Un agente de EE.UU. en la mira
El agente Romedio Viola tuvo que explicarle a la Fiscalía colombiana sus relaciones con allegados a la mafia. Capos colombianos denunciaron que le pagaron medio millón de dólares para evitar extradición. Viola los acusó.
Redacción Judicial
El pasado 5 de noviembre, al despacho del fiscal Mario Iguarán llegó una inusual misiva firmada por el agregado judicial de la Embajada de los Estados Unidos en Colombia, Jerold P. McMillen, en la que, con carácter urgente, la justicia norteamericana ofreció toda su colaboración para clarificar un extraño episodio que también es investigado por las autoridades de ese país. Se trata de un expediente de naturaleza penal, sin antecedentes judiciales en Colombia, contra un investigador de la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, Romedio Viola, estrechamente relacionado con la lucha internacional contra el narcotráfico.
Según la carta de McMillen, la premura obedecía a que en Estados Unidos también se adelantaba un proceso en contra del agente Viola, razón por la cual le ofrecieron a Iguarán el traslado a ese país, con todos los gastos pagos, de la fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia, Sara Magnolia Salazar, para escuchar la declaración juramentada del investigador involucrado. La petición fue tramitada de inmediato y el 15 de diciembre de 2008, en las instalaciones del Consulado de Colombia en Miami (Florida), la fiscal Salazar escuchó las explicaciones de Romedio Viola sobre un presunto caso de extorsión a varios narcotraficantes colombianos, hoy recluidos en cárceles gringas.
La insólita denuncia fue formulada el 17 abril de 2007, cinco días después de ser capturado por agentes de la Dijín de la Policía, por el narcotraficante Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias Patemuro, acusado por una Corte de Nueva York de hacer parte del cartel del norte del Valle. Patiño, en declaración ante un fiscal de Derechos Humanos, sostuvo entonces que, entre marzo y abril de 2004, varios narcotraficantes le pagaron US$ 500 mil al agente Romedio Viola porque éste se había comprometido a “sacarlos de una lista de extraditables que tenía el gobierno de los Estados Unidos”. Supuestamente, a Carlos Arturo Patiño Restrepo le correspondió entregar US$ 125 mil.
De acuerdo con Patiño Restrepo, su cuota del trato con el agente Viola se la hizo llegar a través de Libia Victoria Cadavid, una mujer de 45 años, natural de Cartago (Valle), quien conoció al investigador norteamericano por una situación aún más peculiar: su hermana, Nancy Patricia, había sido capturada años atrás en Estados Unidos dentro de un proceso por narcotráfico. “Lo conocí en el año 2000. Era muy familiar porque mi hermana tuvo un proceso en EE.UU. y él fue quien la capturó. Desde entonces comenzamos a hablar constantemente. Yo me fui a los EE.UU. y allá fue donde más hablamos”, relató a la Fiscalía la propia Libia Victoria Cadavid el mismo día en que formuló su denuncia Patemuro.
Romedio Viola no negó su relación con Libia Cadavid en el interrogatorio con la fiscal Salazar. “La conozco porque es la hermana de Nancy Cadavid y Nancy era la concubina de Albeiro Monsalve. Arrestamos a Monsalve y Nancy se convirtió en uno de nuestros testigos claves en su contra y, por temor de su propia familia, obtuvimos visas para Libia y sus hijos para que salieran de Colombia y vinieran a los Estados Unidos”. Y agregó: “Nancy se transformó en un testigo clave que cooperaba en contra del cartel del norte del Valle”. Preguntado sobre la presunta extorsión, Viola contestó: “Eso es una mentira, nunca acepté cinco centavos de nadie, ni de Libia Cadavid ni de Carlos Patiño”.
Cruce de versiones
El encuentro entre Libia Cadavid y el agente Romedio Viola está plenamente confirmado, pero las razones de esa reunión ofrecen dos versiones diametralmente opuestas. Libia Victoria Cadavid, apoyada por el narcotraficante Patiño Restrepo, le contó a la justicia que Viola siempre le mostraba muchos papeles y que un día vio una foto de Patemuro y le dijo que iba a ser extraditado “pero que se podía llegar a un acuerdo”. Según ella, Viola le dijo que hablara con Patiño y por eso lo hizo. Después volvió a hablar con Viola, quien supuestamente le pidió US$ 1 millón para ‘arreglarles’ el expediente a Patiño y a otros que estaban en la mira de las autoridades gringas, entre ellos su esposo José Luis Vallejo. El trato, según Cadavid, finalmente se concretó en US$ 500 mil.
