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¿Cada cuánto se deben fertilizar las plantas?

Explora la frecuencia ideal para regar con fertilizantes, considerando factores como el tipo de planta, suelo y clima, para optimizar su crecimiento y salud.

Diego Suárez
28 de octubre de 2024 - 09:41 p. m.
Regar con fertilizante consiste en disolver nutrientes en el agua de riego para alimentar las plantas y promover su crecimiento de manera más eficiente.
Regar con fertilizante consiste en disolver nutrientes en el agua de riego para alimentar las plantas y promover su crecimiento de manera más eficiente.
Foto: Getty Images

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El uso de fertilizantes es uno de los pilares fundamentales para garantizar el crecimiento saludable y vigoroso de las plantas, tanto en el ámbito doméstico como en cultivos a gran escala. La frecuencia con la que se debe aplicar es un tema que genera muchas preguntas entre agricultores y jardineros, ya que un mal manejo puede resultar en el subdesarrollo de las plantas o incluso su muerte por sobre-fertilización. Según el agrónomo Pablo Gómez, de la Universidad de Antioquia, la clave está en encontrar el equilibrio perfecto que responda tanto a las necesidades de las plantas como a las características del suelo.

“La frecuencia de la aplicación de fertilizantes líquidos dependerá en gran medida del tipo de cultivo, la etapa de crecimiento de la planta y las condiciones ambientales,” explicó Gómez, con más de 15 años de experiencia en asesoría agronómica. El experto destaca que no existe una regla universal para todos los tipos de plantas, pero sí ciertas pautas que pueden orientar a quienes buscan optimizar el desarrollo de sus cultivos o plantas ornamentales.

Factores a tener en cuenta

Tipo de fertilizante: Uno de los principales factores que determina la frecuencia de riego con fertilizantes es el tipo de producto que se utiliza. Los fertilizantes pueden dividirse en dos grandes grupos: de acción rápida y de liberación controlada. Los primeros, como los fertilizantes líquidos o en polvo disueltos en agua, se absorben de forma casi inmediata por las raíces de las plantas. Esto implica que deben aplicarse con mayor frecuencia, aunque en cantidades menores.

Por el contrario, los fertilizantes de liberación controlada, que suelen venir en gránulos o cápsulas, se descomponen lentamente en el suelo, proporcionando nutrientes durante semanas o meses. “Con este tipo de fertilizante, puedes espaciar más los riegos, ya que los nutrientes se liberan de manera gradual,” comenta Gómez.

Tipo de planta: El tipo de planta que se esté cultivando también juega un papel clave en la determinación de la frecuencia de fertilización. “Plantas de crecimiento rápido, como las hortalizas de hoja o algunas especies de flores, requieren una mayor cantidad de nutrientes y, por tanto, más aplicaciones de fertilizante,” explica el agrónomo.

Un ejemplo claro son las plantas como el tomate, que durante la fase de fructificación necesita grandes cantidades de potasio y fósforo, nutrientes esenciales para la formación de frutos sanos y robustos. Estas plantas pueden requerir riegos con fertilizantes cada 7 a 10 días durante las fases críticas de su desarrollo.

En contraste, plantas de crecimiento lento, como algunas variedades de cactus o suculentas, no necesitan tanta frecuencia de riego con fertilizantes. “En estos casos, una fertilización mensual o incluso bimensual puede ser suficiente para asegurar un desarrollo óptimo,” afirma el experto.

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Etapa de crecimiento: otra variable a considerar es la etapa de crecimiento en la que se encuentre la planta. Durante las primeras semanas de vida, las plantas suelen necesitar un impulso adicional de nitrógeno, el cual favorece el desarrollo de hojas verdes y saludables. “En esta fase, es posible que necesites aplicar fertilizantes una vez a la semana, pero en cantidades controladas, para evitar dañar las raíces jóvenes,” menciona Gómez.

A medida que la planta madura y se aproxima la floración o fructificación, el riego con fertilizantes ricos en potasio y fósforo puede ser necesario con mayor regularidad. En estos casos, el experto sugiere una frecuencia de riego con fertilizantes cada 10 días.

Condiciones del suelo: el tipo de suelo en el que se encuentran las plantas también influye en la absorción de nutrientes. Los suelos arenosos, por ejemplo, no retienen bien los nutrientes y, por lo tanto, es necesario fertilizar con más frecuencia. “En suelos arenosos, los nutrientes tienden a lixiviarse rápidamente, lo que significa que las plantas pierden acceso a ellos con mayor rapidez,” advierte Gómez. En este caso, aplicar fertilizantes cada 7 a 14 días puede ser recomendable, dependiendo del tipo de planta.

Por el contrario, los suelos arcillosos retienen mejor los nutrientes, lo que permite espaciar más las aplicaciones de fertilizante, quizás a intervalos de 3 a 4 semanas.

Condiciones climáticas: Las condiciones climáticas, especialmente la temperatura y la humedad, también afectan la frecuencia de riego con fertilizantes. “En climas cálidos y secos, las plantas suelen necesitar más agua y nutrientes debido a la rápida evaporación y al mayor estrés hídrico”, afirma el agrónomo. En estos casos, es recomendable ajustar la frecuencia a intervalos más cortos, como cada 7 días, para asegurarse de que las plantas reciban los nutrientes necesarios.

Por el contrario, en climas fríos o durante los meses de invierno, las plantas ralentizan su crecimiento y su necesidad de nutrientes disminuye considerablemente. En estas condiciones, la fertilización puede reducirse a una vez al mes o incluso suspenderse temporalmente hasta que las condiciones climáticas mejoren.

Consejos para una aplicación eficaz de fertilizantes

El agrónomo también ofrece algunas recomendaciones prácticas para asegurar una correcta aplicación de fertilizantes:

  • Riego previo: antes de aplicar fertilizantes, es recomendable regar las plantas con agua limpia para evitar que el abono queme las raíces. “Esto es especialmente importante con fertilizantes de acción rápida, ya que pueden ser más agresivos si las raíces están secas,” señala Gómez.
  • Dilución adecuada: asegúrate de diluir correctamente el fertilizante según las instrucciones del fabricante. “Una dilución excesiva puede ser ineficaz, mientras que una concentración demasiado alta puede causar daño,” advierte el experto.
  • Evitar las horas de calor extremo: al igual que con el riego normal, se recomienda evitar las horas más calurosas del día para aplicar fertilizantes, ya que esto puede aumentar la evaporación de los nutrientes. Las primeras horas de la mañana o el final de la tarde son ideales para este tipo de labores.
  • Monitorear la respuesta de las plantas: cada planta es única, y lo más importante es observar cómo reaccionan las plantas a la fertilización. “Si notas que las hojas se amarillean o que la planta muestra signos de estrés, es posible que estés fertilizando en exceso,” advierte Gómez. En este caso, es recomendable espaciar las aplicaciones o reducir la cantidad de fertilizante utilizado.

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Por Diego Suárez

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