Violencia en 2022: ¿Cómo entender el poder del Eln en el Catatumbo?
Yesid Ortega, investigador del CINEP, habló con este diario sobre las raíces y el presente de la antigua guerrilla en el Catatumbo y en la zona urbana de Cúcuta. ¿Qué buscaría atacando la fuerza pública? ¿Cuáles son sus enemigos en la región? Entrevista.
Jhoan Sebastian Cote
jcote@elespectador.com / @SebasCote95
En el Catatumbo y Norte de Santander permanecen, por lo menos desde 2020, tres fuerzas armadas cuyo fuego cruzado tiene a la ciudadanía bajo zozobra: el Eln, las disidencias de las Farc y la reciente alianza entre el Clan del Golfo y Los Rastrojos. Uno de los grupos con presencia histórica ha sido el Eln, cuyo proceso de paz con el Gobierno se rompió tras el atentado a la Escuela General Santander en Bogotá, en 2019. La guerrilla, que contaría con más de 1.700 milicianos en la región, ha hecho presencia histórica y se le atribuyen numerosos ataques la fuerza pública a finales del año pasado y en lo que va corrido de 2022.
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En el Catatumbo y Norte de Santander permanecen, por lo menos desde 2020, tres fuerzas armadas cuyo fuego cruzado tiene a la ciudadanía bajo zozobra: el Eln, las disidencias de las Farc y la reciente alianza entre el Clan del Golfo y Los Rastrojos. Uno de los grupos con presencia histórica ha sido el Eln, cuyo proceso de paz con el Gobierno se rompió tras el atentado a la Escuela General Santander en Bogotá, en 2019. La guerrilla, que contaría con más de 1.700 milicianos en la región, ha hecho presencia histórica y se le atribuyen numerosos ataques la fuerza pública a finales del año pasado y en lo que va corrido de 2022.
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En septiembre de 2021 la guerrilla se adjudicó responsabilidad por el ataque a la estación de Policía Juan Atalaya, en el norte de Cúcuta, que dejó dos civiles y 12 uniformados heridos. Meses antes, el Eln fue señalado por el atentado a la Brigada 30 del Ejército, cuyo saldo fue 36 soldados heridos. En 2022, las instituciones investigativas tratan entregaron la hipótesis de que la guerrilla podría ser responsable de la explosión en el aeropuerto Camilo Daza, el ataque a la caravana del comandante de la Policía de la ciudad o la reciente arremetida armada en la zona de Guayabales ¿Cómo entender su presencia? Así lo explica Yesid Ortega, investigador del equipo de Conflicto, Estado y Paz del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep).
¿Cuáles serían los objetivos del Eln, señalado por el Gobierno como responsable de recientes crímenes en Cúcuta y Norte de Santander?
Quieren decir que están presentes. Yo creo, producto de la investigación, que el Eln todavía tiene una lectura muy torpe del uso de la violencia con efectos políticos. Supone que cuando realiza acciones militares contra el Ejército está sosteniendo la revolución o está mandando un mensaje hacia la población con satisfacción. Creen que están golpeando al supuesto Ejército opresor del pueblo y por ello se va a construir una revolución conjunta. En serio creen que eso tiene efectos políticos. Pero el resultado es todo lo contrario, pues hay demandas de incrementar la seguridad. Eso lleva a que discursos políticos que exigen la mano dura.
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En el libro ¿Por qué es tan difícil negociar con el Eln?, del Cinep, ustedes explican que el grupo armado desde hace décadas se posicionó en lo político a través de la cooptación de candidatos y los juicios públicos, entre otros fenómenos ¿Está sucediendo de nuevo?
Tal situación ocurrió más que nada en los ochenta. Registrar esos eventos permitió conocer el rol político que alcanzó a tener el Eln en el alto Catatumbo. La guerrilla actuaba impartiendo justicia. Solo que en algunos momentos su intención era estar en contra del ejercicio democrático. Por ejemplo, decidían que la población no saliera a votar.
Ahora, en algunas zonas de esta área los líderes políticos deben pedir permiso para ser candidatos. En la zona del alto Catatumbo, me han informado, para las alcaldías, consejos y demás, se debe solicitar ese aval. Hay una situación muy particular y es que el criterio para ese aval no es necesariamente partidista pro-izquierda. Es muy contradictorio que en la zona del alto Catatumbo gana mucho el Partido Conservador. A nivel interno, en los cascos urbanos gana el Conservador, y en las zonas rurales ganan partidos más alternativos.
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El Eln en Arauca está arraigado socioculturalmente y, allí, prevalece un discurso político radical ¿Sucede lo mismo en Norte de Santander?
El Eln insertado en Norte de Santander es un punto medio, por ejemplo, entre las fuerzas que están en Chocó, las cuales son netamente militares y de las fuerzas en Arauca que tiene una base social muy arraigada. El Eln llega en los setenta a Norte de Santander, se inserta en el Catatumbo, en una región donde hay unos campesinos que llegaron allí producto de la violencia de los cincuenta y que tenían demandas sociales. El Eln crea una base social, pero no crea una relación tan determinante como Arauca, donde acompañó el proceso mismo de colonización.
