En Córdoba, conciliadores se capacitan para atender conflictos de tierras
Desde la ocupación de linderos hasta la invasión de parques naturales son los problemas que enfrentan municipios como Montelíbano y San José de Uré. Los conciliadores en equidad buscan ampliar sus conocimientos frente a estas problemáticas.
“A nosotros los conciliadores nos llaman para resolver conflictos en cualquier parte, así sea debajo de un palo de mango”. Así resume su labor como conciliador en equidad Julián Esaú Calle, quien ejerce esta función desde 2014 en el municipio de San José de Uré, en Córdoba. Aunque se ha puesto la camiseta para solucionar diferentes conflictos, los de tierras son los que más van al alza en su territorio. Su conocimiento en estos asuntos ha mejorado debido a capacitaciones, como la que llegó hace una semana a ese y otros municipios con el fin de que líderes y lideresas profundicen sobre temas agrarios.
Esa jornada de capacitación, en la que participaron conciliadores y mediadores de municipios como Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador (Córdoba), fue encabezada por las cámaras de comercio de Bogotá, Medellín y Cali, con el apoyo del programa Justicia Inclusiva de Usaid. El objetivo era profundizar sus conocimientos sobre cómo dar solución a problemas de tierras. Algunos de los líderes participantes hablaron con El Espectador y contaron cómo llevan varios años como conciliadores y, a su vez, cómo solucionar conflictos de este tipo es parte de su día a día.
“Tu sabes que alrededor de la tierra hay mucho conflicto”, señala Julián Esaú, haciendo hincapié en que algunos terrenos en su municipio no están formalizados, por lo que los problemas son constantes para determinar quién tiene derecho a ocuparlos y quién no. Dice, además, que los parques naturales han entrado también en esa dinámica conflictiva, pues hay personas que han ocupado esos espacios para labores de agricultura. Incluso, algunas familias desconocen los límites de sus terrenos, por lo que, en ocasiones, han llegado a invadir zonas naturales protegidas.
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En sus palabras, “el terreno de los parques es especial”, haciendo referencia al Parque Nacional Natural Paramillo, ubicado entre Córdoba y Antioquia, y donde interviene también el municipio de San José de Uré. Este parque tiene una extensión de 504.014 hectáreas y es la décima área protegida más grande del país. De ahí que los conflictos por tierras en ese territorio se agraven, pues su ocupación se debe resolver directamente con el Estado. “Hay gente sin documentación que se ha asentado en los límites del parque”, dice, asegurando que algunos de ellos dicen ser desplazados y no tienen dónde más ubicarse.
Para el conciliador, quien identifica con plenitud estas problemáticas, las capacitaciones funcionan para que estos conflictos tengan salidas pacíficas y se evite llegar a instancias judiciales. Asegura, además, que se prepara para las jornadas de barrido predial masivo, adelantadas por la Agencia Nacional de Tierras (ANT), en donde se recopila información física, jurídica y social de los predios, una actividad que se realiza atendiendo la metodología de catastro multipropósito.
Pero estos no son los únicos conflictos que se han evidenciado en esa zona del país. Lo más común, dice Julián Esaú, son los conflictos por los límites entre vecinos, más conocidos como linderos. Ese término hace referencia a los límites que tiene una propiedad sobre otra, y los conflictos que se enmarcan en este asunto generalmente son porque se corren esos límites de manera arbitraria. Esto, por otra parte, no es únicamente un problema en áreas rurales. De acuerdo con Jhonatan Tordecilla, conciliador en equidad del municipio de Montelíbano, en los cascos urbanos es pan de cada día. “A veces un vecino construye sobre un pedazo de terreno de otro. Ahí hay un problema y entramos a solucionar”, dice.
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Para el conciliador, que lleva nueve años ejerciendo estas funciones, los conflictos de tierras no han sido su fuerte, por lo que se ha propuesto conocer más el tema. A pesar de ello, reconoce que no ha perdido de vista el primer punto del Acuerdo de Paz con las Farc (Reforma Rural Integral) y sabe que la entrega y titulación de tierras es un tema que siempre ha estado en el aire, pero señala que no hay avances. No obstante, tras la capacitación, se siente con herramientas para entrar a conciliar en conflictos de este tipo.
“Como conciliadores nos sentimos capaces de ayudar al campesino. Tenemos mucho trabajo que hacer en temas de legalización de predios porque aquí se ve mucho que estos se adquieren bajo compraventa, pero que no está legalizado ni titulado y, para evitar llegar a jueces y abogados, buscamos ayudarlos para que obtengan sus títulos por las vías legales”, agrega.
Las herencias, añade Tordecilla, también integran el listado de asuntos agrarios por los que los conciliadores entran a participar. Por lo general, los terrenos heredados se dividen de forma equitativa, pero siempre hay reclamantes. Algunas veces, ante la ausencia de documentos, son los conciliadores quienes entran a jugar un papel fundamental antes de que el caso escale a los jueces de familia o a jueces civiles. Ante estos casos, ambos conciliadores consideran que es necesario una formación más completa pues, dicen, es uno de los conflictos más complejos de conciliar.
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Todos estos escenarios han llevado a que Julián Esaú, quien también fue capacitado por la Universidad Nacional, entienda su labor como un grano de arena para la consecución de la paz. En el tema de tierras, asegura, se presentan conflictos todos los días, pero entenderlos y saber intervenir es el principal reto. Aunque ya tenía conocimientos en temas agrarios, porque también ha ejercido el liderazgo social, solicitando la titulación colectiva de tierras para comunidades afro de su municipio, las capacitaciones en identificación y abordaje de la conflictividad cotidiana respecto al uso, tenencia y propiedad de la tierra, han reforzado su conocimiento y le han aclarado el funcionamiento de los procesos.
Algo similar sucedió en Puerto Libertador, donde también llegó la capacitación. En esta zona, conciliadores como Emilio Tordecilla, señalaron que esta jornada aclaró varios conceptos: “Despejamos dudas sobre qué es una tenencia, qué es un ocupante y qué es una propiedad, puntos clave a la hora de resolver un conflicto de tierras”.
Desde las cámaras de comercio que impulsaron la iniciativa de formación y capacitación señalaron que el principal objetivo es generar alternativas efectivas de solución, pues los temas de tierras pueden generar intensas disputas que se pueden extender debido a sus conceptos técnicos. Por eso el desafío que se han planteado es que se puedan solucionar de la mano con la ciudadanía.
Aunque los conflictos de tierras pueden parecer un hueso difícil de roer, los conciliadores y mediadores en Córdoba han recibido con brazos abiertos la posibilidad de profundizar sus conocimientos sobre cómo darles solución. Bien sea por linderos o hasta por líos en la titulación, aseguran sentirse preparados para ofrecer su labor, que además hacen de forma gratuita, con un objetivo claro: que se preserve la convivencia pacífica y se construya la paz en sus territorios.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador
“A nosotros los conciliadores nos llaman para resolver conflictos en cualquier parte, así sea debajo de un palo de mango”. Así resume su labor como conciliador en equidad Julián Esaú Calle, quien ejerce esta función desde 2014 en el municipio de San José de Uré, en Córdoba. Aunque se ha puesto la camiseta para solucionar diferentes conflictos, los de tierras son los que más van al alza en su territorio. Su conocimiento en estos asuntos ha mejorado debido a capacitaciones, como la que llegó hace una semana a ese y otros municipios con el fin de que líderes y lideresas profundicen sobre temas agrarios.
Esa jornada de capacitación, en la que participaron conciliadores y mediadores de municipios como Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador (Córdoba), fue encabezada por las cámaras de comercio de Bogotá, Medellín y Cali, con el apoyo del programa Justicia Inclusiva de Usaid. El objetivo era profundizar sus conocimientos sobre cómo dar solución a problemas de tierras. Algunos de los líderes participantes hablaron con El Espectador y contaron cómo llevan varios años como conciliadores y, a su vez, cómo solucionar conflictos de este tipo es parte de su día a día.
“Tu sabes que alrededor de la tierra hay mucho conflicto”, señala Julián Esaú, haciendo hincapié en que algunos terrenos en su municipio no están formalizados, por lo que los problemas son constantes para determinar quién tiene derecho a ocuparlos y quién no. Dice, además, que los parques naturales han entrado también en esa dinámica conflictiva, pues hay personas que han ocupado esos espacios para labores de agricultura. Incluso, algunas familias desconocen los límites de sus terrenos, por lo que, en ocasiones, han llegado a invadir zonas naturales protegidas.
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En sus palabras, “el terreno de los parques es especial”, haciendo referencia al Parque Nacional Natural Paramillo, ubicado entre Córdoba y Antioquia, y donde interviene también el municipio de San José de Uré. Este parque tiene una extensión de 504.014 hectáreas y es la décima área protegida más grande del país. De ahí que los conflictos por tierras en ese territorio se agraven, pues su ocupación se debe resolver directamente con el Estado. “Hay gente sin documentación que se ha asentado en los límites del parque”, dice, asegurando que algunos de ellos dicen ser desplazados y no tienen dónde más ubicarse.
