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Muchos han sido los lugares que Fany Kuiru ha recorrido en su vida para intentar cumplir un pedido que, aunque lleva décadas en la mesa de debate, aún sigue sin cumplirse a cabalidad: la justicia social para los pueblos indígenas. Esta mujer indígena nació en La Chorrera, un lugar de las selvas de Putumayo que sobrevivió a la explotación y el genocidio del caucho a inicios del siglo XX.
A sus 61 años, Kuiru es la coordinadora general de las Organización Indígena de la Cuenca Amazónica (Coica), y sigue repitiendo a presidentes, ministros, empresarios y espectadores que los indígenas deben ser escuchados, ya sea mitigar los daños climáticos en la Amazonía, como para ser incluidos en temas tan elementales como la justicia, formas de gobernar y maneras para reparar el tejido social tras los delitos.
Una vida pionera
“No ha habido un solo paso que yo dé en mi vida sin la fuerza de mis ancestros”, cuenta Fany al rememorar la película de su vida que actualmente la tiene como una de las primeras mujeres indígenas en ser escuchadas en foros y debates internacionales.
Cumplidos los 21 años, Kuiru se involucró más en temas sociales, comunitarios y ambientales y adoptó el liderazgo indígena como una vocación.
“Yo vengo de una comunidad, por decirlo así, patrilineal (donde predomina la línea paterna en la organización social). Son muy pocos los líderes indígenas que salen de la comunidad a formarse y ocupar cargos”, asegura Fany desde Brasil, donde constantemente viaja para liderar foros y discusiones sobre ambiente y la necesidad de escuchar la voz indígena en las decisiones políticas.
A pesar de los obstáculos y una comunidad que se queda en su resguardo, Kuiru viajó a Bogotá a estudiar derecho. Al culminar sus estudios, siguió formándose y se convirtió en la primera mujer indígena de su comunidad en lograr un título de magíster en estudios políticos e internacionales.
Desde la academia y los atriles, Kuiru ha logrado que resuenen los pedidos de los indígenas amazónicos en los gobiernos del mundo, ya sea para hablar de cómo cuidar la selva como de tratar temas de género, justicia y bienestar para los pueblos de esa selva. Tanto así, que fue gracias a su activismo que, luego de la pandemia, Kuiru consiguió la creación de un fondo de US $10 millones destinado a la economía indígena.
“Obtener poder y cargos donde ejercerlo es lo menos que yo pienso a diario en mi cotidianidad. Solo pienso en cómo mejorar a diario los pueblos indígenas de la Cuenca Amazónica y obtener logros para todos”, explica Fany.
La lucha con rostro de mujer
En más de una ocasión Fany tuvo que hacerle frente al “machismo rampante” que aún existe en la sociedad y, por supuesto, dentro de las mismas comunidades indígenas. Recién se graduó como abogada, empezó a litigar a favor de los casos de mujeres cabeza de familia que veían sus derechos violentados. Y desde hace más de una década, asegura que las mujeres indígenas deben tener más espacio en las mesas de poder para lograr aportar y decidir el futuro de sus reclamos.
Su lucha no es nueva, pues tanto en Colombia como en otras comunidades indígenas del continente, los casos de agresiones contra las mujeres, especialmente de violencia sexual, siguen siendo altas. El Consejo Regional Indígena del Cauca, por ejemplo, reportó en 2022 más de 700 casos de mujeres violentadas en el departamento y reconoció que “esta violencia se ha ensañado en una práctica que se normaliza a través de los discursos y estereotipos culturales (...) Es urgente atender las afectaciones y desnaturalizar cualquier forma de violencia”.
Kuiru incluso ha reconocido que en su camino para convertirse en lideresa tuvo que idear una manera de lograr ser mujer, madre y vocera de los derechos indígenas, algo que no fue tarea fácil. En 2023, aseguró para Zona Cero que “muchas compañeras no avanzan porque son madres y tienen un esposo que no les permite liderar los procesos (...) Para ser lideresa uno debe tener mucha tenacidad y carácter, porque de lo contrario, cualquier dificultad impide avanzar”.
Pero los tropezones han sido superados gracias a su temple. En 2023, Kuiru rompió una racha de 40 años de dominio de hombres en la junta directiva de la Coica y se convirtió en la primera mujer en tomar las riendas de esa organización.
Su incidencia también ha repercutido en la Casa de Nariño, en Bogotá. Cuando Juan Manuel Santos llegó al Ejecutivo en su primer período, el expresidente escogió a Kuiru para liderar el programa presidencial de asuntos indígenas. También ha logrado avances locales, pues ocupó la dirección de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac).
Aunque ya sean 47 años abanderando las luchas indígenas, especialmente las que buscan que la justicia propia y los territorios étnicos sean respetados y protegidos, Kuiru asegura que tiene muchos más proyectos en el futuro.
Su agenda, semana a semana, está llena de eventos y foros donde busca hacer incidencia para que los diferentes gobiernos del mundo escuchen su llamado y comprendan lo que ella lleva repitiendo desde que tiene 14 años: “Las mujeres debemos ser escuchadas y tenidas en cuenta para gobernar. Los grupos indígenas debemos llegar a la unidad para que nuestros pedidos se conviertan en realidad”.
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