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Como sucede con tantas otras plantas, la buganvilia se conoce por una serie de nombres, que incluyen algunos con escrituras por fuera del diccionario y otros que no tienen prácticamente nada que ver con la planta.
Tal es el caso de la planta de curazao, que en realidad no tiene mucho que ver con la isla de Curazao, pero es uno de los nombres por los que se conoce a una variedad de buganvilias.
Quizá el nombre más adecuado para esta planta es el de veranera, pues su presencia en climas tropicales y su presencia ligera y agraciada bien trae el recuerdo de días cálidos y tranquilos, de la liviandad del verano estacional o de las tierras bajas en países sin estaciones, pero con cordillera de los Andes.
Características y cuidados de la buganvilia o planta de curazao
Las buganvilias son altamente apreciadas en el mundo de la jardinería por varias razones: crecen rápido y fácil, son muy resistentes y traen colores vivos de forma casi permanente.
Como se trata de una especie trepadora, la llamada planta de curazao es muy utilizada como cerca viva, cerramiento de lugares o para dar sombra, gracias a que crece de forma robusta y densa.
Como se trata de una especie trepadora, esta es muy utilizada como cerca viva, cerramiento de lugares o para dar sombra, gracias a que crece de forma robusta y densa.
La Bougainvillea spectabilis (nombre científico de la llamada planta de curazao) es originaria de Brasil y suele ser una de las tres variedades más usadas para cruzar y producir las veraneras más populares en el mercado.
De fondo, el mayor cuidado de la buganvilia o planta de curazao es la exposición al sol: esta planta requiere toda la luz que se le pueda brindar y, mejor aún, debe ser de forma directa.
Es ideal sembrarlas en tierra que no se compacte mucho y que permita buen drenaje, condición esencial tanto si se tiene en suelo abierto, como en una matera.
Es una planta que se adapta muy bien a diferentes condiciones climáticas. Si bien prosperan más fácilmente en tierras cálidas, se le puede encontrar (y sembrar) por encima de los 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar.
En cuanto al riego, la frecuencia e intensidad de este va a depender de las condiciones climáticas en donde habite esta planta. Si se trata de climas muy calientes, es necesario regarla al menos una vez por semana si está sembrada en suelo abierto y se recomienda dos veces en una matera.
En ambientes más templados o fríos, el riego puede limitarse a una vez a la semana, verificando previamente el estado de humedad de la tierra.
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