Y añadió la testigo Cadavid que Ariel Rodríguez puso US$ 250 mil y entre Carlos Arturo Patiño y José Luis Vallejo los restantes US$ 250 mil. Seguidamente Libia Cadavid, acompañada de su esposo José Luis, se reunió con Viola el 1º de abril de 2004 en el Hotel Bogotá Plaza. “Cuando estábamos almorzando, José Luis se levantó un momento de la mesa y Romedio me dijo que no le fuera a entregar el dinero delante de él. De ahí nos fuimos para el cuarto de Viola, que era en el séptimo piso. Ahí él hizo una lista de gente que tenía para extradición y para investigación. Nos preguntó que si conocíamos a alguien y que le dijéramos qué información le podíamos dar. Nosotros le dijimos que ninguna”.
La versión del agente especial Romedio Viola es muy distinta. Según le contó a la fiscal Sara Magnolia Salazar, en 2004 Libia lo llamó y le pidió que viniera a Colombia para reunirse con Patemuro porque él quería resolver su problema con Estados Unidos. Viola viajó al país —según él, su gobierno pagó el viaje—, se reunió con Libia Cadavid en el hotel Bogotá Royal y la mujer acudió con su esposo José Luis Vallejo. Mientras almorzaba, relató Viola, el agente asignado a la embajada de EE.UU. en Colombia, David Díaz, los observaba. Pero Viola expresó que su error fue ir a su habitación con ellos sin otro testigo. Y admitió que les dio una lista de quienes estaban siendo buscados en Nueva York.
Lo cierto es que para el momento de la controvertida reunión entre Libia Cadavid, su esposo, José Luis Vallejo, y el agente Viola, Vallejo tenía orden de captura registrada en la Interpol desde junio de 2001. Además, nueve días después de la captura de Carlos Arturo Patiño en Colombia —21 de abril de 2007— se formalizó el escrito de acusación contra el narcotraficante colombiano en Estados Unidos. La Corte del Distrito del Este de Nueva York lo requirió en extradición por haber participado en la distribución y exportación de droga a Estados Unidos entre 1990 y 2004. Con una particularidad: el apoyo del testimonio del agente especial Romedio Viola, como investigador asignado en contra del cartel del norte del Valle.
Ante la contradicción de las versiones, la fiscal Sara Magnolia Salazar, el pasado 15 de diciembre, interrogó a Romedio Viola, un agente de 55 años de edad y 21 años de servicio en la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos. En medio de la diligencia judicial se supo que a José Luis Vallejo le habían incautado US$ 800 mil en 1999, durante una operación de lavado de dinero en Queens. Pero Vallejo huyó a Colombia. Lo que no sabía Viola era que Libia Cadavid lo había grabado y que sus conversaciones habían sido entregadas a las autoridades como evidencia de la presunta extorsión contra los ‘narcos’ colombianos. La ambigüedad de los diálogos, sin embargo, no permitió consolidar una prueba contra Viola.
A instancias de la justicia norteamericana y en búsqueda de nuevos testigos, la fiscal Salazar logró acceder a dos declarantes más: los extraditados narcotraficantes colombianos Carlos Mario Valencia y Octavio Cardona Echeverri. El primero le ratificó el pasado 16 de diciembre que sí conocía a Romedio Viola, pero que desconocía de arreglos con Carlos Patiño o José Luis Vallejo. En cambio manifestó que también conocía a Patiño, a quien se le había vendido un avión y tenían un amigo en común: el narcotraficante Arcángel Henao Montoya. Valencia testificó que Patiño estaba muy disgustado con Arcángel Henao, a quien sindicaba de ser el soplón en su contra en Estados Unidos.
En contraste, Octavio Cardona sostuvo ante la fiscal Salazar que José Luis Vallejo le había dicho que junto a Ariel Rodríguez y Carlos Patiño habían recogido un dinero para dárselo a Romedio Viola a cambio de información para que no los extraditaran. La defensa de Vallejo le pidió a la fiscal Salazar practicar varias pruebas, entre ellas determinar por qué Viola no
hizo efectiva la orden de captura en contra de su cliente, pese a que estaba reseñado en la Interpol desde 2001. La fiscal Salazar negó la práctica de pruebas y el pasado 9 de enero saldó el expediente absteniéndose de iniciar una investigación formal en contra de Viola por dudas a la hora de fijar responsabilidades penales.
