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Fue desmantelado un grupo dedicado al tráfico de armas en el país que, al parecer, era conformado por militares activos y en retiro. Según las investigaciones, estas personas aprovechaban sus cargos y experiencia en las filas castrenses para sacar las armas de batallones militares y venderlas a grupos criminales.
La Fiscalía, a través de su Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales, puso en evidencia el entramado del que harían parte las nuevas personas relacionadas con las filas del Ejército. Según el ente investigador, el grupo estaría dedicado al tráfico de armas de fuego y accesorios para los grupos armados ilegales.
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Las personas que al parecer integraban esta red fueron capturadas en operaciones conjuntas con el Ejército en Bogotá, Nilo (Cundinamarca), Florencia (Caquetá), Duitama (Boyacá), Montería (Córdoba) y Riohacha (La Guajira).
Los capturados son los sargentos activos Raúl Leonardo Becerra Sánchez, Luis Carlos Buitrago Fierro y Anderson Sánchez, y a los sargentos en retiro César Leslie Ramírez Pinto, James Valencia y Mauricio Fagua Quiroz; así como los soldados profesionales Wilson García Betancourt y Breshnet Peña Sierra, y el soldado pensionado Luis Ferney Ríos Valderrama.
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A todos ellos se les imputaron los delitos de concierto para delinquir agravado, y fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos. La Fiscalía tenía evidencia de que, al parecer, estos militares “extrajeron accesorios y partes de armas de fuego de los fuertes militares de Tolemaida (Cundinamarca) y Larandia (Caquetá), del Batallón de Infantería Aerotransportado No. 20 “General Servíez” de Villavicencio (Meta), y del almacén de Indumil de la Seccional Caquetá”.
Dice el ente investigador que, al parecer, “los elementos eran sustraídos de las instalaciones militares, y entregados a contactos externos que se encargaban de unirlos para ensamblar fusiles y otras armas de fuego, que serían vendidas a distintas estructuras criminales”.
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