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La naturaleza ofrece soluciones ingeniosas para la protección de los cultivos, y uno de estos métodos es el uso de plantas repelentes. Se trata de especies que actúan como guardianes naturales en huertos y jardines al emitir aromas y compuestos que resultan desagradables o confusos para insectos y otros organismos perjudiciales para el cultivo principal.
Su eficacia se basa en atacar los sentidos de las plagas: enmascarando olores atractivos, ofreciendo sabores desagradables o incluso siendo tóxicas para ciertos insectos. Los compuestos presentes en estas plantas pueden interferir con los receptores sensoriales de las plagas, dificultando su capacidad para detectar alimentos o refugio, y en algunos casos, causándoles irritación o la muerte.
Por otro lado, también desempeñan un papel crucial en la atracción de polinizadores beneficiosos. Mientras sus aceites esenciales y aromas intensos confunden y ahuyentan a insectos no deseados, sus flores coloridas y nectaríferas actúan como imanes para abejas, mariposas y otros polinizadores esenciales.
Para aprovecharlas, se recomienda colocarlas estratégicamente cerca de puertas, ventanas y zonas de descanso al aire libre, así como intercalarlas entre los cultivos en el huerto. Por otro lado, es importante mantener una cantidad adecuada de plantas, combinando especies para cubrir más espacio y crear una barrera natural efectiva. Además, el cuidado de estas plantas es fundamental, pueden deben mantenerse en buen estado para maximizar la producción de aceites esenciales.
Menta
La menta, una hierba aromática con una rica historia que se remonta a la antigua China e India, ha sido apreciada durante siglos por sus múltiples usos en la cocina y en la industria de fragancias. Esta planta perenne, perteneciente a la familia de las lamiáceas, puede alcanzar hasta 120 cm de altura y se caracteriza por sus hojas oblongas a lanceoladas, de bordes dentados.
Además de su atractivo visual y su agradable aroma, la menta posee propiedades repelentes naturales que la hacen valiosa en el control de plagas. Su fragancia intensa es capaz de ahuyentar a mosquitos, moscas e incluso hormigas, siendo más efectiva cuanto más fuerte sea su aroma. Esta característica, combinada con su versatilidad en la cocina y en la aromaterapia, hace de la menta una planta extremadamente útil tanto en jardines como en interiores.
Cuidados:
- Luz: Requiere buena iluminación, pero sin exposición directa al sol, ya que esto puede quemar sus hojas.
- Ubicación: Prefiere zonas con sombra parcial, similar a su crecimiento en la naturaleza, donde suele encontrarse bajo la protección de plantas más altas.
- Riego: Necesita un riego constante para mantener la tierra húmeda, pero evitando el encharcamiento, lo que podría dañar las raíces.
- Suelo: En el caso de sembrarla en un jardín, es importante hacer huecos de entre 30 y 60 centímetros de profundidad para asegurar el buen desarrollo de las raíces.
- Fertilización: Se sugiere aplicar una capa delgada de compost o fertilizante alrededor de los tallos cada dos meses, especialmente si está en una maceta.
Romero
El romero es una planta leñosa perenne, originaria de la región mediterránea, que pertenece a la familia Lamiaceae. Puede crecer hasta 2 metros de altura y se distingue por su follaje siempre verde y flores que varían en tonos de blanco, púrpura o azul. Sus hojas son pequeñas, lineales y abundantes, con un color verde oscuro en la parte superior y blanquecino en la inferior, recubiertas de una fina vellosidad. Los tallos jóvenes están cubiertos de una suave pelusa que desaparece con el tiempo, tornándose rojizos y desarrollando una corteza agrietada a medida que maduran.
El romero es reconocido por su fuerte sabor y aroma, lo que lo hace valioso en la gastronomía como condimento para potenciar el sabor de diversos alimentos. Sin embargo, destaca aquí debido a que tolera bien las plagas y actúa como repelente natural de insectos dañinos como la mariposa de la col y la mosca de la zanahoria. Al mismo tiempo, atrae polinizadores beneficiosos como las abejas, contribuyendo así a crear un ecosistema sostenible. Esta dualidad de repeler plagas y atraer polinizadores hace del romero una planta valiosa para el mantenimiento del equilibrio natural en espacios verdes.
Cuidados:
- Luz: Necesita abundante luz, incluso sol directo. Puede cultivarse tanto en interiores como exteriores, siempre que se proteja de vientos fuertes.
- Ubicación: En terrazas a gran altura o en zonas ventosas, es recomendable plantarlo en macetas dentro de la vivienda para protegerlo.
- Riego: No requiere humedad constante y soporta mejor la falta de agua que el exceso. Sin embargo, dependiendo de la temperatura, se debe regar entre una y dos veces por semana.
- Suelo: Prefiere suelos con alta materia orgánica y buen drenaje, que permitan el desarrollo saludable de las raíces.
