Se acaba la espera
Está en marcha el operativo humanitario para la liberación de Sigifredo López, Alan Jara y cuatro uniformados secuestrados por la guerrilla de las Farc.
Andrea Forero Aguirre
Colombia amanece este domingo contagiada por la emoción colectiva que producen las mediáticas liberaciones. La conmovedora escena, que tiene una particular discriminación con los secuestros extorsivos, se ha repetido una y otra vez durante 40 años de historia con dilatadas negociaciones o emblemáticas movilizaciones sociales que desencadenan en gestos de libertad.
Esta no es la excepción, el país está en oración para que los políticos Alan Jara, Sigifredo López y los cuatro uniformados lleguen a salvo al regazo de sus hogares. La solidaridad y presión del ciudadano común ha desempeñado un papel trascendental cuando de romper cadenas se trata.
Y este, como otros gobiernos, ha cedido ante la urgencia que ameritan las liberaciones. El presidente Álvaro Uribe Vélez había decidido suspender a Piedad Córdoba la autorización para que hiciera el papel de facilitadora en gestiones de paz, luego de las dificultades que surgieron con la participación de Venezuela en los más recientes procesos. Sin embargo, el sorpresivo comunicado de las Farc del pasado 21 de diciembre, con el anuncio de la salida de seis secuestrados, cambió nuevamente las reglas de juego: el Gobierno aceptó que la congresista se incorporara al proceso, así como al Comité Internacional de la Cruz Roja. La senadora tiene la esperanza de que vengan más liberaciones y la oportunidad para sentarse a buscar el acuerdo humanitario.
Históricamente, las convicciones políticas o la justicia han tenido su cuota de sacrificio por la importancia de lo que significa la privación de la libertad. Se han hecho despejes, canjes, acuerdos económicos y negociaciones por encima del pulso del poder. Aquí recordamos algunos regresos históricos.
Los nueve días de Londoño
El secuestro del ex ministro de Relaciones Exteriores Fernando Londoño cerca de Manizales el jueves 9 de julio de 1970 puso al Gobierno entre la espada y la pared. Desde el primer contacto los secuestradores le informaron a la familia que debía pagar cuatro millones de pesos por la devolución del ex canciller. En medio de la tensa situación, el gobierno de Carlos Lleras desplegó intensos operativos de Policía, Ejército y DAS y luego anunció una recompensa. Horas después, el Presidente recibió una carta de Londoño, quien presionado por sus captores le pidio desistir de operaciones militares. El 18 de julio Londoño fue liberado en Honda (Tolima) y su familia negó la consignación por el rescate.
Toma de la Embajada
El 27 de febrero de 1980 la columna “Jorge Marcos Zambrano” del M-19 se tomó cinematográficamente la sede de la Embajada de República Dominicana en Bogotá, dejando consigo a 57 personas como rehenes. Su pedido era contundente: exigía al Gobierno la liberación de 311 prisioneros guerrilleros a propósito del aniversario de su independencia. La extensa negociación de dos meses, que incluyó la entrada de víveres, obligó al Gobierno de Julio César Turbay Ayala a pagar un millón de dólares.
Entre los rehenes estuvieron el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Angelo Acerbi, y a 14 embajadores acreditados que estaban invitados a un almuerzo.
El cautiverio de Gómez Hurtado
El secuestro del ex candidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado, al salir de misa el 28 de mayo de 1988, por el M-19, dio paso al diálogo entre el grupo guerrillero y el gobierno. Tras cerca de dos meses, el presidente de turno, Virgilio Barco, se vio obligado a enviar a Panamá a César Gaviria para hacer los preparativos de la negociación. El 20 de julio, Hurtado salió del cautiverio y casi simultáneamente arrancaron las conversaciones de dos años que terminaron el 8 de marzo con la entrega de armas del M-19 en Santodomingo, Cauca.
Secuestro contra Samper
En abril de 1996 el arquitecto Juan Carlos Gaviria Trujillo, hermano del ex presidente César Gaviria, fue secuestrado en Pereira por un grupo ilegal conocido como “Jorge Eliécer Gaitán”.
Los secuestradores exigían nada más y nada menos que la renuncia del primer mandatario, Ernesto Samper, a cambio de la libertad del arquitecto. Las negociaciones, en las que intervino directamente el gobierno en medio de la polémica solicitud, tardaron dos meses. Fueron tan particulares los diálogos que incluso el director de la Policía del momento, general Rosso José Serrano, ofició como rehén para conseguir la salida de cautiverio del hermano del político.
