Salvatore Mancuso y la promesa de verdad que esperan víctimas del paramilitarismo
El exjefe narcoparamilitar, ahora gestor de paz del Gobierno, regresó a Colombia tras cumplir década y media de prisión en Estados Unidos. Víctimas ven su regreso como una esperanza de verdad, desde episodios tan particulares como asesinatos, hasta la ubicación de cuerpos en regiones enteras.
Salvatore Mancuso Gómez, quien fuera uno de los líderes máximos de los grupos paramilitares distribuidos alrededor del país, acaba de regresar a Colombia tras pasar más de 15 años extraditado y condenado por narcotráfico en Estados Unidos. Estará recluido en una celda de máxima seguridad en la cárcel La Picota de Bogotá, donde cumplirá los compromisos que tiene con el Estado colombiano como uno de los principales testigos del conflicto armado interno. Además de ser gestor de paz, nombrado por el gobierno de Gustavo Petro, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le abrió un espacio para que testifique como punto de conexión entre paramilitares y miembros de la Fuerza Pública.
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Salvatore Mancuso Gómez, quien fuera uno de los líderes máximos de los grupos paramilitares distribuidos alrededor del país, acaba de regresar a Colombia tras pasar más de 15 años extraditado y condenado por narcotráfico en Estados Unidos. Estará recluido en una celda de máxima seguridad en la cárcel La Picota de Bogotá, donde cumplirá los compromisos que tiene con el Estado colombiano como uno de los principales testigos del conflicto armado interno. Además de ser gestor de paz, nombrado por el gobierno de Gustavo Petro, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le abrió un espacio para que testifique como punto de conexión entre paramilitares y miembros de la Fuerza Pública.
El Espectador habló con víctimas del paramilitarismo en la zona del Caribe colombiano, sobre el regreso de Mancuso al país. Todas coincidieron en que esperan que el retorno del exjefe paramilitar se traduzca en la entrega de verdad y reparación para cada uno de sus territorios. Los episodios sobre los que desean que haya respuestas van desde asesinatos de seres queridos, hasta la ubicación de cuerpos en regiones enteras o la entrega de tierras que les fueron arrebatadas en el pasado. Sin embargo, exponen que, aunque han pasado años desde la desmovilización del grupo armado, “esa gente” como los nombran las víctimas, aún tiene presencia y poder en la zona.
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Carmelo Agamez, miembro del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) en el territorio de Montes de María, describe la vuelta de Mancuso como un hecho histórico para las víctimas y de suma importancia para el país. Resalta que no solo se trata de la información que el exjefe paramilitar pueda entregar, sino del hecho de que estos testimonios sean conocidos por la opinión pública y tengan credibilidad. “Nosotros como víctimas conocíamos todo lo que él ha venido diciendo, pero antes había otras condiciones y no se le daba importancia a lo que decía”, puntualiza Carmelo, agregando que para él los líderes paramilitares fueron extraditados como una medida para evitar que se conociera la verdad sobre las dinámicas que tenía el grupo armado al interior del conflicto colombiano.
Así mismo espera que pueda contribuir para encontrar a los desaparecidos del Canal del Dique. Una bifurcación artificial del río Magdalena que por varios años fue epicentro de asesinatos y de al menos 796 desapariciones forzadas, según expone la Unidad de Búsqueda. Sobre este episodio, una víctima de San Onofre (Sucre), que pidió reserva en su identidad, expuso que aunque el canal podría albergar numerosos cadáveres, sobre él se está realizando un proyecto de gran magnitud con el cual será ampliado. Añade que las personas del sector aún tienen esperanza de encontrar los restos de sus familiares, aunque nunca han recibido respuesta, ni atención sicológica por parte del Estado
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Se encuentra, al igual que Carmelo, a la expectativa de lo que Mancuso pueda aportar. “Nos daría un parte de tranquilidad a las personas que vivimos la violencia, porque estamos a la espera de la verdad en nuestro territorio”, afirma la víctima. A. En San Onofre se instalaron los campamentos del Bloque paramilitar Montes de María y el corregimiento de Libertad protagonizó una masacre, en la que murieron cinco campesinos, según ha reconocido el ex jefe paramilitar alias ‘Juancho Dique’. La víctima anónima expone que el lugar ha sufrido muchísima violencia y aún faltan muchas respuestas por llegar.
Por otra parte, Luis Herrera, miembro de la asociación de campesinos de Tierralta (Córdoba), espera poder encontrar a su hermana desaparecida desde hace más de 20 años en Caucasia. ”De pronto viniendo él y hablando se pueda saber donde están los desaparecidos”, comparte con esperanza. Otro de los puntos que espera que se facilite con la llegada del exjefe paramilitar es la entrega de tierras, un proceso que estaría lleno de trabas, en donde las víctimas tienen miedo de reclamar lo que antes era suyo. Considera que los testimonios puedan dar claridad y celeridad a todo el proceso, pero reconoce que será un trabajo complejo. Afirma que en su territorio “no ha habido tiempo bueno”, dado que la guerra siempre ha estado presente, aún hoy, luego de la firma del acuerdo de paz de 2016.
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Adolfo Verbel, miembro de Movice y habitante de los Montes de María, comparte con Luis, el dolor de perder a un ser querido en medio del conflicto armado, en su caso fueron sus hermanos Guillermo y Eder, asesinados en la década de los 2000. Pero contrario a la esperanza que parece sentir Luis, a Adolfo lo invade un sentimiento de injusticia, pues relata como su vida y la de sus padres, cambiaron por completo con la perdida de sus hermanos y de la finca que era sustento para la familia. “Me da tristeza que personas que hicieron tanto daño estén así, como si nada”, explica Adolfo. Sin embargo, también espera que Mancuso pueda confesar todos los actos violentos que habría cometido en su territorio, San Onofre, y entregar garantías de no repetición a las víctimas.
Mancuso debe resolver su situación jurídica en Colombia por las condenas que tiene en contra por hechos distintos al narcotráfico que ya pagó en Estados Unidos. Como uno de los máximos jefes paramilitares, está sentenciado por múltiples violaciones de derechos humanos, incluyendo masacres, asesinatos selectivos y desplazamientos forzados. No obstante, instancias de las ramas ejecutiva y judicial le permitieron un tratamiento distinto, por cuenta de lo que pueda hacer como gestor de la paz que busca alcanzar Petro, pero también de las novedades que pueda decir y probar ante la JEP. Sus víctimas, expectantes por década y media, ahora tienen esperanza en que el regreso de Mancuso sirva para cerrar sus propios duelos y ausencia de verdad.
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