Al Catatumbo, con el pasar de los años, llegaron otras guerrillas, las Farc y el Ejército Popular de Liberación (Epl). Entonces, al Eln le toca repartirse la torta desde los inicios. Adicionalmente, tomarse las rentas de los municipios del Catatumbo no es tan rentable como la de los municipios de Arauca, en donde reciben dineros por la extracción petrolera. Ahí está la fuente de Caño Limón. En el Catatumbo los índices económicos son bastante bajos, entonces no vale la pena el costo de hacer toda esa intervención militar.
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A la fecha permanecen en conflicto el Eln, las disidencias de las Farc y la asociación entre Los Rastrojos y el Clan del Golfo ¿Cómo entender ese ajedrez de guerra?
Previo al 2016, el Acuerdo de Paz, se tenía un panorama en el Catatumbo conflictivo, pero con ciertas reglas de poder entre los diferentes actores armados. No había un actor armado preponderante y entre estos grupos tenían constantemente que estar generando pactos más implícitos que explícitos de no agresión. Por ejemplo, en el caso de la economía de la coca había una división en los eslabones. Las Farc se encargaba el gramaje de la hoja de la coca. El Eln se encargaba de los precursores químicos. Y la comercialización estaba más a cargo del Epl. Megateo, su líder muerto, tenía en su mente todo el negocio, todos los contactos, todas las rutas y él ejercía una fuerza muy grande.
Salen las Farc del territorio tras el Acuerdo. Ese es un primer elemento desestabilizador, pero no es el único. Hay un peso, a mi juicio igual o mayor, y es la muerte de Megateo y el arresto y asesinato de quienes lo sucedieron al mando del Epl. Esto generó la existencia de grupos de jóvenes armados, con todo el prestigio social que daba un arma, sin un liderazgo fuerte como lo era Megateo y sus dos sucesores. Era un montón de jóvenes con mucha plata y muchas armas, armando el alboroto. Eso conllevó a que, en algunas zonas, la gente misma pidiera al Eln que pusiera en orden al Epl y lo que ellos estaban haciendo. Eso da inicio a una guerra cruentísima a inicios de 2018.
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Ahí, de nuevo la lucha no era solo copar los escenarios dejados por Farc, sino cumplir una demanda de la población civil de orden y seguridad. Al Eln se le va la mano y empieza a tener un repertorio y un protagonismo en la violencia regional que no tenía históricamente. En términos políticos y sociales sí había tenido mucho trabajo. Además, empieza la confrontación directa, porque antes hacían mucho uso de francotiradores y minas, pero evitaban mucho la confrontación porque sabían que podían salir perdiendo. En los últimos tres años el Eln se robustece militarmente y se expande.
En algunos lugares se rompe el pacto de no agresión a familiares. Aquí hay una circunstancia clave: es normal ver familias que tienen integrantes en uno o en los tres bandos. Incluso, que tienen un sobrino guerrillero y uno en el Ejército. Eso es particular. El Eln se robusteció con tropas de Arauca y del sur de Bolívar. La presencia de milicianos que no tienen lazos de familiaridad hacía mucho más fácil romper ese acuerdo y usar la muerte de familiares como repertorio para intimidar al otro grupo armado.
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¿En qué momento llega el Clan del Golfo?
Ahí entramos en una segunda fase de ese periodo de expansión del Eln. Baja la guerra con el Epl y empieza el Eln a golpear fuertemente a Los Rastrojos, que hacían presencia en el área rural de Cúcuta, en la zona de Tibú y en la frontera. Los Rastrojos se alían con el Clan del Golfo porque los empiezan a arrasar. Tenemos información de que el Clan llegó con avionetas desde Urabá a iniciar ese combate contra el Eln y con la intención de entrar al Catatumbo. Ahí, el escenario ya no es solo la parte alta del Catatumbo, sino en la frontera con la zona metropolitana de Cúcuta. ¿Los intereses? Es la entrada a la región, es corredor hacia la frontera con Venezuela, hay mucha presencia de minería ilegal y en este momento ha habido una gran expansión de cultivos de coca.
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Ahora, hay una percepción muy particular. En esta nueva fase del conflicto, en el Catatumbo está la lectura de apoyo al Eln, pues los ciudadanos esperan que retengan al Clan del Golfo. Creen que si este nuevo actor lograr entrar de lleno se arma un gran problema de seguridad. Dicen, por lo que han presenciado, que rememoran prácticas tenebrosas que les recuerda la entrada del paramilitarismo de fines del 1999 e inicios del 2000. Las masacres. Eso está en la memoria y eso es lo que se percibe. Ven al Eln como un mal necesario que está taponando la entrada del Clan.
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