El 12 de junio, Juan Carlos Gaviria recuperó su libertad y los secuestradores viajaron a Cuba.
Presión por extradiciones
El entonces jefe de redacción del periódico ‘El Tiempo’, Francisco Santos, fue secuestrado a las 6:30 de la noche de un 19 de septiembre de 1990, cuando se desplazaba a su casa al norte de Bogotá. A la altura del barrio Las Ferias su vehículo fue detenido por un grupo de secuestradores que optó por asesinar al conductor del periodista, Onomancio Ibáñez, para facilitar su objetivo. El grupo autodenominado ‘Los Extraditables’ utilizó la retención como un mecanismo para presionar la no extradición y otros beneficios. Desde el cautiverio Santos pidió que se hiciera por él lo suficiente sin pasar por encima del estado de Derecho.
Despejaron dos municipios
El doloroso secuestro de 60 militares, como resultado del ataque de las Farc a la base militar de Las Delicias, en Putumayo, se dilató por cerca de un año. El 30 de agosto de 1996 un grupo de guerrilleros embistió la base militar de esta población, declarando a los retenidos prisioneros de guerra.
En ese momento la sociedad civil comenzó a presionar al gobierno para que negociara y despejara militarmente dos municipios de Caquetá. El 15 de junio de 1997 el grupo de uniformados recuperó su libertad.
El canje humanitario
Luego de seis horas de reunión en junio de 2001, el Gobierno y las Farc firmaron un acuerdo para la liberación de cerca de 400 soldados y policías enfermos a cambio de la excarcelación de 11 guerrilleros. En el trato exigía que los liberados no estuvieran procesados por delitos atroces. Salieron de cautiverio policías y soldados, y se quedaron suboficiales y oficiales. Más tarde, cuando fracasó el proceso de paz, la guerrilla retuvo al ex gobernador del Meta Alan Jara; Guillermo Gaviria, ex gobernador de Antioquia; Gilberto Echeverry, ex ministro, y a Íngrid Betancourt.
El secuestro de Córdoba
El secuestro de Piedad Córdoba, la protagonista de las recientes liberaciones, ocurrió un 21 de mayo de 1999 en Medellín, por órdenes del jefe paramilitar Carlos Castaño.
Aunque su cautiverio duró pocos días, pues fue liberada el 5 de junio, su situación ameritó la creación de una comisión política con la representación de los partidos tradicionales. Según se conoció en el momento, el interés de Castaño al secuestrarla era enviar un mensaje al Gobierno del presidente Andrés Pastrana.
Por su propia experiencia la actual senadora decidió dedicarse de lleno a la búsqueda del acuerdo humanitario, aunque reconoce que en algunos momentos “ha sentido el infierno”.
Liberación unilateral
El 31 de enero de 2008 las Farc anunciaron otra liberación. Esta vez se trataba de los ex legisladores Gloria Polanco de Losada, Luis Eladio Pérez y Orlando Beltrán Cuéllar, secuestrados el 26 de julio de 2001, el 10 de junio de 2001 y el 28 de agosto de 2001, respectivamente. El requisito nuevamente era que el presidente venezolano, Hugo Chávez, y la senadora Piedad Córdoba organizaran la entrega. Un mes después, teniendo en cuenta el delicado estado de salud, la guerrilla agregó a la lista al senador Jorge Géchem Turbay, retenido el 20 de febrero de 2002.
Al Gobierno del presidente Álvaro Uribe no le quedó más remedio que facilitar las condiciones de la liberación y el 27 de febrero de 2008 salieron del cautiverio.
Liberación con ayuda internacional
Clara Rojas fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 junto con la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, cuando arriesgadamente viajaban hacia San Vicente del Caguán (Caquetá) en plena campaña.
Después de varias pruebas de supervivencia, en abril de 2006 el país se escandalizó con la revelación del periodista Jorge Enrique Botero, según la cual Rojas había tenido un hijo cuyo padre era un guerrillero.
Más tarde las Farc anunciaron la liberación de la madre, el hijo y de la ex congresista Consuelo González.
Pese a que el Gobierno colombiano le había quitado al presidente venezolano Hugo Chávez la autorización de intervenir en liberaciones, terminó aceptando la coordinación del vecino país, tal y como lo exigía la guerrilla. El 10 de enero de 2008 Chávez recibió a Rojas y a González, porque a Emmanuel lo encontró antes el Gobierno.
