Jueces especializados en violencias de género: las lecciones de Kenia a Colombia
El Gobierno se reunió esta semana con los cerebros detrás de la estrategia keniana para erradicar la violencia contra las mujeres: un tribunal especializado que pone a las víctimas en el centro y amplía su acceso con herramientas tecnológicas. Es una propuesta que estudian para hacer frente a la emergencia nacional por violencias de género.
Felipe Morales Sierra
Esta semana, el Gobierno se reunió con representantes de la justicia de Kenia para conocer a fondo su experiencia con cortes especializadas en juzgar violencias contra las mujeres. Desde 2022, el país africano creó su Tribunal especializado para manejar casos de violencias basadas en género, que busca superar las brechas que tienen las mujeres para acceder a la justicia, a su vez que darles solución a las víctimas, ya que más que cárcel para el agresor, muchas mujeres buscan rehacer su proyecto de vida.
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La reunión se dio por petición de la vicepresidenta, Francia Márquez, quien en su visita oficial a África estuvo en el Tribunal de Kenia. A su regreso a Colombia, la también ministra de Igualdad le pidió al Ministerio de Justicia y a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer que miraran el ejemplo de esa nación africana como una posible medida para la emergencia nacional por violencias de género. Este estado de emergencia fue decretado con la firma del Plan de Desarrollo, dado que las cifras de violencia sexual, feminicidios y violencia intrafamiliar están desbordadas a lo largo del país.
El evento, que se hizo a puerta cerrada, lo instaló la consejera para la equidad de la mujer, Clemencia Carabalí, quien dijo: “(la experiencia de Kenia) nos invita a que nos atrevamos a proponerle al país, a la opinión pública así como a la justicia colombiana, la creación de una justicia especializada para la atención de las violencias contra las mujeres. Necesitamos jueces y juezas con mayores posibilidades de reducir estas brechas de acceso a la justicia”. Según la alta funcionaria, la creación de estos juzgados podría visibilizar más el problema y crear conciencia de su magnitud.
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Además, Carabalí señaló que tener jueces especializados en violencias de género, “nos permite agilizar los procesos judiciales, ya que podemos centrarnos exclusivamente en estos casos, lo que podría llevar a una mayor eficiencia en el proceso y enjuiciar a los perpetradores de manera más rápida”. La alta funcionaria explicó que Colombia ha firmado tratados internacionales que obligan al país a tomar medidas concretas para erradicar las violencias contra las mujeres y que, “sabemos que, a menudo, las mujeres encuentran barreras de acceso a la justicia, ya sea por discriminación, por estigmatización o por falta de sensibilización de las instituciones judiciales”.
Así las cosas, apoyados por la organización Women’s Link Worldwide, la dirección de Justicia Transicional del Ministerio de Justicia y la consejería presidencial, escucharon de voz de las funcionarias kenianas cómo funciona esta justicia especializada en su país, los retos que han tenido que enfrentar, así como los beneficios que ha traído. En concreto, las presentaciones estuvieron a cargo de la doctora Kizzie Shako, asesora de la presidenta del Tribunal Supremo de Kenia sobre Violencia Basada en Género.
(Le recomendamos el especial: Cauca: un laboratorio de justicia)
¿Cómo funcionan los juzgados de violencias de género en Kenia?
A pesar de que el país africano ha venido avanzando en leyes que protegen a las víctimas de violencias de género, las barreras para que las mujeres accedieran a la justicia persistían. Con esto en mente, en 2021, una vez asumió la presidencia del Tribunal Supremo, la magistrada Martha Koome inició un proceso de modernización que permitiera ampliar el acceso a la justicia a través de la tecnología y, al año siguiente, se creó la primera corte.
La magistrada Koome explicó así la idea y los problemas que habían identificado, en declaraciones que le dio este año a ONU Mujeres: “El mayor problema que hemos encontrado es el tiempo que lleva completar los casos. Ningún sobreviviente quiere acudir a los tribunales durante cinco años. Quieren olvidar, adaptarse y seguir con sus vidas. Por lo tanto, necesitamos tribunales especializados que sean sensibles a los traumas en todos los puntos críticos de violencia de género del país. Debemos ser agresivos para garantizar que establezcamos tribunales especializados con la tecnología necesaria para tratar estos asuntos de manera eficiente”.
Así las cosas, la celeridad y la tecnología han ido de la mano. Hoy, por ejemplo, un proceso por violencia de género en Kenia puede tardarse entre dos y tres meses, a comparación de los años que tardaba anteriormente. De otro lado, se ha adoptado la virtualidad en los procesos judiciales, disminuyendo la cancelación de las audiencias, y, como las mujeres tienen un menor acceso a internet, también instalaron entre 2021 y 2022 servicios de tecnología abiertos al público en 10 de las 20 sedes del Tribunal Supremo en todo el país.
La visión de los procesos está centrada en las víctimas, o sobrevivientes, como son llamadas por la justicia especializada. De hecho, según Koome la virtualidad es una herramienta para impulsar esa centralidad: las sobrevivientes no tienen que desplazarse largas distancias para atender a las audiencias, asumiendo esos costos, ni tienen que enfrentarse cara a cara con su agresor, lo que en muchos casos revive el trauma. Asimismo, las víctimas pueden pedir que la sentencia contra su agresor pueda suspendida si llegan a un acuerdo con él y, si no lo cumple, debe pagar la condena.
