Abogado de Richard Aguilar buscará tumbar su orden de detención
El senador fue capturado en la noche de este martes. Pasó la noche en los calabozos del búnker de la Fiscalía y su abogado interpuso un recurso que busca tumbar la decisión emitida por la Corte Suprema de Justicia.
El senador Richard Aguilar, quien fue capturado en su lugar de residencia en Bogotá, en la noche de este martes, continúa recluido en los calabozos del búnker de la Fiscalía hasta que el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) designe un centro de detención al cual será remitido. Su abogado Iván Cancino interpuso un recurso legal para tumbar la medida que ordenó el magistrado César Reyes de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia. Ahora con su renuncia al legislativo el proceso podría llegar a la Fiscalía General.
Contra Aguilar se abrió un proceso investigativo en la Corte Suprema, en mayo pasado, por cuenta de unas irregularidades en contratación que se registraron mientras fungió como gobernador de Santander. El documento en el que se consignaron las pruebas en su contra y que fue conocido en su totalidad por El Espectador da cuenta que el senador estuvo inmerso en al menos seis contratos en los que habría cometido varios delitos, al parecer, para favorecer sus recursos y el de sus familiares.
El primer caso que documentó la Corte se trata de un contrato que buscaba el reforzamiento de una parte del estadio Alfonso López, en Bucaramanga, a finales de 2014. Lo que dice la investigación es que el entonces gobernador debía recibir una coima del 10% del negocio. El porcentaje, supuestamente, fue definido por el ahora senador luego de recomendar a la organización que sería la contratista para adelantar dicha obra. En este caso, el convenio empezó costando 24.000 millones de pesos.
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En el marco de la investigación, la Corte tiene consignado el testimonio de dos personas con quien Aguilar trabajó en llave durante su estadía en la gobernación. Se trata de Claudia Toledo, quien fungió como secretaria de Infraestructura entre 2012 y 2015, y su esposo, Lenin Darío Pardo. Ambos resultaron salpicados en las investigaciones de la Fiscalía luego de que Octavio Reyes, el ingeniero que se quedó con el contrato del estadio en marzo de 2015, confesó al ente investigador la existencia de un sofisticado sistema de corrupción en la gobernación del ahora senador.
Los testimonios de la pareja de esposos que fue capturada en octubre de 2018, le sirvieron a la Fiscalía para vislumbrar lo que fue el entramado de corrupción, presuntamente, suscitado y con conocimiento del senador. Las versiones llegaron a manos del alto tribunal, y allí con ponencia de Reyes, quien le dio credibilidad a las mismas empezó un grueso desarrollo de la investigación que culminó con su captura este martes.
Lea aquí: Senador Richard Aguilar, a indagatoria por posible corrupción cuando fue gobernador
Si bien la lupa del alto tribunal empezó con el contrato que buscaba el reforzamiento de una parte del estadio Alfonso López, la Corte cuenta con información que le permite confirmar que las irregularidades en contratación se registraron en cuatro contratos más que fueron firmados en 2014, y en los cuales quedaría en evidencia los negocios turbios del senador durante su administración.
Dos de ellos, resalta el documento de la Corte Suprema, habrían tenido un proceso similar al del estadio, pero con resultado diferente. Según las pruebas del alto tribunal, Aguilar habría recomendado a dos empresas para que fueran ellas las que se quedaran con los negocios. La primera, de propiedad de Reynaldo Bohórquez, estaba detrás del contrato para el tercer carril entre Bucaramanga y Floridablanca. Y la segunda, en manos de Aureliano Naranjo Salamanca, que quería el contrato para la construcción del corredor vial entre San Gil y Charalá. Sin embargo, durante el proceso de selección, ninguna de las “favoritas” del exgobernador pasó el examen, porque se evidenció que no tenían la experiencia suficiente, había errores en las propuestas o había mejores contratistas.
Lea aquí también: CTI de la Fiscalía capturó a senador Richard Aguilar por presunta corrupción
Luego del fracaso de la licitación de los recomendados por Aguilar, la Corte relata que quiso resarcir la promesa que le había hecho a Naranjo Salamanca. No era para menos. El hombre detrás de esa empresa es, según el alto tribunal, primo hermano de su papá, Hugo Aguilar, nombre que tiene un profundo trasfondo en Santander y en el mundo de la política. También gobernador del departamento entre 2004 y 2007, condenado por vínculos con los paramilitares y con una larga trayectoria en la Policía, Hugo Aguilar maneja los hilos del poder en esta región desde hace un buen tiempo. De hecho, otro de sus hijos, Mauricio, es el actual gobernador.
De Hugo Aguilar se sabe que también tiene un pasado oscuro dado que varios testimonios de exparamilitares como Salvatore Mancuso dan cuenta que tuvo nexos con las autodefensas, hipótesis que ratificó la sanción disciplinaria que lo sacó de la vida política durante 20 años. Sobre su nombre pesa una condena de la Corte Suprema de Justicia y una nueva investigación por la adquisición de bienes de manera irregular.
Aunque el pasado de Hugo Aguilar no define la suerte del senador capturado en la noche de este martes, si lo hacen sus actuaciones, de ahí que, entre otras cosas, la Corte también tenga documentado un contrato que llevó el visto bueno del congresista. Se trata de un negocio que se firmó en agosto de 2014 con el objetivo de garantizar el suministro diario de una ración alimentaria a estudiantes de instituciones educativas oficiales de 82 municipios de Santander.
