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Las redes sociales se han convertido en un mecanismo para hablar sobre una amplia variedad de temas. El derecho es uno de ellos, y a pesar de su complejidad en algunos términos, las redes son una herramienta para simplificar su lenguaje técnico. Ese es, precisamente, el reto que tiene Juan José Castro Muñoz, un abogado penalista y creador de contenidos, quien, con más de 75.000 seguidores en Instagram, le da la posibilidad a sus seguidores para hablar sobre temas jurídicos de una forma sencilla y de fácil entendimiento. En diálogo con El Espectador, Castro dio algunas luces sobre como las redes sociales son, a su vez, un mecanismo de acceso a la justicia.
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¿Por qué decidió tomar el camino de las redes sociales para hablar sobre derecho?
Como persona muy curiosa empecé a averiguar cuáles eran los medios y las formas de comunicación que se podían tener como abogado con la sociedad. Siempre he sido muy crítico de los congresos y los videos que hacían los abogados antes porque se trataba de hacer creer que lo relevante es posicionarse entre los mismos abogados, y eso no es así. La mejor forma es entender que las redes sociales no son el futuro de nada, son el presente de las cosas y es el mecanismo en el que políticos, medios de comunicación y ahora abogados utilizan para comunicarse con la gente. Y además que es una forma más franca, más rápida, más eficiente y más honesta en la que uno puede enviar un mensaje.
Hoy las redes dan la posibilidad de consumir cosas que aporten y, por supuesto, el derecho no estaba ajeno a eso. También llego a las redes a raíz de mi experiencia como abogado y de las conclusiones de mi tesis de maestría, donde, en pocas palabras, la hipótesis que planteo es que la justicia, como rama del poder público, hace poco o nada para explicar el derecho. A los abogados nos enseñan a pensar, a escribir y a hablar de una forma compleja. Y me di cuenta que lastimosamente entre la sociedad, la rama judicial y el Estado hay una brecha gigantesca que es la complejidad del lenguaje del derecho.
Uno ve que las sentencias son imposibles de comprender, ves los decretos y todo está redactado de una manera tan compleja que lastimosamente los que tenemos el monopolio del lenguaje jurídico, que somos los abogados, somos los únicos que nos hicimos indispensables para entender eso, mientras la gran mayoría de problemas de las personas se podrían solucionar sin que tenga que mediar un abogado. Nosotros debemos estar solamente para lo indispensable. Todo se engloba en un concepto que yo denomino “el derecho es para la gente”, porque finalmente entendí que una de las mejores maneras que tengo para aportarle a la sociedad es empoderándola con sus derechos.
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Hablemos de ese concepto, que además se ha convertido en un hashtag en sus redes sociales. ¿De qué se trata #ElDerechoEsParaLaGente? ¿A cuántas personas ha logrado impactar con ese mensaje?
Es una frase que nace durante la pandemia en la sala de mi casa. Ahí nace un concepto que se ha ido moldeando durante estos tres años. Con #ElDerechoEsParaLaGente hemos llegado a 70 millones de usos, algo absolutamente impensable desde la visión que tenía yo antes del derecho: ortodoxa, muy clásica, basada en los purismos, en mantener el lenguaje impoluto, y que solo lo puedan entrar a usar las personas dignas de eso; yo uso estas figuras retóricas pero es que de esa manera se entienden mejor.
Después de estos tres años pude construir una cuenta en Instagram fuerte, ya somos más de 75.000 seguidores. Por ahí me llegó un mensaje de una niña de 15 años que me había estado pidiendo consejos porque dentro de su núcleo familiar estaba su abusador y después de haberla ayudado durante seis meses, indicándole y llevándola por los caminos de la denuncia y tratando de ayudarle a superar todos esos obstáculos que les pone la justicia a las personas, más a las mujeres, y más a las niñas, porque incluso su propia familia le estaba tratando de normalizar escenarios de abuso sexual, me dijo: “doctor le quiero contar que hoy capturaron al abusador, a mi tío, y que después de muchas discusiones mi familia entendió que eso era algo que estaba sucediendo y que estaba mal y yo solo quiero agradecerle con eso”. Eso lo paga todo.
Este es un ejemplo de cómo las redes pueden ser un mecanismo de acceso a la justicia...
Sí, por supuesto. Estoy absolutamente convencido de que los abogados no tenemos que ser indispensables para todo, sino realmente para lo que la sociedad nos debe necesitar: entrar en las particularidades profundas del derecho. Por ejemplo el tema del pelo de los muchachos. Siguen existiendo entidades, colegios y universidades en donde los sancionan por el largo del pelo, por sus tatuajes, por sus piercings, y cuando tú les entregas la interpretación de la Corte Constitucional ves que no los pueden sancionar.
Es tan básico como entender que las reglas del partido de fútbol están planteadas antes del partido y tu encuentras que los colegios y las universidades les dicen a los padres que igual ellos firmaron un manual de convivencia y que ese manual de convivencia prima. No viejo, perdóname, está la Constitución primero. Fuera de lugar es fuera de lugar, en la Constitución está definido qué es fuera de lugar. Si tu vas a jugar el partido, que es vivir en la sociedad colombiana, tu tienes que saber igual que fuera de juego es fuera de juego, tienes que ajustarte a esas reglas. Ese finalmente es el mensaje.
Entonces, si el colegio viene sancionarlo y no va a permitir que se gradúe por el hecho de tener el pelo pintado de azul, pues yo les digo: esta es la manera en la que puedes acceder a la justicia a través de la tutela. También en vías de atención, por ejemplo, en casos de violencia de género, de violencia intrafamiliar, de violencia sexual. Dentro de mis más grandes ambiciones he querido plantear una revolución en el derecho, incluso una revolución puede plantearse de una manera tan sencilla que es simplemente que podamos enseñarle a nuestros abogados a hablar, a expresarse y a escribir de una manera mucho más sencilla para que las personas no tengan esas barreras de acceso a la justicia.
¿Cómo el lenguaje técnico del derecho simplificado puede ser también un canal de acceso a la justicia?
El lenguaje escrito u oral es la principal limitante. Cuando se habla de los abogados hay un común denominador y es que las personas tienen que ajustarse al jurista y al derecho. Cuando hablamos de abogados no hablamos solo del litigantes, sino que estamos hablando del fiscal, estamos hablando del juez y estamos hablando del conciliador. Estamos hablando de muchos funcionarios públicos: de ministros, de toda la cantidad de abogados que ocupan cargos públicos y que, finalmente, el Estado tiene que estar al servicio de la gente y, por ende, la forma en la que el Estado, la administración y la justicia se expresa es a través del derecho también.
Y cómo vamos a poder pretender tener un buen acto de comunicación en nuestra forma ―que es el derecho― si es tremendamente complejo y nosotros nos sentimos completamente cómodos porque durante todo este tiempo ha sido la sociedad la que ha tenido que adaptarse a nosotros. Yo simplemente quiero plantear un mensaje donde les decimos: nosotros nos tenemos que adaptar a la sociedad, nosotros tenemos que ajustar nuestro lenguaje al usuario, al cliente, a la persona que tiene una expectativa de justicia.
En 2021, el resultado del estudio de necesidades jurídicas que realizó el DANE, junto con el Ministero de Justicia y el DNP encontró que el 43% de las necesidades jurídicas se atendieron por instituciones públicas y privadas. ¿Cree que las redes sociales pueden ser una alternativa que ayude a resolver estos problemas?
Por supuesto que sí. La red social, al igual que la prensa, la televisión y la radio, son medios de comunicación y las redes tienen una gran particularidad: no tiene tantos intermediarios para que se pueda entregar un mensaje directamente y dentro de esa misma encuesta que usted cita se puede dar cuenta que la mayor insatisfacción ante la justicia son temas muy básicos, temas que podrían explicarse de mejor manera con un video, en la medida en la que uno entienda que estos mensajes en derecho deben entregarlos con un lenguaje que la gente lo pueda entender.
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¿A qué barreras se ha enfrentado en las redes sociales a la hora de transmitir estos mensajes?
Las barreras principales son totalmente personales: los miedos, el pánico escénico, que te cuestionen. También miedo a que te juzguen porque uno no se presenta de cierta forma. Yo entendí, por ejemplo, que la vestimenta era una forma más de poner una barrera entre la sociedad y yo y el mensaje que quiero hacer llegar. A mí me encantan las cachuchas y las uso en mis videos para hablar de todos estos temas. Quiero que se entienda que una persona puede ponerse un hoodie y hablar de derecho sin problema.
También a veces, a la gente que no le gusta lo que haces, se convierte en haters. Personas que lastimosamente tratan de verter sus frustraciones con comentarios con groserías, con ataques y amenazas. Hace poco, cuando estábamos opinando sobre el secuestro del papá de Luis Díaz y sobre todo este flagelo que está pasando en este momento en este país, donde estamos reviviendo tal vez las etapas más oscuras sobre ese tema, me dijeron incluso que me iban a secuestrar a mi y a mi familia. Todo obedece a un escenario social muy descompuesto y muy polarizado, donde muchas veces la gente busca destruir socialmente a los demás si no están de acuerdo.
Usted también dirige una firma especializada en derecho penal, Castro Muñoz Abogados. ¿Ha pensado articular las redes sociales con su oficina?
Sí, sin duda alguna. Ya lo hemos venido haciendo, hemos tenidos ejercicios interesantes y ya tenemos nuestra cuenta de Instagram. Desde la perspectiva empresarial y de mercadeo hoy por hoy es casi obligatorio que si te quieres proyectar y mostrar una firma moderna y que esté en las dinámicas sociales, tiene que estar presente en las redes.
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