Fanny Escobar: justicia para las mujeres víctimas de violencia sexual en Colombia
La lideresa dirige la Asociación Mujeres del Plantón en el Urabá antioqueño, que desde hace más de 10 años se ha encargado de dignificar la memoria de las víctimas de este flagelo en razón del conflicto armado a través de la justicia y sororidad.
Dayana Herrera Valbuena
“Las víctimas prefieren que nosotras como organización las acompañemos a colocar las denuncias, porque se sienten más seguras y saben que la información no se va a filtrar con los grupos armados”. Con esta frase inicia Fanny Escobar, directora de la fundación Mujeres del Plantón, la entrevista con este diario. Ella ha sufrido en carne propia los estragos del conflicto armado y es quien más conoce como se pueden filtrar las denuncias que las mujeres hacen ante las instituciones debido a la violencia que ejercen los actores armados en su territorio.
Sin embargo, esto no ha sido obstáculo para que ella siga trabajando por la dignidad de las mujeres en el Urabá. Su liderazgo lo ejerce hace más de 10 años con la Asociación Mujeres del Plantón y, desde ahí, se ha encargado de brindarle a otras hermanas – como ella les dice – las herramientas suficientes para exigir justicia, reparar y dignificar lo que grupos armados han utilizado como arma de guerra: sus cuerpos.
Junto con otras mujeres de la asociación llevan más de medio año trabajando en el Plan de Acción Nacional de la Resolución 1325 que reconoce los saberes de las mujeres en la construcción de paz. Esta implementación la ha venido realizando el Gobierno Nacional de la mano con 16 organizaciones feministas y de la sociedad civil que buscan un enfoque territorial e interseccional en el que se valore el rol particular de las mujeres en la consolidación del proyecto de paz del país.
Conozca sobre: Jueces especializados en violencias de género: las lecciones de Kenia a Colombia
Incluir a las mujeres en la consolidación de paz ha sido uno de los mayores retos para Fanny Escobar, pues es consciente del recrudecimiento del conflicto que en estos momentos enfrenta la región del Urabá por parte de los confrontamientos entre las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo. Aunque han cesado las amenazas en su contra, movilizarse en el departamento es difícil, junto con otras Mujeres del Plantón, se enfrentan a pedir permisos para transitar entre veredas y recolectar denuncias de otras mujeres que, por miedo a las represalias, en muchas ocasiones, prefieren guardar silencio.
“A pesar de que hay unos diálogos de paz con el gobierno, a la fecha tenemos testimonios de mujeres y niñas que siguen siendo violadas por los grupos armados, hemos trabajado para que puedan denunciar y acceder al sistema de justicia” revela Escobar, con gran preocupación. Ante este panorama, la organización ha venido adelantando jornadas de Justicia Móvil con la Defensoría del Pueblo y con el apoyo del programa Justicia Inclusiva de USAID, pues se sabe que para llegar a ciertos territorios es necesario tener acompañamiento de organizaciones internacionales que puedan ser, al menos, una garantía para su seguridad.
Sin embargo, la preocupación para Escobar es latente. Aunque en el momento no ha enfrentado amenazas por su liderazgo como en el pasado, reconoce que el miedo hace parte del diario vivir en esta región del país; y lo más preocupante, es que los esfuerzos que se han realizado no cubren todas las necesidades de salud y justicia que requieren las mujeres víctimas de violencia sexual y más cuando se trata de incluir sus labores en los avances de paz.
Además, Escobar señaló que “dignificar los cuerpos de quienes sufrimos violencia sexual, no es solo que nos reconozcan como víctimas y nos incluyan en proyectos de paz, es que el Estado también nos garantice servicios dignos de salud para tratar las enfermedades que dejo el conflicto armado en nuestras vidas”, ya que muchas víctimas de esta práctica sistemática quedaron con secuelas que las limita a tener una vida sexual y reproductiva normal.
