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Arveja, la legumbre que no puede faltar en su huerta

El cultivo de la arveja, desde la siembra hasta la cosecha, requiere de ciertos cuidados para obtener un buen rendimiento.

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27 de junio de 2024 - 10:00 p. m.
La producción de arvejas genera empleo en diversas etapas de la cadena de valor, desde la siembra y cosecha hasta la clasificación, empaque y transporte.
La producción de arvejas genera empleo en diversas etapas de la cadena de valor, desde la siembra y cosecha hasta la clasificación, empaque y transporte.
Foto: NewWorldPics

La arveja, esa pequeña joya verde que adorna nuestros platos, es mucho más que un simple acompañamiento. Ha sido testigo de la historia de la humanidad y es un aliado nutricional que ha atravesado milenios y continentes para llegar a nuestras mesas.

Conocida científicamente como Pisum sativum y perteneciente a la familia Fabaceae, la arveja o guisante es una de las plantas cultivadas más antiguas del mundo. Hallazgos arqueológicos en Tailandia, Irak y Suiza, datados entre 10,000 y 3,000 años antes de Cristo, atestiguan su temprana domesticación y su importancia en diversas culturas antiguas. Estas plantas herbáceas anuales pueden ser trepadoras o semi-trepadoras, utilizando zarcillos para sostenerse en otras plantas o estructuras.

Para cultivar esta planta debe conocerla bien, pues posee un sistema radicular que le permite acceder a nutrientes y agua en capas más profundas del suelo, de hecho sus raíces tienen nódulos que albergan bacterias fijadoras de nitrógeno, beneficiando al suelo al mejorar su fertilidad. Los tallos de la arveja son generalmente delgados y huecos, y pueden ser rectos o enderezarse dependiendo de la variedad. Las hojas son compuestas y pinnadas y suelen tener zarcillos en la punta que les ayudan a trepar. Estas características hacen de la arveja una planta versátil y valiosa tanto en la agricultura antigua como en la moderna.

En la actualidad, la arveja se ha ganado un lugar de honor en la agricultura mundial. Es la tercera legumbre más producida globalmente, solo superada por las lentejas y los garbanzos. Su versatilidad y valor nutricional la han convertido en un cultivo estratégico para la seguridad alimentaria mundial. De hecho, en Colombia, según la investigación del año 2022 “La arveja: Investigación y Tecnología en el Sur de Colombia” de la Universidad Antonio Nariño esta ha adquirido una relevancia particular, posicionándose como el segundo cultivo más importante después del frijol.

“Las arvejas presentan una diversidad fascinante, con variedades que difieren en tamaño, color, sabor y textura. Esta diversidad las hace versátiles en la cocina, adaptándose a una amplia gama de platos”, dice Germán Alfonso Castro Pinto, docente de Ingeniería Ambiental en la Universidad ECCI.

Entre las que el docente menciona están:

  • Arveja común o guisante de jardín (Pisum sativum): Son de tamaño mediano, con vainas que contienen entre 6 y 9 semillas, las cuales pueden ser de color verde o en tonos amarillos. Su sabor es dulce y suave, con una textura tierna cuando están frescas, volviéndose menos firmes al secarse.
  • Arveja de ojos negros o caupí (Vigna unguiculata): Pequeña y estrecha, es generalmente más pequeña que el guisante de jardín. Sus semillas son de color crema con un característico “ojo negro”. Su sabor es ligeramente terroso y su textura se vuelve cremosa después de la cocción.
  • Arveja de campo o guisante proteaginoso: Se caracteriza por tener vainas planas y anchas que contienen entre 4 y 6 semillas pequeñas de color verde. Su sabor es dulce y fresco, con una textura muy tierna. A diferencia de otras variedades, toda la vaina se consume, ofreciendo una experiencia culinaria completa y sabrosa.
  • Arveja china o nieve (Pisum sativum macrocarpon): Presenta vainas largas y planas que pueden alcanzar hasta 10 centímetros de longitud y contienen entre 4 y 8 semillas. De color completamente verde, estas vainas tienen un sabor dulce, con una textura crujiente que las hace muy apreciadas en la cocina. Similar a la arveja de campo, toda la vaina es comestible, ofreciendo un bocado nutritivo y sabroso en diversas preparaciones culinarias.
  • Arveja amarilla (Pisum sativum macrocarpon): De tamaño similar a la arveja verde, esta se distingue por su color blanco-amarillo, sin embargo, su sabor es menos dulce que su antecesora. Tiene un característico toque a nuez que le añade un matiz distintivo.

