Abuela y nieta, separadas por el conflicto, se reencontraron en una entrega digna
Pasaron más de 12 años para que las mujeres de esta familia se encontraran. El motivo fue la entrega de los restos de Natalia, quien fue asesinada en marzo de 2012 en zona rural de Vista Hermosa, en el Meta.
Pasaron 12 años desde que Natalia García fue asesinada y más de 20 desde que su hija dejó de verla. Apenas era una niña. Sin embargo, una vez creció, esta hija buscadora decidió acudir a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD). La Corporación Humanitaria de Reencuentros le aconsejó presentar la solicitud para averiguar por el paradero de su madre y, finalmente, encontrar respuestas.
Durante la búsqueda, la UBPD determinó que Natalia perdió la vida en 2012 durante un enfrentamiento entre actores del conflicto armado en el Meta. María Alejandra Tapasco Valbuena, investigadora del equipo territorial del Meta, entregó detalles de la investigación liderada por la entidad.
“Logramos, en 2022, acceder a información documental del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Unidad Básica de Villavicencio, donde encontramos un expediente de necropsia practicado a un cuerpo que correspondía o estaba asociado a Natalia García Acevedo. Allí pudimos establecer la fecha y el lugar de fallecimiento, 28 de marzo de 2012, en zona rural de Vista Hermosa, en el Meta”, señaló la funcionaria.
Tras las investigaciones adelantadas por la Unidad de Búsqueda, se pudo determinar que uno de los cuerpos que habían sido trasladados a la sede del Cementerio Central de Villavicencio podría ser el de Natalia García. De inmediato, se adelantó su recuperación y, posteriormente, el proceso de identificación plena mediante muestras biológicas, una de ellas tomada a la hija buscadora que, desde 2004, ocho años antes de que su madre faltara, había crecido con una familia que la acogió en Bogotá.
“Me siento muy tranquila, siento que ya puedo dejarla en paz (…) Siento que la perdono y que ella debe estar más tranquila. Me siento bien, siento que hice quizá lo que ella, en estos momentos, donde sea que esté, quiso que hiciera: que su hija la entregara muy bien y la acompañara hasta el último momento”, destacó.
Este encuentro de los cuerpos de Natalia, no solo permitió a la hija buscadora recibir dignamente el cuerpo de su madre y empezar a sanar sus heridas, sino que también propició un encuentro con su abuela. La entrega se realizó en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, a donde estas dos mujeres pudieron volver a verse a los ojos.
La madre de Natalia relató que junto con la desaparición de su hija perdió el rastro de su nieta, a quien también buscó durante todos estos años. “Yo tengo fe en Dios que voy a descansar, porque yo me acostaba y decía: ¿mi hija estará viva? ¿Mi hija tendrá hambre? ¿Mi hija estará aguantando frío? ¿Dónde estará mi hija? ¿Dónde se encuentra mi hija? Esas eran noches de mucha amargura”, señaló.
Ahora, en un cementerio de Bogotá reposan los restos de Natalia, a donde su hija, su madre y sus hermanos podrán ir a visitarla y seguir manteniendo viva su memoria, pues aunque el conflicto separó a esta familia, su búsqueda conjunta volvió a unirla.
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Pasaron 12 años desde que Natalia García fue asesinada y más de 20 desde que su hija dejó de verla. Apenas era una niña. Sin embargo, una vez creció, esta hija buscadora decidió acudir a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD). La Corporación Humanitaria de Reencuentros le aconsejó presentar la solicitud para averiguar por el paradero de su madre y, finalmente, encontrar respuestas.
Durante la búsqueda, la UBPD determinó que Natalia perdió la vida en 2012 durante un enfrentamiento entre actores del conflicto armado en el Meta. María Alejandra Tapasco Valbuena, investigadora del equipo territorial del Meta, entregó detalles de la investigación liderada por la entidad.
“Logramos, en 2022, acceder a información documental del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Unidad Básica de Villavicencio, donde encontramos un expediente de necropsia practicado a un cuerpo que correspondía o estaba asociado a Natalia García Acevedo. Allí pudimos establecer la fecha y el lugar de fallecimiento, 28 de marzo de 2012, en zona rural de Vista Hermosa, en el Meta”, señaló la funcionaria.
Tras las investigaciones adelantadas por la Unidad de Búsqueda, se pudo determinar que uno de los cuerpos que habían sido trasladados a la sede del Cementerio Central de Villavicencio podría ser el de Natalia García. De inmediato, se adelantó su recuperación y, posteriormente, el proceso de identificación plena mediante muestras biológicas, una de ellas tomada a la hija buscadora que, desde 2004, ocho años antes de que su madre faltara, había crecido con una familia que la acogió en Bogotá.
“Me siento muy tranquila, siento que ya puedo dejarla en paz (…) Siento que la perdono y que ella debe estar más tranquila. Me siento bien, siento que hice quizá lo que ella, en estos momentos, donde sea que esté, quiso que hiciera: que su hija la entregara muy bien y la acompañara hasta el último momento”, destacó.
Este encuentro de los cuerpos de Natalia, no solo permitió a la hija buscadora recibir dignamente el cuerpo de su madre y empezar a sanar sus heridas, sino que también propició un encuentro con su abuela. La entrega se realizó en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, a donde estas dos mujeres pudieron volver a verse a los ojos.
La madre de Natalia relató que junto con la desaparición de su hija perdió el rastro de su nieta, a quien también buscó durante todos estos años. “Yo tengo fe en Dios que voy a descansar, porque yo me acostaba y decía: ¿mi hija estará viva? ¿Mi hija tendrá hambre? ¿Mi hija estará aguantando frío? ¿Dónde estará mi hija? ¿Dónde se encuentra mi hija? Esas eran noches de mucha amargura”, señaló.
Ahora, en un cementerio de Bogotá reposan los restos de Natalia, a donde su hija, su madre y sus hermanos podrán ir a visitarla y seguir manteniendo viva su memoria, pues aunque el conflicto separó a esta familia, su búsqueda conjunta volvió a unirla.
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