Día de la Afrocolombianidad: historias que exaltan la cultura negra y sus luchas
Las cicatrices del racismo, la esclavitud y la discriminación no han sanado del todo. Sin embargo, estos cinco personajes, con su trabajo y activismo, han aportado a la erradicación de los estigmas.
Tomás Tarazona Ramírez
Varias han sido las luchas que hombres, mujeres y personas de sexualidad diversa negras han emprendido para borrar los rastros del racismo en Colombia. Según el DANE, son casi 5 millones de personas afros las que viven en el país, y muchas de ellas se han dedicado a que su historia y su cultura sean motivo de orgullo.
Mary Grueso, una poeta de Guapi (Cauca) que empezó hace 40 años con esta apuesta de reivindicar lo afro en Colombia, asegura que “esta lucha, la de acabar con el racismo y esos pensamientos de discriminación, no la detiene nadie”. A través de la poesía, Grueso ha usado la prosa para mostrar al país la importancia de aprender sobre las personas negras, raizales, palenqueras y afro. Como ella, son cientos de historias las que están encaminadas al mismo objetivo de lograr un país inclusivo.
Este 21 de mayo se conmemora el Día de la Afrocolombianidad; una fecha que celebra la abolición de la esclavitud en Colombia hace 173 años. Además, según detalla el Ministerio de Cultura, es una ocasión para “reconstruir la memoria histórica de la identidad afrodescendiente (...) que tuvo su origen en un momento lamentable de la humanidad, como lo fue la esclavización y la trata transatlántica de esclavos”.
A propósito de esta fecha, presentamos cinco personajes que, con su labor, ya sea desde el arte, el activismo o su trabajo en un despacho judicial, le apuestan a un país incluyente que deje atrás los estigmas y estereotipos del racismo.
Dunnia Zapata
Cerca a llegar a los 40 años, Dunnia Madyuri Zapata ha utilizado la toga y un estrado judicial para que la justicia sea inclusiva para todas las personas. Desde Quibdó (Chocó), la hoy magistrada del Tribunal Administrativo del Chocó ha tomado decisiones de avanzada en un intento de llamar la atención al Estado y la sociedad para dejar atrás los pensamientos que discriminan a las personas afros.
“Yo veo mi trabajo de funcionaria judicial como la oportunidad de hacer una labor social a través de mis fallos judiciales”, cuenta Zapata a este diario.
En 2022 recibió el más alto galardón que entrega la Comisión Nacional de Género por haber hecho justicia con enfoque de género. El expediente que llegó a su despacho fue el de una mujer embarazada y negra de Quibdó que, tras serle negado el servicio médico por prejuicios raciales y de género, perdió a su hijo. Su decisión fue condenar al Estado por haber auspiciado la violencia obstétrica que, según Zapata, es constante en las mujeres afro y en lugar de recibir justicia, son revictimizadas.
(Léase también: El caso de violencia obstétrica en Chocó que llevó a la condena del Estado)
Osvaldo Valdés
Cuando era adolescente en Montes de María, Osvaldo Valdés sufrió el conflicto en carne propia. Fue secuestrado durante horas por los grupos armados, pero tras esta vivencia decidió apostarle a la paz.
Durante más de diez años se ha dedicado a solucionar todo tipo de conflictos en esa subregión a través del diálogo y los acuerdos. En 2007, se tituló como conciliador en equidad; una figura legal que permite que, en aquellos municipios donde no hay acceso a la justicia, sean personas como él las que ofrezcan soluciones pacíficas.
Para Osvaldo, luego de que los vientos de la guerra sacudieran el tejido social, lo más importante ha sido utilizar los conocimientos ancestrales afro y “el carisma que mi padre me inculcó para entender que cada pelea o conflicto se da entre seres humanos, y debo actuar para no perjudicar ni herir a nadie”.
(Puede interesarle: Osvaldo Valdés, el hombre que recorre los Montes de María en búsqueda de paz)
Dayana Blanco
Blanco es una de las 40 expertas que discuten desde hace meses hacia dónde debe orientarse la reforma judicial que presentará el Ministerio de Justicia. Como directora de Ilex Acción Jurídica desde hace seis años, la abogada se ha dedicado a visibilizar aspectos de racismo estructural en el Estado colombiano y proponer un país que, a través de sus políticas públicas e instituciones, no discrimine a las personas afros.
Desde sus cargos en el pasado en la Rama Judicial, la restitución de tierras y proyectos culturales, Blanco defendió que las personas negras, que históricamente han estado marginadas de espacios de poder y de representación, merecen más escenarios para poder enseñarle a Colombia la importancia de lo afro y las costumbres ancestrales.