Además de Kenia, otros países de África como Zimbabue, Suráfrica y Namibia ya han implementado juzgados especializados en violencias de género. A su vez, en América y Europa hay experiencias similares: Guatemala, Argentina, España y Canadá también han adoptado estas medidas para judicializar a los agresores de las mujeres. Todas han enfrentado retos profundos, como formar a los funcionarios judiciales en un enfoque diferencial. El Gobierno colombiano ahora analiza estas experiencias, empezando por la keniana, pues a pesar de los retos podrían aliviar crímenes que, de otra manera, quedarían en la impunidad.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador
Esta semana, el Gobierno se reunió con representantes de la justicia de Kenia para conocer a fondo su experiencia con cortes especializadas en juzgar violencias contra las mujeres. Desde 2022, el país africano creó su Tribunal especializado para manejar casos de violencias basadas en género, que busca superar las brechas que tienen las mujeres para acceder a la justicia, a su vez que darles solución a las víctimas, ya que más que cárcel para el agresor, muchas mujeres buscan rehacer su proyecto de vida.
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La reunión se dio por petición de la vicepresidenta, Francia Márquez, quien en su visita oficial a África estuvo en el Tribunal de Kenia. A su regreso a Colombia, la también ministra de Igualdad le pidió al Ministerio de Justicia y a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer que miraran el ejemplo de esa nación africana como una posible medida para la emergencia nacional por violencias de género. Este estado de emergencia fue decretado con la firma del Plan de Desarrollo, dado que las cifras de violencia sexual, feminicidios y violencia intrafamiliar están desbordadas a lo largo del país.
El evento, que se hizo a puerta cerrada, lo instaló la consejera para la equidad de la mujer, Clemencia Carabalí, quien dijo: “(la experiencia de Kenia) nos invita a que nos atrevamos a proponerle al país, a la opinión pública así como a la justicia colombiana, la creación de una justicia especializada para la atención de las violencias contra las mujeres. Necesitamos jueces y juezas con mayores posibilidades de reducir estas brechas de acceso a la justicia”. Según la alta funcionaria, la creación de estos juzgados podría visibilizar más el problema y crear conciencia de su magnitud.
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Además, Carabalí señaló que tener jueces especializados en violencias de género, “nos permite agilizar los procesos judiciales, ya que podemos centrarnos exclusivamente en estos casos, lo que podría llevar a una mayor eficiencia en el proceso y enjuiciar a los perpetradores de manera más rápida”. La alta funcionaria explicó que Colombia ha firmado tratados internacionales que obligan al país a tomar medidas concretas para erradicar las violencias contra las mujeres y que, “sabemos que, a menudo, las mujeres encuentran barreras de acceso a la justicia, ya sea por discriminación, por estigmatización o por falta de sensibilización de las instituciones judiciales”.
Así las cosas, apoyados por la organización Women’s Link Worldwide, la dirección de Justicia Transicional del Ministerio de Justicia y la consejería presidencial, escucharon de voz de las funcionarias kenianas cómo funciona esta justicia especializada en su país, los retos que han tenido que enfrentar, así como los beneficios que ha traído. En concreto, las presentaciones estuvieron a cargo de la doctora Kizzie Shako, asesora de la presidenta del Tribunal Supremo de Kenia sobre Violencia Basada en Género.
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¿Cómo funcionan los juzgados de violencias de género en Kenia?
A pesar de que el país africano ha venido avanzando en leyes que protegen a las víctimas de violencias de género, las barreras para que las mujeres accedieran a la justicia persistían. Con esto en mente, en 2021, una vez asumió la presidencia del Tribunal Supremo, la magistrada Martha Koome inició un proceso de modernización que permitiera ampliar el acceso a la justicia a través de la tecnología y, al año siguiente, se creó la primera corte.
La magistrada Koome explicó así la idea y los problemas que habían identificado, en declaraciones que le dio este año a ONU Mujeres: “El mayor problema que hemos encontrado es el tiempo que lleva completar los casos. Ningún sobreviviente quiere acudir a los tribunales durante cinco años. Quieren olvidar, adaptarse y seguir con sus vidas. Por lo tanto, necesitamos tribunales especializados que sean sensibles a los traumas en todos los puntos críticos de violencia de género del país. Debemos ser agresivos para garantizar que establezcamos tribunales especializados con la tecnología necesaria para tratar estos asuntos de manera eficiente”.
Así las cosas, la celeridad y la tecnología han ido de la mano. Hoy, por ejemplo, un proceso por violencia de género en Kenia puede tardarse entre dos y tres meses, a comparación de los años que tardaba anteriormente. De otro lado, se ha adoptado la virtualidad en los procesos judiciales, disminuyendo la cancelación de las audiencias, y, como las mujeres tienen un menor acceso a internet, también instalaron entre 2021 y 2022 servicios de tecnología abiertos al público en 10 de las 20 sedes del Tribunal Supremo en todo el país.
La visión de los procesos está centrada en las víctimas, o sobrevivientes, como son llamadas por la justicia especializada. De hecho, según Koome la virtualidad es una herramienta para impulsar esa centralidad: las sobrevivientes no tienen que desplazarse largas distancias para atender a las audiencias, asumiendo esos costos, ni tienen que enfrentarse cara a cara con su agresor, lo que en muchos casos revive el trauma. Asimismo, las víctimas pueden pedir que la sentencia contra su agresor pueda suspendida si llegan a un acuerdo con él y, si no lo cumple, debe pagar la condena.
Además de Kenia, otros países de África como Zimbabue, Suráfrica y Namibia ya han implementado juzgados especializados en violencias de género. A su vez, en América y Europa hay experiencias similares: Guatemala, Argentina, España y Canadá también han adoptado estas medidas para judicializar a los agresores de las mujeres. Todas han enfrentado retos profundos, como formar a los funcionarios judiciales en un enfoque diferencial. El Gobierno colombiano ahora analiza estas experiencias, empezando por la keniana, pues a pesar de los retos podrían aliviar crímenes que, de otra manera, quedarían en la impunidad.
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