Tres años preso por ser hermano de 'La Quica' y 'Tyson'
Emilio Muñoz fue incriminado, principalmente, por ser hermano de estos dos sicarios de Pablo Escobar. Consejo de Estado falló a su favor.
Tatiana Molina Vargas
Dandenis y Brancey Muñoz, dos de los sicarios de Pablo Escobar, no sólo fueron protagonistas de la barbarie llevada a cabo por el cartel de Medellín sino, además, arruinaron la vida de su hermano Emilio Muñoz, quien estuvo 18 meses preso por culpa de unos delitos que no cometió y que la Fiscalía le endilgó por el simple hecho de ser hermano de estos criminales de talla mayor. Por esto, el Consejo de Estado acaba de ordenarle al ente investigador que indemnice a Muñoz.
Su argumento es claro: esta entidad expuso a este sargento (r) de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) “al escarnio público, su imagen fue difundida y exhibida como de peligroso delincuente. De la misma forma, este alto tribunal señala que “la responsabilidad penal es intransferible, a ésta no se llega por lazos de consanguinidad o de amistad”. Emilio no tenía por qué pagar por la sevicia de sus familiares.
La tragedia de Emilio Muñoz se remonta a 1990, cuando trabajaba para la FAC. En mayo de ese año fue sindicado de terrorismo por su supuesta participación en un atentado con carro bomba perpetrado en el barrio Las Villas, en Bogotá. De acuerdo con las autoridades, Muñoz había financiado el referido acto terrorista. Por ello, fue capturado el 26 de mayo e inmediatamente desvinculado de la FAC.
Luego fue enviado al pabellón de máxima seguridad de la cárcel La Modelo de la capital de la República, sitio donde permaneció hasta noviembre de 1994, una vez precluida la investigación en su contra.
Desde un primer momento Emilio Muñoz sostuvo que el proceso en su contra fue injusto, que lo acusaron, exclusivamente, por ser hermano de Brancey, alias Tyson, y Dandenis, alias La Quica. El primero, señalado del atentado a la sede del DAS en Bogotá, el 6 de diciembre de 1989. Un cruento ataque que acabó con la vida de 63 personas y dejó heridas a otras 112. De la misma forma, fue señalada por el estallido, en pleno vuelo, de un avión de Avianca que llevaba en su interior 107 pasajeros. Todos ellos murieron.
Tyson murió el 28 de octubre de 1992 en un enfrentamiento con la Policía en su residencia en Medellín. Los uniformados le propinaron 18 disparos y ese fue su fin. Por su parte, su hermano, Dandenis, alias La Quica, manejaba un grupo de 140 sicarios y la Policía lo acusaba de ser autor intelectual de al menos 200 homicidios en Medellín. En 1991 fue capturado en Estados Unidos y ahora purga 10 cadenas perpetuas en ese país.
Luego de salir de la cárcel, Emilio Muñoz se trasladó a Girardota (Antioquia) a seguir con su vida. Sin embargo, en mayo de 1995 fue capturado de nuevo en un gran operativo desarrollado en la vereda El Totumo, sitio donde se alojaba en ese momento. Fue tratado como “un criminal de la más alta peligrosidad, tanto es así que se adoptaron máximas medidas de seguridad para su traslado a Medellín y a Bogotá”.
Segunda captura
Luego, fue acusado por su presunta responsabilidad en un plan para atentar contra el entonces fiscal general Alfonso Valdivieso Sarmiento a mediados de 1995. Igualmente, fue vinculado con una peligrosa estructura sicarial. Por eso fue encarcelado, nuevamente, en La Modelo. Estuvo allí 18 meses, hasta que la justicia declaró inconcluyentes las pruebas en su contra, por lo cual le fue revocada la medida de aseguramiento y ordenada su libertad inmediata.
Posteriormente demandó a la Fiscalía por la privación injusta de su libertad. En respuesta a la acción judicial, el alto tribunal ordenó indemnizar a Emilio Muñoz por la segunda vez que estuvo en la cárcel (mayo de 1995 a noviembre de 1996). Su primer paso por la cárcel no se tuvo en cuenta en la demanda por vencimiento de términos.
El Consejo de Estado fue vehemente al afirmar que ser familiar de un criminal no significa que uno haya incurrido en los delitos de su allegado. “Muñoz Mosquera resultaba ajeno a los hechos investigados, aunado a que el solo vínculo de consanguinidad existente entre la víctima y los lugartenientes de Pablo Escobar, Brancey y Dandenis Muñoz Mosquera, no comporta argumento razonable y suficiente para mantenerlo privado de la libertad”.
Durante años, Emilio Muñoz Mosquera tuvo que cargar con un estigma por culpa de sus hermanos Brancey y Dandenis, quienes mancharon su apellido. Por ello perdió su trabajo en la FAC y, como si fuera poco, tres años de su vida en los que estuvo alejado de sus familiares y al lado de peligrosos criminales. Todo por el simple hecho de ser hermano de dos sangrientos sicarios.
