La planta de Monstera, también conocida como Costilla de Adán, se ha ganado un lugar como una de las variedades favoritas para tener en interiores, principalmente, por una serie de razones prácticas y estéticas: no requiere grandes cuidados y sus hojas grandes y verdes le dan una presencia que trae un toque de elegancia y vistosidad a cualquier espacio.
Con hojas que pueden llegar a medir 90 centímetros de largo y 80 de ancho, la monstera es una planta de origen tropical, imponente y de tallos gruesos y alargados. Funciona tanto en interiores como en exteriores -teniendo especial cuidado con las zonas muy frías porque no resiste temperaturas por debajo de los 5º-, porque su cuidado esencial está en la luz que puede recibir.
Si está pensando en tener una Monstera en su casa u oficia, aquí puede conocer cinco datos clave para llevársela bien con esta planta maravillosa.
Cuidado con la luz
A pesar de tener un origen tropical y contar con una gran vistosidad, la Monstera (o Costilla de Adán) es una planta tímida, si se quiere.
Precisa de lugares iluminados y prospera con toda la radiación que pueda recibir, pero con el cuidado total de que no le caiga el sol directo.
De preferencia déjela en un lugar con semisombra, un espacio demasiado oscuro hará que sea más lento su crecimiento.
Estamos hablando de lugares cerca a las ventanas, pero bajo el abrigo parcial de una cortina o un mueble amplio, como una biblioteca, por ejemplo. Si la va a plantar en exteriores, es clave de que encuentre una ubicación en la que pueda recibir sombra casi que de forma constante, bajo el abrigo de árboles y plantas más grandes y frondosas.
La luz directa es la muerte para esta planta, pues no sólo la deshidrata más rápido, sino que quemará sus hojas de forma implacable.
Manejo del agua con la Monstera
Hay que saber, de entrada, que esta planta no requiere de una cantidad amplia de agua. Incluso, es de las especies que puede tolerar mejor un breve periodo de sequía, que una inundación repentina.
Lo ideal es que la tierra en la que esté plantada (bien sea en suelo abierto o en matera) esté seca antes de aplicar agua nuevamente.
Por lo general, es necesario regar la Monstera una o dos veces por semana, pero depende mucho del tamaño de la planta y de la temperatura del ambiente.
Puede rocear gotas de agua en sus hojas, lo agradecerán bastante. Un indicador de que a su Monstera le falta agua es si comienzan a doblarse las hojas, así que puede guiarse por ahí.
Ojo a las hojas de la Costilla de Adán
Ahora, otra parte fundamental del cuidado de esta planta está en sus hojas, que son su atractivo más importante. Si ve que comienzan a aparecer manchas hay que tomar medidas que varían dependiendo de la causa. ¿Y cómo saberlo? Échele ojo a la ubicación de las manchas: si están en el borde su planta está teniendo problemas con la cantidad de agua que recibe, por exceso o escasez; y si las manchas se encuentran en el centro de la hoja como grandes lunares, el problema es de luz y su planta se ha quemado con los rayos del sol.
Limpiar las hojas es otra tarea que ayuda a que su planta se vea más vibrante pues elimina las impurezas de la superficie y le facilita el proceso de fotosíntesis. Puede hacerlo fácilmente con un paño húmedo.
Un buen lugar para crecer
Como ya se dijo, la Monstera es una planta con un crecimiento en buenas dimensiones. En definitiva, no es una planta de escritorio (al mens no lo suele ser comúnmente).
Por tanto, la ubicación que se le dé es clave para garantizarle un desarrollo óptimo (como ya se dijo en el aspecto de la luz).
La Monstera también es una especie trepadora, con raíces aéreas que utiliza par apoyarse en soportes u otras plantas. Puede ponerle tutores (palitos de madera) para ayudarla a que se adhiera, o puede dejarla crecer libremente.
Temperatura, un punto flexible
Cuidando el contacto directo con la luz, la Monstera puede sobrevivir en un amplio abanico de temperaturas y pisos térmicos: desde zonas en donde se superan los 20 grados constantemente (mejor no llegar a los 30 de forma continua) hasta lugares que pueden ubicarse entre los 0 y 5 grados centígrados.
Como suele ser una planta más de interiores, es muy importante cuidarla de estar cerca de sistemas de ventilación artificial, bien sea salidas de aire frío o caliente, pues el impacto directo de corrientes de aire en temperaturas fuera del promedio ambiente puede dañar sus hojas y deshidratar prontamente a la Costilla de Adán.
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