La respuesta solo vino casi un año después, el 23 de julio de 2023.
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En su cuenta de X (antes Twitter), el presidente Petro anunció que desginaría a Mancuso como gestor de paz. Según dijo en ese momento el jefe de Estado, el exjefe paramilitar sería una pieza clave para avanzar en su iniciativa de paz total. Además, aseguró que “el proceso de paz entre el gobierno de Uribe y los paramilitares aún no ha terminado, aún no se sabe toda la verdad”. En ese momento, el exjefe paramilitar, quien ya había cumplido su pena en Estados Unidos, estaba bajo custodia del Servicio de Inmigración de Estados Unidos en calidad de “persona en condición irregular pendiente de decisión de autoridad migratoria”.
La respuesta a la designación que se le hizo llegó hasta el 16 de agosto de 2023. “Quiero decirle al país y al presidente que yo honro mi palabra y acepto la designación que me hace para trabajar de la mano de la OACP (Oficina del Alto Comisionado de Paz) en la búsqueda de la paz total en la que creo (...) Lo hago para ayudar a buscar esa paz total que necesita Colombia”, dijo Mancuso.
¿Qué puede hacer Salvatore Mancuso como gestor de paz?
Según el decreto mediante el cual el presidente nombró a Mancuso como gestor de paz, su designación es para que sea un facilitador en los posibles diálogos que adelante el Gobierno con grupos armados ilegales. Según esa resolución, Mancuso tendrá que “contribuir con su conocimiento y experiencia en el diseño de procesos de desarme colectivo de los grupos ilegales que actúan en todo el territorio nacional, priorizando las zonas donde ejerzan su actividad criminal”. Es decir, lo que busca el gobierno es que el exjefe colabore acercando al gobierno con organizaciones que también tengan origen paramilitar, como el Clan del Golfo o las Autodefensas Conquistadores de la Sierra.
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Tras su regreso, Mancuso envió una carta en la que manifestó estar a disposición, “tanto del gobierno como de las organizaciones armadas que buscan un diálogo con este, como el Clan de Golfo y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, para acompañar las conversaciones de paz que sean necesarias”. Sin embargo, esa tarea parece estar, por ahora, truncada. En la mañana de este miércoles, un día después de su regreso, el Clan del Golfo expresó públicamente que no reconocen al exjefe paramilitar para adelantar acercamientos con el Gobierno.
“En ningún momento hemos autorizado a Mancuso para que obre como vocero, gestor o facilitador de nuestro Ejército, recordemos que Mancuso fue nombrado gestor de paz por el Gobierno de turno y ninguna designación tiene de nuestra parte, ninguna relación con él”, señaló alias Jerónimo, el líder político del grupo armado a Caracol Radio. Por su parte, las Autodefensas Conquistadores de la Sierra sí quieren que sea un posible intermediario. “Nos da luces para buscar acercamientos con el gobierno nacional y la búsqueda de la pacificación de la Sierra Nevada de Santa Marta; su llegada no como excomandante, sino como gestor de paz, genera confianza y es un canal que estamos dispuestos a abrir y respetar”, dijo el grupo en un comunicado.
¿Qué beneficios podría tener Mancuso como gestor de paz?
El principal beneficio que tendría Mancuso por ser gestor de paz sería el de recuperar la libertad. De acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, “por medio de esta figura se podrá solicitar a las autoridades judiciales competentes la suspensión de la medida de aseguramiento, de pena o solicitar la pena alternativa en contra miembros o exmiembros de grupos armados organizados al margen de la ley”. Pero, aclaran, la designación no suspende o pone fin “a los procesos judiciales y los gestores tendrán que responder a las autoridades competentes en caso de ser requeridos”. También señalan que la designación “no se trata de una amnistía o un indulto” y que a estas personas no se les “asignará salarios, ni generará contratos laborales”.
Por esto mismo es que es clave la audiencia que citó el Juzgado Penal del Circuito con Función de Ejecución de Sentencias para las Sala de Justicia y Paz del Territorio Nacional para el próximo viernes primero de marzo.
¿Por qué Salvatore Mancuso fue aceptado en la JEP?
El exjefe paramilitar, Salvatore Mancuso, fue aceptado en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en noviembre del año pasado. Así lo confirmó la justicia especial, al considerar que sus aportes son novedosos, concretos y suficientes para ganarse un cupo como “bisagra” o punto de conexión entre las Autodefensas Unidas de Colombia y miembros de la Fuerza Pública. En ese lapso de tiempo, Mancuso habría sido eslabón clave entre el grupo criminal de los hermanos Castaño con importantes mandos militares en algunos departamentos de Colombia.
Su aceptación en el sistema especial de paz ocurrió luego de que el propio exjefe paramilitar participara de varias diligencias en las que contestó preguntas que le hizo la JEP para probar si su relato es lo suficientemente novedoso para ganarse un cupo. Las magistradas María del Pilar Valencia y Heydi Patricia Baldosea explicaron que los aportes de Mancuso fueron presentes, efectivos, novedosos y suficientes para soportar la cantidad de operaciones conjuntas desarrolladas (con paramilitares) y la manera como el paramilitarismo cooptó la misionalidad de la fuerza pública.
¿Qué verdad puede aportar Salvatore Mancuso?
El exjefe paramilitar aseguró ante la JEP que tiene cómo probar vínculos desconocidos entre grupos paramilitares con políticos, empresarios y la fuerza pública que, hasta el momento, ninguna autoridad judicial ha investigado ni revelado. Por eso, explicó la jurisidicción especial, es que el testimonio de Mancuso puede ser valioso, no solo para entender las dinámicas de la guerra, sino para judicializar a quienes han esquivado por años la justicia en casos, por ejemplo, de despojo, desapartición, promoción de grupos armados ilegales y hasta homicidio.
Sin embargo, todo está por verse en ese supuesto aporte de verdad. Especialmente porque Mancuso entregó información en una audiencai reservada en la que su testimonio podría cambiar varias investigaciones judiciales claves para la JEP. En otras palabras, todavía no es del todo claro cuál es la verdad que puede entregar Mancuso para que sea lo suficientemente novesoda para permanecer en la JEP. El problema no solo es que esa información es reservada, sino también que muchas de los episodios y hechos de los que habló el exjefe paramilitar en jurisdicción especial, o ya se sabían, o ya fueron investigados por la Fiscalía en el marco de justicia y paz.
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