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Mucho más que objetos decorativos, las plantas traen un abanico de posibilidades y beneficios para la vida diaria.
Las plantas tienen una estrecha correlación con la salud mental y el bienestar emocional de los humanos. Hay estudios científicos que han encontrado que los pacientes que se recuperan de cirugías tienden a tener un mejor camino de vuelta a la normalidad cuando están en contacto con plantas y árboles (habida cuenta de precauciones por temas de infecciones en casos extremos, vale la pena decirlo).
Incluso, el diseño de jardinería y naturaleza es una variable que se incluye en algunos hospitales como parte integral del proceso de recuperación y cuidado de los pacientes.
Parte de este bienestar transmitido, si se quiere, pasa a través de los olores agradables que despiden algunas plantas, especies icónicas sobre las cuales se han construido industrias enteras (la lavanda y las rosas en la perfumería, por ejemplo), pero sobre las que también descansan miles de memorias y recuerdos: la cuando la añoranza y la nostalgia se hacen a punta de nariz.
Estas son cinco buenas, y clásicas, recomendaciones si está buscando, más que una planta, una fábrica de aromas.
Lavanda
No es gratis que este sea uno de los principales olores en las fragancias industriales para aromatizar baños, carros, oficinas y otros espacios. Su flor emite un intenso aroma que, según algunos, puede ayudar a relajar para conseguir un mejor sueño.
La lavanda es de fácil cuidado y se recomienda, principalmente, para exteriores, pues requiere mucha luz y resiste bien los cambios de temperatura.
También se puede tener en casa, pero es clave que le llegue una cantidad de luz casi que permanente.
A esta planta le viene bien la ventilación, así que se adapta a terrazas, por ejemplo, incluso si son de altura. En términos de riego se aconseja que sea una vez a la semana y, como con otras especies, tener cuidado con los encharcamientos. No debe permanecer húmeda.
Jazmín
Otro de los clásicos a la hora de pensar en plantas con olores buenos e intensos es el jazmín.
Su fama la ha llevado a ser una de las figuras retóricas más usadas en letras de canciones y en poemas (con un especial abuso en la mala poesía).
Sus flores blancas también son una insignia de esta planta y, a la vez, casi que un estandarte del romanticismo en casi todas las regiones en donde crece esta especie (que es originaria de Asia).
Requiere mucha luz para un desarrollo óptimo, así como de poda constante para estimular y fortalecer su crecimiento.
Gardenias
Con las gardenias puede pasar un asunto curioso: puede que no sepa cómo se ve esta planta, que no haya visto, o recuerde su bella flor, y a la vez sepa qué es una gardenia. O que, puntualmente, conozca la canción que lleva por nombre “Dos gardenias”.
Las flores blancas de las gardenias son típicamente asociadas a la Gardenia Jasminoides, la variedad más popular de esta planta, aunque no es la única, vale aclarar. Su apariencia la pone en un nivel similar a la rosa y en términos de olor está cerca al jazmín (de ahí su nombre).
En otras variedades, las flores pueden tener otros colores y ser un poco más grandes. Así mismo, algunas de éstas se usan para extraer aceites esenciales, principalmente para industria cosmética y de belleza.
Las gardenias son plantas muy amigas de la luz, incluso si es directa. Aunque, si se tiene en exteriores en un lugar que supere los 30 grados centígrados, es mejor proveerle sombra intermitente durante el día para que el exceso de radiación no queme las hojas e impida el normal desarrollo de las flores.
En términos de riego, las gardenias necesitan humedad constante, pero con el debido cuidado de no encharcar las raíces. Por lo general, estas plantas prosperan en un rango de temperatura que oscila entre los 15 y los 30 grados centígrados. Dependiendo de qué tan caliente y húmedo sea el ambiente en donde se encuentre, el riego para esta variedad debe ser entre una y dos veces a la semana, en promedio.
Geranios
Los geranios, o novios, como son conocidos popularmente, pueden florecer todo el año en climas tropicales. Son resistentes, pero su temperatura mínima es de 15°c (la ideal es entre 18° y 20°) por lo que las heladas retrasan o comprometen su crecimiento. Cuando es sometida a estas temperaturas, las hojas comienzan a tomar colores un poco rojizos, señal de que es hora de protegerlas del frío.
De ahí que se trate de una especie que requiera buenas jornadas de luz al día, sin que eso signifique exposición directa a los rayos de sol durante las horas más duras. En la luz está la clave para su floración, si reciben buena luz directa en la mañana, asegúrese de que en la tarde puedan estar en una zona de semisombra para evitar una sobreexposición. De eso también dependerá la cantidad de agua que deberán recibir.
Porque hay que decirlo, el error más común está en el sistema de riego. Sí, es cierto que se trata de una planta que requiere buena cantidad de agua, pero ojo con confundir eso con encharcamiento o exceso porque no lo tolera. Si tiene dudas sobre la frecuencia, para este caso es mejor siempre verificar que el sustrato esté seco antes de volver a regar. La clave estará también en estar alerta a las señales que le darán las hojas de su planta: cuando se tornan amarillas y adquieren una consistencia blanda, le están indicando que hay exceso de agua. También las hojas amarillas le avisarán cuando le falte agua a sus novios, con una diferencia y es que los bordes de las mismas se pondrán secos.
Rosas
Además de ser una de las plantas con olor más reconocidas en el mundo, en Colombia las rosas son un pilar importante de la floricultura, pues cuentan con aproximadamente 10,000 hectáreas dedicadas a su producción, según datos de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores). De hecho, durante San Valentín, cuando se produce aproximadamente el 15 % de las exportaciones anuales de flores, las rosas representan el 90 % del envío total a países como Estados Unidos, Canadá, Japón, España y Reino Unido.
Los rosales son arbustos ampliamente reconocidos, generalmente espinosos y floridos, que pertenecen a la familia Rosaceae. El término “rosa” se utiliza para hacer referencia específicamente a la parte floral de estos.
Dado que son plantas que prefieren climas cálidos, es importante ubicarlas en lugares donde reciban regularmente la luz del sol directo. Sin embargo, si se encuentran en zonas más frías, es crucial protegerlas de temperaturas inferiores a los 15 grados para evitar daños.
En general las rosas no necesitan de agua constante, pero si debe tener un cuidado a la hora de darles agua porque puede lastimarlas. Por lo que se recomienda verificar la humedad del suelo hundiendo un dedo unos centímetros en la tierra. Si el suelo está ligeramente húmedo, es hora de regar.
Se recomienda utilizar el método de riego por goteo para evitar que las flores desarrollen hongos debido al exceso de agua.
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