Colombia amanece este domingo contagiada por la emoción colectiva que producen las mediáticas liberaciones. La conmovedora escena, que tiene una particular discriminación con los secuestros extorsivos, se ha repetido una y otra vez durante 40 años de historia con dilatadas negociaciones o emblemáticas movilizaciones sociales que desencadenan en gestos de libertad.
Esta no es la excepción, el país está en oración para que los políticos Alan Jara, Sigifredo López y los cuatro uniformados lleguen a salvo al regazo de sus hogares. La solidaridad y presión del ciudadano común ha desempeñado un papel trascendental cuando de romper cadenas se trata.
Y este, como otros gobiernos, ha cedido ante la urgencia que ameritan las liberaciones. El presidente Álvaro Uribe Vélez había decidido suspender a Piedad Córdoba la autorización para que hiciera el papel de facilitadora en gestiones de paz, luego de las dificultades que surgieron con la participación de Venezuela en los más recientes procesos. Sin embargo, el sorpresivo comunicado de las Farc del pasado 21 de diciembre, con el anuncio de la salida de seis secuestrados, cambió nuevamente las reglas de juego: el Gobierno aceptó que la congresista se incorporara al proceso, así como al Comité Internacional de la Cruz Roja. La senadora tiene la esperanza de que vengan más liberaciones y la oportunidad para sentarse a buscar el acuerdo humanitario.
Históricamente, las convicciones políticas o la justicia han tenido su cuota de sacrificio por la importancia de lo que significa la privación de la libertad. Se han hecho despejes, canjes, acuerdos económicos y negociaciones por encima del pulso del poder. Aquí recordamos algunos regresos históricos.
Los nueve días de Londoño
El secuestro del ex ministro de Relaciones Exteriores Fernando Londoño cerca de Manizales el jueves 9 de julio de 1970 puso al Gobierno entre la espada y la pared. Desde el primer contacto los secuestradores le informaron a la familia que debía pagar cuatro millones de pesos por la devolución del ex canciller. En medio de la tensa situación, el gobierno de Carlos Lleras desplegó intensos operativos de Policía, Ejército y DAS y luego anunció una recompensa. Horas después, el Presidente recibió una carta de Londoño, quien presionado por sus captores le pidio desistir de operaciones militares. El 18 de julio Londoño fue liberado en Honda (Tolima) y su familia negó la consignación por el rescate.
Toma de la Embajada
El 27 de febrero de 1980 la columna “Jorge Marcos Zambrano” del M-19 se tomó cinematográficamente la sede de la Embajada de República Dominicana en Bogotá, dejando consigo a 57 personas como rehenes. Su pedido era contundente: exigía al Gobierno la liberación de 311 prisioneros guerrilleros a propósito del aniversario de su independencia. La extensa negociación de dos meses, que incluyó la entrada de víveres, obligó al Gobierno de Julio César Turbay Ayala a pagar un millón de dólares.
Entre los rehenes estuvieron el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Angelo Acerbi, y a 14 embajadores acreditados que estaban invitados a un almuerzo.
El cautiverio de Gómez Hurtado
El secuestro del ex candidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado, al salir de misa el 28 de mayo de 1988, por el M-19, dio paso al diálogo entre el grupo guerrillero y el gobierno. Tras cerca de dos meses, el presidente de turno, Virgilio Barco, se vio obligado a enviar a Panamá a César Gaviria para hacer los preparativos de la negociación. El 20 de julio, Hurtado salió del cautiverio y casi simultáneamente arrancaron las conversaciones de dos años que terminaron el 8 de marzo con la entrega de armas del M-19 en Santodomingo, Cauca.
Secuestro contra Samper
En abril de 1996 el arquitecto Juan Carlos Gaviria Trujillo, hermano del ex presidente César Gaviria, fue secuestrado en Pereira por un grupo ilegal conocido como “Jorge Eliécer Gaitán”.
Los secuestradores exigían nada más y nada menos que la renuncia del primer mandatario, Ernesto Samper, a cambio de la libertad del arquitecto. Las negociaciones, en las que intervino directamente el gobierno en medio de la polémica solicitud, tardaron dos meses. Fueron tan particulares los diálogos que incluso el director de la Policía del momento, general Rosso José Serrano, ofició como rehén para conseguir la salida de cautiverio del hermano del político.
