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Hoy hace 64 años, las hermanas Mirabal dieron los últimos respiros de su vidas. Eran tres mujeres que, con valentía, manifestaban su inconformidad frente al régimen autoritario de Rafael Trujillo, dictador de República Dominicana a mediados del Siglo XX.
Patria, Minerva y María Teresa fueron interceptadas por un grupo de agentes encubiertos. Los alfiles de Trujillo las golpearon, torturaron y luego, para simular que su muerte se debió a productos de la mala suerte, fueron arrojadas a un barranco dentro de un vehículo para simular un accidente de tráfico.
Su asesinato causó revuelo, pero no sorpresa: no era la primera vez que las mujeres, solo por ser mujeres, eran violentadas de esa manera. Tampoco fue la última. Desde la década de los 70, la ONU y el mundo viene hablando sobre la importancia de lograr un escenario en donde ser mujer no siga siendo sinónimo de derechos vulnerados y agresiones de género. Este lunes, se conmemora un nuevo intento de la comunidad internacional y los esfuerzos colectivos para cumplir ese propósito.
Este 25 de noviembre se celebra, valga la redundancia, la conmemoración 25 del Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres: una fecha que busca recordar que no es posible alcanzar el desarrollo, la igualdad o la paz sin antes garantizar una vida sin violencias para niñas o mujeres.
Días de lucha
La fecha fue creada en 1999 por la Asamblea General de la ONU al percatarse que la violencia de género, aunque con matices, está presente en prácticamente todas las sociedades del planeta y afecta diferencialmente los derechos y proyectos de vida de las mujeres jóvenes.
Este día abre una ventana para que los gobiernos, los colectivos sociales e incluso otras organizaciones internacionales cierren filas en torno al objetivo de abandonar la violencia contra las mujeres, ya sea física, psicológica, económica o institucional.
Por ejemplo, cifras de ONU Mujeres aseguran que cada 10 minutos, una mujer es asesinada por una persona motivada por la violencia de género. La situación, a los ojos de la estadística, se complica aún más: una de cada tres mujeres aseguran haber sido agredidas, golpeadas o reducidas psicológicamente a lo largo de su vida.
“Es una lacra que se ha intensificado en diferentes entornos, incluidos el lugar de trabajo y los espacios en línea y se ha visto agravada por los conflictos y el cambio climático. La solución radica en acabar con la impunidad, adoptar y financiar planes de acción e invertir en soluciones que proponen los movimientos por los derechos de las mujeres”, cuenta la organización.
El motivo de conmemorar esta fecha tiene varios propósitos. Desde 2013, la ONU tiene unas metas para que el mundo logre la “paz y prosperidad” antes de 2030. Sin embargo, no es posible completarlos sin erradicar la violencia contra las mujeres y niñas, explica la organización.
De 193 países que la ONU reconoce, al menos 162 de ellos cuentan con leyes sobre violencia familiar y 147 tienen dentro de sus legislaciones castigos por acoso sexual. Pero la ONU aclara que “eso no significa que se ajusten siempre a las normas y recomendaciones internacionales, ni se apliquen y se hagan cumplir”.
Los efectos del 25N
Para el día de la conmemoración, usualmente hay marchas en aquellos países donde la violencia de género y las agresiones extremas se han perpetuado, especialmente en América Latina o África.
Pero las instituciones estatales también utilizan la fecha para demostrar que dentro de sus pasillos se están tomando algunas medidas para pavimentar un camino sin agresiones para las mujeres. En Colombia, por ejemplo, la Defensoría del Pueblo aseguró que este lunes se publicará una nueva directriz para que las mujeres tengan canales seguros y puedan denunciar “violencia institucional”, que es en otras palabras, las zancadillas que el mismo Estado les pone a las mujeres cuando son víctimas de alguna agresión basada en género y quieren acceder a la justicia, o dar a conocer sus casos de acoso, maltratos o golpizas que han sufrido.
“Menos del 40 % de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda. En la mayoría de los países para los que existen datos disponibles sobre esta cuestión se constata que, entre las mujeres que buscan ayuda, la mayoría acude a familiares y amistades. Muy pocas recurren a instituciones formales, como la policía o los servicios de salud. Menos del 10 % de quienes buscan ayuda presentan una denuncia ante la policía”, reseña la ONU.
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