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Durante la Conferencia de las Partes, en su edición número 28 (COP28), realizada en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, fueron varios los asuntos que más de 190 países abordaron para negociar y establecer acuerdos para hacerle frente al cambio climático. Las cámaras y micrófonos, en su mayoría, se enfocaron sobre jefes de Estado y mandatarios de alto nivel, pero también hubo espacio para los grupos étnicos, quienes expusieron sus puntos sobre cómo pueden contribuir a reducir el calentamiento global y entrar en la conversación de la acción climática, pues, muchos de ellos, son quienes habitan territorios protegidos.
Una de estas conversaciones llevó por nombre Pueblos afrodescendientes como contrapartes de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas, y se llevó a cabo el martes 5 de diciembre. Allí participaron panelistas y representantes de organizaciones afro de países como Colombia, Brasil y Honduras. La representación por parte de Colombia estuvo dividida entre José Luis Rengifo, director del Proceso de Comunidades Negras (PCN) y Clemencia Carabalí, fundadora de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca (ASOM). Durante el panel, los líderes pusieron sus ideas sobre la mesa, como, por ejemplo, la necesidad de proteger las zonas de alta diversidad donde viven. Para ello, afirmó Rengifo, es necesario un efectivo acceso a la justicia, una mejor atención frente a las denuncias de prácticas ilegales y una mayor presencia estatal.
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Un estudio que fue mencionado en el panel señala que en Latinoamérica hay más de 200 millones de hectáreas habitadas y protegidas por pueblos afrodescendientes. Sin embargo, solo el 5 % de estas zonas cuentan con reconocimiento legal y titulaciones colectivas sobre la tenencia de la tierra. ¿Por qué es importante, entonces, la titulación de la tierra? José Luis Rengifo, en diálogo con El Espectador, aseguró que esta cuestión define varios aspectos para las comunidades negras a la hora de tomar decisiones dentro de sus comunidades, que van desde cómo se organizan hasta las estrategias que usan para cuidar y defender el territorio. Al haber titulación colectiva de tierras, añadió Rengifo, el Gobierno y las entidades del Estado pueden tener más información sobre cuáles son las necesidades de la población negra en Colombia y qué acciones vienen realizando para el cuidado del medio ambiente.
“Fuimos a la COP28 con el propósito de poner sobre el debate un tema importante para nosotros: la identificación y titulación colectiva de las tierras. Esto se convierte en una herramienta para la toma de decisiones y una fuente de información útil para quienes toman esas decisiones. La información decide el grado de inversión en los territorios. Sin datos es muy difícil tomar cualquier decisión y por esas razones siempre se han desconocido esas luchas y actividades que viene haciendo el pueblo negro en Colombia”, dijo Rengifo en entrevista con este diario.
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El Proceso de Comunidades Negras -PCN estará presente en la COP28
— PCN (@renacientes) December 3, 2023
tendremos la representación de José Luis Rengifo Balanta en este importante evento.
Pueblos afro descendientes cómo contrapartes de la convención macro de cambio climático de las Naciones Unidad (CMNUCC) pic.twitter.com/fJyu5lls6f
Desde 1993 existe la Ley 70, que establece que las comunidades afro tienen acceso colectivo a la tierra y pueden organizarse en consejos comunitarios para continuar con sus formas de gobierno y justicia que han ejercido durante décadas. Gracias a esta norma se han titulado casi seis millones de hectáreas a comunidades étnicas, lo que implica el control y presencia, al menos territorial, de comunidades que se encargan de cuidar los ecosistemas.
El director del PCN aseguró, además, que en muchas ocasiones se incluye a comunidades indígenas en la conversación sobre el cambio climático, pero “debería haber mayor protagonismo de los pueblos negros” cuando de cuidar los territorios se habla. De acuerdo con un estudio elaborado por la Iniciativa de los Derechos y los Recursos, el PCN y la Coordinación Nacional de la Articulación de Comunidades Negras Rurales de Brasil, hay cifras que indican que cuando los territorios son protegidos por pueblos afro, los ecosistemas sufren menos daños y degradación ambiental. Por ejemplo, de 1.271 áreas que estudiaron estas organizaciones se concluyó que el 77 % de ellas tienen una “reducida transformación natural”.
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El estudio reseña que el 96 % de los territorios donde residen comunidades negras son consideradas como hotspots de biodiversidad; es decir, ecosistemas donde la cantidad de flora y fauna endémica abunda, como es el caso de Chocó, Meta o Valle del Cauca. Sin embargo, la investigación también expone las barreras que no permiten el apoyo estatal. Una de las conclusiones a las que llegaron las organizaciones en su estudio explica así el problema: “La falta de datos sistémicos e integrales y de información sobre las tierras ancestrales (de las comunidades afrocolombianas) hace invisibles sus importantes contribuciones a la protección de la biodiversidad y los esfuerzos para hacer frente a los impactos del cambio climático”, un problema que también identificó Rengifo.
Clemencia Carabalí, líder afro del Cauca y participante en el panel de la COP28, habló con El Espectador acerca de la importancia de incluir a las comunidades afro en la conversación del cambio climático. Para ella es fundamental que “todas las partes” tengan voz a la hora de hablar sobre cómo afrontar este fenómeno. “Las comunidades negras suelen ser las más afectadas por prácticas medioambientales perjudiciales, como la deforestación, la minería y la contaminación. Incluirnos es esencial para abordar las desigualdades y garantizar una distribución equitativa de los impactos y beneficios ambientales”, anotó.
De acuerdo con la lideresa, quien ganó en 2019 el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos, las comunidades afrocolombianas cuentan con mayor conocimiento tradicional sobre el entorno y prácticas sostenibles que han desarrollado a lo largo de varias generaciones. “Al incluir estas perspectivas se puede enriquecer la comprensión global de los desafíos medioambientales y se pueden identificar soluciones más efectivas y sostenibles”, agregó.
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El mejor escenario al hablar de inclusión de las comunidades étnicas, según Carabalí, es el de “la inclusión de las voces y perspectivas de las comunidades afrocolombianas en la toma de decisiones ambientales, pues garantiza una representación más completa de la diversidad cultural y social del país. Esto puede conducir a políticas y prácticas más equitativas y justas en relación con el medio ambiente”.
Este llamado de los líderes afro se suma a uno ya enunciado en la versión anterior de la COP, realizada en Egipto. Allí se discutió sobre la importancia de los consejos comunitarios y cómo pueden ser protagonistas del cuidado de sus territorios. En esa conferencia, la lideresa Jimena Niño aseguró que “en Colombia, a pesar de que casi el 20 % de la población es afro, no pensamos en las políticas públicas con enfoque diferencial, y eso hace que sigamos centrados en los problemas y no en las soluciones que estas comunidades pueden ofrecer”. La puerta está abierta para que las comunidades afro puedan entrar en la discusión y llegar a futuros acuerdos sobre el cambio climático.
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