La espinosa belleza: qué características tienen y cómo cuidar los cactus
Los cactus son una de las variedades de plantas más populares para tener en un hogar, pero también en lugares de trabajo.
Los cactus son una de las plantas más populares entre los jardines en casa por dos razones principales: son bellos (con una variedad de formas y flores muy vistosas, cuando las tienen) y son muy fáciles de cuidar. Son el bueno, bonito y barato de la jardinería en casa.
De hecho, aunque no son indestructibles, suelen ser perfectos para quienes apenas se adentran en el mundo de las plantas o para quienes suelen tener menos éxito con la supervivencia de éstas.
Características y cuidados de los cactus
Los cactus pertenecen a la familia de las suculentas, lo que ya da algunas pistas sobre sus principales características y cuidados.
En contexto: Suculentas: cuidados, propiedades y características de esta planta
Al igual que las primeras, los cactus se han adaptado a climas cálidos y han evolucionado con ingeniosos diseños para atrapar y retener agua. Desde sus raíces hasta sus espinas y pelusas (protegen de depredadores y atrapan humedad del ambiente, respectivamente), los cactus son una especie de almacenamiento natural de líquido.
Esto lleva a la primera recomendación, vital: no son plantas que requieran grandes, ni frecuentes riegos. Como han evolucionado para soportar sequías, no son muy amigas del exceso de agua, así que ojo con eso.
En países sin estaciones, como Colombia, el riego de un cactus puede ser mensual o, cuando mucho, cada dos semanas (dependiendo, claramente, de la temperatura ambiente).
Le puede interesar: Las plantas saben de dónde viene la luz: ¿cómo lo hacen?
Así mismo, es importante que la matera en la que se encuentren cuente con un buen desagüe, justamente para controlar excesos de riego y regular la humedad general de la tierra.
Su adaptación a climas cálidos nos lleva al segundo punto: son plantas de luz, mucha luz. Sin embargo, se benefician de no ser expuestas al rayo directo del sol, en especial si se trata de regiones con temperaturas altas.
Sus flores (que no se dan en todas las variedades) suelen no durar mucho y salen mucho mejor cuando se les expone a luz constante, pero no al sol abrasador.
Como son plantas de luz, es mejor no tenerlas en pasillos, baños o recibidores que no tengan ventanas cerca. Debido a que muchas variedades son pequeñas, los cactus son perfectos para lugares como bibliotecas, estanterías o escritorios.
Lea más: Trucos y consejos para que las plantas crezcan más rápido
Durante años circuló la creencia popular de que estas plantas absorbían la energía que emanaba de los computadores, por lo que se volvieron muy populares en ambientes laborales. Aunque no hay evidencia científica fuerte y concluyente que soporte esta idea, lo que sí podemos decir es que tener plantas engalana prácticamente cualquier espacio y que más de una oficina se ha humanizado gracias a estas plantas.
Por lo general, los cactus son plantas de crecimiento lento, así que, con un cuidado adecuado, se pueden volver compañeros de vida. No son sólo objetos decorativos, sino seres vivos que, con su espinosa belleza, parecieran recordarnos que en el espectro grande del tiempo apenas somos un segundo. Casi como si dijeran: “Tranquilos, siempre tendremos mañana”.
Los cactus son una de las plantas más populares entre los jardines en casa por dos razones principales: son bellos (con una variedad de formas y flores muy vistosas, cuando las tienen) y son muy fáciles de cuidar. Son el bueno, bonito y barato de la jardinería en casa.
De hecho, aunque no son indestructibles, suelen ser perfectos para quienes apenas se adentran en el mundo de las plantas o para quienes suelen tener menos éxito con la supervivencia de éstas.
Características y cuidados de los cactus
Los cactus pertenecen a la familia de las suculentas, lo que ya da algunas pistas sobre sus principales características y cuidados.
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Al igual que las primeras, los cactus se han adaptado a climas cálidos y han evolucionado con ingeniosos diseños para atrapar y retener agua. Desde sus raíces hasta sus espinas y pelusas (protegen de depredadores y atrapan humedad del ambiente, respectivamente), los cactus son una especie de almacenamiento natural de líquido.
Esto lleva a la primera recomendación, vital: no son plantas que requieran grandes, ni frecuentes riegos. Como han evolucionado para soportar sequías, no son muy amigas del exceso de agua, así que ojo con eso.
En países sin estaciones, como Colombia, el riego de un cactus puede ser mensual o, cuando mucho, cada dos semanas (dependiendo, claramente, de la temperatura ambiente).
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Así mismo, es importante que la matera en la que se encuentren cuente con un buen desagüe, justamente para controlar excesos de riego y regular la humedad general de la tierra.
Su adaptación a climas cálidos nos lleva al segundo punto: son plantas de luz, mucha luz. Sin embargo, se benefician de no ser expuestas al rayo directo del sol, en especial si se trata de regiones con temperaturas altas.
Sus flores (que no se dan en todas las variedades) suelen no durar mucho y salen mucho mejor cuando se les expone a luz constante, pero no al sol abrasador.
Como son plantas de luz, es mejor no tenerlas en pasillos, baños o recibidores que no tengan ventanas cerca. Debido a que muchas variedades son pequeñas, los cactus son perfectos para lugares como bibliotecas, estanterías o escritorios.
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Durante años circuló la creencia popular de que estas plantas absorbían la energía que emanaba de los computadores, por lo que se volvieron muy populares en ambientes laborales. Aunque no hay evidencia científica fuerte y concluyente que soporte esta idea, lo que sí podemos decir es que tener plantas engalana prácticamente cualquier espacio y que más de una oficina se ha humanizado gracias a estas plantas.
Por lo general, los cactus son plantas de crecimiento lento, así que, con un cuidado adecuado, se pueden volver compañeros de vida. No son sólo objetos decorativos, sino seres vivos que, con su espinosa belleza, parecieran recordarnos que en el espectro grande del tiempo apenas somos un segundo. Casi como si dijeran: “Tranquilos, siempre tendremos mañana”.