El 12 de junio, Juan Carlos Gaviria recuperó su libertad y los secuestradores viajaron a Cuba.
Presión por extradiciones
El entonces jefe de redacción del periódico ‘El Tiempo’, Francisco Santos, fue secuestrado a las 6:30 de la noche de un 19 de septiembre de 1990, cuando se desplazaba a su casa al norte de Bogotá. A la altura del barrio Las Ferias su vehículo fue detenido por un grupo de secuestradores que optó por asesinar al conductor del periodista, Onomancio Ibáñez, para facilitar su objetivo. El grupo autodenominado ‘Los Extraditables’ utilizó la retención como un mecanismo para presionar la no extradición y otros beneficios. Desde el cautiverio Santos pidió que se hiciera por él lo suficiente sin pasar por encima del estado de Derecho.
Despejaron dos municipios
El doloroso secuestro de 60 militares, como resultado del ataque de las Farc a la base militar de Las Delicias, en Putumayo, se dilató por cerca de un año. El 30 de agosto de 1996 un grupo de guerrilleros embistió la base militar de esta población, declarando a los retenidos prisioneros de guerra.
En ese momento la sociedad civil comenzó a presionar al gobierno para que negociara y despejara militarmente dos municipios de Caquetá. El 15 de junio de 1997 el grupo de uniformados recuperó su libertad.
El canje humanitario
Luego de seis horas de reunión en junio de 2001, el Gobierno y las Farc firmaron un acuerdo para la liberación de cerca de 400 soldados y policías enfermos a cambio de la excarcelación de 11 guerrilleros. En el trato exigía que los liberados no estuvieran procesados por delitos atroces. Salieron de cautiverio policías y soldados, y se quedaron suboficiales y oficiales. Más tarde, cuando fracasó el proceso de paz, la guerrilla retuvo al ex gobernador del Meta Alan Jara; Guillermo Gaviria, ex gobernador de Antioquia; Gilberto Echeverry, ex ministro, y a Íngrid Betancourt.
El secuestro de Córdoba
El secuestro de Piedad Córdoba, la protagonista de las recientes liberaciones, ocurrió un 21 de mayo de 1999 en Medellín, por órdenes del jefe paramilitar Carlos Castaño.
Aunque su cautiverio duró pocos días, pues fue liberada el 5 de junio, su situación ameritó la creación de una comisión política con la representación de los partidos tradicionales. Según se conoció en el momento, el interés de Castaño al secuestrarla era enviar un mensaje al Gobierno del presidente Andrés Pastrana.
Por su propia experiencia la actual senadora decidió dedicarse de lleno a la búsqueda del acuerdo humanitario, aunque reconoce que en algunos momentos “ha sentido el infierno”.
Liberación unilateral
El 31 de enero de 2008 las Farc anunciaron otra liberación. Esta vez se trataba de los ex legisladores Gloria Polanco de Losada, Luis Eladio Pérez y Orlando Beltrán Cuéllar, secuestrados el 26 de julio de 2001, el 10 de junio de 2001 y el 28 de agosto de 2001, respectivamente. El requisito nuevamente era que el presidente venezolano, Hugo Chávez, y la senadora Piedad Córdoba organizaran la entrega. Un mes después, teniendo en cuenta el delicado estado de salud, la guerrilla agregó a la lista al senador Jorge Géchem Turbay, retenido el 20 de febrero de 2002.
Al Gobierno del presidente Álvaro Uribe no le quedó más remedio que facilitar las condiciones de la liberación y el 27 de febrero de 2008 salieron del cautiverio.
Liberación con ayuda internacional
Clara Rojas fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 junto con la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, cuando arriesgadamente viajaban hacia San Vicente del Caguán (Caquetá) en plena campaña.
Después de varias pruebas de supervivencia, en abril de 2006 el país se escandalizó con la revelación del periodista Jorge Enrique Botero, según la cual Rojas había tenido un hijo cuyo padre era un guerrillero.
Más tarde las Farc anunciaron la liberación de la madre, el hijo y de la ex congresista Consuelo González.
Pese a que el Gobierno colombiano le había quitado al presidente venezolano Hugo Chávez la autorización de intervenir en liberaciones, terminó aceptando la coordinación del vecino país, tal y como lo exigía la guerrilla. El 10 de enero de 2008 Chávez recibió a Rojas y a González, porque a Emmanuel lo encontró antes el Gobierno.