Así las cosas, las Mujeres del Plantón se identifican como la voz de la dignidad y de la paz. Ellas son quienes abanderan la lucha por los derechos humanos en el Urabá antioqueño, una región del país que limita con Antioquia y Chocó, y que desde años atrás intenta que las dinámicas derivadas de la violencia armada no se sigan propagando y apoderando de la zona.
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El hospital que dignifica la vida de las mujeres violentadas sexualmente
Desde hace tres años la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales (RDVP) junto con la Asociación Mujeres del Plantón vienen realizando una ardua labor en Villavicencio, Meta: crear la primera clínica para reconstruir los genitales y tratar las enfermedades que les ha dejado la violencia sexual a las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia.
Esta iniciativa se dio en el 2019 cuando el Nobel de Paz, Dennis Mukwege, un médico ginecólogo congoleño, se reunió con organizaciones víctimas y contó su experiencia en el Congo sobre la reconstrucción de las zonas íntimas de mujeres que habían pasado por casos de agresión sexual y cómo este proceso ha ayudado en la justicia reparativa y en la lucha para que el cuerpo de las mujeres nunca más se utilice como objeto de guerra.
Desde ese entonces, las Mujeres del Plantón, la directora de la RDVP; Ángela Escobar y el ginecólogo Mukwege se trazaron un objetivo contundente respecto a la creación del primer hospital para atender a las víctimas de este flagelo en el país: poder brindarles servicios de salud sexual y orientación psicosocial como una medida de reparación a lo que han sufrido.
Aún no se tiene una fecha exacta de cuando iniciaran a brindar los servicios de salud, sin embargo, Fanny Escobar ve esta clínica con gran esperanza para miles de mujeres, pues, en la actualidad, enfrenta distintas patologías como consecuencia de la violencia sexual que los armados ejercieron en su cuerpo.
“Este hospital es la consolidación de años de lucha, estamos emocionadas porque, en el Congo, el Dr. Dennis ha trabajado con muchas mujeres y ha reconstruido sus vidas, así que traer ese caso de éxito a Colombia va a ser un precedente para que el Estado reconozca la lucha que hemos tenido para tener protección, salud y justicia en nuestras vidas” concluye Escobar.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador
“Las víctimas prefieren que nosotras como organización las acompañemos a colocar las denuncias, porque se sienten más seguras y saben que la información no se va a filtrar con los grupos armados”. Con esta frase inicia Fanny Escobar, directora de la fundación Mujeres del Plantón, la entrevista con este diario. Ella ha sufrido en carne propia los estragos del conflicto armado y es quien más conoce como se pueden filtrar las denuncias que las mujeres hacen ante las instituciones debido a la violencia que ejercen los actores armados en su territorio.
Sin embargo, esto no ha sido obstáculo para que ella siga trabajando por la dignidad de las mujeres en el Urabá. Su liderazgo lo ejerce hace más de 10 años con la Asociación Mujeres del Plantón y, desde ahí, se ha encargado de brindarle a otras hermanas – como ella les dice – las herramientas suficientes para exigir justicia, reparar y dignificar lo que grupos armados han utilizado como arma de guerra: sus cuerpos.
Junto con otras mujeres de la asociación llevan más de medio año trabajando en el Plan de Acción Nacional de la Resolución 1325 que reconoce los saberes de las mujeres en la construcción de paz. Esta implementación la ha venido realizando el Gobierno Nacional de la mano con 16 organizaciones feministas y de la sociedad civil que buscan un enfoque territorial e interseccional en el que se valore el rol particular de las mujeres en la consolidación del proyecto de paz del país.
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Incluir a las mujeres en la consolidación de paz ha sido uno de los mayores retos para Fanny Escobar, pues es consciente del recrudecimiento del conflicto que en estos momentos enfrenta la región del Urabá por parte de los confrontamientos entre las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo. Aunque han cesado las amenazas en su contra, movilizarse en el departamento es difícil, junto con otras Mujeres del Plantón, se enfrentan a pedir permisos para transitar entre veredas y recolectar denuncias de otras mujeres que, por miedo a las represalias, en muchas ocasiones, prefieren guardar silencio.