Según el alto tribunal, Aguilar impartió órdenes a Claudia Toledo y Julián Jaramillo “para que llevaran a cabo el trámite del proceso licitatorio público [de ese contrato], indicándoles que debían favorecer con la adjudicación a la Empresa Cooperativa de Servicios Nacionales (Empsenal). Con lo anterior, la Corte dijo que se habría asociado con servidores públicos de su administración y con particulares contratistas y subcontratistas para direccionar amañadamente los procesos de adjudicación relativos”.
El senador Richard Aguilar, quien fue capturado en su lugar de residencia en Bogotá, en la noche de este martes, continúa recluido en los calabozos del búnker de la Fiscalía hasta que el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) designe un centro de detención al cual será remitido. Su abogado Iván Cancino interpuso un recurso legal para tumbar la medida que ordenó el magistrado César Reyes de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia. Ahora con su renuncia al legislativo el proceso podría llegar a la Fiscalía General.
Contra Aguilar se abrió un proceso investigativo en la Corte Suprema, en mayo pasado, por cuenta de unas irregularidades en contratación que se registraron mientras fungió como gobernador de Santander. El documento en el que se consignaron las pruebas en su contra y que fue conocido en su totalidad por El Espectador da cuenta que el senador estuvo inmerso en al menos seis contratos en los que habría cometido varios delitos, al parecer, para favorecer sus recursos y el de sus familiares.
El primer caso que documentó la Corte se trata de un contrato que buscaba el reforzamiento de una parte del estadio Alfonso López, en Bucaramanga, a finales de 2014. Lo que dice la investigación es que el entonces gobernador debía recibir una coima del 10% del negocio. El porcentaje, supuestamente, fue definido por el ahora senador luego de recomendar a la organización que sería la contratista para adelantar dicha obra. En este caso, el convenio empezó costando 24.000 millones de pesos.
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Los testimonios de la pareja de esposos que fue capturada en octubre de 2018, le sirvieron a la Fiscalía para vislumbrar lo que fue el entramado de corrupción, presuntamente, suscitado y con conocimiento del senador. Las versiones llegaron a manos del alto tribunal, y allí con ponencia de Reyes, quien le dio credibilidad a las mismas empezó un grueso desarrollo de la investigación que culminó con su captura este martes.
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Si bien la lupa del alto tribunal empezó con el contrato que buscaba el reforzamiento de una parte del estadio Alfonso López, la Corte cuenta con información que le permite confirmar que las irregularidades en contratación se registraron en cuatro contratos más que fueron firmados en 2014, y en los cuales quedaría en evidencia los negocios turbios del senador durante su administración.
Dos de ellos, resalta el documento de la Corte Suprema, habrían tenido un proceso similar al del estadio, pero con resultado diferente. Según las pruebas del alto tribunal, Aguilar habría recomendado a dos empresas para que fueran ellas las que se quedaran con los negocios. La primera, de propiedad de Reynaldo Bohórquez, estaba detrás del contrato para el tercer carril entre Bucaramanga y Floridablanca. Y la segunda, en manos de Aureliano Naranjo Salamanca, que quería el contrato para la construcción del corredor vial entre San Gil y Charalá. Sin embargo, durante el proceso de selección, ninguna de las “favoritas” del exgobernador pasó el examen, porque se evidenció que no tenían la experiencia suficiente, había errores en las propuestas o había mejores contratistas.
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Luego del fracaso de la licitación de los recomendados por Aguilar, la Corte relata que quiso resarcir la promesa que le había hecho a Naranjo Salamanca. No era para menos. El hombre detrás de esa empresa es, según el alto tribunal, primo hermano de su papá, Hugo Aguilar, nombre que tiene un profundo trasfondo en Santander y en el mundo de la política. También gobernador del departamento entre 2004 y 2007, condenado por vínculos con los paramilitares y con una larga trayectoria en la Policía, Hugo Aguilar maneja los hilos del poder en esta región desde hace un buen tiempo. De hecho, otro de sus hijos, Mauricio, es el actual gobernador.
De Hugo Aguilar se sabe que también tiene un pasado oscuro dado que varios testimonios de exparamilitares como Salvatore Mancuso dan cuenta que tuvo nexos con las autodefensas, hipótesis que ratificó la sanción disciplinaria que lo sacó de la vida política durante 20 años. Sobre su nombre pesa una condena de la Corte Suprema de Justicia y una nueva investigación por la adquisición de bienes de manera irregular.
Aunque el pasado de Hugo Aguilar no define la suerte del senador capturado en la noche de este martes, si lo hacen sus actuaciones, de ahí que, entre otras cosas, la Corte también tenga documentado un contrato que llevó el visto bueno del congresista. Se trata de un negocio que se firmó en agosto de 2014 con el objetivo de garantizar el suministro diario de una ración alimentaria a estudiantes de instituciones educativas oficiales de 82 municipios de Santander.
Según el alto tribunal, Aguilar impartió órdenes a Claudia Toledo y Julián Jaramillo “para que llevaran a cabo el trámite del proceso licitatorio público [de ese contrato], indicándoles que debían favorecer con la adjudicación a la Empresa Cooperativa de Servicios Nacionales (Empsenal). Con lo anterior, la Corte dijo que se habría asociado con servidores públicos de su administración y con particulares contratistas y subcontratistas para direccionar amañadamente los procesos de adjudicación relativos”.