Uno de los mayores logros que ha tenido con la organización es el de cuestionar el censo de población que publicó el DANE en 2018. Los hallazgos de Ilex y Blanco, demostraron que esta entidad no contabilizó a millones de ciudadanos negros, raizales y palenqueros dentro de sus estadísticas. A raíz de esa investigación, el DANE tuvo que aclarar que, “la falta de visibilidad de los afrodescendientes en Colombia se debió a la carencia de captación (estadística) adecuada (...) y limita el conocimiento de sus condiciones a través de una ausencia de políticas efectivas para abordar la discriminación”.
(Lea: La lucha por la justicia racial desde los datos y el litigio)
Velia Vidal
Como experta en estudios afrolatinoamericanos, Velia Vidal ha dedicado su carrera profesional a cuestionar los prejuicios raciales que hay en Colombia. Oriunda de Bahía Solano, Chocó, es una escritora reconocida que defiende en su prosa que un color de piel no puede, ni debería ser motivo de discriminación.
Cuando era niña, observaba que las personas negras no tenían espacios o protagonismo en los espacios culturales y artísticos. Así que se propuso a través de la literatura darle visibilidad a la cultura y las enseñanzas que lo afro puede ofrecer al país. En la FILBo 2024, por ejemplo, presentó su último libro “Diez lunas para una espera” en el que habla de las maternidades, y cómo sentimientos como los que se sienten en esa etapa no tienen distinción de raza.
Como activista, Velia se encuentra detrás de la Fiesta de la Lectura y Escritura del Chocó (FLECHO) y de la Coorporación Nuestro Motete, la cual está enfocada en la promoción de lectura crítica en el Chocó, para que la población afro tenga acceso a los libros, desarrollen su creatividad y puedan ser ciudadanos activos.
(Recomendado: “Las maternidades no tienen color de piel”: Velia Vidal)
Diana Angulo
Angulo ha dedicado gran parte de su vida a derribar los prejuicios racistas a través de la academia. Especialista en jurisprudencia y derecho público, Angulo ha dictado clases que buscan reconstruir la historia negra en Colombia, como la que tiene en la Universidad del Rosario sobre estudios afrocolombianos.
Pero también ha incursionado en la investigación de narrativas negras y esclavistas en Colombia. En 2022, junto con otros integrantes de la Universidad del Rosario, publicó un hallazgo en que demostraba que la Universidad, considerada de las más antiguas del país, tuvo un pasado esclavista.
(Puede interesarle: Solo cicatrices: el proyecto de la U. Rosario para reparar su pasado esclavista)
“Sin la opresión esclavista a indígenas y negros, la Universidad del Rosario no habría llegado a ser la institución educativa que es hoy”, dice Angulo. Sus hallazgos han servido para poner en duda las narrativas que instituciones del Estado, como la Iglesia Católica o las universidades, defendieron la esclavización y el racismo en el país hace siglos.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador
Varias han sido las luchas que hombres, mujeres y personas de sexualidad diversa negras han emprendido para borrar los rastros del racismo en Colombia. Según el DANE, son casi 5 millones de personas afros las que viven en el país, y muchas de ellas se han dedicado a que su historia y su cultura sean motivo de orgullo.
Mary Grueso, una poeta de Guapi (Cauca) que empezó hace 40 años con esta apuesta de reivindicar lo afro en Colombia, asegura que “esta lucha, la de acabar con el racismo y esos pensamientos de discriminación, no la detiene nadie”. A través de la poesía, Grueso ha usado la prosa para mostrar al país la importancia de aprender sobre las personas negras, raizales, palenqueras y afro. Como ella, son cientos de historias las que están encaminadas al mismo objetivo de lograr un país inclusivo.
Este 21 de mayo se conmemora el Día de la Afrocolombianidad; una fecha que celebra la abolición de la esclavitud en Colombia hace 173 años. Además, según detalla el Ministerio de Cultura, es una ocasión para “reconstruir la memoria histórica de la identidad afrodescendiente (...) que tuvo su origen en un momento lamentable de la humanidad, como lo fue la esclavización y la trata transatlántica de esclavos”.
A propósito de esta fecha, presentamos cinco personajes que, con su labor, ya sea desde el arte, el activismo o su trabajo en un despacho judicial, le apuestan a un país incluyente que deje atrás los estigmas y estereotipos del racismo.
Dunnia Zapata
Cerca a llegar a los 40 años, Dunnia Madyuri Zapata ha utilizado la toga y un estrado judicial para que la justicia sea inclusiva para todas las personas. Desde Quibdó (Chocó), la hoy magistrada del Tribunal Administrativo del Chocó ha tomado decisiones de avanzada en un intento de llamar la atención al Estado y la sociedad para dejar atrás los pensamientos que discriminan a las personas afros.
“Yo veo mi trabajo de funcionaria judicial como la oportunidad de hacer una labor social a través de mis fallos judiciales”, cuenta Zapata a este diario.
En 2022 recibió el más alto galardón que entrega la Comisión Nacional de Género por haber hecho justicia con enfoque de género. El expediente que llegó a su despacho fue el de una mujer embarazada y negra de Quibdó que, tras serle negado el servicio médico por prejuicios raciales y de género, perdió a su hijo. Su decisión fue condenar al Estado por haber auspiciado la violencia obstétrica que, según Zapata, es constante en las mujeres afro y en lugar de recibir justicia, son revictimizadas.