Esta planta puede cultivarse con éxito en huertas caseras ofreciendo una oportunidad para que los jardineros urbanos disfruten de este nutritivo vegetal. Sin embargo, es importante tener en cuenta algunas consideraciones:

  • Facilidad de cuidado: en general, las arvejas son plantas relativamente fáciles de cuidar, pero al estar en espacios reducidos son más propensas a enfermedades y plagas, así como problemas por encharcamiento, por ello requieren un cuidado mucho más exigente para que pueda cosecharla.
  • Espacio requerido: las arvejas tienden a expandirse considerablemente, por lo que necesitan un buen espacio para crecer.
  • Contenedores: utilice macetas o jardineras de al menos 20 cm de profundidad. Para variedades trepadoras, considere contenedores más grandes o un espacio grande en su huerta.
  • Poda y mantenimiento: pode regularmente para controlar el crecimiento excesivo, ya que puede llegar a invadir el espacio de otras plantas y convertirse en maleza. Además, asegúrese de tener una buena circulación de aire para prevenir enfermedades fúngicas.

Otros cuidados para cultivos o huertas grandes son:

¿Cómo cultivar la arveja?

“Estas legumbres son plantas notablemente versátiles, capaces de adaptarse a una variedad de climas y condiciones del suelo. Su capacidad de adaptación las convierte en un cultivo valioso para diversas regiones agrícolas, pues contribuye significativamente a la diversificación de cosecha en Colombia, ayudando a los agricultores a reducir los riesgos asociados con la dependencia de un solo tipo de cultivo, además es una fuente importante de ingresos para muchos pequeños y medianos agricultores en Colombia, pues su cultivo y comercialización representan una parte significativa del sustento económico de numerosas familias rurales”, dijo Castro.

Por ello, sus consejos para que pueda obtener una buena cosecha son:

Clima:

  • Las arvejas prosperan en climas templados con temperaturas moderadas, preferiblemente entre 10°C y 24°C. Son resistentes a heladas ligeras, lo que permite su siembra temprana en primavera o incluso en otoño en algunas regiones. Sin embargo, no toleran bien el calor extremo, que puede afectar negativamente la floración y la formación de vainas. “Aunque si se opta por variedades de invierno, pueden soportar temperaturas más bajas, permitiendo la siembra otoñal para una cosecha temprana en primavera”, recalcó el docente.
  • En huertas o cultivo pequeño requieren al menos 6 horas de luz solar directa al día, lo que las hace adecuadas para balcones soleados.

Requerimientos del suelo:

  • Las arvejas prefieren texturas ligeras y bien drenadas, como los suelos arenosos o limosos, por ello se deben evitar los suelos pesados y compactos que retienen demasiada agua, ya que estos pueden causar problemas de pudrición en las raíces.
  • El pH óptimo del suelo para las arvejas se sitúa entre 6 y 7.5, aunque pueden tolerar suelos ligeramente alcalinos. Sin embargo, suelos extremadamente ácidos o alcalinos pueden afectar su rendimiento.
  • El suelo debe ser rico en materia orgánica, en una huerta puede utilizarse una mezcla de compost casero para que sea una fuente constante de nutrientes de liberación lenta. Esto contribuye a un crecimiento sostenido y saludable de las plantas.

Aporque:

  • El aporque es una técnica que consiste en amontonar tierra alrededor de la base de las plantas, principalmente alrededor del tallo, para favorecer el desarrollo de las raíces y proporcionar mayor estabilidad a la planta. En las arvejas esto se realiza cuando las plantas tengan cierta altura, generalmente alrededor de 15 cm en el caso y puede ser especialmente beneficioso en cultivos que son sensibles al viento o que requieren un sistema radicular más profundo para un buen desarrollo.
  • En el caso de algunas arvejas, se colocan tutores cuando las plantas alcanzan unos 30 cm de altura, utilizando cañas, ramas o alambrados para formar soportes adecuados a lo largo de la plantación.