Contrariamente, le pidió a la justicia que investigue a Libia Cadavid, a José Luis Vallejo y a carlos Arturo Patiño por los delitos de fraude procesal, falsa denuncia y falso testimonio. La decisión fue apelada y será y el vicefiscal Guillermo Mendoza Diago quien resuelva este espinoso asunto.
Desde octubre del año pasado Patemuro permanece recluido en una cárcel de los Estados Unidos. La misma suerte corrió José Luis Vallejo. Ambos sostienen que Viola no sólo los extorsionó, sino que no les cumplió el trato. Y, como si fuera poco, hablan de un cartel de agentes norteamericanos y colombianos que se han enriquecido en las cloacas de la lucha antinarcóticos.
La caída del capo ‘Patemuro’
El 30 de octubre de 2008, luego de 18 meses de su captura, Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias ‘Patemuro’, fue puesto a disposición de agentes de la DEA para ser extraditado a Estados Unidos. Patiño era conocido como el principal socio del capo Wílber Varela, alias ‘Jabón’.
‘Patemuro’ era requerido por una corte federal de Nueva York por los delitos de lavado de activos y concierto para poseer e importar, con la intención de distribuir, cocaína. Según las autoridades, Patiño —por quien el gobierno estadounidense ofrecía una recompensa de US$5 millones— manejaba rutas hacia Centroamérica, Estados Unidos y Europa.
Este jefe narcotraficante fue detenido el 10 de abril de 2008 en Bogotá y también era solicitado por la Fiscalía 41 Especializada de DD.HH. de Cali por desaparición forzada y concierto para delinquir.
‘Rasguño’, el delator de ‘Patemuro’
De acuerdo con el indictment que detallaba el caso de Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias Patemuro, el capo que reveló información sobre sus actividades delictivas fue Luis Hernando Gómez Bustamante, alias Rasguño.
Este narcotraficante fue encarcelado en Cuba por identificarse con un pasaporte falso al momento de entrar a la isla. Así lo notificó el 9 de julio de 2004 el entonces director de la Policía, general Jorge Castro.
El 8 de febrero de 2007, Rasguño fue deportado a Colombia y, cinco meses más tarde (el 19 de julio), fue extraditado a Estados Unidos, donde era requerido por una corte federal de Nueva York por delitos relacionados con el tráfico de drogas.
El pasado 5 de noviembre, al despacho del fiscal Mario Iguarán llegó una inusual misiva firmada por el agregado judicial de la Embajada de los Estados Unidos en Colombia, Jerold P. McMillen, en la que, con carácter urgente, la justicia norteamericana ofreció toda su colaboración para clarificar un extraño episodio que también es investigado por las autoridades de ese país. Se trata de un expediente de naturaleza penal, sin antecedentes judiciales en Colombia, contra un investigador de la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, Romedio Viola, estrechamente relacionado con la lucha internacional contra el narcotráfico.
Según la carta de McMillen, la premura obedecía a que en Estados Unidos también se adelantaba un proceso en contra del agente Viola, razón por la cual le ofrecieron a Iguarán el traslado a ese país, con todos los gastos pagos, de la fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia, Sara Magnolia Salazar, para escuchar la declaración juramentada del investigador involucrado. La petición fue tramitada de inmediato y el 15 de diciembre de 2008, en las instalaciones del Consulado de Colombia en Miami (Florida), la fiscal Salazar escuchó las explicaciones de Romedio Viola sobre un presunto caso de extorsión a varios narcotraficantes colombianos, hoy recluidos en cárceles gringas.
La insólita denuncia fue formulada el 17 abril de 2007, cinco días después de ser capturado por agentes de la Dijín de la Policía, por el narcotraficante Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias Patemuro, acusado por una Corte de Nueva York de hacer parte del cartel del norte del Valle. Patiño, en declaración ante un fiscal de Derechos Humanos, sostuvo entonces que, entre marzo y abril de 2004, varios narcotraficantes le pagaron US$ 500 mil al agente Romedio Viola porque éste se había comprometido a “sacarlos de una lista de extraditables que tenía el gobierno de los Estados Unidos”. Supuestamente, a Carlos Arturo Patiño Restrepo le correspondió entregar US$ 125 mil.
