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Algunos de los familiares dicen que lo vieron por última vez cuando salió de su residencia en Curillo (Caquetá) para trabajar en el arreglo de unas mesas de billar. Que el señor viajó hasta Florencia, la capital del departamento, para hacer algunas compras. Luego hay dos versiones: la primera, es que quizá, habría tomado la carretera de regreso, pero hizo una parada en Belén de los Andaquíes; la segunda, que más tarde lo vieron esperar el bus en San José de Fragua.
Sin respuestas claras, su hijo lo buscó en Belén. Allí, los habitantes afirmaron que miembros de un grupo armado ilegal se lo habrían llevado. Su esposa y sus hermanas también averiguaron sobre su paradero. El hombre nunca volvió a casa. Pero no había respuestas. El conflicto armado azotaba la región y la familia tenía angustia en medio de un contexto tan violento. Hasta que, en 2004, su esposa denunció por primera vez. En ese momento, el Grupo interno de trabajo de búsqueda, identificación y entrega de personas desaparecidas (GRUBE) de la Fiscalía inició trabajos para encontrarlo.
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Según información de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), para ese entonces, uno de los ocho brazos paramilitares del Bloque Central Bolívar, el denominado Frente Sur Andaquíes, ya se había extendido por 12 de los 16 municipios de Caquetá e instalado una de sus bases de mando en la vía que conecta a Albania con Curillo.
Las versiones libres de Carlos Mario Jimenez, alias ‘Macaco’, máximo líder paramilitar del Bloque Central Bolívar, y de comandantes del Frente Sur Andaquíes ante los tribunales aportaron la información inicial que permitió al GRUBE definir que el cuerpo del hombre estaría ubicado en una vereda de Albania. Hasta el momento de su desaparición, él nunca había tenido amenazas de ningún tipo.
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En el contexto de la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia y la aplicación de la Ley de Justicia y Paz en 2005, el cuerpo de César fue recuperado en 2008. Sin embargo, la falta de identificación genética impidió que los familiares recibieran noticias sobre su paradero hasta 2021. Una de sus hijas se enteró de la existencia de la Unidad de Búsqueda y solicitó ayuda. Tras la identificación, la UBPD y la Fiscalía colaboraron para realizar una entrega digna del cuerpo en Florencia el pasado 13 de febrero.
Durante la entrega, en la que se llevó a cabo una misa y un acto fúnebre, los familiares escucharon la narración de lo sucedido por parte de expertos forenses que participaron en la búsqueda. “Muy contenta de poder encontrar los restos de mi marido. Hace mucho tiempo lo estábamos buscando, decíamos que ya no íbamos a encontrarlo por tanta demora. Pero ya se hizo justicia”, expresó la esposa del hombre, y añadió: “Lo hacíamos por perdido. Sin embargo, de mente, de pensar, nunca perdimos las ilusiones de que algún día lo íbamos a encontrar”.
En este caso, la articulación institucional logró dar respuesta a la familia que por más de dos décadas buscó a ese esposo, a ese padre, a ese hermano. Actualmente, en Caquetá hay aproximadamente 4.445 personas desaparecidas, de acuerdo con los últimos datos registrados por la UBPD. Miles de familias que esperan encontrar a sus familiares. En palabras de la hija del hombre entregado: “Uno descansa al tener los restos, pero no descansa del dolor que le causaron a uno, que es muy fuerte”.
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