Fertilidad y fijación de nitrógeno:

“Una de sus capacidades es fijar nitrógeno atmosférico en el suelo. Esto ocurre gracias a una relación simbiótica con bacterias del género Rhizobium que se encuentran en sus raíces. Esta habilidad no solo les permite crecer en suelos con bajos niveles de nitrógeno, sino que también mejora la fertilidad del suelo para cultivos posteriores, convirtiéndolas en una excelente opción para la rotación de cultivos” dice Castro.

Por ello tenga en cuenta:

  • Los micronutrientes como el calcio, el magnesio y el zinc también desempeñan roles importantes en el crecimiento saludable de las arvejas. Estos elementos, aunque requeridos en menores cantidades, son fundamentales para diversos procesos metabólicos de la planta.

Manejo del agua:

  • Las arvejas requieren una humedad adecuada, especialmente durante la germinación y la floración, por ello haga un riego regular que sea superficial, ya que no toleran el encharcamiento.

Rotación de cultivos:

  • Al alternarlas con cultivos no leguminosos, se ayuda a romper los ciclos de plagas y enfermedades. Además, las arvejas pueden utilizarse como cultivo de cobertura, mejorando la estructura del suelo y previniendo la erosión.
  • Cuando se incorpora su biomasa al suelo, aumenta el contenido de materia orgánica y mejora la calidad general del terreno.

Plagas:

  • Tizón: Provoca manchas pardo-rojizas en las hojas y puede destruir el cultivo en ambientes húmedos y lluviosos. Se controla con un control en el riego y suelos bien drenados.
  • Antracnosis: Se presenta durante la floración y formación de vainas, causando manchas pardas con bordes oscuros en vainas, hojas y tallos, es favorecida por lluvias intensas.
  • Delia: Las larvas de esta plaga pueden atacar las semillas durante la germinación.

¿Cómo la cosecho?

Castro dice que se debe tener algo en cuenta antes de comenzar a cosechar, y es ver qué variedad de cultivo es, ya que cada una tiene diferentes necesidades. “Para los arvejas de jardín, la cosecha debe realizarse cuando las vainas estén llenas y firmes, pero antes de que las semillas maduren en exceso, generalmente entre 18 y 20 días después de la floración. En el caso de los tirabeques y guisantes de nieve, se cosechan cuando las vainas aún están planas y las semillas apenas se notan, aproximadamente 5 a 7 días después de la floración”, dijo el experto.

Menciona que la cosecha manual es el método más común, por ello se debe cortar o arrancar las vainas cuidadosamente para no dañar la planta. De hecho, es recomendable recolectar las vainas cada dos o tres días para estimular la producción continua y evitar que se pasen de madurez, además aconseja que se debe revisar regularmente las arvejas almacenadas para detectar signos de deterioro o moho.

Luego podemos almacenar, sin embargo, esto tiene una técnica especial para que no se dañen o les entre moho:

Refrigeración:

  • Las arvejas frescas deben refrigerarse lo antes posible después de la cosecha a una temperatura ideal de almacenamiento que oscila entre 0 y 4 grados Celsius. Se pueden guardar en bolsas de plástico perforadas o contenedores herméticos para mantener la humedad y evitar que se sequen.

Congelación:

  • Preparación: Lavar y desvainar las arvejas. Blanquearlas en agua hirviendo durante 1-2 minutos y enfriarlas rápidamente en agua con hielo.
  • Almacenamiento: Escurrir bien y colocar en bolsas de congelación herméticas, eliminando la mayor cantidad de aire posible. Etiquetar con la fecha de congelación. Las arvejas congeladas pueden mantenerse en buen estado hasta 12 meses.

Secado:

  • Dejar las arvejas en la planta hasta que las vainas estén completamente secas y las semillas suenen al sacudirse, luego puede retirarlas de las vainas y secarlas al aire en un lugar fresco y ventilado.
  • Guardar en frascos herméticos o bolsas selladas en un lugar fresco y oscuro. Este método permite conservarlas durante varios meses

Conservación en botes:

  • Lavar y blanquear las arvejas durante 2-3 minutos y envasarlas en frascos esterilizados.
  • Se puede cubrir con una solución salina y luego se debe procesar en baño María para asegurar un sellado adecuado, previniendo así la contaminación durante el almacenamiento.

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