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Corría octubre de 2012, César Duván tenía 24 años y vivía en el barrio Obrero, en Neiva. Su familia recuerda que era muy amoroso y le gustaba pasar tiempo con sus hermanos. Trabajaba como obrero en la construcción de un condominio, con lo que debía salir de casa a diario, pero una de esas mañanas no volvió a saberse de él.
Lo primero que hizo su padre fue acudir a la Fiscalía para denunciar el caso y, desde allí, comenzó la búsqueda. Pasaron 12 años y la incertidumbre aumentaba al interior de la familia Benavides Tabares, pero no había ninguna pista. Según registra el expediente entregado a la JEP, el GAULA (Grupo de Acción Unificada para la Libertad Personal) que se encargaba de las desapariciones en 2012, ni siquiera adelantó una investigación frente a los hechos, la razón dada fue la falta de Policía Metropolitana en Neiva. No había ningún registro ni de esta ni de otra institución que permitiera esclarecer lo sucedido con César y mucho menos localizarlo.
La historia, sin embargo, cambió este año, en febrero, cuando Óscar Leonardo, hermano de César, escuchó una cuña en la radio en la que se repetía el nombre de su hermano: César Duván Benavides Tabares. El anuncio decía que era una de las víctimas del conflicto que habían sido identificadas y aún no habían sido reclamadas por sus familiares, pero ¿cómo fue que lo encontraron?
La Unidad de Búsqueda explica que hay ocasiones en las que los lugares en los que adelanta exhumaciones coincide con la zona en la que la víctima desapareció. Y eso pasó en este caso. César, junto con otras víctimas, había sido encontrado como Cuerpo Identificado No Reclamado (CINR) desde noviembre de 2012 en el cementerio central de Neiva. El hallazgo respondió a una decisión judicial adoptada por la JEP para proteger puntos de interés forense en los que pudiese haber víctimas de desaparición.
Una vez habló con su familia, Óscar se acercó a la JEP y habló con el magistrado Raúl Sánchez, relator de la medida cautelar, para que se le brindara asesoría jurídica como víctima directa. Y fue el Observatorio Surcolombiano de Derechos Humanos, Paz y Territorio (OBSURDH) el que asumió la representación jurídica de la familia. Pese a que la búsqueda ya había terminado, el proceso que inició buscaba esclarecer lo sucedido.
La familia Benavides Tabares reunió material probatorio, lo incluyó en el expediente y se lo presentó a la JEP para que le solicitara a la Unidad de Búsqueda priorizar la identificación de César Duván. La exhumación se realizó el 14 de mayo de 2024 en un trabajo conjunto entre la UBPD y la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la JEP.
El acta de inspección técnica que se le realizó al cuerpo de César Duván precisa que fue hallado el 6 de noviembre de 2012 en una zona despoblada del barrio Obrero, en Neiva. Y los elementos materiales probatorios que proporcionó la Fiscalía indican que se trató de una muerte violenta. Sin embargo, la falta de investigación y seguimiento de las autoridades no permiten identificar los detalles precisos ni el grupo armado responsable.
“Para que los procesos de entrega puedan ser realmente dignos, se tienen que reconocer e identificar las necesidades de la familia, su espiritualidad y su ritualidad, es decir, que sean ellos y ellas quienes al final del día digan: me siento reparada, reconocida, dignificada”, indicó Diego Sevilla, coordinador de la UBPD en el Huila, quien destacó que la entrega del cuerpo de César Duván también se convierte en un mensaje para la sociedad huilense, como garantía de no repetición.
Pese a que el dolor no se irá, la familia de César Duván por fin pudo darle una digna sepultura y, precisa, guardará su espíritu alegre y bondad por siempre. Las UBPD además, instó a las familias a solicitar la búsqueda de sus desaparecidos para que los acompañen en el proceso. Así como participar de la toma de pruebas para facilitar los procesos de identificación.
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