“A pesar de que hay unos diálogos de paz con el gobierno, a la fecha tenemos testimonios de mujeres y niñas que siguen siendo violadas por los grupos armados, hemos trabajado para que puedan denunciar y acceder al sistema de justicia” revela Escobar, con gran preocupación. Ante este panorama, la organización ha venido adelantando jornadas de Justicia Móvil con la Defensoría del Pueblo y con el apoyo del programa Justicia Inclusiva de USAID, pues se sabe que para llegar a ciertos territorios es necesario tener acompañamiento de organizaciones internacionales que puedan ser, al menos, una garantía para su seguridad.
Sin embargo, la preocupación para Escobar es latente. Aunque en el momento no ha enfrentado amenazas por su liderazgo como en el pasado, reconoce que el miedo hace parte del diario vivir en esta región del país; y lo más preocupante, es que los esfuerzos que se han realizado no cubren todas las necesidades de salud y justicia que requieren las mujeres víctimas de violencia sexual y más cuando se trata de incluir sus labores en los avances de paz.
Además, Escobar señaló que “dignificar los cuerpos de quienes sufrimos violencia sexual, no es solo que nos reconozcan como víctimas y nos incluyan en proyectos de paz, es que el Estado también nos garantice servicios dignos de salud para tratar las enfermedades que dejo el conflicto armado en nuestras vidas”, ya que muchas víctimas de esta práctica sistemática quedaron con secuelas que las limita a tener una vida sexual y reproductiva normal.
Así las cosas, las Mujeres del Plantón se identifican como la voz de la dignidad y de la paz. Ellas son quienes abanderan la lucha por los derechos humanos en el Urabá antioqueño, una región del país que limita con Antioquia y Chocó, y que desde años atrás intenta que las dinámicas derivadas de la violencia armada no se sigan propagando y apoderando de la zona.
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El hospital que dignifica la vida de las mujeres violentadas sexualmente
Desde hace tres años la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales (RDVP) junto con la Asociación Mujeres del Plantón vienen realizando una ardua labor en Villavicencio, Meta: crear la primera clínica para reconstruir los genitales y tratar las enfermedades que les ha dejado la violencia sexual a las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia.
Esta iniciativa se dio en el 2019 cuando el Nobel de Paz, Dennis Mukwege, un médico ginecólogo congoleño, se reunió con organizaciones víctimas y contó su experiencia en el Congo sobre la reconstrucción de las zonas íntimas de mujeres que habían pasado por casos de agresión sexual y cómo este proceso ha ayudado en la justicia reparativa y en la lucha para que el cuerpo de las mujeres nunca más se utilice como objeto de guerra.
Desde ese entonces, las Mujeres del Plantón, la directora de la RDVP; Ángela Escobar y el ginecólogo Mukwege se trazaron un objetivo contundente respecto a la creación del primer hospital para atender a las víctimas de este flagelo en el país: poder brindarles servicios de salud sexual y orientación psicosocial como una medida de reparación a lo que han sufrido.
Aún no se tiene una fecha exacta de cuando iniciaran a brindar los servicios de salud, sin embargo, Fanny Escobar ve esta clínica con gran esperanza para miles de mujeres, pues, en la actualidad, enfrenta distintas patologías como consecuencia de la violencia sexual que los armados ejercieron en su cuerpo.
“Este hospital es la consolidación de años de lucha, estamos emocionadas porque, en el Congo, el Dr. Dennis ha trabajado con muchas mujeres y ha reconstruido sus vidas, así que traer ese caso de éxito a Colombia va a ser un precedente para que el Estado reconozca la lucha que hemos tenido para tener protección, salud y justicia en nuestras vidas” concluye Escobar.
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