Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Las víctimas de violación tienen derecho absoluto a denunciar. Sin embargo, depende del tiempo que haya pasado desde que fueron agredidas para poder hacerlo ante las autoridades locales competentes.
Si el delito ocurrió cuando la víctima era menor de edad, puede denunciar en cualquier momento. No importa el tiempo que haya pasado después de la violencia, es un crimen que no prescribe.
Esto se debe a que los menores de edad son personas protegidas por el Estado, debido a su situación de indefensión, vulnerabilidad y debilidad de esta población y la necesidad de garantizarles un desarrollo armónico e integral.
De la misma manera, la Ley 1257 de 2008 establece que cuando esta violencia ocurre contra las mujeres en el ámbito familiar es un delito que no prescribe, que puede darse a conocer de las autoridades en cualquier momento.
Cuando se trata de un acceso carnal contra otra persona mediante violencia en mayores de edad, las víctimas tienen hasta 20 años para denunciar. Y si es acto sexual violento, hasta 16 años.
No obstante, cada caso debe ser comprendido de forma específica para analizar cuáles requisitos legales se solicitan para su denuncia.
(Lea el especial: Mujeres que buscan justicia: historias que desafían la violencia de género)
¿Cómo denunciar?
En caso de ser víctima o conocer de la existencia de un delito sexual, se debe presentar denuncia ante la Fiscalía, de manera verbal o escrita y sin necesidad de contar con un abogado.
Al tratarse de violencia sexual, la fiscalía cuenta con los Centros de Atención e Investigación Integral a las Víctimas de Delitos Sexuales (CAIVAS). En estos espacios, se puede realizar la denuncia, recibir asesoría y tratamiento psicológico, social, jurídico y médico-legal.
Asimismo, el ente investigador recibe denuncias en diferentes centros, como las Unidades de Reacción Inmediata (URI), los Centros de Atención a Víctimas y las Casas de Justicia.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador