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La herencia del diálogo: otra forma de acceder a la justicia

Dos padres nacidos a mediados del siglo pasado inculcaron en sus hijos una lección invaluable: incluso los conflictos más complejos pueden resolverse a través del diálogo y el perdón.

18 de noviembre de 2024 - 10:17 p. m.
Por dos generaciones la familia García le ha apostado a la conciliación y el diálogo en Colombia.
Por dos generaciones la familia García le ha apostado a la conciliación y el diálogo en Colombia.
Foto: Cortesía
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La mejor herencia que Amelia Perdomo y Arcesio García pudieron darle a sus hijos fue la enseñanza de solucionar sus conflictos con diálogo y en paz. Luego de toda una vida en que le apostaron al diálogo, hoy dejaron en sus hijos un legado. Incluso, una de sus hijas, María Mercedes, está a cargo de una Fundación que se dedica precisamente a esto: ofrecer justicia a través del diálogo y el perdón.

Esos valores, combinados con una década de trabajo en resolución pacífica de conflictos, las enseñanzas de una madre sobre el poder femenino y una experiencia personal de violencia de género, inspiraron a María Mercedes García Perdomo a fundar la Fundación Amelia Perdomo de García (APG), Paz & Reconciliación. Este emprendimiento femenino se convirtió en el primer centro de conciliación, arbitraje y amigable composición de Colombia, que ofrece una alternativa eficaz al sistema judicial formal con un enfoque de género e inclusión.

Gracias al apoyo de la cooperación internacional, especialmente de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), APG ha logrado también llegar a la vida de las personas que históricamente vieron piedras en el camino para acceder a justicia, como mujeres, comunidad LGBTIQ+, población en condición de discapacidad o también grupos étnicos. Es así que la Fundación APG ha colaborado en proyectos enfocados en la justicia y la paz en el país, centrándose en ofrecer diplomados y programas de formación en conciliación y resolución de conflictos, promoviendo el empoderamiento y la participación de la comunidad en procesos de justicia accesibles y eficaces.

Cimentando la historia

Amelia Perdomo de García y Arcesio García, padres de María Mercedes, experimentaron los efectos del desplazamiento forzado y la violencia en Colombia. La construcción de la hidroeléctrica de Betania obligó a Arcesio a vender sus tierras en Yaguará, Huila. Por su parte, Amelia, sus padres y sus hermanos fueron desplazados por la Violencia en Íquira, Huila. A pesar de estas adversidades, inculcaron en sus hijos la importancia del perdón, el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos.

Inspirada por estas enseñanzas, María Mercedes, con el apoyo de sus hermanos, fundó la Fundación APG, que hoy es pionera en acercar la justicia, a través de la conciliación y la mediación a los colombianos.

En 2022, con el lema “Amor, Poder & Género” , APG fue oficialmente creada en honor a sus padres. Desde entonces, ha trabajado para transformar la cultura de la litigiosidad en Colombia, promoviendo mecanismos de resolución pacífica que son más accesibles y eficaces que los largos procesos judiciales. Uno de esos pilares fueron los conocidos Métodos de Resolución de Conflictos.

Los Mecanismos de Resolución de Conflictos (MRC) son herramientas que, aunque relativamente nuevas en Colombia, han demostrado ser fundamentales para la resolución de disputas legales y sociales sin la necesidad de recurrir a los procesos judiciales tradicionales. Estos mecanismos, implementados en el país desde hace más de dos décadas, ofrecen un enfoque alternativo, más rápido y menos costoso, permitiendo que los conflictos se resuelvan en meses, mientras que en los tribunales los casos pueden tardar entre dos y cuatro años.

Según cifras del Ministerio de Justicia, los MRC han permitido resolver más de medio millón de disputas en los últimos cinco años, aliviando de manera significativa la congestión del sistema judicial. En este proceso, la Fundación APG ha jugado un papel fundamental, especialmente al capacitar a líderes y autoridades locales en justicia restaurativa y mediación, en municipios y departamentos clave como Tumaco, Putumayo y Santander de Quilichao.

Con al respaldo de USAID, APG ha logrado expandir su impacto. La Fundación ha formado a 150 funcionarios de casas de justicia y centros de convivencia ciudadana, 300 mediadores escolares, 60 mediadoras comunitarias y familiares, 320 personas en programas de justicia restaurativa y 95 profesionales en conciliación en Derecho, entre otros programas. Más de 2.000 personas han participado en los programas sociales y formativos de la Fundación. Además, ha atendido 156 casos de conciliación. Su enfoque integral y comunitario no solo ha consolidado su impacto en Colombia, sino que también ha inspirado modelos replicables en la región, destacándose como una organización líder en la transformación social y la promoción de la paz.

La importancia de articular

Aunque la mediación y los Mecanismos de Resolución de Conflictos no son muy conocidos o utilizados, María Mercedes recuerda que ha sido a través de esas herramientas que se ha llegado a impactar la vida de los colombianos en varios territorios. En los pocos años que lleva la Fundación APG, ya ha logrado expandir sus centros de conciliación, mediación, arbitraje y amigable composición, vigilados por el Ministerio de Justicia y del Derecho, a las ciudades de Bogotá, Barranquilla y Puerto Colombia (Atlántico).

“La justicia formal debe complementarse con herramientas de justicia no formal lideradas por comunidades y organizaciones sin ánimo de lucro. Esto permite empoderar a los ciudadanos y transformar la cultura de la violencia en resolución pacífica de conflictos”, afirma María Mercedes García.

A través de estos esfuerzos, APG no solo ha promovido la resolución eficiente y económica de disputas, sino que también ha contribuido a construir una cultura de paz en un país marcado por décadas de conflicto armado.

“La justicia no proviene únicamente de la Rama Judicial o del Estado. Es muy importante ver la coordinación entre la sociedad civil para poder ofrecer justicia. El protagonismo debe tenerlo no solo el fortalecimiento de la justicia formal, sino también las comunidades y las entidades sin ánimo de lucro para empoderar los ciudadanos y transformar la cultura con el diálogo”, comenta María Mercedes. De esta manera, estos esfuerzos han fortalecido la capacidad de líderes y ciudadanos para mediar y resolver conflictos pacíficamente, contribuyendo a la transformación social.

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