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En una esquina, el expresidente Uribe asegura que el escándalo de los US$12 millones de los narcos terminó financiando o tapando huecos de la campaña de 2010 del hoy jefe de Estado Juan Manuel Santos. En la otra esquina, Santos denuncia que el supuesto hacker que quería sabotear los diálogos de paz con las Farc es un criminal que tiene que ir a la cárcel y que “es el colmo del cinismo de los corruptos decir que esto es una cortina de humo” para desviar la atención sobre la controversia del caso Rendón. Lo dicho: a falta de ideas, la campaña presidencial ha sido tomada por las acusaciones cruzadas entre exsocios —Chica y Rendón—, antiguos aliados políticos —Santos y Uribe— y un presunto espía electrónico, hoy detenido, como eslabón perdido de un choque de poderes que la Fiscalía tiene que aclarar.
“El señor J. J. Rendón le habría entregado una suma fabulosa a quienes manejan las cuentas del presidente Santos de la campaña en 2011 para saldar huecos de 2010. (...) Regalar US$2 millones cuando se ha recibido un soborno de US$12 millones no se siente. Yo no hago conjeturas”, señaló este jueves Uribe, quien será denunciado por los delitos de calumnia e injuria, “por sostener en algunos medios de comunicación hechos falsos que constituyen difamación”, dijo Roberto Prieto, gerente de la campaña de reelección. Del otro lado, en opinión de Juan Manuel Santos, el caso del hacker es escabroso, pues busca perpetuar la guerra y tender la sospecha sobre un supuesto contubernio entre el fiscal y el presidente, “como si nos sentáramos a delinquir. ¿O qué quieren: que el fiscal no investigue durante la campaña?”. En el entretanto de esta pugna política poco se ha vuelto a saber del caso Rendón, más allá de que un fiscal viajaría a Estados Unidos para ampliar la versión del capo Javier Calle Serna, alias Comba, quien salpicó al estratega político venezolano.
En cambio, todos los días se conocen detalles a destajo del caso de Andrés Fernando Sepúlveda, el hombre de 37 años con conexiones en inteligencia militar y la Policía de Bogotá, experto en informática y hoy procesado, además de espionaje, por un delito que parece de película de la Guerra Fría: uso de software malicioso. Trascendió, por ejemplo, que en su interrogatorio dijo ser una especie de ciberguerrero contra grupos ilegales, que aparentemente habría entregado información confidencial sobre desmovilizados de las Farc, tendría información del mercado negro que se mueve en el ámbito de la inteligencia, que se le habrían pagado alrededor de $100 millones por este tráfico de información y que, en lugar de estar detenido, debería recibir un aplauso por su lucha contra las guerrillas.
Los abogados de Sepúlveda sostienen que en el primer interrogatorio que la Fiscalía le hizo a su cliente el día de su captura, el pasado lunes, éste no estuvo bien asesorado y dijo más de la cuenta. Por eso, al día siguiente, durante la audiencia de imputación, negó los cuatro cargos que le endilgaron. En diálogo escrito con Noticias RCN, Sepúlveda dijo que jamás hackeó el correo del presidente Santos y que no tiene enemistad con J. J. Rendón. Según pudo constatar El Espectador, esta investigación comenzó el pasado 5 de abril, después de que un documento anónimo informara sobre los supuestos malos pasos de Sepúlveda. En un mes exactamente la Fiscalía ya tenía el rompecabezas del caso, con una particularidad: el directivo de la campaña de Óscar Iván Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos, se vio obligado a renunciar cuando trascendió que había ido con Sepúlveda a Noticias RCN a denunciar supuestas presiones de las Farc para que se votara por Santos en zonas del sur del país.
En los próximos días, Hoyos será interrogado por la Fiscalía para que explique cómo y en qué contexto llegó Sepúlveda a él y por qué se tomó el trabajo de contactar a un periodista como Rodrigo Pardo para darle esa información, la misma que no llevó a la Fiscalía. También será interrogada la actriz Lina Luna, esposa de Sepúlveda, quien trabajaba junto a él en la campaña de Óscar Iván Zuluaga, y quien, en su recorrido por el mundo de la política, terminó laborando con J. J. Rendón en México y otros países. La conexión de Luna con la Casa de Nariño se dio por cuenta de Germán Chica, exasesor político para las regiones del presidente Santos. Luna trabajó en la Presidencia a su lado hasta que Chica salió del cargo en 2011. De inmediato, ella y Sepúlveda terminaron desarrollando estrategias digitales para las campañas que lideraba J. J. Rendón. Eran los tiempos en que Chica y Rendón eran amigos.
Mientras Luis Alfonso Hoyos pasa el trago amargo de quedar ante la opinión pública como un estratega interesado en afectar la campaña de Juan Manuel Santos, sembrando un testigo envenenado en un medio de comunicación, en el Centro Democrático reivindican su pasado político y el senador electo José Obdulio Gaviria lo califica de íntegro. Cosa contraria determinó el Consejo de Estado cuando le declaró la muerte política en el año 2001. En todo caso, Hoyos declaró que de su reunión con el hacker y Rodrigo Pardo fue informado el candidato Zuluaga. Por su parte, la Fiscalía avanza para determinar a quién le estaban haciendo las vueltas Sepúlveda y su gente. Se habla de que recibió millonarios pagos de gastos reservados por información de inteligencia.
A 16 días de la primera vuelta de las presidenciales, Juan Manuel Santos, Óscar Iván Zuluaga y el expresidente Álvaro Uribe, exjefe de ambos, andan trenzados en una feria de acusaciones sobre los escándalos que los enlodan en cada orilla. Al presidente Santos le exigen explicaciones sobre la supuesta ‘vaca’ denunciada para pagarle US$12 millones a J. J. Rendón. Al candidato Zuluaga lo relacionan con un supuesto espionaje contra Santos y el proceso de paz. Los demás candidatos guardan prudente distancia. Como están las cosas, buena parte de los votos del 25 de mayo terminará definiéndose en los próximos días, por cuenta de las pesquisas de la Fiscalía. La política judicializada, se diría.