De acuerdo con Patiño Restrepo, su cuota del trato con el agente Viola se la hizo llegar a través de Libia Victoria Cadavid, una mujer de 45 años, natural de Cartago (Valle), quien conoció al investigador norteamericano por una situación aún más peculiar: su hermana, Nancy Patricia, había sido capturada años atrás en Estados Unidos dentro de un proceso por narcotráfico. “Lo conocí en el año 2000. Era muy familiar porque mi hermana tuvo un proceso en EE.UU. y él fue quien la capturó. Desde entonces comenzamos a hablar constantemente. Yo me fui a los EE.UU. y allá fue donde más hablamos”, relató a la Fiscalía la propia Libia Victoria Cadavid el mismo día en que formuló su denuncia Patemuro.
Romedio Viola no negó su relación con Libia Cadavid en el interrogatorio con la fiscal Salazar. “La conozco porque es la hermana de Nancy Cadavid y Nancy era la concubina de Albeiro Monsalve. Arrestamos a Monsalve y Nancy se convirtió en uno de nuestros testigos claves en su contra y, por temor de su propia familia, obtuvimos visas para Libia y sus hijos para que salieran de Colombia y vinieran a los Estados Unidos”. Y agregó: “Nancy se transformó en un testigo clave que cooperaba en contra del cartel del norte del Valle”. Preguntado sobre la presunta extorsión, Viola contestó: “Eso es una mentira, nunca acepté cinco centavos de nadie, ni de Libia Cadavid ni de Carlos Patiño”.
Cruce de versiones
El encuentro entre Libia Cadavid y el agente Romedio Viola está plenamente confirmado, pero las razones de esa reunión ofrecen dos versiones diametralmente opuestas. Libia Victoria Cadavid, apoyada por el narcotraficante Patiño Restrepo, le contó a la justicia que Viola siempre le mostraba muchos papeles y que un día vio una foto de Patemuro y le dijo que iba a ser extraditado “pero que se podía llegar a un acuerdo”. Según ella, Viola le dijo que hablara con Patiño y por eso lo hizo. Después volvió a hablar con Viola, quien supuestamente le pidió US$ 1 millón para ‘arreglarles’ el expediente a Patiño y a otros que estaban en la mira de las autoridades gringas, entre ellos su esposo José Luis Vallejo. El trato, según Cadavid, finalmente se concretó en US$ 500 mil.
Y añadió la testigo Cadavid que Ariel Rodríguez puso US$ 250 mil y entre Carlos Arturo Patiño y José Luis Vallejo los restantes US$ 250 mil. Seguidamente Libia Cadavid, acompañada de su esposo José Luis, se reunió con Viola el 1º de abril de 2004 en el Hotel Bogotá Plaza. “Cuando estábamos almorzando, José Luis se levantó un momento de la mesa y Romedio me dijo que no le fuera a entregar el dinero delante de él. De ahí nos fuimos para el cuarto de Viola, que era en el séptimo piso. Ahí él hizo una lista de gente que tenía para extradición y para investigación. Nos preguntó que si conocíamos a alguien y que le dijéramos qué información le podíamos dar. Nosotros le dijimos que ninguna”.
La versión del agente especial Romedio Viola es muy distinta. Según le contó a la fiscal Sara Magnolia Salazar, en 2004 Libia lo llamó y le pidió que viniera a Colombia para reunirse con Patemuro porque él quería resolver su problema con Estados Unidos. Viola viajó al país —según él, su gobierno pagó el viaje—, se reunió con Libia Cadavid en el hotel Bogotá Royal y la mujer acudió con su esposo José Luis Vallejo. Mientras almorzaba, relató Viola, el agente asignado a la embajada de EE.UU. en Colombia, David Díaz, los observaba. Pero Viola expresó que su error fue ir a su habitación con ellos sin otro testigo. Y admitió que les dio una lista de quienes estaban siendo buscados en Nueva York.
Lo cierto es que para el momento de la controvertida reunión entre Libia Cadavid, su esposo, José Luis Vallejo, y el agente Viola, Vallejo tenía orden de captura registrada en la Interpol desde junio de 2001. Además, nueve días después de la captura de Carlos Arturo Patiño en Colombia —21 de abril de 2007— se formalizó el escrito de acusación contra el narcotraficante colombiano en Estados Unidos. La Corte del Distrito del Este de Nueva York lo requirió en extradición por haber participado en la distribución y exportación de droga a Estados Unidos entre 1990 y 2004. Con una particularidad: el apoyo del testimonio del agente especial Romedio Viola, como investigador asignado en contra del cartel del norte del Valle.
Ante la contradicción de las versiones, la fiscal Sara Magnolia Salazar, el pasado 15 de diciembre, interrogó a Romedio Viola, un agente de 55 años de edad y 21 años de servicio en la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos. En medio de la diligencia judicial se supo que a José Luis Vallejo le habían incautado US$ 800 mil en 1999, durante una operación de lavado de dinero en Queens. Pero Vallejo huyó a Colombia. Lo que no sabía Viola era que Libia Cadavid lo había grabado y que sus conversaciones habían sido entregadas a las autoridades como evidencia de la presunta extorsión contra los ‘narcos’ colombianos. La ambigüedad de los diálogos, sin embargo, no permitió consolidar una prueba contra Viola.
A instancias de la justicia norteamericana y en búsqueda de nuevos testigos, la fiscal Salazar logró acceder a dos declarantes más: los extraditados narcotraficantes colombianos Carlos Mario Valencia y Octavio Cardona Echeverri. El primero le ratificó el pasado 16 de diciembre que sí conocía a Romedio Viola, pero que desconocía de arreglos con Carlos Patiño o José Luis Vallejo. En cambio manifestó que también conocía a Patiño, a quien se le había vendido un avión y tenían un amigo en común: el narcotraficante Arcángel Henao Montoya. Valencia testificó que Patiño estaba muy disgustado con Arcángel Henao, a quien sindicaba de ser el soplón en su contra en Estados Unidos.
En contraste, Octavio Cardona sostuvo ante la fiscal Salazar que José Luis Vallejo le había dicho que junto a Ariel Rodríguez y Carlos Patiño habían recogido un dinero para dárselo a Romedio Viola a cambio de información para que no los extraditaran. La defensa de Vallejo le pidió a la fiscal Salazar practicar varias pruebas, entre ellas determinar por qué Viola no
hizo efectiva la orden de captura en contra de su cliente, pese a que estaba reseñado en la Interpol desde 2001. La fiscal Salazar negó la práctica de pruebas y el pasado 9 de enero saldó el expediente absteniéndose de iniciar una investigación formal en contra de Viola por dudas a la hora de fijar responsabilidades penales.
Contrariamente, le pidió a la justicia que investigue a Libia Cadavid, a José Luis Vallejo y a carlos Arturo Patiño por los delitos de fraude procesal, falsa denuncia y falso testimonio. La decisión fue apelada y será y el vicefiscal Guillermo Mendoza Diago quien resuelva este espinoso asunto.
Desde octubre del año pasado Patemuro permanece recluido en una cárcel de los Estados Unidos. La misma suerte corrió José Luis Vallejo. Ambos sostienen que Viola no sólo los extorsionó, sino que no les cumplió el trato. Y, como si fuera poco, hablan de un cartel de agentes norteamericanos y colombianos que se han enriquecido en las cloacas de la lucha antinarcóticos.
La caída del capo ‘Patemuro’
El 30 de octubre de 2008, luego de 18 meses de su captura, Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias ‘Patemuro’, fue puesto a disposición de agentes de la DEA para ser extraditado a Estados Unidos. Patiño era conocido como el principal socio del capo Wílber Varela, alias ‘Jabón’.
‘Patemuro’ era requerido por una corte federal de Nueva York por los delitos de lavado de activos y concierto para poseer e importar, con la intención de distribuir, cocaína. Según las autoridades, Patiño —por quien el gobierno estadounidense ofrecía una recompensa de US$5 millones— manejaba rutas hacia Centroamérica, Estados Unidos y Europa.
Este jefe narcotraficante fue detenido el 10 de abril de 2008 en Bogotá y también era solicitado por la Fiscalía 41 Especializada de DD.HH. de Cali por desaparición forzada y concierto para delinquir.
‘Rasguño’, el delator de ‘Patemuro’
De acuerdo con el indictment que detallaba el caso de Carlos Arturo Patiño Restrepo, alias Patemuro, el capo que reveló información sobre sus actividades delictivas fue Luis Hernando Gómez Bustamante, alias Rasguño.
Este narcotraficante fue encarcelado en Cuba por identificarse con un pasaporte falso al momento de entrar a la isla. Así lo notificó el 9 de julio de 2004 el entonces director de la Policía, general Jorge Castro.
El 8 de febrero de 2007, Rasguño fue deportado a Colombia y, cinco meses más tarde (el 19 de julio), fue extraditado a Estados Unidos, donde era requerido por una corte federal de Nueva York por delitos relacionados con el tráfico de drogas.