En el marco del festival de astronomía de Villa de Leyva que se realizó este fin de semana en el municipio, hubo un evento conjunto impulsado por el festival y la alcaldía en pro del medio ambiente: la ya tradicional siembra de árboles nativos.
“Queremos reconocer el papel fundamental del Festival de Astronomía, que ha sido un ejemplo al apoyarnos como empresa privada en nuestra labor de reforestación. Gracias a su colaboración, hemos logrado donar miles de árboles y esperamos seguir trabajando juntos en este importante proyecto”, dice Roberto Romero, dueño del vivero Ambientes Ecológicos, quien desde hace 4 años ha sido asociado a este evento para que no solo se quede en divulgación científica, ni un evento turístico más, sino que realmente impacte transversalmente en todos los lados.
Viveros Ambientes Ecológicos es una empresa dedicada a la restauración del medio ambiente, con un enfoque particular en el aumento de la cobertura forestal en la región. Felipe Rubio, biólogo del proyecto con más de 36 años de experiencia en medio ambiente y especializado en proyectos de regeneración, restauración ecológica y sostenibilidad, lidera este compromiso. La labor del vivero se enfoca en establecer alianzas y promover la conciencia ambiental a través de actividades prácticas y educativas, como la siembra de árboles autóctonos. Durante varios años, este ha colaborado estrechamente con el Festival de Astronomía en Villa de Leyva, así como con los esfuerzos de los acueductos locales para proteger y restaurar áreas de importancia hídrica en la región.
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Roberto Romero, quien fue el impulsor principal de la idea, cuenta que la iniciativa surgió hace cuatro años, cuando el país estaba saliendo de la pandemia del coronavirus. “En ese entonces, la economía estaba en proceso de reactivación y se requerían cerramientos o sitios de aislamiento para controlar el ingreso de personas en grupos. Cuando las organizadoras, nos solicitaron árboles y plantas para decorar algunos espacios, nos planteamos por qué no hacer algo más significativo. Queríamos cambiar el mundo, pues somos los seres humanos los responsables de la degradación ambiental que enfrentamos”, señala.
Diana Rojas, presidenta de ASASAC, recuerda que el primer árbol fue plantado en honor a un cosmonauta: “Realizamos esta actividad para conmemorar la participación de un cosmonauta que llevó a cabo cinco caminatas espaciales. Siempre hemos buscado promover la conciencia ecológica y ambiental en el Festival de Astronomía”, comenta. Con voz entusiasmada, añade: “Lo hacemos con ese doble propósito, pues a futuro, quisiera tener un registro de cuántos árboles hemos sembrado por festival. Ojalá lleguemos a un número de 100,000 árboles en el Festival de Astronomía en los próximos 5 o 10 años, porque cada año estamos sembrando más y más árboles. Esa sería nuestra meta, tener una cantidad considerable de árboles sembrados”.
Durante los años de siembra, el primero fue un acto simbólico, similar al de este año, mientras que los segundos eventos fueron más masivos y abiertos al público, atrayendo a estudiantes de colegios y turistas. El festival diseñó una ruta ambiental donde cada visitante seleccionaba un árbol del vivero. Y según cuenta Romero, antes de entregarles el árbol, un biólogo y un agroecólogo les explicaban la importancia de la siembra. Luego, los acompañaban para plantar los árboles en una ronda hídrica cerca del pueblo, que suministra agua a la comunidad.
Uno de los problemas con lo que se enfrentaron este año fue que existía la idea de realizar la siembra nuevamente masiva con turistas, pero no hubo aprobación del presupuesto necesario para llevar a cabo la actividad, por lo que fue cerrado.
El vivero ha donado más de 10.000 árboles en diferentes partes del municipio. Por ello, su unión con el festival es un llamado a las demás empresas, sean turísticos o ambientales, para que vayan a sembrar, árboles, especialmente en lugares donde el suministro de agua es escaso, como en muchos municipios de Colombia.
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Entonces, ¿qué implico la jornada?
La siembra inició desde las 5 de la mañana con la llegada de un olivo, que según Romero tiene 15 años, seguido así por el montaje de toda la estructura (medidas de espacio, señalización del lugar, y preparación del hoyo). “El árbol de olivo de doble tronco simboliza la hermandad entre China y Colombia, por eso lo escogimos. En nuestra creencia, al trabajar podemos desarrollar actividades para proteger nuestro medio ambiente”, dice Romero.
Una vez todo listo, comenzaron a preparar la tierra para los 13 árboles. Iván Quintero, tecnólogo forestal de la Universidad del Tolima quien participó en la jornada de este año y ha acompañado al vivero en las siembras dándole asesoría, comentó: “En este lugar, nos encontramos en un ambiente mediterráneo, único en su clase, con un promedio de 17 grados. Contamos con una flora endémica, como el roble, que estuvo en vía de extinción y ahora es representativo. También tenemos el falso pimiento o muelle. Es crucial sembrar árboles endémicos, es decir, aquellos que son nativos de la región, para preservar el ecosistema y no impacte negativamente”.
Ojo, cada región tiene sus propias características y especies particulares. Por lo que los expertos mencionan que no se deben sembrar árboles indiscriminadamente, sino seleccionar aquellos que sean nativos y se adapten al entorno local. Por ejemplo, en zonas húmedas elegir especies diferentes a las que crecen en zonas secas o en terrenos rocosos.
“Consulten primero con los lugareños y biólogos para conocer las especies adecuadas para la región. Su conocimiento local es invaluable y nos ayudará a tomar decisiones informadas sobre qué árboles plantar y dónde hacerlo. Esto no es sembrar por sembrar, se debe tener cuidado para no impactar el ambiente“, comenta Felipe.
El evento culminó con un gesto simbólico de gran impacto: el embajador de China y el alcalde de Villa de Leyva recibieron el árbol de olivo ya cultivado, representando la unión entre ambas naciones y su compromiso conjunto con la ciencia y la preservación de la naturaleza. Este momento destaca la urgencia de la colaboración global para abordar los desafíos ambientales y fomentar un futuro sostenible para todos.
“Somos 50 millones de habitantes en Colombia. Imagina si cada uno donara un árbol al año; en cuatro años tendríamos 200 millones de árboles. Si la sociedad civil los financia, el Estado puede encargarse mediante convenios y proyectos bien organizados para garantizar su cuidado y protección. Además, tenemos otras iniciativas, como establecer viveros locales en diferentes escuelas y crear empresas de compostaje. Sin embargo, necesitamos recursos, voluntarios y tecnología, algo en lo que, lamentablemente, Colombia está rezagada”, concluyó Romero.
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