(Léase también: El caso de violencia obstétrica en Chocó que llevó a la condena del Estado)
Osvaldo Valdés
Cuando era adolescente en Montes de María, Osvaldo Valdés sufrió el conflicto en carne propia. Fue secuestrado durante horas por los grupos armados, pero tras esta vivencia decidió apostarle a la paz.
Durante más de diez años se ha dedicado a solucionar todo tipo de conflictos en esa subregión a través del diálogo y los acuerdos. En 2007, se tituló como conciliador en equidad; una figura legal que permite que, en aquellos municipios donde no hay acceso a la justicia, sean personas como él las que ofrezcan soluciones pacíficas.
Para Osvaldo, luego de que los vientos de la guerra sacudieran el tejido social, lo más importante ha sido utilizar los conocimientos ancestrales afro y “el carisma que mi padre me inculcó para entender que cada pelea o conflicto se da entre seres humanos, y debo actuar para no perjudicar ni herir a nadie”.
(Puede interesarle: Osvaldo Valdés, el hombre que recorre los Montes de María en búsqueda de paz)
Dayana Blanco
Blanco es una de las 40 expertas que discuten desde hace meses hacia dónde debe orientarse la reforma judicial que presentará el Ministerio de Justicia. Como directora de Ilex Acción Jurídica desde hace seis años, la abogada se ha dedicado a visibilizar aspectos de racismo estructural en el Estado colombiano y proponer un país que, a través de sus políticas públicas e instituciones, no discrimine a las personas afros.
Desde sus cargos en el pasado en la Rama Judicial, la restitución de tierras y proyectos culturales, Blanco defendió que las personas negras, que históricamente han estado marginadas de espacios de poder y de representación, merecen más escenarios para poder enseñarle a Colombia la importancia de lo afro y las costumbres ancestrales.
Uno de los mayores logros que ha tenido con la organización es el de cuestionar el censo de población que publicó el DANE en 2018. Los hallazgos de Ilex y Blanco, demostraron que esta entidad no contabilizó a millones de ciudadanos negros, raizales y palenqueros dentro de sus estadísticas. A raíz de esa investigación, el DANE tuvo que aclarar que, “la falta de visibilidad de los afrodescendientes en Colombia se debió a la carencia de captación (estadística) adecuada (...) y limita el conocimiento de sus condiciones a través de una ausencia de políticas efectivas para abordar la discriminación”.
(Lea: La lucha por la justicia racial desde los datos y el litigio)
Velia Vidal
Como experta en estudios afrolatinoamericanos, Velia Vidal ha dedicado su carrera profesional a cuestionar los prejuicios raciales que hay en Colombia. Oriunda de Bahía Solano, Chocó, es una escritora reconocida que defiende en su prosa que un color de piel no puede, ni debería ser motivo de discriminación.
Cuando era niña, observaba que las personas negras no tenían espacios o protagonismo en los espacios culturales y artísticos. Así que se propuso a través de la literatura darle visibilidad a la cultura y las enseñanzas que lo afro puede ofrecer al país. En la FILBo 2024, por ejemplo, presentó su último libro “Diez lunas para una espera” en el que habla de las maternidades, y cómo sentimientos como los que se sienten en esa etapa no tienen distinción de raza.
Como activista, Velia se encuentra detrás de la Fiesta de la Lectura y Escritura del Chocó (FLECHO) y de la Coorporación Nuestro Motete, la cual está enfocada en la promoción de lectura crítica en el Chocó, para que la población afro tenga acceso a los libros, desarrollen su creatividad y puedan ser ciudadanos activos.
(Recomendado: “Las maternidades no tienen color de piel”: Velia Vidal)
Diana Angulo
Angulo ha dedicado gran parte de su vida a derribar los prejuicios racistas a través de la academia. Especialista en jurisprudencia y derecho público, Angulo ha dictado clases que buscan reconstruir la historia negra en Colombia, como la que tiene en la Universidad del Rosario sobre estudios afrocolombianos.
Pero también ha incursionado en la investigación de narrativas negras y esclavistas en Colombia. En 2022, junto con otros integrantes de la Universidad del Rosario, publicó un hallazgo en que demostraba que la Universidad, considerada de las más antiguas del país, tuvo un pasado esclavista.
(Puede interesarle: Solo cicatrices: el proyecto de la U. Rosario para reparar su pasado esclavista)
“Sin la opresión esclavista a indígenas y negros, la Universidad del Rosario no habría llegado a ser la institución educativa que es hoy”, dice Angulo. Sus hallazgos han servido para poner en duda las narrativas que instituciones del Estado, como la Iglesia Católica o las universidades, defendieron la esclavización y el racismo en el país hace siglos.
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