Ruda
La ruda, conocida científicamente como Ruta graveolens, es un arbusto aromático originario de la región mediterránea, Macaronesia y el suroeste de Asia, aunque hoy en día se cultiva ampliamente en América. Se caracteriza por su fuerte aroma y porque puede alcanzar entre 20 y 60 cm de altura. Además, sus hojas, de color verde o azul verdoso, están divididas en varias secciones, dándole una apariencia correosa.
La ruda es conocida no solo por su valor histórico y uso medicinal, sino también por su capacidad para actuar como un repelente natural de plagas, gracias a su intenso aroma. Las sustancias químicas presentes en la planta, como la rutina y otros aceites esenciales, son desagradables para muchos insectos y pequeños animales. Esto la convierte en una excelente opción para mantener alejados a insectos como mosquitos, pulgones, hormigas y moscas, así como algunos animales como gatos y roedores.
- Ubicación: Es una planta de exterior que debe protegerse de las heladas. Es recomendable plantarla en una zona donde pueda crecer libremente y esté resguardada del viento.
- Luz solar: Requiere mucha luz solar para su desarrollo, pero se prefiere la luz indirecta para evitar daños.
- Riego: Debe regarse con moderación, ya que es resistente a la sequía. Dos o tres riegos por semana son suficientes.
- Sustrato: No es exigente con el tipo de suelo y puede crecer en terrenos pobres, aunque prefiere un sustrato alcalino con tierra orgánica.
- Resistencia: Es una planta resistente y longeva, fácil de cultivar y mantener.
Tabaco
El tabaco (Nicotiana tabacum), también conocido como hierba santa, es una planta herbácea anual o perenne perteneciente a la familia de las solanáceas, originaria de América. Puede alcanzar una altura de 50 cm a 3 metros, con un tallo erecto, piloso y viscoso al tacto. Sus hojas son grandes (30-40 cm de largo por 10-20 cm de ancho) ovadas a lanceoladas, de color verde pálido y también viscosas. Las flores son de color verde-amarillento o rosado y su fruto es una cápsula ovoide que contiene numerosas semillas diminutas.
El tabaco es un excelente repelente natural debido precisamente a la nicotina y otros compuestos químicos presentes en sus hojas. Estos componentes resultan tóxicos o desagradables para muchos insectos y plagas, lo que hace que eviten las áreas donde se encuentra la planta. Además, se puede utilizar en forma de extracto o maceración para crear sprays naturales que protegen otras plantas del huerto o jardín. Sin embargo, es importante usar el tabaco como repelente con precaución, ya que su toxicidad también puede afectar a insectos beneficiosos y, en altas concentraciones, puede ser perjudicial para algunas plantas y para la salud humana.
- Clima: Su temperatura ideal va de entre 18 y 30 grados centígrados.
- Luz: Requiere al menos 8 horas de luz directa diaria, por lo que es ideal para jardines exteriores, huertas, balcones, terrazas o campos abiertos.
- Riego: Soporta periodos cortos de sequía, pero se recomienda regar cada dos días. Sin embargo, debe evitar encharcar su sustrato.
- Suelos: Prefiere suelos profundos, sueltos, bien drenados y ricos en materia orgánica, por lo que su sustrato debe ser para plantas aromáticas.
- Abono y fertilizantes: Para un suministro constante de materia orgánica, se recomienda regar con humus líquido diluido al 10% en agua.
Caléndula
La Calendula officinalis, comúnmente conocida como caléndula o botón de oro, es una planta herbácea aromática que pertenece a la familia de las asteráceas. Esta planta, originaria de la región mediterránea, crece entre 40 y 65 cm de altura y presenta tallos erectos y ramificados. Sus flores, que son muy vistosas, tienen forma de liguladas y pueden ser de color amarillo intenso a naranja, con capítulos que miden entre 3 y 5 cm de ancho.
Una de las características más notables de la caléndula es su capacidad para florecer casi todo el año, lo que explica el origen de su nombre, que proviene del latín “calendae”. Esta planta es fácil de cultivar y se adapta bien a diferentes tipos de suelo, aunque prefiere ubicarse a pleno sol para prosperar.
Es conocida como “planta trampa” en la horticultura debido a su eficacia como repelente natural. Esto se debe a que el color amarillo brillante de sus flores atrae a plagas como los pulgones, alejándolos de otros cultivos en el huerto o la plantación. Esta característica la convierte en una herramienta valiosa para la prevención e identificación temprana de plagas, ayudando a proteger la salud general del jardín.
- Luz: Debe ubicar la caléndula a pleno sol para que florezca adecuadamente. Soporta temperaturas de hasta -3 grados centígrados.
- Riego: Necesita riego constante, pero en cantidades moderadas para evitar el encharcamiento.
- Sustrato: Requiere un suelo rico en materia orgánica y bien aireado para un buen crecimiento de las raíces.
- Abono: Use un fertilizante para plantas en flor desde el inicio de la floración, aplicándolo de forma regular.
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