@tatianamolinav
Dandenis y Brancey Muñoz, dos de los sicarios de Pablo Escobar, no sólo fueron protagonistas de la barbarie llevada a cabo por el cartel de Medellín sino, además, arruinaron la vida de su hermano Emilio Muñoz, quien estuvo 18 meses preso por culpa de unos delitos que no cometió y que la Fiscalía le endilgó por el simple hecho de ser hermano de estos criminales de talla mayor. Por esto, el Consejo de Estado acaba de ordenarle al ente investigador que indemnice a Muñoz.
Su argumento es claro: esta entidad expuso a este sargento (r) de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) “al escarnio público, su imagen fue difundida y exhibida como de peligroso delincuente. De la misma forma, este alto tribunal señala que “la responsabilidad penal es intransferible, a ésta no se llega por lazos de consanguinidad o de amistad”. Emilio no tenía por qué pagar por la sevicia de sus familiares.
La tragedia de Emilio Muñoz se remonta a 1990, cuando trabajaba para la FAC. En mayo de ese año fue sindicado de terrorismo por su supuesta participación en un atentado con carro bomba perpetrado en el barrio Las Villas, en Bogotá. De acuerdo con las autoridades, Muñoz había financiado el referido acto terrorista. Por ello, fue capturado el 26 de mayo e inmediatamente desvinculado de la FAC.
Luego fue enviado al pabellón de máxima seguridad de la cárcel La Modelo de la capital de la República, sitio donde permaneció hasta noviembre de 1994, una vez precluida la investigación en su contra.
Desde un primer momento Emilio Muñoz sostuvo que el proceso en su contra fue injusto, que lo acusaron, exclusivamente, por ser hermano de Brancey, alias Tyson, y Dandenis, alias La Quica. El primero, señalado del atentado a la sede del DAS en Bogotá, el 6 de diciembre de 1989. Un cruento ataque que acabó con la vida de 63 personas y dejó heridas a otras 112. De la misma forma, fue señalada por el estallido, en pleno vuelo, de un avión de Avianca que llevaba en su interior 107 pasajeros. Todos ellos murieron.
Tyson murió el 28 de octubre de 1992 en un enfrentamiento con la Policía en su residencia en Medellín. Los uniformados le propinaron 18 disparos y ese fue su fin. Por su parte, su hermano, Dandenis, alias La Quica, manejaba un grupo de 140 sicarios y la Policía lo acusaba de ser autor intelectual de al menos 200 homicidios en Medellín. En 1991 fue capturado en Estados Unidos y ahora purga 10 cadenas perpetuas en ese país.
Luego de salir de la cárcel, Emilio Muñoz se trasladó a Girardota (Antioquia) a seguir con su vida. Sin embargo, en mayo de 1995 fue capturado de nuevo en un gran operativo desarrollado en la vereda El Totumo, sitio donde se alojaba en ese momento. Fue tratado como “un criminal de la más alta peligrosidad, tanto es así que se adoptaron máximas medidas de seguridad para su traslado a Medellín y a Bogotá”.
Segunda captura
Luego, fue acusado por su presunta responsabilidad en un plan para atentar contra el entonces fiscal general Alfonso Valdivieso Sarmiento a mediados de 1995. Igualmente, fue vinculado con una peligrosa estructura sicarial. Por eso fue encarcelado, nuevamente, en La Modelo. Estuvo allí 18 meses, hasta que la justicia declaró inconcluyentes las pruebas en su contra, por lo cual le fue revocada la medida de aseguramiento y ordenada su libertad inmediata.
Posteriormente demandó a la Fiscalía por la privación injusta de su libertad. En respuesta a la acción judicial, el alto tribunal ordenó indemnizar a Emilio Muñoz por la segunda vez que estuvo en la cárcel (mayo de 1995 a noviembre de 1996). Su primer paso por la cárcel no se tuvo en cuenta en la demanda por vencimiento de términos.
El Consejo de Estado fue vehemente al afirmar que ser familiar de un criminal no significa que uno haya incurrido en los delitos de su allegado. “Muñoz Mosquera resultaba ajeno a los hechos investigados, aunado a que el solo vínculo de consanguinidad existente entre la víctima y los lugartenientes de Pablo Escobar, Brancey y Dandenis Muñoz Mosquera, no comporta argumento razonable y suficiente para mantenerlo privado de la libertad”.
Durante años, Emilio Muñoz Mosquera tuvo que cargar con un estigma por culpa de sus hermanos Brancey y Dandenis, quienes mancharon su apellido. Por ello perdió su trabajo en la FAC y, como si fuera poco, tres años de su vida en los que estuvo alejado de sus familiares y al lado de peligrosos criminales. Todo por el simple hecho de ser hermano de dos sangrientos sicarios.
@tatianamolinav