Para el conciliador, quien identifica con plenitud estas problemáticas, las capacitaciones funcionan para que estos conflictos tengan salidas pacíficas y se evite llegar a instancias judiciales. Asegura, además, que se prepara para las jornadas de barrido predial masivo, adelantadas por la Agencia Nacional de Tierras (ANT), en donde se recopila información física, jurídica y social de los predios, una actividad que se realiza atendiendo la metodología de catastro multipropósito.
Pero estos no son los únicos conflictos que se han evidenciado en esa zona del país. Lo más común, dice Julián Esaú, son los conflictos por los límites entre vecinos, más conocidos como linderos. Ese término hace referencia a los límites que tiene una propiedad sobre otra, y los conflictos que se enmarcan en este asunto generalmente son porque se corren esos límites de manera arbitraria. Esto, por otra parte, no es únicamente un problema en áreas rurales. De acuerdo con Jhonatan Tordecilla, conciliador en equidad del municipio de Montelíbano, en los cascos urbanos es pan de cada día. “A veces un vecino construye sobre un pedazo de terreno de otro. Ahí hay un problema y entramos a solucionar”, dice.
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Para el conciliador, que lleva nueve años ejerciendo estas funciones, los conflictos de tierras no han sido su fuerte, por lo que se ha propuesto conocer más el tema. A pesar de ello, reconoce que no ha perdido de vista el primer punto del Acuerdo de Paz con las Farc (Reforma Rural Integral) y sabe que la entrega y titulación de tierras es un tema que siempre ha estado en el aire, pero señala que no hay avances. No obstante, tras la capacitación, se siente con herramientas para entrar a conciliar en conflictos de este tipo.
“Como conciliadores nos sentimos capaces de ayudar al campesino. Tenemos mucho trabajo que hacer en temas de legalización de predios porque aquí se ve mucho que estos se adquieren bajo compraventa, pero que no está legalizado ni titulado y, para evitar llegar a jueces y abogados, buscamos ayudarlos para que obtengan sus títulos por las vías legales”, agrega.
Las herencias, añade Tordecilla, también integran el listado de asuntos agrarios por los que los conciliadores entran a participar. Por lo general, los terrenos heredados se dividen de forma equitativa, pero siempre hay reclamantes. Algunas veces, ante la ausencia de documentos, son los conciliadores quienes entran a jugar un papel fundamental antes de que el caso escale a los jueces de familia o a jueces civiles. Ante estos casos, ambos conciliadores consideran que es necesario una formación más completa pues, dicen, es uno de los conflictos más complejos de conciliar.
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Todos estos escenarios han llevado a que Julián Esaú, quien también fue capacitado por la Universidad Nacional, entienda su labor como un grano de arena para la consecución de la paz. En el tema de tierras, asegura, se presentan conflictos todos los días, pero entenderlos y saber intervenir es el principal reto. Aunque ya tenía conocimientos en temas agrarios, porque también ha ejercido el liderazgo social, solicitando la titulación colectiva de tierras para comunidades afro de su municipio, las capacitaciones en identificación y abordaje de la conflictividad cotidiana respecto al uso, tenencia y propiedad de la tierra, han reforzado su conocimiento y le han aclarado el funcionamiento de los procesos.
Algo similar sucedió en Puerto Libertador, donde también llegó la capacitación. En esta zona, conciliadores como Emilio Tordecilla, señalaron que esta jornada aclaró varios conceptos: “Despejamos dudas sobre qué es una tenencia, qué es un ocupante y qué es una propiedad, puntos clave a la hora de resolver un conflicto de tierras”.
Desde las cámaras de comercio que impulsaron la iniciativa de formación y capacitación señalaron que el principal objetivo es generar alternativas efectivas de solución, pues los temas de tierras pueden generar intensas disputas que se pueden extender debido a sus conceptos técnicos. Por eso el desafío que se han planteado es que se puedan solucionar de la mano con la ciudadanía.
Aunque los conflictos de tierras pueden parecer un hueso difícil de roer, los conciliadores y mediadores en Córdoba han recibido con brazos abiertos la posibilidad de profundizar sus conocimientos sobre cómo darles solución. Bien sea por linderos o hasta por líos en la titulación, aseguran sentirse preparados para ofrecer su labor, que además hacen de forma gratuita, con un objetivo claro: que se preserve la convivencia pacífica y se construya la paz en sus territorios.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador