“Los empresarios tienen mucho por contribuir a la justicia”: dir. de Propacífico
María Isabel Ulloa, directora de Propacífico, destacó el papel de las empresas como actores cruciales en la solución de conflictos. Aunque este proceso se ha dado en Cali, la directiva aseguró que se puede extender “hacia todos los rincones del país”.
Evitar que los conflictos escalen. Ese es el principal objetivo que se han trazado varios empresarios que han invertido para mejorar la calidad del acceso a la justicia en el Valle del Cauca. En entrevista con El Espectador, María Isabel Ulloa, directora de Propacífico, organización que reúne a más de 40 empresas, explicó la experiencia que ha tenido ese gremio desde Compromiso Valle. Se trata de una iniciativa que nació tras el Paro Nacional de 2021 y que ha impactado a más de 37.000 personas con recursos de más de 160 empresas, un claro ejemplo de lo que es contribuir a la justicia.
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Desde el nacimiento de Compromiso Valle, iniciativa liderada por Propacífico, a raíz del Paro Nacional de 2021, ¿Cuáles han sido los motivos para invertir en justicia?
Compromiso Valle nace, efectivamente, durante el estallido social. Para ese momento vivíamos un gran conflicto en nuestra ciudad y departamento. La iniciativa comienza con algo que a veces suena sencillo, pero es lo más difícil: el diálogo, que es lo que más motiva. A partir de ese punto, los empresarios y los jóvenes que estaban en las calles, que pensaban que no tenían nada que ver los unos con los otros, quitaron esos prejuicios y decidieron sentarse a hablar. Ahí arrancó un proceso de entendimiento de ambos lados; los empresarios se pusieron los tenis para entender y dialogar, así como muchos jóvenes que se quitaron un montón de prejuicios sobre qué era ser empresario, sobre quiénes eran esos “ricos” y, desde ahí, empezamos a construir de la mano con fundaciones y programas que ya estaban en el territorio.
¿Cómo cuáles?
La Fundación Alvaralice, por ejemplo, a través del programa Abriendo Caminos. Ahí empezamos a ver una solución de conflictos importante, de barrio principalmente. Algo que hemos aprendido en estos dos años de trabajo es que cuando uno ve los datos de homicidio, en Cali más que todo, piensa que se asocian a temas de narcotráfico o grandes bandas criminales. Pero realmente no es así. En Cali los jóvenes se matan por cosas muy sencillas: porque uno miró mal al otro; porque hubo un robo; por líos de pandillas de años atrás. A través de este programa se han ido resolviendo casos en barrios de Cali, Buenaventura y Palmira, con mucho éxito.
Eafit y Usaid lanzaron un informe de retorno de inversión en justicia, en el que exponen algunos efectos de que el sector privado se involucre en la resolución de conflictos ¿Cómo ha sido su experiencia?
Hay niveles. Uno que son los institucionales como las Casas de Justicia, los centros de arbitraje de las cámaras de comercio y los jueces. En Colombia la justicia es un bien preciado que no le llega a todo el mundo pero en el tema institucional ahí vamos, poco a poco. Compromiso Valle busca desde lo comunitario y social, desde las bases vivas, evitar llegar al árbitro, al juez o a la Casa de Justicia para resolver los conflictos. Entonces, ¿cómo hemos ido avanzando desde Compromiso Valle? Desde el sector empresarial, desde los jóvenes y comunidades, hemos tratado de contribuir a la solución de varios conflictos para que estos no escalen.
Lo importante también en este punto es demostrar que los empresarios tienen mucho por contribuir a la justicia. Muchas veces cuando se le nombra al empresariado la palabra justicia deciden apartarse porque creen que es solo competencia del Estado y cuando llega Compromiso Valle, en un momento de crisis, y se dan cuenta cómo si están contribuyendo a la justicia, entienden que sí tienen cosas por hacer por este derecho y participar.
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Teniendo en cuenta esa experiencia, ¿ve viable que otras empresas o fundaciones puedan invertir para fortalecer el acceso a la justicia?
Bastante. Si me preguntan qué es lo bueno de Compromiso Valle podría decir que los números son importantes, pero han sido empresarios que decidieron tomar el toro por los cuernos y hacer parte de esta conversación y adentrarse a ser parte de la solución.
¿Podría extenderse a nivel nacional?
Debería, por el bien de nuestro país. A los empresarios hay que decirles que en Cali fue donde más se sintió el estallido social, las manifestaciones, los bloqueos. Pero los problemas sociales, la falta de acceso a la justicia y los conflictos están en todos los rincones de Colombia. Y, si los empresarios y los jóvenes no se dan cuenta que hay que sentarse desde la unión para dialogar, vamos a tener conflictos siempre.
¿Qué casos particulares recuerda?
Hay muchos casos. Recuerdo uno en particular. El de Arely Riascos, una joven que a pesar de su corta edad ya tiene hijos y hoy está empleada en Carvajal Educación como auxiliar de bodega. Ella cuenta lo que en su experiencia ha sido tener un empleo formal, teniendo en cuenta que antes, en la informalidad, tenía que ir a las calles a vender dulces con sus hijos. De hecho, cuenta que varias veces recibía insultos durante ese ejercicio, le decían que era una “mala mamá” porque estaba en la calle con sus hijos, pero lo que estaba haciendo era buscar recursos porque nunca había tenido una oportunidad.
Hoy en día está ahorrando para una casa y tiene la tranquilidad de tener un empleo y un salario, que tiene, además, descansos los fines de semana para estar con su familia. Esa es realmente la labor de Compromiso Valle, otorgar herramientas para generar oportunidades y así evitar conflictos de cualquier tipo, pues, la idea en general, es no tener que acudir a los centros de justicia precisamente porque esas violencias fueron frenadas con oportunidades.
Hay otros casos donde se ha trabajado con miembros de las barras bravas de equipos de fútbol. Muchas veces se cree que ellos solo son barristas que se matan por un escudo, pero también hay líderes ahí adentro que están ejerciendo labores muy positivas para solucionar conflictos por medio del barrismo social. Esto es solo por destacar unos casos, porque son muchísimos.
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¿Cuál cree que es el origen de estos conflictos?
Es muy importante reconocer como país que la no solución de los conflictos es también por la falta de educación. Esas dinámicas de solución de conflictos se siembran en los niños desde la educación de primera infancia, algo que no se da muchas veces porque no hay educación de calidad.
¿Cómo cree que se puede atacar la ausencia de educación, que está en la raíz de la mayoría de conflictos?
Cuando nace Compromiso Valle ya teníamos un problema puntual y es que los jóvenes ya tenían entre 18 años en adelante. Es decir, atacar el problema de falta de educación en ese punto ya no era viable porque ese tren ya se había ido, ya les habíamos incumplido como sociedad a esos jóvenes. Por eso, a través de procesos psicosociales, les damos herramientas para subsanar lo que no se les dio cuando eran pequeños. Aplicamos una educación y formación para el trabajo para que puedan tener empleos o emprendimientos, que al final es lo que queremos. Buscamos que las personas tengan una generación de recursos para que no caigan en las pandillas que, por lo general, eso sucede por la falta de oportunidades y así evitar que se generen nuevos conflictos. Al final es una inversión para prevenir que la violencia y los conflictos lleguen más lejos.
¿Sabe qué es la justicia centrada en las personas? Visite Justicia Inclusiva de El Espectador
Evitar que los conflictos escalen. Ese es el principal objetivo que se han trazado varios empresarios que han invertido para mejorar la calidad del acceso a la justicia en el Valle del Cauca. En entrevista con El Espectador, María Isabel Ulloa, directora de Propacífico, organización que reúne a más de 40 empresas, explicó la experiencia que ha tenido ese gremio desde Compromiso Valle. Se trata de una iniciativa que nació tras el Paro Nacional de 2021 y que ha impactado a más de 37.000 personas con recursos de más de 160 empresas, un claro ejemplo de lo que es contribuir a la justicia.
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Desde el nacimiento de Compromiso Valle, iniciativa liderada por Propacífico, a raíz del Paro Nacional de 2021, ¿Cuáles han sido los motivos para invertir en justicia?
Compromiso Valle nace, efectivamente, durante el estallido social. Para ese momento vivíamos un gran conflicto en nuestra ciudad y departamento. La iniciativa comienza con algo que a veces suena sencillo, pero es lo más difícil: el diálogo, que es lo que más motiva. A partir de ese punto, los empresarios y los jóvenes que estaban en las calles, que pensaban que no tenían nada que ver los unos con los otros, quitaron esos prejuicios y decidieron sentarse a hablar. Ahí arrancó un proceso de entendimiento de ambos lados; los empresarios se pusieron los tenis para entender y dialogar, así como muchos jóvenes que se quitaron un montón de prejuicios sobre qué era ser empresario, sobre quiénes eran esos “ricos” y, desde ahí, empezamos a construir de la mano con fundaciones y programas que ya estaban en el territorio.
¿Cómo cuáles?
La Fundación Alvaralice, por ejemplo, a través del programa Abriendo Caminos. Ahí empezamos a ver una solución de conflictos importante, de barrio principalmente. Algo que hemos aprendido en estos dos años de trabajo es que cuando uno ve los datos de homicidio, en Cali más que todo, piensa que se asocian a temas de narcotráfico o grandes bandas criminales. Pero realmente no es así. En Cali los jóvenes se matan por cosas muy sencillas: porque uno miró mal al otro; porque hubo un robo; por líos de pandillas de años atrás. A través de este programa se han ido resolviendo casos en barrios de Cali, Buenaventura y Palmira, con mucho éxito.
Eafit y Usaid lanzaron un informe de retorno de inversión en justicia, en el que exponen algunos efectos de que el sector privado se involucre en la resolución de conflictos ¿Cómo ha sido su experiencia?
Hay niveles. Uno que son los institucionales como las Casas de Justicia, los centros de arbitraje de las cámaras de comercio y los jueces. En Colombia la justicia es un bien preciado que no le llega a todo el mundo pero en el tema institucional ahí vamos, poco a poco. Compromiso Valle busca desde lo comunitario y social, desde las bases vivas, evitar llegar al árbitro, al juez o a la Casa de Justicia para resolver los conflictos. Entonces, ¿cómo hemos ido avanzando desde Compromiso Valle? Desde el sector empresarial, desde los jóvenes y comunidades, hemos tratado de contribuir a la solución de varios conflictos para que estos no escalen.
Lo importante también en este punto es demostrar que los empresarios tienen mucho por contribuir a la justicia. Muchas veces cuando se le nombra al empresariado la palabra justicia deciden apartarse porque creen que es solo competencia del Estado y cuando llega Compromiso Valle, en un momento de crisis, y se dan cuenta cómo si están contribuyendo a la justicia, entienden que sí tienen cosas por hacer por este derecho y participar.
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Teniendo en cuenta esa experiencia, ¿ve viable que otras empresas o fundaciones puedan invertir para fortalecer el acceso a la justicia?
Bastante. Si me preguntan qué es lo bueno de Compromiso Valle podría decir que los números son importantes, pero han sido empresarios que decidieron tomar el toro por los cuernos y hacer parte de esta conversación y adentrarse a ser parte de la solución.
¿Podría extenderse a nivel nacional?
Debería, por el bien de nuestro país. A los empresarios hay que decirles que en Cali fue donde más se sintió el estallido social, las manifestaciones, los bloqueos. Pero los problemas sociales, la falta de acceso a la justicia y los conflictos están en todos los rincones de Colombia. Y, si los empresarios y los jóvenes no se dan cuenta que hay que sentarse desde la unión para dialogar, vamos a tener conflictos siempre.
¿Qué casos particulares recuerda?
Hay muchos casos. Recuerdo uno en particular. El de Arely Riascos, una joven que a pesar de su corta edad ya tiene hijos y hoy está empleada en Carvajal Educación como auxiliar de bodega. Ella cuenta lo que en su experiencia ha sido tener un empleo formal, teniendo en cuenta que antes, en la informalidad, tenía que ir a las calles a vender dulces con sus hijos. De hecho, cuenta que varias veces recibía insultos durante ese ejercicio, le decían que era una “mala mamá” porque estaba en la calle con sus hijos, pero lo que estaba haciendo era buscar recursos porque nunca había tenido una oportunidad.
Hoy en día está ahorrando para una casa y tiene la tranquilidad de tener un empleo y un salario, que tiene, además, descansos los fines de semana para estar con su familia. Esa es realmente la labor de Compromiso Valle, otorgar herramientas para generar oportunidades y así evitar conflictos de cualquier tipo, pues, la idea en general, es no tener que acudir a los centros de justicia precisamente porque esas violencias fueron frenadas con oportunidades.
Hay otros casos donde se ha trabajado con miembros de las barras bravas de equipos de fútbol. Muchas veces se cree que ellos solo son barristas que se matan por un escudo, pero también hay líderes ahí adentro que están ejerciendo labores muy positivas para solucionar conflictos por medio del barrismo social. Esto es solo por destacar unos casos, porque son muchísimos.
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¿Cuál cree que es el origen de estos conflictos?
Es muy importante reconocer como país que la no solución de los conflictos es también por la falta de educación. Esas dinámicas de solución de conflictos se siembran en los niños desde la educación de primera infancia, algo que no se da muchas veces porque no hay educación de calidad.
¿Cómo cree que se puede atacar la ausencia de educación, que está en la raíz de la mayoría de conflictos?
Cuando nace Compromiso Valle ya teníamos un problema puntual y es que los jóvenes ya tenían entre 18 años en adelante. Es decir, atacar el problema de falta de educación en ese punto ya no era viable porque ese tren ya se había ido, ya les habíamos incumplido como sociedad a esos jóvenes. Por eso, a través de procesos psicosociales, les damos herramientas para subsanar lo que no se les dio cuando eran pequeños. Aplicamos una educación y formación para el trabajo para que puedan tener empleos o emprendimientos, que al final es lo que queremos. Buscamos que las personas tengan una generación de recursos para que no caigan en las pandillas que, por lo general, eso sucede por la falta de oportunidades y así evitar que se generen nuevos conflictos. Al final es una inversión para prevenir que la violencia y los conflictos lleguen más lejos.
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